martes 4 de marzo de 2008
ÁFRICA
El drama del Continente Negro
Por Walter E. Williams
De poco servirán la reciente gira del presidente Bush por el Continente Negro y sus promesas de incrementar el monto de la ayuda en la lucha contra los espantosos males que aquejan a esa parte del mundo.
Kenia se encuentra al borde de la guerra civil: en los últimos tiempos, más de 1.000 personas han perdido la vida, y otras 300.000 se han quedado sin hogar. En el Chad, los rebeldes campan por sus respetos. En la región sudanesa de Darfur, millones de personas se han visto desplazadas como consecuencia una campaña de propósitos genocidas. En Etiopía y Eritrea vuelven a sonar los tambores de guerra. En Somalia, los señores de la guerra somalíes se hallan inmersos en una cruenta lucha. Zimbabue, otrora próspera joya del continente, se encuentra al borde del colapso, con una tasa de inflación del 66.000% que se espera alcance el 100.000% antes de que termine el año. (Para poner en perspectiva estos datos, conviene saber que el Gobierno zimbabuo ha puesto en circulación billetes de 10 millones de dólares, y que una hamburguesa vale 15 millones).
Las matanzas que se están registrando últimamente no son, por desgracia, una novedad en África. En apenas cien días del año 1994, cerca de 800.000 ruandeses, en su mayoría de la etnia tutsi, fueron asesinados. Bajo el brutal Gobierno de Idi Amín, entre 100.000 y 500.000 ugandeses perdieron la vida violentamente. Liberia, Costa de Marfil y el Congo han sido sumido con frecuencia en la guerra. La esclavitud sigue siendo una realidad en Sudán y Mauritania. A todo esto hay que añadir la megacorrupción y los durísimos embates del sida y el hambre.
Los líderes africanos, y mucha gente de ideas izquierdistas, culpan de los problemas de África al colonialismo. En ocasiones achacan la violencia que asuela el continente a que los colonialistas crearon fronteras que no tuvieron en cuenta las realidades étnicas. Muchas naciones africanas llevan cuatro décadas de vida independiente. Si las fronteras coloniales fueran un problema de primer orden, ¿cómo explicar que en todo este tiempo no se hayan cambiado?
Pero es que, además, no se puede recurrir al colonialismo para explicar la pobreza del Tercer Mundo. Algunos de los países más ricos de esta hora fueron colonias en el pasado; por ejemplo, Estados Unidos, Australia, Canadá, Nueva Zelanda y Hong-Kong. En cambio, algunos de los más pobres jamás han dependido de metrópoli alguna: por ejemplo, Etiopía, Liberia, el Tíbet, Nepal o Bután. El argumento del colonialismo es, simplemente, una provechosa coartada para los dictadores africanos.
Lo peor que puede hacer Occidente por África es concederle más ayuda. En su mayor parte, la ayuda externa va de Gobierno a Gobierno. Así las cosas, sirve para procurar recursos a los regímenes más corruptos e incompetentes; recursos que éstos emplean para adquirir armas, oprimir a sus pueblos y enriquecer a las camarillas de turno... y a los propios gobernantes, que viven con toda clase de lujos y colocan cifras increíbles en bancos extranjeros, para cuando les llegue la hora de la jubilación.
África dispone de más recursos naturales que cualquier otro continente del planeta. Posee el 50% del oro, la mayor parte de los diamantes, el 90% del cobalto, el 40% del potencial hidroeléctrico, el 65% del manganeso, así como millones de hectáreas de tierras vírgenes. Antes de la independencia, cada país africano era autosuficiente en materia de producción de alimentos; hoy, son legión los que dependen de las importaciones, y varios los que se encuentran a las puertas de la hambruna.
Los africanos son los únicos que pueden solucionar los problemas de África. Sólo ellos pueden cambiar de líderes, poner fin a la corrupción, forzar a los Gobiernos a ser transparentes y acabar de una vez por todas con las guerras. Sólo ellos pueden detener la fuga de cerebros.
La mayor parte de lo que África necesita no se lo puede procurar Occidente. Hablamos del Estado de Derecho, de los derechos de propiedad, de los tribunales independientes, de liberalizar la economía, del Gobierno Limitado. Así las cosas, lo único importante que podemos hacer por ellos es reducir nuestras barreras comerciales.
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martes, marzo 04, 2008
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