martes, febrero 17, 2009

Felix Arbolí, Es mejor no salir de la burbuja

martes 17 de febrero de 2009
Es mejor no salir de la burbuja

Félix Arbolí

LA mañana había amanecido con un sol que invitaba a salir y gozar el aire fresco de la calle, que no quiero decir descontaminado. Después de un encierro tan prolongado a causa de las heladas, nevadas y esos fríos siberianos padecidos, ver al Astro Rey asomarse y calentarnos, era una especie de milagro. Aprovechando una espléndida mañana que hacía meses no podía disfrutar, me afeité, duché y cambié por completo mi indumentaria habitual de andar por casa, para transformarme en un señor respetable, si es que el hábito hace al monje, en contra de lo que decía el siempre presente José Antonio. Aunque si me oyera mi mujer me diría socarrona y bromista que “aunque la mona se vista de seda, mona se queda”.

Mi perrilla, que anda estos días un poco pachucha, debido a sus años y a una dolencia muscular, en cuanto me ve cambiar de imagen me mira con ojos tristes, sabiendo que la abandonaré momentáneamente. Está tan acostumbrada a mi compañía y yo a la de ella, que en cuanto nos separamos lo intuye y demuestra su tristeza. Me acerco hasta su cojín junto al radiador donde se echa a esperarme y le hago unas caricias y dedico unas frases de cariño que ella me agradece con saque de lengua y movimiento rápido de rabo. Si así puede llamarse a ese diminuto apéndice que le sobresale. Creo que estos animales tienen inteligencia, no es sólo el instinto el que les hace reaccionar de la forma que lo hacen a nuestras órdenes, movimientos y hasta gestos. Y saben cuando nos estamos arreglando para iniciar una jornada casera y cuando lo hacemos para coger las de Villadiego. Estoy sufriendo por anticipado el día que me la encuentre sin vida sobre su cojín, porque cuando se sienten mal suelen ir a los sitios donde acostumbran a descansar y dormir, como hacen los toros al acercarse al chiquero cuando se encuentran heridos de muerte.

La calle está insoportable. No hay quién pueda andar sin extremar al máximo las precauciones, so pena de ir a parar con sus huesos y todo lo demás a uno de tantos hoyos y zanjas que la recorren en toda su longitud. La vallas que colocan para proteger a los peatones, suelen ser las que ofrecen un mayor peligro, pues la mayoría de ellas se encuentran tiradas, cruzadas o mal colocadas y hay que tener más reparo en esquivarlas que el que debemos poner para no desaparecer en el boquete de turno. Da la impresión de que hemos sufrido un atentado terrorista y aún no han limpiado y adecentado los desperfectos causados. No, no es nada exagerado, aunque sea andaluz. .

Días pasados sobre la una de la madrugada o de la noche, como quieran llamarlo, mientras me hallaba viendo la televisión oí un fuerte golpe en la calle. Era de esos que hacen iluminarse las viviendas y despertar de sus sueños a los moradores atraídos por la morbosa curiosidad de que algo gordo había ocurrido. Lo que vi no puedo precisarlo con exactitud, ya que entre los escasísimos árboles que han dejado sin talar, estaba el que impedía la visión desde mi ventana. También es casualidad. Había un coche cruzado sobre la calzada, con los bajos de su parte posterior sobre el suelo, cristales esparcidos en todas direcciones, una moto aparcada junto al arcén y otro coche detenido junto a la moto. Piezas sueltas, manchas de aceite y otros objetos se hallaban diseminados en un radio de más de cuatro metros, como vestigios del fuerte encontronazo entre vehículos. La tapa de una de alcantarilla que han colocado recientemente en mitad de la calzada, se hallaba doblada de la misma manera que queda el tapón de una botella de cerveza cuando lo aprietan unos dedos poderosos, dejando al descubierto el agujero por falta de esa protección. Lo peor del caso es que se trataba de una tapa de alcantarilla que no llevaba puesta más de dos meses, el tiempo que hace que terminaron las pasadas obras para meter una tubería, que es el mismo problema del actual levantamiento para introducir a otra. Por lo visto es mejor y más rentable, ignoro a quién aunque me lo figure, levantar toda la calle, cerrarla al terminar de introducir ese enorme tubo, y en menos de dos meses volverla a levantar, para tener que cerrarla al cabo de un tiempo que nunca es inferior a tres meses, una vez colocado otro tubo paralelo y cercano al anterior. El incordio para los vecinos, el sufrir los insoportables ruidos del martillo eléctrico y las excavadoras y el tener que ir jugándonos la integridad física en cada salida, es lo de menos. Tampoco debe importarle mucho a nuestras autoridades municipales o regionales, hay veces que piden disculpas en nombre del Ayuntamiento y otras en el de la Comunidad, que el comercio ya de por sí tan tocado con la dichosa crisis, se vea afectado encima con estas dificultades casi insalvables que hacen perder la clientela como no se trate de una causa urgente o de extrema necesidad.

