martes, noviembre 04, 2008

Pio Moa, El himno mas traducido

El himno más traducido
4 de Noviembre de 2008 - 07:05:40 - Pío Moa
De Años de hierro:

"Se provocaría la muerte de millones de rusos y ucranianos, vaciando gran parte del país para facilitar la colonización germana. Otros muchos serían reducidos a una práctica esclavitud.

Tales fines derivaban con bastante lógica de la articulación nietzscheana y darwinista (o spenceriana) del pensamiento nazi. La vida, y la humanidad como parte de ella, evolucionaba a través de una implacable lucha, gracias a la cual triunfaban los más aptos. Por ello la ética cristiana y su compasión no pasaban de superchería decadente, anticientífica, que perpetuaría lo inferior y enfermizo, lo destinado por la naturaleza a perecer en pro de formas de vida más altas*. Los arios germanos podían proclamarse la mejor raza de la humanidad, como probarían sus logros culturales y hasta sus dones físicos. La cultura alemana había alcanzando tal esplendor en la ciencia, el arte, la empresa económica, etc., que reclamaba su derecho a imponerse sobre culturas y pueblos inferiores, afirmando un progreso hacia cotas superiores todavía. Los alemanes (y sus semejantes holandeses, escandinavos o ingleses), en tanto que "raza superior", "pueblo de señores", debían rechazar las éticas retrógradas. La propia guerra, expresión histórica de la lucha por la vida, debía dar la prueba definitiva de su superioridad (...)

En cuanto a las creencias cristianas, mayoritarias en Alemania, el nazismo mantenía una tolerancia oportunista. Salvo algunas persecuciones al clero católico, evitó el choque, pero socavó sin tregua las bases de las iglesias y les arrebató la educación de la juventud, pues el fondo del ideal nazi consistía en un ateísmo de pretensiones científicas, no tan alejado del soviético. Al mismo tiempo difundió, sobre todo a través del SS, una especie de neopaganismo inspirado en la extraña mitología nórtica, única en que los dioses y los héroes terminan sucumbiendo en su lucha contra las fuerzas del mal. El heroísmo en ese combate, de tinte nihilista por abocado a la derrota, quedaría como el valor supremo y justificador paradójico de la vida.

http://www.youtube.com/watch?v=2lhxf6ygz0c&feature=related

(Es probablemente la canción militar alemana más conocida, traducida a muchos idiomas, incluso al latín. Procede de principios del siglo XIX)




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* Darwin creía que la selección dentro de la sociedad operaba de modo contrario a como lo hacía en la naturaleza, generando una ética de defensa del débil, etc. Pero su intento de fundar en la ciencia esa ética no religiosa es poco concluyente, y el darwinismo ha inspirado teorías sociales contradictorias.

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Gloriosa oposición antifranquista:

http://www.heterodoxias.net/ ABC y sus lectores

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Hoy, en El economista:

Galicia y Galiza

Los talibanillos del BNG han expulsado del Parlamento gallego, convertido por ellos y los socialistas en charlamento, a un diputado del PP, diputado que, cosa rara en un partido tan cantamañanas, se negaba a emplear el feo vocablo Galiza, tan parecido a Paliza que quieren imponer los separatistas sobre el eufónico Galicia, como siempre hemos llamado los gallegos a nuestra región.

Quizá la cosa no sea tan grave como la de Euzkadi, otro palabro inventado por un orate y además en un vascuence errado, que convierte a los vascos en vegetales. Pero no existía en ese idioma una palabra para designar a las tres Provincias Vascongadas más lo que quisieran añadir los secesionistas (Euscalerría tenía ciertos problemas), así que se inventó el término, luego transformado en Euskadi, sin que el cambio mejorase el desaguisado.

Al parecer, Galiza se empleó ocasionalmente en la edad media, posiblemente por una mala transcripción fonética, pues el término proviene de Gallaecia, como llamaron los romanos a un territorio más extenso que la Galicia actual. El hecho es que nunca los gallegos emplearon, que se sepa, el cacofónico palabro. Este lo reinventaron, por puro afán de particularismo, los nacionalistas –por entonces no abiertamente separatistas, dentro de la confusión habitual, pues el nacionalismo implica separatismo– de principios del siglo XX. O quizá lo sacó Castelao, da igual, a decir verdad, pues bobadas semejantes no merecen mayor atención, fuera de constatar el pésimo gusto, la negación de la historia real y el afán despótico de estos individuos por imponer sus fantasmadas.

