miércoles, febrero 25, 2009

Tras la dimisión de Bermejo debe venir la de Garzón

Tras la dimisión de Bermejo debe venir la de Garzón

Antonio Martín Beaumont (Elsemanaldigital.com)

Z APATERO ya tiene su Juan Guerra. El Gobierno ha cambiado de ministro de Justicia en plena campaña electoral y en medio de una crisis económica sin precedentes porque la situación era insostenible. Mariano Fernández Bermejo paga, es cierto, sus culpas; pero también es verdad que el PSOE va a tratar por todos los medios contener la sangría con esta dimisión. Depende del Partido Popular que pueda o no hacerlo.

No hay que equivocarse: que el ministro fuese invitado a una cacería y cazase sin licencia administrativa en Andalucía es un escándalo, pero de segunda división. Un trofeo de pocos puntos, aunque desde luego mucho más que algo sólo "antiestético" como hace no mucho decía María Teresa Fernández de la Vega, tratando de echar balones fuera y desviar la atención del verdadero meollo. Lo realmente grave es que esa cacería no fue un hecho aislado, ni fue una casualidad que el juez Garzón, una fiscal de la Audiencia Nacional y el comisario jefe de la policía judicial pasasen el fin de semana con el ministro de Justicia, precisamente cuando estaban marcando la campaña electoral con un acoso judicial y mediático al PP. Lo que convierte a Bermejo en un trofeo de primera es la gravedad de la situación.

Alfonso Guerra cayó por algo casi igualmente pueril, las andanzas de su hermano Juan entre lo público y lo privado. Pero detrás de Juan Guerra vinieron los escándalos realmente serios, porque desde entonces nadie pudo dudar de la naturaleza corrupta del poder socialista y nadie pensó que ese poder fuese inatacable. Ahora está por ver si con Bermejo se ha abierto la veda de las verdades molestas, como en otros tiempos se abrió con los "cafelitos" sevillanos en el Gobierno Civil de Juan Guerra.

Si Bermejo ha dimitido es porque Zapatero quiere que el escándalo se quede en la anécdota venatoria. El PP no puede soltar la presa ahora: esas fotos de la cacería y los detalles de los importantes asistentes que han cambiado el rumbo del zapaterismo son sólo el principio de algo muy serio. Detrás de Bermejo, Mariano Rajoy debe apuntar a Baltasar Garzón, y con él a todo un sistema montado para liquidar al PP basado en la utilización partidista de una parte del poder ejecutivo, judicial y policial en un solo grupo de personas. Bermejo es sólo la primera pieza de una cacería en la que el PP no puede permitirse flaquezas, porque lo que está en juego es su propia condición de alternativa inmediata.

http://www.vistazoalaprensa.com/contraportada.asp

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