jueves 12 de junio de 2008
Las frases del PSOE
José Meléndez
E S sabido que tanto el gobierno como el partido que lo sustenta manejan a la perfección la difícil técnica de la propaganda. Las dotes de encantador de serpientes de José Luis Rodríguez Zapatero se ven secundadas eficazmente por toda la cadena de mando que le sigue y por el imponente poder de sus terminales mediáticas. Y toda esta parafernalia que, a juzgar por los resultados, embelesa y convence al personal, está salpicada de frases que quieren ser geniales, pero que pasadas por un tamiz estrecho, no van mas allá de graciosas, aunque sean millones los que les ríen las gracias.
Cuando el país se ve envuelto en una preocupante crisis económica, mucho mas profunda y peligrosa de lo que se admite oficialmente, a Zapatero se le han terminado los recursos de echar la culpa al Partido Popular, de señalar que España ha superado a Italia en el PIB y de mencionar a los países del entorno en comparaciones que ya se hacen insostenibles. Pero, genio y figura, nuestro presidente, después de echarle la culpa al director del Banco Central Europeo por el encarecimiento de las hipotecas –lo que ha merecido un serio rapapolvo de la alemana Angela Merkel- ha encontrado un nuevo filón para resaltar el gran momento que, según él, vive España. Seguramente ha recordado que Humphrey Bogat en “Casablanca” se consolaba diciendo “siempre nos queda París” y en una reciente entrevista en la SER –la cadena amiga- ha enarbolado los triunfos de Rafa Nadal en Roland Garrós, uniéndolos a los de Fernando Alonso y Dani Pedrosa para proclamar que España vive sus mejores momentos. Y no mencionó a José Tomás porque todo progre que se precie de serlo debe ser antitaurino, a pesar de que el fenómeno de Galapagar es republicano.
Pepiño Blanco, el que se declaró cristiano sin aclarar qué clase de cristianismo profesa para después arrearle a los obispos, el perseguido por los visones, azote de “corrutos” que no pertenezcan al PSOE, es un adalid en eso de soltar frases que hacen chorrear tinta, con tal de que la tinta no sea roja. La última es de antología. Aseguró muy serio y muy formal que sus simpatías siempre han estado con el candidato demócrata norteamericano Barack Obama, pero que no lo había dicho antes para no interferir en su lucha electoral con Hillary CIinton. O sea, que la senadora tiene que estarle agradecida porque la influencia de Pepiño en el electorado estadounidense no haya propiciado su derrota unas semanas antes. Su prudencia es encomiable.
En la piñata desencadenada por la obligatoriedad de la cuota de sexos, le tocó a Bibiana Aído el Ministerio de Igualdad. Es lógico que para un ministerio que ha nacido de incógnito, sin funciones específicas, ZP eligiera una ministra en consonancia, casi desconocida y con un escaso bagaje político. Bibiana Aído es una jovencita de buena presencia, aparentemente desenvuelta pero que todavía tiene que descifrar por qué y para qué está ahí. Y como hay que tomar alguna decisión, ha anunciado en relación con la violencia de género la creación de un teléfono que ayude a los hombres a canalizar su agresividad. Una magnífica idea que brinda al agresor violento y repugnante que ha decidido cargarse a su mujer o compañera sentimental la oportunidad de anunciar previamente su crimen, como acaba de ocurrir en Japón, donde un malvado retransmitió sus crímenes paso a paso. Afortunadamente, la experiencia personal de Bibiana debe ser nula, porque si no sabría que la mayoría de esos crímenes se cometen en el arrebato emocional del momento. Pero así siempre podrán los abogados defensores esgrimir la atenuante de que su defendido no tenía un teléfono cerca. Pero donde Bibiana ha rizado el rizo de sus esfuerzos por encontrarle a su vacío ministerio alguna competencia, ha sido en su afán de ampliar el vocabulario castellano. Al dirigirse a una comisión oficial, saludó “a los miembros y miembras que la componen”. Bibiana es de Cádiz y por eso no debían tener muy claro los miembros y “miembras” si eso era una broma o no, pero no lo era. Era un esfuerzo más de la “nouvelle cousine” socialista por la que Pedro Zerolo –casado con otro congénere- propone que en los matrimonios homosexuales se diga “marido” y “marida” y por la que la inefable Carmen Calvo confesaba que había sido “cocinera antes que fraila”.
El cese de Carmen Calvo representó una gran pérdida para los que gustamos de vez en cuando de relatar anécdotas como vacuna para la terrible seriedad de la actualidad política. Todavía nos queda Pepiño Blanco, pero no sabemos por cuanto tiempo. Carmen Calvo era una fuente inagotable de ocurrencias. Descubridora de la cuadratura del abanico, trató de introducir una nueva geografía –que para eso era ministra de Cultura- por la que el Mediterráneo bañaba Huelva, lo que no se le ocurre ni a los de Lepe. Pero mi ocurrencia preferida de las muchas que protagonizó la parlanchina Carmen, es la frase en la que dijo textualmente: “La habitación que prefiero de mi casa es el cuarto de baño, porque me encanta hablar en bragas por teléfono con los alcaldes”.
Aparte de que la única habitación de la casa donde una mujer tiene forzosamente que quitarse las bragas es en el cuarto de baño, no se entiende muy bien que la ministra dejara sus contactos con los munícipes para la hora recoleta del aseo personal. Y menos mal que no hablaba por videoconferencia.
Podría escribirse un libro con las frases que pronuncian los cuadros de mando socialistas. Por ejemplo, cuando el precio del petróleo está demandando la búsqueda de energías alternativas y el empleo de la energía nuclear vuelve a tomar cuerpo por fuerza en los niveles de decisión europeos, a nuestro Zapatero parece que se le han acabado sus recursos para oponerse a ese tipo de energía. Pero no. Ha vuelto a encontrar la fórmula de oponerse aduciendo que en España no hay bastante agua para mantener centrales nucleares.
Siempre el agua. En un país sediento donde cuando llueve lo hace de golpe como ahora para después padecer largos periodos secos, al gobierno autonómico de Aragón, -que se ha apropiado del Ebro como si fuera exclusivamente suyo- se le ha ocurrido montar una Exposición del Agua. Naturalmente, montar un acontecimiento semejante en Zaragoza sin contar con el Ebro es una ofensa que ha irritado a nuestro río más simbólico y caudaloso. Y el Ebro, que es baturro por expropiación, a poco se traga el precioso iceberg que habían montado para el acontecimiento. Pero todas estas cosas son un buen tema de conversación en la oficina o el café, lo que junto a la triunfal erupción de la selección española en la Eurocopa y las hazañas de Rafa Nadal en Roland Garrós, ocupa las mentes que así no se fijan en los grandes problemas que tenemos planteados.
http://www.vistazoalaprensa.com/firmas_art.asp?id=4672
miércoles, junio 11, 2008
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