miércoles, febrero 04, 2009

Jose Melendez, La politica estadounidense cambia de color

jueves 5 de febrero de 2009
La política estadounidense cambia de color

José Meléndez

E N un país donde las diferencias raciales han estado fuertemente arraigadas desde que logró su independencia y donde todavía aletea el fantasma del Ku Klux Klan, un estigma adoptado por los blancos para defenderse de los ataques de los negros, cuyos miembros fueron después antisemitas, anticomunistas y anticatólicos -y que aún tiene residuos activos- la proclamación de Barak Obama como presidente de los Estados Unidos es el fruto que perseguía Abraham Lincoln al abolir la esclavitud con su Proclamación de Emancipación de 1.863 y su Decimotercera Enmienda a la Constitución de 1.865 y la culminación del sueño de Martín Luther King. A los dos les costó la vida su esfuerzo por lograr la igualdad entre los hombres en una nación que ahora tiene ochenta millones de negros y cincuenta de latinos.

La elección de Obama para la presidencia de los Estados Unidos ha causado un tremendo impacto a nivel mundial, no solamente porque sea un negro el que acceda al cargo mas importante del mundo occidental, sino porque representa el inicio de una nueva era en un momento en que el mundo está atenazado por una tremenda crisis financiera que ha hecho tambalearse los cimientos que sostenían el tinglado económico que ahora amenaza con venirse abajo, abatido por su propio peso. Pero el impacto es aún mayor en su dimensión doméstica, como lo fue la elección de John F. Kennedy que opuso a los difíciles momentos de los años sesenta su mensaje renovador de la Nueva Frontera que situaba la esperanza por encima del miedo Para muchos, el discurso de Obama en la toma de posesión de su cargo ha pasado ya a formar parte de la historia como los que pronunciaron George Washington en el “Inauguration Day” en 1,789, o Abraham Lincoln en Gettysburg, o Kennedy o Ronald Reagan.

Con todas las reservas pertinentes, cabe decir que su discurso fue el de un líder que llega en uno de los peores momentos de los tiempos modernos y señala los problemas y los peligros sin hurtar un ápice de su importancia, aportando las posibles soluciones para resolverlos. Todos estamos de acuerdo que Barack Obama es un brillante orador que posee el don de la comunicación y la virtud de transmitir el mensaje que desea.. Pero de su discurso y de las decisiones que está tomando sin demoras trasciende la sensación de un político sensato y honesto que ha sabido ver el peligro y está dispuesto a atajarlo.

Pero dentro de la política de Estados Unidos hay también muchos, en el perdedor bando republicado, que achacan la victoria de Obama al color de su piel, porque no admiten que la política de su partido ha sido desastrosa en los últimos años. Y una prueba de esto es que el Partido Repulicano acaba de elegir como su presidente a otro negro, el ex vicegobernador de Maryland Michael Steele, que tendrá a partir de ahora la delicada y difícil misión de reconstruir el partido después de la devastadora derrota que acaba de sufrir.

Michael Steele está considerado como un gran orador que sabe llegar a los que le escuchan y en esa cualidad confian los republicanos para que los negros, latinos, suburbanos y otros grupos minoritarios que durante los últimos años le han vuelto la espalda al partido vuelvan al redil. Ex seminarista, católico y abogado de éxito, Steele no cuenta con una profunda experiencia política, pero es hombre de firmes convicciones y se muestra dispuesto a ganar votos más allá del baluarte sureño de los republicanos. El presidente saliente, Mike Duncan, que fue nombrado por George Bush, tenía la esperanza de mantenerse al frente de la Comisión Nacional del partido, pero se retiró al perder la primera votación, dejándole vía libre a Steele. El presidente del partido no ha de ser necesariamente el candidato a las elecciones presidenciales –que ha de ser elegido en las primarias-, pero lleva ganado un punto en la carrera por la Casa Blanca.

La elección de Steele es una prueba del desconcierto que reina entre los republicanos, que no solamente han perdido la Casa Blanca sino el control de las dos Cámaras. En realidad no había un candidato de peso para la presidencia del partido, como no lo hubo en las pasadas elecciones presidenciales y los que mueven los hilos del partido en los despachos se ha inclinado por el matiz racial, que es la mayor virtud que conceden al hombre que les ha humillado. Pero por lo apuntado hasta ahora, parece que ese hombre va a ser no solamente el remedio a los males económicos estadounidenses sino que es consciente del papel que le corresponde en un mundo que necesita un liderazgo universal a través de los principios y los valores compartidos.

Por coincidencia o, mejor, por la circunstancia de la proliferación racial en Estados Unidos, la política de este pais que quiérase o no lidera al mundo occidental esta cambiando de color. Y no es precisamente una merienda de negros, sino una sana realidad que nos da motivo para una profunda reflexión.

http://www.vistazoalaprensa.com/firmas_art.asp?id=5045

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