miércoles, mayo 07, 2008

Tomas Cuesta, Taguas revueltas

martes 7 de mayo de 2008
Taguas revueltas

POR TOMÁS CUESTA
ES raro, la verdad, que nadie del Gobierno haya salido aún a la palestra insinuando que hay ofertas que no se pueden rechazar y que «para vencer las tentaciones hay que caer en ellas» (la cita es de Oscar Wilde, una casa de citas que jamás echa el cierre). Irresistible, y tentadora, y mollar, y suculenta ha sido la oferta que el «lobby» del ladrillo le ha hecho a David Taguas -¡A Taguas, nada menos!- y que el beneficiario no ha dudado en aceptar a la carrera (lo suyo sería a la cartera, pero, por una consonante, no hay que enredarse en pleitos). ¿Que no saben ustedes quién demonios es Taguas? Pierdan cuidado, tiempo tendrán de conocerle. Taguas fue el sustituto del inefable Sebastián en la intimidad económica del señor presidente cuando el ahora titular de Industria (de Industria y lo que cuelga) intentó revolcar a Gallardón con mañas de alcahueta. Taguas es, otrosí, colega de Arenillas, el del vino a mil euros, y miembro, por lo tanto, de esa fraternidad de «consiglieri» que tenían a Solbes de los nervios. Él, con razón, siempre los vio con malos ojos; tanto que, por no verlos, en vez de hacerse el sueco a veces se hizo el tuerto.
De aquellas arenillas se ha fraguado el mortero. Y la morterada, al cabo, que es donde está el misterio. Es obvio que la Administración paga fatal y que sirviendo a España, nobilísima empresa, llegas a fin de mes y no te sale a cuenta. Otra cosa es servir a Zapatero. Zapatero es rumboso con los que le rodean, aunque, por miedo al qué dirán y por salvaguardar las apariencias, haga la pantomima y presuma de estrecho. De ahí sus aspavientos de doncella ofendida al encontrarse lo de Taguas reflejado en la Prensa. Disgusto, decepción, perplejidad, sorpresa... Farfolla con chorreras. Rajoy se equivocó de medio a medio al colocarle el sambenito de bobo solemne. Para bobo el de Coria y lo pintó Velázquez: bobo pero con suerte. Al señor Zapatero habría que llamarle «mentiroso solemne» y así el margen de error sería cero. De hecho, oído al parche, que es la prueba del nueve: cuanto mayor es la solemnidad de su discurso, mayor es la impostura, más rotundo el camelo.
El día en que harto de tragar quina y de que se le encampanaran los pigmeos, Zaplana puso rumbo a los predios de Alierta y los sociatas, al unísono, le dieron lengüetazos del revés y del derecho. Incluso Alfonso Guerra -¡qué guerra da el abuelo!- desempolvó la risa volteriana y el cuchillo mellado de la dialéctica. La «espantá» de Zaplana -sentenció el hispalense- es un ejemplo más de que la derechona emplea la política para descerrajar la caja fuerte. Así, sin inmutarse, mirando hacia el tendido con el desdén de Manolete. ¡Y luego dirán que es Maragall el que sufre de «alzheimer»! Feliz aquel que, igual que Alfonso Guerra, olvida a voluntad y a voluntad recuerda. Claro que don Alfonso, a fuer de ser un clásico (el último, quizá, de las mesnadas de la izquierda), sabe a la perfección que el arte del insulto, de la descalificación moral, de anatemizar el oponente, es la única herencia del izquierdismo clásico que todavía tiene fuelle. O sea, que Zaplana se lo lleva, no le demos más vueltas. A David Taguas, en cambio, se lo llevan porque el mercado percibe su valía y sus innumerables méritos.
Lo que resulta extraño, por volver al comienzo, es que nadie del PSOE haya salido a la palestra cascando que hay ofertas que no se pueden rechazar y tentaciones que incluso a San Jerónimo le cortarían el resuello. ¡Natural, no te amuela! Que sean socialistas no quiere decir que sean memos. ¿O no es memez, acaso, amplificar el eco y añadir leña al fuego? Pues sí, la verdad, eso es cabalmente. ¿Qué pretendía, entonces, la angelical doña Soraya -el apellido nos lo ahorramos porque parece un tren expreso- al explicar la marcha de Zaplana en similares términos: hay ofertas, etcétera? Vale que la valida de Rajoy -doña Soraya, etcétera- desempeña el papel de una joven promesa. O de eterna promesa, al paso que lleva. La juventud, «hélas!», es sólo nieve en el desierto.


http://www.abc.es/20080507/opinion-firmas/taguas-revueltas_200805070246.html

1 comentario:

Sanchez dijo...

Hemos tenido que escuchar piruetas retóricas como que "una asociación como SEOPAN no debe interpretarse de la misma forma que una empresa". Claro que una asociación de empresas no es lo mismo que una empresa, pero esto no significa que lo que mueve a las empresas a asociarse sea algo distinto al ánimo de lucro. En eso radica justamente la definición de lobby o asociación patronal. Va a resultar al final que para la ministra un lobby es una asociación parecida a una ONG o a un club de nudismo.