Entre todos la mataron...
M. MARTÍN FERRAND
Martes, 18-11-08
NO es una buena noticia que Izquierda Unida -lo que queda de ella- haya sido incapaz para, tras una convulsa IX Asamblea Federal, encontrar relevo a su anterior coordinador, Gaspar Llamazares. La riqueza política de una Nación, que debe arrancar del pluralismo, se mide por la variedad del muestrario de los grupos que integran su Parlamento y por la pujanza y representatividad de cada uno de ellos. En el caso de IU puede decirse, con dolor, que su encefalograma es plano y que sólo falta que alguien con la debida autoridad pueda expedir el certificado de su defunción. Entre todos la mataron... y ella sola se murió.
El elemento aglutinante de IU fue, en su momento -en 1986-, la contestación al PSOE por su SÍ a la entrada de España en la OTAN tras el NO que, en buena medida, había conducido a Felipe González a La Moncloa. Una «ideología» sobre supuestos que ya no tienen sentido ni vigencia es algo poco consistente para mantener vivo un proyecto y, menos todavía, un chirriante cruce de intereses. La actitud de IU en sus sucursales nacionalistas resulta esperpéntica y tiende a negar el mayor patrimonio de tan singular formación política, el de ser -al menos teóricamente- el tercero de los partidos nacionales por su ámbito y su sentimiento.
En los últimos tiempos, Llamazares, a quien es más fácil reconocerle la buena voluntad que la habilidad política y el sentido de la contemporaneidad, gobernó el naufragio de IU y, sin saber diferenciarse suficientemente del PSOE, le sirvió de flanco por la izquierda. Una tarea especialmente absurda si se considera que el grupo dominante entre los socialistas, el que encabeza José Luis Rodríguez Zapatero, es, de hecho, el ala izquierda del partido fundado por Pablo Iglesias. Llamazares ya recibió una herencia deteriorada, con graves contradicciones internas y decreciente adhesión de sus bases; pero, sobre ese legado, ha trabajado con el suficiente esmero para que, si no aparece un líder carismático que asuma la responsabilidad del grupo y merezca el consenso de sus atomizados integrantes -un milagro que sólo puede obrar Carlos Marx-, la coalición no llegue viva a los próximos comicios. Se diluirá en el olvido.
Una izquierda como la que representa el PCE, el grupito más coherente de IU, es insostenible en un ámbito como el de la UE. En el Viejo Continente, aún contando con los inmigrantes, ya no hay proletarios a los que redimir, ni famélicas legiones a las que socorrer. Se puede admitir, como valor histórico, una cierta contribución del comunismo al progreso de la Europa occidental -con el precio del hundimiento de la oriental- y, en el caso español, el mérito del PCE en la clandestinidad como única oposición eficaz al franquismo; pero el muerto ya no da más de sí y su balance final resulta negativo y estéril. Sólo queda por averiguar quién ocupará el espacio que queda libre en el espectro.
http://www.abc.es/20081118/opinion-firmas/entre-todos-mataron-20081118.html
lunes, noviembre 17, 2008
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