jueves 5 de febrero de 2009
Apuntaciones sobre el islamismo y la violencia
Antonio Castro Villacañas
C ONVIENE recordar de vez en cuando algunas verdades evidentes. Por ejemplo, que la inmensa mayoría de los países musulmanes padecen retraso y estancamiento cultural y social. O que el más cruel y brutal terrorismo casi siempre tiene raíces islámicas. No es una falsa creencia la hoy mayoritaria en la opinión pública occidental de que por desgracia lo islámico está asociado a masas aborregadas, mujeres esclavas, y fanáticos dispuestos a hacer saltar por los aires navíos, trenes o cualquier otro medio de transporte.
También es verdad que por ignorancia, oportunismo, convicción o conveniencia, bastantes políticos, intelectuales o periodistas, desde hace algún tiempo vienen trabajando para darle cierto barniz de respetabilidad a la estupidez y el atraso social de lo islámico. Así, concretamente en España, se nos quiere hacer creer que Al-Andalus fue una realidad política y social muy superior en casi todo a la de los condados y reinos cristianos... Sin duda por ello la herencia de Al Andalus, recibida y consolidada en los paises del norte africano, es muy superior en todo a la de Portugal, España y Francia, como lo demuestra el gran número de franceses, españoles y portugueses que han emigrado desde Europa al Magreb -y siguen emigrando a diario- en busca de mejores oportunidades de vida y de formas individuales y colectivas de vida más calificadas,
Cualquier persona medianamente culta sabe que el islam es una religión profundamente monoteísta, equiparable en este aspecto al judaísmo y al cristianismo, y también que como cualquier otra religión es digna de respeto, pero esa misma persona también sabe que para juzgar si es mejor o peor que las otras religiones monoteístas o politeístas no solo deben de tenerse en cuenta sus dogmas, sino muy especialmente también sus resultados a la hora de ponerlos en práctica; es decir, el tipo de sociedad que crea. El islamismo es, por tanto, no una simple lectura religiosa de un libro, sino también una lectura y una escucha política, social y jurídica de sus intérpretes y propagadores.
Hay, en consecuencia, diferentes tipos de islamismos. Conviene por ello distinguir entre unos y otros, para no dar el mismo trato a los islamismos terroristas -como los de Hamas o Al Queda-, a los filoterroristas -como Iran-, a los filodemócratas -como Turquía o Siria- o a los demócratas de veras -si es que de verdad existe alguno... Algunos expertos en esta materia dedican buena parte de sus energías a destacar que en la ortodoxia islámica hay elementos que se esfuerzan en sustentar una interpretación reaccionaria, misógina, teocrática y hasta violenta del islamismo, pero que también existen otros dedicados a resaltar su posible interpretación pacifista, democrática, heterosexual y progresista... Mi escaso nivel de conocimientos en esta y otras materias no me permite dudar de tales afirmaciones, pero tampoco disipa mi escepticismo el hecho de que no se ven, no se notan, no se sienten, las interpretaciones optimistas de un islam moderno.
Esos mismos expertos, u otros muy semejantes, nos dicen que una dualidad parecida la podemos encontrar también dentro de las demás religiones: hay judíos demócratas y judíos totalitarios, budistas pacíficos y violentos, cristianos misóginos y homosexuales, etc, etc. Yo estoy convencido de ello. Creo asimismo en la existencia de un pensamiento musulmán progresista, defensor de la compatibilidad del islam con la razón democrática, que no deja de dar señales de vida desde que terminó la I Guerra Mundial. ¡Lástima que sus esfuerzos sean poco visibles, no hayan sido eficaces, no abran puertas suficientes para la esperanza...!
http://www.vistazoalaprensa.com/firmas_art.asp?id=5042
miércoles, febrero 04, 2009
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario