lunes, febrero 16, 2009

Carrascal, Miedo en Galicia

Miedo en Galicia

JOSÉ MARÍA CARRASCAL

Lunes, 16-02-09
DIFÍCIL saber si un gallego sube o baja una escalera, pero qué va a votar es imposible saberlo. Acabo de estar en aquella tierra, donde tengo tantos de esos amigos con los que no hay secretos, y ni uno solo se ha atrevido a hacer pronóstico electoral. Mucho recelo, mucho temor, mucha esperanza, pero certeza, ninguna.
Hace un mes se daba por seguro que el tándem socialista-nacionalista repetiría. Pero lo que hoy dan las encuestas es un empate técnico, o sea, que el PP puede volver a gobernar.
¿Qué ha pasado para este vuelco? Pues no ha pasado nada. Las cosas han seguido su curso, es decir, el bipartito ha seguido gobernando y los gallegos han seguido echando cuentas. Llegando a la conclusión de que la mayoría de las promesas del «gobierno del cambio» no se han cumplido, que han sustituido el gobierno de los caciques por los caciques en el gobierno, con añadidos inquietantes. No me refiero al despliegue de lujo asiático que el presidente de la Xunta ha hecho con coches, salones y muebles, tan contrario al carácter gallego, narcotraficantes aparte, sino a algo de más enjundia: la adopción del programa del nacionalismo radical, que rompe el compromiso tácito en el que venían asentándose aquella política y aquella vida. La lengua, por ejemplo. En Galicia no había habido problema lingüístico bajo Franco ni bajo la democracia. Todo el mundo entendía el gallego -mucho más que el catalán en Cataluña y, no digamos, el vasco en Euskadi- y la inmensa mayoría lo usaba cuando le parecía, pues el gallego es un idioma que se pega y gusta usar en ciertas ocasiones. Pero el bipartito ha roto este equilibrio e intenta imponer la enseñanza obligatoria en gallego, que no es otra cosa que el destierro del español de la vida académica y, a ser posible, de la social. Mejor dicho, no es el bipartito, es el Bloque, los nacionalistas, persiguiendo su viejo sueño independentista. Pero en Galicia los independentistas caben en un campo de fútbol no muy grande. Eso lo sabe su jefe, Anxo Quintana, que niega tales objetivos, mientras los promueve. ¿Por qué Touriño no le ha frenado? Pues por lo mismo que Montilla se ha aliado con los nacionalistas catalanes y López coquetea con los vascos. Porque es el plan Zapatero para dejar fuera de juego al PP. Los gallegos, sin embargo, desconfían de tal coalición tras probarla, y de ahí el empate técnico. Pues la trama de espías y las diversas cacerías de Garzón y Bermejo son «cangalladas» de Madrid. En Galicia se piensa en gallego. Eso ha puesto extremadamente nerviosos a los socialistas. Una derrota allí, ante un rival que se ha hartado de golpearse a sí mismo, podría significar que las trampas de Zapatero ya no cuelan. Por lo pronto, meter en la cárcel a cuantos del PP puedan. Luego, no descarten un regalo opíparo a Galicia aunque las arcas de Solbes estén vacías.

http://www.abc.es/20090216/opinion-firmas/miedo-galicia-20090216.html

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