viernes, febrero 06, 2009

Miguel Martinez, Gol de Wyoming

viernes 6 de febrero de 20009
Gol de Wyoming

Miguel Martínez

S ERÁ química o será lo que sea, pero lo cierto es que algunas personas nos caen bien de entrada, a primera vista, y he de confesarles que José Miguel Monzón, más conocido como Gran Wyoming, desde la primera vez que lo vi aparecer en televisión -corría el año 1981 y quien les escribe era aún un adolescente- me enganchó su ágil verbo y su desparpajo no exento de ácida ironía. Tanto es así, que un servidor se estrenó como articulista, hace varios lustros, dedicando una columna a este personaje. No puedo ocultarles mi desasosiego al comprobar que no tengo forma de recuperar entero aquel artículo –marditos roeores, que diga ordenadores- no consiguiendo más que rescatar un archivo con un borrador con el inicio de la columna y que reza tal que así: “Probablemente si les digo que quiero hablarles de un médico llamado J.Miguel Monzón, más de cuatro pensarán que el artículo de este aprendiz de columnista novato, a buen seguro versará sobre la severa epidemia de gripe que nos ha pillado a todos en paños menores. Siento decepcionarles, pero esa misma puñetera gripe tiene a un servidor con el intelecto colapsado y compungido, y se va a ver en la necesidad de hablarles de algo mucho más trivial, como lo es un programa televisivo, pero con un brillante presentador”.

Miles de días y varios cientos de artículos después, un servidor sigue admirando el sentido del humor del polifacético Gran Wyoming, y confiesa –a mucha honra- que su programa de televisión, El Intermedio, es uno de los pocos que la escasa paciencia que conserva quien les escribe cuando llega a casa, le permite ver sin estresarse. Por eso, disfrutó como un enano –el enanito en paro de los de Blancanieves para ser exactos, aquel que cobraba el subsidio de desempleo y se quedaba en casa con la Blanca mientras los otros seis iban silbando a trabajar- el pasado lunes, cuando Wyoming condenó a Horcajo, de Intereconomía, al más espantoso de los ridículos.

Si usted es de los que considera que la gente de Más se Perdió en Cuba , el programa de Horcajo, son unos santos y que el Gran Wyoming es un impresentable a sueldo de la tele regalada y que no tiene maldita la gracia, le garantizo que no va a disfrutar con lo que aquí se escriba, con lo cual quizás le resulte saludable tildar desde ya de rojo, progre y sectario a un servidor en vez de hacerlo al final de la columna, ahorrándose un tiempo que poco beneficio intelectual y lúdico le va a reportar, dejando de leer opiniones totalmente divergentes de la suya, que es justamente lo que hace un servidor con según qué columnistas esos días en los que anda algo justillo de caridad y de ataraxia.

Les cuento la historia Wyoming vs Horcajo por si les hubiese pasado inadvertida. Grosso modo, en Intereconomía, cadena conservadora, sale un señor rechoncho apellidado Horcajo y que se encuentra permanentemente cabreado con el mundo en general, y con Wyoming en particular; entre otras cosas, porque éste suele referirse a la cadena Intereconomía como ultracatólica, cosa que el tal Horcajo considera un insulto, por lo que replica llamando payaso a Wyoming y puta a Beatriz Montañez, compañera de Wyoming en El Intermedio. En realidad, siendo rigurosos, afirma que su profesión parece tener a ver, más que con el periodismo, con el oficio más antiguo del mundo y demás… En honor a la verdad sí es cierto que no la llama puta con las cuatro letras, sino que emplea unas cuantas más, por mucho que ahora trate el tal Horcajo de decir digo en vez de Diego por medio de malabarismos de palabras y frases.

Y así levaban Horcajo y Wyoming una temporada a la greña, pasando imágenes del programa del contrario en el propio y regalándose el uno al otro comentarios poco amables. Siendo totalmente subjetivo les puedo jurar que soeces por parte de Horcajo e ingeniosos por parte de Wyoming.

Por lo visto, el sábado aparece Horcajo con un vídeo que afirma haber obtenido en exclusiva mundial y que va a demostrar quién es el verdadero Wyoming, y lo emite. En el vídeo -de escasísima calidad, como si se tratase de una grabación tomada desde un móvil- aparece Wyoming en el plató de El Intermedio soltándole un broncazo de agárrate y no te menees a una becaria, a la que a todas luces humilla, veja y denigra. Finalizado el vídeo, varios tertulianos se dedican a poner a parir a Wyoming. Llamándolo de todo menos guapo a él y a los que ellos denominan “progresía” entre los que creo que debiera incluirme a tenor de las cariñosas descripciones de los tertulianos, y, por supuesto, a Zapatero, que a esas horas probablemente anduviese tan tranquilo en pantuflas por su casa.

A todas éstas, un servidor no se había enterado aún de nada, que entre sus numerosas extravagancias todavía no se encuentra el masoquismo y no sintoniza según que cadenas, hasta que le llegó un correo electrónico de un amiguete donde le adjuntaba el vídeo colgado en Youtube y que un servidor vio dos veces consecutivas. Les reproduzco la llamada telefónica posterior.

