jueves 19 de febrero de 2009
La escopeta judicial
José Meléndez
E STOS gobernantes socialistas, que parece que todavía están combatiendo en la guerra que perdieron sus antecesores con la ilusión de ganarla esta vez, semejan padecer una especie de síndrome de Estocolmo con respecto a lo que tanto odian y adoptan costumbres y maneras que siempre se han tenido por franquistas. La cinegética ha sido y sigue siendo fuertemente criticada por los progres, más bien por considerarla un ejercicio de ricos que por matar animales y aves, pero en la época de Franco era el escenario ideal para hacer amistades provechosas, buscar prebendas o agasajar al poderoso. Las cenas previas, con el ánimo predispuesto por la perspectiva de un buen día de caza, los desayunos con gachas y los altos entre ojeos para tomarse el “taco” eran momentos para las confidencias, las peticiones y las concesiones. Y ahora, por lo visto en estos días, sigue siendo igual.
Los ministros y los jueces siempre han coincidido en las cacerías si compartían esa afición, pero en la época franquista ver a un ministro y a un juez tratando de abatir un venado o una perdiz juntos no era nada del otro mundo porque al ministro no le hacía falta ganarse el favor judicial ya que de eso se encargaban los tribunales de Órden Público. Y ahora, no, sobre todo cuando el juez está metido de lleno en otra cacería mucho más importante en la que la pieza a cobrar es el Partido Popular y el ministro es el de una justicia que, desde los tiempos de Felipe González, es el objetivo preferido de los gobiernos socialistas que hacen todo lo posible por controlarla. Esa es la intolerable impresión que produce la “inoportuna” cacería –según calificación del propio Mariano Fernández Bermejo- a la que el juez Garzón acudió dejándose todo un fin de semana a cuatro personas en los calabozos de la Audiencia Nacional, esperando que al magistrado le saliera una decisión de debajo de la toga.
Es de suponer que el ministro Fernández Bermejo, como buen aficionado –él mismo se ha jactado de su buena puntería- tendrá un buen arsenal de rifles y escopetas y, por lo visto, le ha añadido ahora el arma que le faltaba: la escopeta judicial. Baltasar Garzón no ha nacido en Eibar, lugar de donde salen las mejores escopetas de España, sino en Jaén, precisamente en el pueblo donde tuvo lugar la “inoportuna” cacería y para ganarse la reputación de “escopeta judicial del régimen” le avala un amplio currículo de actividades políticas desde que Felipe González lo fichó como número dos en la lista electoral por Madrid, con el señuelo de hacerlo ministro, promesa que se quedó en un cargo menor que obligó al juez a abandonar la política y volver a la judicatura, reintegrándose a su puesto en la Audiencia Nacional sin esperar los dos años preceptivos tras una excedencia.
Que el Partido Popular es la pieza mas codiciada por el gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero es un secreto a voces. Desde el ignominioso Pacto del Tinell, donde el Partido Socialista de Cataluña, Convergencia i Unió, Izquierda Unida y Ezquerra Republicana se juramentaron a dar de lado al PP y no realizar ningún tipo de pacto o acuerdo con ese partido, el PP ha sufrido una constante persecución. Han sido numerosas las detenciones de alcaldes, ediles y militantes del PP, acusados decohecho, sobornos o corrupción, que tuvieron que ser puestos en libertad por falta de pruebas. Pero esas detenciones, magnificadas hasta la extenuación por los terminales mediáticos afines al PSOE, dieron el resultado para el que fueron hechas: hacer mella en la opinión pública.
En los asuntos de Boadilla del Monte y Majadahonda, los tentáculos del PSOE llevan años trabajando y arañando para si encontraban el petróleo deseado, hasta que lo han encontrado a medias. Al juez Garzón le ha salido esta vez el tiro por la culata porque no ha podido mandar a la cárcel ni un solo cargo o militante del PP. De momento, los que están en la cárcel son tres empresarios que han demostrado no tener escrúpulos para ganar dinero. Y el juez tendrá que aclarar quienes son esos aforados que dice Garzón estan involucrados en el asunto sin facilita sus nombres, como también tendrán que aclarar tanto él como el ministro Bermejo qué hacía en Jaén en la víspera de la cacería el Comisario General de la Policía Municipal, Juan Antonio González, que se entrevistó con ellos y que no formó parte de la partida de caza.
En el PSOE se ha visto con alarma el patinazo del ministro Bermejo y, de hecho, han surgido críticas, de las que cabe destacar la opinión del alcalde de La Palma de Gran Canaria y ex ministro socialista Jerónimo Saavedra. A Saavedra no le duelen prendas para decir las cosas y una prueba de ello la dio cuando reconoció públicamente su homosexualidad y ahora ha afirmado que el lance de la cacería es inadmisible y Bermejo debe dimitir. Eso está en muchas mentes, sobre todo si se considera la casi nula defensa que el aparato socialista ha hecho del ministro, que no ha encontrado ningún apoyo entre sus correligionarios. Pero este es otro asunto en el que nuestros modernos socialistas imitan las formas franquistas. Con Franco no dimitía nadie y aguantaban con estoicismo la llegada del motorista que les traía el cese. Se hizo entonces popular una cuarteta que decía: “En el camino de El Pardo, dicen que hay una ermita, con un letrero que reza; maricón el que dimita”.
Dimita o no, Fernández Bermejo está condenado porque esta vez su resbalón ha calado hondo en la opinión pública y tiene mucha mas importancia que el que dio recién nombrado ministro al gastarse un buen puñado de euros del Estado en modernizar su piso oficial. Pero la bien engrasada maquinaria propagandística del PSOE se ha puesto en marcha y ha arreciado en la campaña que trata de presentar el asunto de Majadahonda y Boadilla como una trama del PP para financiarse. Aquí también han dado en hueso porque, como se ha apresurado a recordar Mariano Rajoy –que ha garantizado con su honor que el PP no ha empleado nunca esa forma de financiación- el que sí ha hecho uso de ella es el PSOE y para demostrarlo está el sucio asunto de Filesa, destapado por el juez Barbero, al que se le pusieron toda clase de obstáculos y se dejó la salud –y poco después la vida- en ello, pero terminó llevando a la cárcel a los que habían urdido la trama. Desde el asunto de los maletines de Flick en los años setenta –del que yo alerté cuando estaba de corresponsal en Londres- el PSOE ha tenido una decidida inclinación a sacar dinero de cualquier parte para financiar los gastos del partido.
Y, naturalmente, los medios afines al PSOE no hablan del escándalo de Ciempozuelos, ni de los alcaldes, ex alcaldes y ediles socialistas que ha visitado la cárcel por delitos de corrupción, ni del pestilente ambiente que existe en Pinto, donde un tránsfuga, Reyes Mestre, le quitó la alcaldía a los populares, llevándose como premio la conserjería de Urbanización en el nuevo Ayuntamiento socialista y un edil de Izquierda Unida está imputado por corrupción, como ya lo estuvo el actual alcalde.
Tan peligroso es poner el ventilador en marcha como usar la escopeta para otros fines que los puramente cinegéticos. Especialmente si es la escopeta judicial.
http://www.vistazoalaprensa.com/firmas_art.asp?id=5065
miércoles, febrero 18, 2009
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