lunes 5 de mayo de 2008
El peligroso fuego amigo
JOSÉ MARÍA CARRASCAL
Mañana se celebran primarias en Indiana y Carolina del Norte y ni los más osados se atreven a hacer pronósticos, después del último susto: que a Obama le saliera un francotirador, nada menos que su párroco en la iglesia evangelista del sur de Chicago, el reverendo Jeramiah Wright. Lo que nos confirma que, en política, hay que temer sobre todo los tiros por la espalda.
En 1968, Obama quedó tan impresionado por el sermón del Rev. Wright «La audacia de la esperanza», que lo tomó como título de su autobiografía. Fue también quien le casó y bautizó a sus hijos. Pero el Rev. Wright no es un suave pastor de almas. Es uno de esos fieros clérigos negros que denuncian con ecos de profeta bíblico las calamidades caídas sobre su pueblo. Y sus palabras no se atemperaron sino avivado cuando su feligrés más notable se convirtió en el principal aspirante a la Casa Blanca. Wright no sólo clama contra la esclavitud, la discriminación y las vejaciones sufridas por los de su raza en Estados Unidos, de sobra conocidas y admitidas, sino también hace gala del antiamericanismo más radical, al acusar a sus autoridades de haber propagado el sida entre los negros, a fin de diezmarlos, y de haberse merecido el 11-S por su política de agresión contra otros pueblos. Algo que desborda todos los límites de la verdad y de la corrección política.
¿Por qué lo hace? Algunos lo atribuyen a la firmeza de sus convicciones. Hay clérigos negros convencidos de que existe una conspiración contra ellos y lo predican desde sus púlpitos. Lo que ocurre es que ninguno es el pastor de un candidato presidencial. Por lo que otros buscan al asunto una raíz freudiana: el Rev. Wright se siente eclipsado por su discípulo y eleva el tono de su discurso para vengarse de la línea moderada adoptada por éste, al tiempo que goza de ese cuarto de hora de fama al que todos tenemos derecho, recorriendo el país con una nube de periodistas detrás.
Las consecuencias de su irrupción en la escena política han sido, como puede imaginarse, devastadoras para Obama. Un candidato como él, que había fundado su campaña en superar el conflicto racial para unir a sus compatriotas, se queda a la intemperie ante esta explosión de tópicos racistas por parte de su párroco. Ha hecho es lo único que podía hacer: romper con él. «Cualesquiera que fuesen nuestras relaciones -ha dicho- han cambiado a consecuencia de sus últimas declaraciones. Pienso que son divisivas y destructivas, alimentando sólo a quienes fomentan el odio. No creo, por otra parte, que reflejen con exactitud el punto de vista de la iglesia negra. Y, desde luego, no reflejan los míos».
¿Bastará esta ruptura a Obama para salir del bache? Aunque sigue aventajando a Hillary en delegados, ésta se le acerca peligrosamente y otro golpe puede serle mortal. Pero la campaña nos ha traído ya tantas sorpresas que, como les decía, nadie se atreve a hacer apuestas. Lo único seguro es que no hay nada seguro. Como en casi todo.
http://www.abc.es/20080505/opinion-firmas/peligroso-fuego-amigo_200805050245.html
domingo, mayo 04, 2008
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