¿Ministerio de “Igualdad”? ¿Y como coño se come ese invento?
Nuria Van den Berghe
Nuria Van den Berghe
7 de mayo de 2008
Los españoles que, a diario madrugamos, los que andamos lampando por un duro y más mosqueados que un pavo oyendo una pandereta porque, la mierda del euro ha hecho que, el café, pasara de valer veinte duros a un euro y los billetes de cincuenta cunden como las ex cinco mil pesetas. Los que vendemos santa paciencia, que no es resignación, ni conformismo, sino esperar el “verlas llegar” y encajar malos tragos con los instintos de un gato rabiando pero herméticos y con una mala leche de la hostia. Nosotros, los financiadores, con nuestros pobres sudores, de los “inventos” de los Poderosos, contemplamos con peligrosa impavidez e inquietante serenidad, la avalancha de altos cargos de nueva creación con los que, el Zetapé, quiere premiar a sus pelotas, allegados y chupapollas, en plan PNV. Porque de todos es sabido que, la política del peneuvismo ha sido la de hacer proliferar estómagos agradecidos. Y los que dependen del político de turno para llevarse el sobre con la paga a su casa, esos, no es que maten por el lider, ni por su enjundia ideológica, ni por principios doctrinales, valores asentados y teorías con posterior praxis exitosa y contundente. No. Esas criaturas matan por seguir comiendo y por el que les proporciona la manduca.
Llenar las barrigas y otorgar despachos con mesa y ordenador, secretaria y tarjeta de visita pomposamente decorada con la exposición de un cargo público, esas paletadas de ambrosía, despiertan lealtades furibundas y amores contumaces, pasiones desenfrenadas y fidelidades sin fisuras. Natural. Se juegan el pan nuestro de cada día. Y si el cargo aguanta, lo mismo se juega el pan, no de cada día, sino de pensión blindada y vida entera. De hecho, como salida profesional para nuestras decepcionadas y jóvenes generaciones, podrían impartirse masters en “Golfería moral y oportunismo político” con el añadido del doctorado en “Blindaje de pensiones si llegas al cargo” más el curso presencial de “Como acumular Direcciones Generales en la privada tras pasar por Ministerios “. Todo muy ventajoso desde el punto de vista práctico, aunque suponga leves dejaciones morales. Pero, de la moral no se come y por el contrario, la moralina gazmoña y onegetista no pide pan.
Así, en plenas rebajas éticas y predominio de la institucionalización de la ñoñería babosa, el Zetapé se inventa un nuevo Ministerio para colocar a “una moderna”. Como gesto de marketing resulta cursi y anticuado en un país de Occidente donde, las mujeres, llegamos hasta donde nos sale de nuestras vergüenzas a fuerza de voluntad e inteligencia, aunque es sabido que llega más lejos una mujer con voluntad que una mujer tan solo inteligente. ¿Qué dicen? ¿Qué la igualdad tiene algo que ver tangencialmente con el fantasma de los malos tratos? Regular. Nos perjudica. Y mucho.
Hoy por hoy tenemos nuestros propios Juzgados de Violencia de Género y no pierdan de vista a la jueza de ojos azules que se ocupa de la violencia en Marbella , porque esa mujer va a llegar alto. Es decir, tenemos Juzgados exclusivos para castigar a los varones que quieren jodernos ¿No será con esa leche del Ministerio de Igualdad que nos quieren dar la larga cambiada y montarse los hombres unos Juzgados de Violencia de Género para ellos? Porque hoy si un marido pega a una esposa, se pone el mecanismo en marcha, afilamos los cuchillos jamoneros y, como vieja letrado lo manifiesto, tratamos de que le caiga la mundial y echando babas de furor porque, las juezas melindrosas no tiran, en lugar de la orden de alejamiento, de los destierros y con pulsera para controlar a los hijoputas maltratadores y que no se acerquen ni al lindero de la provincia. Más mano dura es lo que hace falta, una Ley de Peligrosidad Social que tenga a los violentos firmando a diario en el cuartelillo y más controlados que a los coreanos del norte.
Pero estoy mosqui-mosqui. Porque también existen hembras recias, de tronío, de postín, con instinto de basilisco y capaces de hacer un quinario de la vida del cónyuge y alguna sale pegona. Pero la no-igualdad-total hace que, cuando un hombre, un cabronazo, pega a una mujer, la sociedad se levante en armas y líe la de Dios es Cristo mientras que, cuando un tipo aparece en una comisaría como si acabara de salir de un saco lleno de gatos, amen de recibir risillas solapadas, tenga que encajar la frase prefabricada de “algo habrá hecho”. Han girado las tornas a favor del vapuleado mujerío. Y, seamos sinceros, el marido asesinado por la mujer, despierta cavilaciones y cuando la mujer va esposada, la criatura y la meten en el furgón el comentario es “¡Pobrecilla, lo que habrá pasado!”. A ver, a ver, en que consisten las igualdades y si, encima, nos van a quitar derechos. Porque los derechos nos han costado en plan Churchill “Sangre, sudor y lágrimas”. Y como es mi derecho, me estoy apañando una minusvalía, por lo mío de los nervios.
¿Qué si es para arreglarme una paguilla? No. Las mujeres, si tenemos posibilidad de currar no queremos limosnas por no hacer nada. Y además la paga de loco es de trescientos euros. Natural. Piensan que la minusvalía mental significa que te enteras de poca cosa y ¿para que quiere dinero un enfermo psiquiátrico al que le dan las pastillas? Pues “para vicios” deben pensar, aunque tampoco con trescientos euros mensuales puede llevarse “exactamente” una vida de dispendio y frenesí. Yo no es por la paguilla. Yo es por la minusvalía. Por si se inventan un Juzgado para Hombres y mi diente podrido me denuncia si se me escapa, con razón y fines pedagógicos, una colleja.
Mala cosa los nuevos inventos, la proliferación de cargos, los gastos sobre los riñones de la España que madruga y se acuesta estragaíta. Mala cosa el silencio pétreo del pueblo ante los abusos. Mala, mala cosa, tocarle los cojones a los españoles con tanto gasto y tanto cargo. Porque se puede liar. Tradición de liarla, si es nos encabrona, existe. Para que nos vamos a engañar.
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