viernes 26 de septiembre de 2008
LUIS POUSA
CELTAS SIn FILTRO
Juicios de intenciones
El rechazo de las empresas hidroeléctricas al canon autonómico que en Galicia gravará el impacto ambiental ocasionado por los grandes embalses esté en las grandes dificultades que para ellas entraña hacerlo repercutir sobre el consumidor final, aun en el supuesto de que para el próximo año desaparezcan las tarifas especiales y la fijación de los precios sea libre.
Cuestión esta última que ya veremos cómo se cocina, pues la desregularización no está exenta de problemas, en la medida que puede afectar muy negativamente a los costes de producción de las empresas cuyos procesos productivos necesitan de un alto consumo de energía eléctrica.
Un ejemplo lo tenemos en la multinacional del aluminio Alcoa, con dos factorías en Galicia (la de San Cibrao y la de A Coruña), a las que se le aplica la tarifa especial G-4, más barata que la que corresponde a otro tipo de industrias o a las familias. Los responsables de Alcoa España están preocupados porque la desaparición de las tarifas especiales en 2009 puede llevar consigo una subida de los precios de la electricidad que haga inviable el negocio del aluminio. La energía eléctrica representa el 40 por ciento de los costes totales de las factorías citadas.
La liberalización de los precios de la energía es hoy por hoy un debate de mucha mayor entidad que el del canon hidroeléctrico, cuyos efectos sobre las cuentas de resultados de las empresas eléctricas afectadas devendrá en un perjuicio menor, perfectamente asumible, y, sin embargo, la aplicación del impuesto puede beneficiar socialmente a los habitantes de los enclaves afectados y mejorar su medioambiente.
Según el presidente de Alcoa España, la fábrica de San Cibrao "representa el 30 por ciento del PIB de la provincia de Lugo". Dato que algunos economistas no alaban, pues sostienen que con la energía eléctrica consumida por Alcoa en Galicia se pueden ubicar muchas empresas, mantener un número mayor de puestos de trabajo y sufrir unos niveles de contaminación mucho más bajos.
No vamos a descubrir ahora la importancia geoestratégica, no sólo económica, que tiene el control de la energía o las carencias que padece España en energías primarias fósiles, petróleo y gas natural, que además no son renovables, y la importancia que han ido adquiriendo las energías primarias renovables como la eólica, la solar, la geotérmica, la mareomotriz y la biomasa forestal, también conocida como electricidad verde, en la que Galicia puede ser una potencia en la península Ibérica, al igual que en la eólica.
El caso es que Galicia produce más energía eléctrica que la que consume, así lo confirman los balances energéticos, y está en mejores condiciones que otras comunidades autónomas para impulsar una estrategia de desarrollo sostenible en buen maridaje con la conservación del medioambiente. Y ello requiere diseñar y desarrollar aquellas políticas que resulten más convenientes.
Sin embargo, la controversia política se centra exclusivamente en juicios de intenciones sobre la transparencia en la adjudicación de nuevos parques eólicos o en las dudas de si las eléctricas trasladarán el futuro impuesto sobre los embalses a los consumidores. ¿Qué persiguen quienes reducen la trascendencia de las energías renovables a un negocio especulativo y a una pelea fiscal?
http://www.elcorreogallego.es/index.php?idMenu=13&idEdicion=1018&idNoticiaOpinion=346808
viernes, septiembre 26, 2008
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario