viernes 1 de diciembre de 2006
El vídeo
José Meléndez
L A fiebre del vídeo, que azotó al mundo a comienzos de los sesenta y se extendió hasta convertirse en un colosal negocio, con su piratería incluida y sus “top manta” que tapa a medias las necesidades de los inmigrantes, ha alcanzado a la clase política y ya parece que no hay partido que se precie de serlo que no produzca un vídeo para poner de vuelta y media a sus oponentes. Desde los éxitos de los vídeos de los calzoncillos de lunares, -faralaes en paños menores de un sinvergüenza-, de Luis Roldán y del alarde antirracial de Pedro J. Ramírez, esta clase videos han ido tomando altura con el que presentó el convergente Artur Mas en la reciente campaña electoral catalana para recalcar los fracasos del tripartito, siguió con el realizado por el Partido Popular para criticar la actuación del gobierno en materia de seguridad y ha llegado a su apogeo con el producido por el Departamento de Comunicación del PSOE para resaltar, a su manera, las pretendidas concesiones del gobierno de José María Aznar a ETA en la tregua que la banda anunció en 1,998. No es nueva esta afición videográfica del PSOE porque en otra campaña electoral sacó a un “doberman” tratando de retratar a Álvarez Cascos y la línea dura del PP. Mala señal para un partido y, sobre todo, para un gobierno, cuando tiene que refugiarse en un manipulado recuerdo del pasado para tapar sus vergüenzas por la clamorosa falta de argumentos para justificar sus errores. Por mucho empeño que José Luis Rodríguez Zapatero le eche en perseverar en su “lucha por la paz” y por mucho tesón que los blancos y los moraledas pongan en culpar al PP de que el •proceso de paz” esté estancado y en estado comatoso, la comparación entre las dos últimas treguas de ETA y su desarrollo no tiene mas punto en común que la férrea determinación de los terroristas de conseguir lo que vienen pidiendo desde hace cuarenta años. La diferencia es que el gobierno de José María Aznar, como anteriormente el de Felipe González no se lo dieron y este de Zapatero está dispuesto a dárselo, pero con rebajas que la banda terrorista no acepta. La tregua de ETA del 98 se fraguó porque la banda había alcanzado un pacto con los nacionalistas del PNV para la consecución de la independencia de Euskadi –el pacto de Estella, que el presidente nacionalista Javier Arzallus negó al principio, pero que se demostró que era una realidad- y Aznar creyó oportuno, con el apoyo del entonces líder del PSOE Joaquín Almunia, determinar hasta donde llegaba la voluntad de los etarras. Cuando vio que estos se mantenían en sus demandas, les dijo que nunca las lograrían y ETA rompió la tregua, como reconocieron después los pistoleros. Y no hay que olvidar que en aquel entonces, Batasuna era un partido legal. Por el contrario, esta tregua de ahora se ha gestado por una iniciativa socialista, cuidadosamente ocultada, en las conversaciones mantenidas durante años por el socialista vasco Eguiguren y el batasuno Otegui, con conocimiento de la dirección de PSOE, incluso cuando este partido estaba en la oposición y ETA todavía se entregaba a su tarea asesina. Por tanto, de Ginebra a Oslo hay una distancia mucho mayor que la puramente geográfica. No es admisible en política el sistema del “tú también” en estrategias defensivas, que tan profusamente emplea el PSOE contra el PP porque evidencia una lamentable carencia de razones para explicar sus fracasos. La conferencia de prensa del pasado lunes de Pepiño Blanco, un “malo” de película que, con los ojos semicerrados y el índice y el pulgar juntos en un subrayante vaivén, hace esfuerzos denodados por imitar la ironía lacerante del Alfonso Guerra que apoyaba a Felipe González, fue un lamentable ejemplo de desnudez dialéctica. El PP no tiene la culpa de que Zapatero se haya metido en un farragoso berenjenal hasta sus bien pobladas cejas. El PP nunca dio a ETA una mínima esperanza de negociación política ni mostró la mas mínima inclinación de pagar con concesiones las aspiraciones etarras en ese sentido y Zapatero sí. Zapatero no ha cumplido ni uno solo de los compromisos por los que el Congreso le autorizó el diálogo con ETA. Entabló los contactos y los sigue manteniendo a pesar de que la violencia continúa en forma de algaradas callejeras y extorsión a empresarios, ignorando que la banda sigue rearmándose y reorganizándose y empleando un total secretismo, sin dar cuenta exacta y transparente a nadie del rumbo de las conversaciones que, sin embargo, ha trascendido, porque sus interlocutores lo cuentan y, encima, lo tachan de informal y de no cumplir sus compromisos. Las dos condiciones tan aireadas por Zapatero, su vicepresidenta y sus portavoces de que el gobierno tiene fijadas como límite el cese de la violencia y el cumplimiento de las leyes y los preceptos constitucionales, se perfilan cada vez con mas fuerza como una engañosa cortina de humo para tratar de tapar la realidad. Ya hay un primer plazo de precio político, en cuanto se ha admitido y se está discutiendo la constitución de una mesa política con una silla para la banda terrorista representada por un partido ilegal como Batasuna. Se tiene como “interlocutor válido” a un delincuente procesado en varios juicios como Arnaldo Otegui, se trata de torcer el curso de la ley –con éxito en muchos casos- por la presión del Fiscal General del Estado y se llega a la asombrosa afirmación del presidente del gobierno de que el matarife De Juana Chaos es “un hombre del proceso de paz”. La culminación de todo este cúmulo de despropósitos, propiciado por la ambición partidista y personal de un hombre que ha acometido tan espinosa empresa sin estudiar profundamente sus posibles y previsibles consecuencias, porque ETA siempre actúa de la misma manera, es que el “proceso de paz” está en una vía muerta de la que no saldrá mientras el gobierno no haga las concesiones que ni ética, ni legal ni constitucionalmente puede hacer por mucho que trate de disfrazarlas con ambigüedades que no van a ser admitidas ni por la otra parte negociadora. Ahora sólo cabe esperar. Y para entretener la espera, nada mejor que otro vídeo para verlo en las noches invernales que se avecinan, junto a la lumbre y con las carnes temblando por lo que pueda ocurrir.
viernes, diciembre 01, 2006
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