- Nene, que soy Miguel. Ese vídeo es un montaje.
- Anda, anda… va a ser un montaje… Seguro que el tío es así de borde.
- Hazme caso, que es La Sexta y es un montaje fijo.
- Tú defiendes al Wyoming siempre, hasta cuando hacía el rollo aquél infumable en la primera.
- Que es La Sexta. La colaron con la abuela de la lotería, con la plataforma de apoyo a Julián Muñoz, y esto es más de lo mismo. Wyoming es un tío sanote y no lo veo en el papel de patrón déspota.
- Mira que a las estrellas se les sube la fama a la cabeza.
- Si tan convencido estás… ¿Va una cena? Quien gane elige sitio.
- Hecho. Vete ahorrando, Miguel, que creo que me apetece marisco fresco.
- Tú no hace falta que ahorres, vamos a ir a un argentino baratito pero con un asado de muerte y un tinto de 14 grados.

Y así se pasa uno parte de la tarde del lunes, analizando el tratamiento que en la prensa y en los foros de Internet se da al vídeo, y, al ver cómo tratan la noticia el diario Público y La Sexta ya se imagina cenando un pedazo de tira asada y poniéndose morado de alfajores a costa de mi cándido amigo.

-SMS de un servidor: Nene, que vas a perder, que lo sepas. Prepárate a pagar. (Un servidor siempre pone puntos, comas, acentos y mayúsculas en sus SMS).
-SMS de su amiguete: ya vrems. Trae psta gnsa k cenarms langsta. (Mi amiguete, por no poner, no pone ni la mitad de vocales)

Total, que llega la noche y, si les soy sincero, cuando Wyoming empieza con lo de que quiere pedir disculpas, maldigo mi habilidad como analista y como futurólogo, hasta que, de repente, empiezan a sacar cartelitos y aparece la presunta becaria -en realidad una redactora del programa- con un cartel donde se lee “Os la hemos colado”. ¡Gooooool de Wyoming!

Según cuentan luego en El Intermedio, tras ser llamada meretriz la Montañez por parte de Horcajo, idean colarles el vídeo, remitiéndoselo de forma anónima al sitio web de Intereconomía, con la convicción de que quienes dan lecciones de periodismo veraz y riguroso a la competencia, no se molestarán siquiera en contrastar la veracidad del vídeo. Como así fue. Tantas ganas le tenían al cebo, que no se detuvieron a comprobar que tras éste no hubiese un anzuelo. Y vaya si lo había.

- SMS a mi amiguete: El sábado a las 21.30 en el argentino. Aunque si sigues prefiriendo langosta…
- SMS de mi amiguete: bt a tmr x sako.
- SMS a mi amiguete: Cuida tu ortografía, socio, que ya tenemos una edad.
- SMS de mi amiguete: ¡So capullo! ¿Mejor?
- SMS a mi amiguete: Muchísimo mejor, gracias. Hasta el sábado.

Créanme mis queridos reincidentes si les digo que este columnista celebró la constatación del engaño casi como celebra los regios goles de Messi, que sólo le faltó hacer el avión corriendo por el comedor y comerse a besos –a falta de escudo del Barça que llevarse a la boca como hace el genio argentino tras conseguir sus golazos- la etiqueta del pijama. Los buenos habían ganado a los malos. O, mejor dicho, mis buenos –que no tienen por qué ser los suyos- vencieron a mis malos.

Servidor de ustedes, que no tiene sintonizadas según qué emisoras en su tele como medida de higiene mental, se tomó el trabajo de rebuscar en el dial a ver dónde aparecía Intereconomía, con el fin de ver cómo habían encajado el golazo.

Como era de esperar, arremeten contra Wyoming por cometer la vil bajeza y el atrevimiento de engañarlos y se les ve muy cabreados, de lo cual me alegro enormemente, y elimino nuevamente de la sintonía de mi TDT a los Dávila, Horcajo y compañía. Hasta luego Lucas.

He de reconocer a mis queridos reincidentes que sí me ha sorprendido esta mañana el comunicado de la Asociación de la Prensa de Madrid, acusando de desprestigiar el periodismo a La Sexta por la treta, obviando que el programa de Wyoming es un programa humorístico, y preguntándome por qué no reprendieron a Horcajo cuando llamó puta a una compañera periodista, o por qué no dicen ni mu cada vez que el radiopredicador insulta con grueso calibre a unos y a otros, o por qué sistemáticamente miran para otro lado cada vez que un periodista denigra la profesión, cosa que sucede a diario en los cientos de horas de telebasura y de periodismo de bragueta que inundan impunemente las parrillas de todas las cadenas.

Wyoming, amigo, que si ya me caías bien antes, no veas ahora que me has hecho ganar un asado argentino. ¡Menudo golazo! ¡La que está liando Zapatero!

http://www.vistazoalaprensa.com/firmas_art.asp?id=5048

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