Demetrio Pelaez, La moda del despelote solidario

miercoles 19 de noviembre de 2008
DEMETRIO PELÁEZ CASAL
AILOLAILO

La moda del despelote solidario

Seguramente es una teoría algo peregrina, pero algunos tenemos la sospecha de que a bastante gente, cada vez más, le encanta despelotarse y mostrar sus encantos, o desencantos, en público con la excusa, o directamente sin excusa, de colaborar en algún proyecto solidario. Hace unas décadas, nuestras madres cosían para las parroquias y nuestros padres aprovechaban el fin de semana para llevar al cura Menganito, o a las monjas del hospicio tal, la ropa que ya no se usaba en casa o los juguetes que el capullo de Miguelito ya no utilizaba. Hoy, lo suyo es posar en cueros para un calendario. La cosa, claro, tiene su lógica: te pasas todo el día cuidando la línea, desayunando cereales deshidratados o machacándote el body en el gimnasio y luego es una jodienda tener que llevar ese cuerpo serrano oculto bajo gruesos ropajes. ¿Solución?: salir en un calendario erótico.

Hombre, la cosa tuvo su gracia al principio, cuando casi nadie lo hacía y la idea resultaba original, y en ese sentido los bomberos de Santiago fueron pioneros posando, hace ya muchos años, para un calendario simpático y cachondón realizado con ánimos altruistas. Hoy, sin embargo, la historia resulta cansina y aburrida a más no poder, sobre todo cuando ves que hasta las mamás del colegio tal hacen su propio calendario cutrepicantón para reivindicar cualquier chorrada, o contemplas a los jugadores de baloncesto de Matalascañas tapándose las bolingas con el balón reglamentario para denunciar que la diputación no subvenciona su club como debería. Los nuevos Full Monty no tienen, en suma, ni puñetera gracia y tienen la originalidad precisamente en la zona que más le gusta lucir; o sea, en el culo.

De todas formas, bienvenido sea el calendario de las azafatas más macizas de Ryanair, que ciertamente lo están, si con su compra aterrizan unos cuantos miles de euros en tierras de parias. Allí donde van en pelotas no por narcisismo o por seguir la moda, sino porque ni harapos tienen que ponerse. Esa es la mierda de mundo que hemos construido.

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