miercoles 12 de noviembre de 2008
El botón del ingenioso Slajov
Germán Yanke
El presidente del Gobierno se empeñó en estar en la Cumbre de Washington, lo que para Rodríguez Ibarra es "poner... lo que hay que poner" ya que, cuando inició su aventura, no era nada seguro. Para otros resultaba ridículo o quizá les iba a terminar molestando que consiguiera su objetivo. Tampoco faltaron, entre los que me encuentro, los que mantuvimos que, siendo conveniente estar allí donde se toman decisiones que nos afectan, no bastaba con ello ni podía constituir una cortina de humo para no tomar, aquí, en España, las medidas que precisa nuestra economía.
Ahora todos tenemos que convenir en que la presencia del presidente Rodríguez Zapatero, aunque sea por un vericueto tan particular, es una buena noticia. Así, el líder de la oposición, Mariano Rajoy, no podía sino felicitarse y pedir y prestar su apoyo para que este papel internacional se institucionalice y vaya más allá de esta particular Cumbre de Washington. Junto a ello, las propuestas concretas para la discusión -las explicadas por el presidente y las sugeridas por Rajoy- no son sino el planteamiento general de los buenos deseos. La Cumbre de Washington es como el botón de Slajov Zizek, que, con su habitual ingenio, decía que el botón para acelerar el cierre de la puerta del ascensor constituye un placebo para hacer creer al que lo pulsa que interviene en la marcha del aparato. No puede haber una reunión seria sobre la reforma del sistema financiero internacional sin una preparación previa, las correspondientes comisiones, documentos elaborados de antemano para su conocimiento y discusión, etc. Washington, sin Obama, será la declaración de buena voluntad para iniciar un proceso pero, como tal reunión, tendrá, si tiene, sólo un efecto placebo.
Por eso no hay que olvidar los problemas concretos de la economía real y tratar de darles soluciones. Unas globales, otras nacionales. Esta preocupación, y ocupación, debería ser -Rajoy lo apuntó en el encuentro de ayer- el gran tema de negociación y acuerdo en España. La presencia internacional tiene que ser la derivada de una acción exigente sobre nuestra situación real y ojalá se olviden algunos criterios medio populistas y medio seguidistas en la política exterior española. Al menos -lo que no le ocurrió a Aznar en su batalla por estar en el G8 o convertirlo en el G9- parece haber unidad de criterio entre Gobierno y oposición.
En relación a la unidad de criterio, la intervención ayer del senador popular Peral sobre las gestiones para estar en Washington quedaba desfasada en el tiempo y en el contenido, sobre todo teniendo en cuenta la reunión que se iba a celebrar por la tarde. Y, en el mismo sentido, el PP, si tuviera una política clara sobre temas financieros y económicos, se debería tentar la ropa sobre los intentos intervencionistas y de politización del Gobierno de Madrid en Caja Madrid. De Cospedal y Rajoy dan la sensación de estar de perfil, aunque no quieran, y, mientras, se agita el gallinero y se pretende desestabilizar, precisamente ahora, una de las más importantes entidades financieras del país. O reaccionan o acabarán pensando, qué ingenuos, que cuando aprietan el botón ponen en marcha algo. Y ya no sería placebo, sino un simple engaño.
http://www.estrelladigital.es/ED/diario/53269.asp
martes, noviembre 11, 2008
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