lunes, marzo 03, 2008

Tomas Cuesta, Nostalgia de la lumbalgia

Nostalgia de la lumbalgia
POR TOMÁS CUESTA
UNA de dos: o la señora de Bermejo ha pretendido transformar el tongo en tango («Nostalgia de la lumbalgia»: ahí es nada, monada. Ni el mismísimo Gardel se hubiera atrevido a tanto) o es que se ha puesto pegamoide ahora que de todo hace ya veinte años: «Muevo la pierna, muevo el pie, muevo la tibia y el peroné, muevo la cabeza, muevo el esternón, muevo la cadera siempre que tengo ocasión». La parienta del líder del socialismo-reformista y de la congregación de los forzados de la ñapa, debe ser una tía enrolladísima, un geiser del vaivén, un volcán de entusiasmo. Un ejemplo cabal de que la fuerza del espíritu -o de la fe zapateresca, para no andarnos por las ramas- es capaz de vencer cualquier perturbación somática. ¿Motivos para creer? Aún pecando de crédulos, vamos a suponer que sí, que haberlos, haylos. Si esa buena mujer -porque también será una santa- se ha podido marcar un meneito al escuchar «Que el tiempo no te cambie» es que estamos en Lourdes en lugar de en Jauja.
Cualquiera que haya sufrido en carne propia la fulminante acometida del lumbago sabe que hay que casarse con la mantita eléctrica, echar bota y merienda hasta que amaine y convenir, con los estoicos, que la existencia es un martirio, una broma pesada, un verdadero asco. Porque el lumbago no sólo es doloroso; encima, es humillante. Carece de solera, de prestigio social, de arraigo literario. Hasta un vulgar catarro resulta más lucido que una triste lumbalgia. González-Ruano, a costa de la gripe, se sacó del caletre -del caletre y del catre- una docena de cuartillas magistrales. Pero incluso aquel mago de la fugacidad damasquinada se habría quedado «in albis» si, en vez de dar noticia de un «Viaje a la fiebre», tuviese que perderse en los meandros del lumbago. El lumbago es tan cutre como volver a tropezarse con el pinche fantasma de Felipe González. Tan deprimente como el españolismo de opereta de ese perito en lunes (en lunes de debate) que es Rodríguez Ibarra. Tan esperpéntico como Pepiño Blanco, verdugo de la lógica y de las consonantes, que habita en los espejos del Callejón del Gato. Con semejante panorama, no puede descartarse que la señora de Bermejo -tendida en el sofá igual que una alcayata- estuviese, la pobre, de bajón, amén de estar de baja. Y aquellos que la acusan de absentismo laboral por escaparse a Murcia y meterse en danzas no quieren entender que hay enfermedades en las que tanto pesa el cuerpo como el alma. A doña Susana Sánchez, señora de Bermejo, le oprimía el ático. Le dolía asomarse a la terraza e imaginársela a merced del cambio climático. Le sublevaba el hecho de ver a su marido haciendo de payaso de las bofetadas. Y entonces ocurrió que el alifafe hizo trasbordo, abandonó la nervadura y se infiltró en el ánima. Hubo tongo, quizás, pero con el compás de un tango. Nostalgia de la lumbalgia. Si te dejas llevar, la tristura te enclaustra y la señora de Bermejo no estaba para gaitas. Ni para melodías de arrabal. Ni para bandoneones y lunfardo.
Al mal tiempo hay que ponerle buena cara y a las penas puñalás, ya lo decía el clásico. La mujer de Bermejo, aun estando baldada, saltó sobre la marcha al tren electoral sin apearse de la baja. La culpa, desde luego, la tuvo el chachachá, el «rock» de los ochenta, los ecos del pasado. Que se le fue la pinza es innegable. Que el pinzamiento se esfumó tampoco es objetable. Y eso, justamente, es lo que importa, y no que haya hecho pellas del despacho. Si la dama en cuestión, gracias a un meneíto, ha logrado zafarse del cepo del lumbago, tendría que dar cuenta de su hallazgo y compartirlo con el común de los mortales. La ciencia, muchas veces, progresa por azar y vaya a usted a saber si, en este caso, el azar no ha querido iluminarnos por medio de las cuitas de doña Susana Sánchez. Tanto dar la matraca con ampliar nuestros derechos y pasan de puntillas sobre los más elementales. ¿Cabe mayor derecho que enderezar a los doblados? Nostalgia de la lumbalgia.

http://www.abc.es/20080303/opinion-firmas/nostalgia-lumbalgia_200803030246.html

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