Por lo que oí y comentaban, uno de los vehículos chocó con la tapa de la alcantarilla que se hallaría algo levantada y debido a ello se destrozó su parte posterior, se abalanzó sobre otro que iba en la misma o distinta dirección y de rechazo perjudicaron la normal marcha de la moto. Un trío de calamidades que pudo ser causa de una tragedia, porque nuestro regidor o regidora, ya digo que lo ignoro, se empeñan en tener a toda la ciudad en estado de excepción para que una serie de empresas, siempre suelen ser las mismas, haga su agosto aunque nos hallemos en pleno invierno.

Y no son solamente esas molestias las que sufrimos, sino que en dos días, sin previo aviso y por un tiempo prolongado nos dejaron sin agua como si viviéramos en una zona del África subdesarrollada. También nos ha fallado la luz en más de una ocasión. De nada sirvieron nuestras protestas a los del mono, que sólo decían eran unos mandados y no sabían del asunto, en su mayor parte inmigrantes, puesto que los del “mercedes”, que son los verdaderos responsables, estarían en su club de golf o en su chalet de La Moraleja pasando alegremente la jornada. ¡Y que no falten las obras, por Dios, ahora que la edificación ha dejado a más de uno con el trasero al aire!. Aunque ya me gustaría a mí sufrir una ruina como la suya.

De diez comercios que se vean, seis como mínimo tienen el cartelito de “se traspasa”, “se vende” o “se alquila”. Y esta epidemia se ha extendido a muchos, demasiados, pisos particulares que cuelgan su cartelito esperando el milagro de que aparezca un comprador capaz de lanzarse al ruedo y lidiar con ese morlaco. Llegará el día que hasta se regalen tiendas o negocios para evitar seguir corriendo con unos gastos que superan a los beneficios y zafarse de ese mal vivir y peor dormir. Pero no sólo en Madrid, en todas las Comunidades por lo visto. De mi tierra andaluza me llegan idénticas noticias y será una verdadera excepción la comunidad que se libre de este sambenito. El desplome tan radical del valor del ladrillo edificado, que ha cogido a la mayoría por sorpresa y sin darle tiempo a prepararse, ha obligado a muchos también a mal vender sus pisos antes que el banco se haga con ellos en un embargo tan cabrón como ruinoso y pierdan todo lo invertido. Hay bancos que son propietarios de más edificios que han quedado a medio pagar que empleados tienen en sus nóminas. El que se ve imposibilitado de hacer frente a esas obligaciones y condiciones que en la actualidad resultan leoninas, prefieren una mala venta que una quiebra total. Al menos intentarán salvar algo de lo mucho que han pagado, cuando atraídos por esos falsos cantos de sirenas bancarias, en los tiempos de esa burbuja económica, se creyeron que habían encontrado el sueño de su vida y en las más óptimas condiciones.

Nuestro gobierno en lugar de ayudar a esas parejas de jóvenes que empiezan ilusionadas su vida en común, soñando con un futuro digno y tranquilo, se dedica a favorecer a la banca para que sus dividendos no sufran mermas. Porque de dar créditos “na nai de la China” -como decían en mi tierra-. Ya lo ha dejado muy claro el señor Botín, sólo prestará al que tenga la suficiente garantía de que lo pueda devolver y en este país, ni el mismo presidente de su gobierno puede asegurarlo, ya que una vez que deje el cargo puede caer en desgracia y encontrarse más solo y desamparado que los árboles de Recoletos frente a Gallardón. No sería el primer caso en nuestra convulsionada democracia. Que torres más altas han caído y fortalezas más fuertes han sido tomadas. ¡ Pobrecitos banqueros, que hacen balance y ven que han perdido trescientos millones de sus beneficios de los doce mil millones acostumbrados!. Son dignos de lástima y estímulo y nuestro gobierno que es un anticipo del cielo, se apiada de sus lágrimas de cocodrilos y le ofrece la compensación de esa pérdida, para que aunque haya crisis sus beneficios sean los mismo o más si pueden. (Dios le da pañuelo al que no tiene nariz, dice el refrán y yo lo modifico al decir que “el gobierno le da medicina al que no sufre catarro, pues va siempre muy abrigado y protegido y deja a la intemperie y desnudo al que le caen los mocos y le lloran los ojos de tanto estornudar. Pero se llaman socialistas y son capaces hasta de tunear sus coches a base de millones en tierras gallegas que para eso hay dinero más que suficiente y es muy importante para la comunidad.

http://www.vistazoalaprensa.com/contraportada.asp

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