Hay, en efecto, varios rasgos que caracterizan a los nacionalistas-separatistas, sean de Galicia, de Vascongadas, Andalucía, Canarias, Cataluña o Baleares: su carácter antidemocrático, su falseamiento de la historia, su rencor ignorante y su estética chabacana y hortera. Galiza, manda carallo.

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"Durante largo tiempo, las posibilidades de España frente a Al Ándalus fueron casi nulas, dada la desproporción material. El territorio del norte era el más atrasado y menos civilizado de la península, mucho menos extenso y poblado que el del centro y sur, y el más pobre, debido a la aspereza del suelo y el alejamiento de las vías de comercio. Esa aspereza y pobreza habían ayudado a sus naturales a resistir a los godos, pero nunca les habían permitido realizar otra cosa que incursiones depredatorias de corto radio. Si de pronto lograron crear una verdadera estructura política con un objetivo de vasto alcance como continuadores del reino hispano-godo, al que tanto habían combatido, y de desarrollar un arte y literatura propias, solo pudo deberse a la afluencia de godos, mozárabes y clérigos huidos del sur. La común oposición al islam impulsó la elevación cultural de los pueblos del Cantábrico, su completa cristianización e identificación con los ideales propuestos. La Crónica mozárabe, escrita en territorio andalusí, habla ya de "pérdida de España" y "reconquista" en fecha tan temprana como 754, y con seguridad recogía ideas previas y extendidas. Ese ideal permitiría al núcleo de Asturias sostenerse y crecer pese a su penuria inicial. La pronta incorporación de Galicia más el traslado al norte de las gentes del valle del Duero, aumentarían sustancialmente la población y con ella el vigor defensivo. Si bien plantearan serios retos económicos, resueltos progresivamente con la posterior repoblación del semiabandonado valle del Duero y otras comarcas poco a poco recobradas.

Al comenzar el siglo IX había que agregar al ya veterano reino de Asturias los comienzos de la Marca Hispánica, conquistada por los francos a lo largo de los Pirineos, que durante ese siglo permanecería poso activa. Había, por así decir, la España del Cantábrico, bastante homogénea, y la del Pirineo, más diversa. En conjunto ocupaban un quinto de la península, y Al Ándalus el resto.

Eran dos naciones y dos mundos. España se identificaba en lo religioso con el cristianismo y en lo político con la continuidad del reino hispano-godo. Sus diferencias abarcaban todos los terrenos sociales, aunque habría, lógicamente, préstamos mutuos. Las diferencias religiosas ya fueron mencionadas; sus consecuencias políticas tenían la mayor relevancia: una mayor diferenciación entre política y religión, un concepto de la libertad personal que originaría en los reinos cristianos gobiernos más representativos, menor extensión de la esclavitud, concepciones muy diferentes del derecho, mayor autonomía de la mujer, monogamia estricta, ausencia de la circuncisión... hasta la gastronomía del cerdo y del vino, ambos prohibidos por el islam, aunque en Al Ándalus permaneciera en alguna medida la afición etílica, heredada del pasado.

La cultura andalusí, entonces naciente, era islámica y su idioma dominante y cada vez más extendido, el árabe; se beneficiaba de los aportes técnicos y, en general, culturales que circulaban por el mundo islámico desde las lejana India o China, países remotos y desconocidos en Europa, y del sustrato cultural hispano; sobre esas bases desplegaría, sobre todo a partir de Abderramán II, unas formas de vida refinadas en las capas altas de la sociedad. Al Ándalus incluía territorios y recursos materiales y demográficos muy superiores a los de la renaciente España.

Las diferencias se extendían a la composición étnica. En Al Ándalus abundaban, aun muy lejos de ser mayoría, magrebíes y oriundos de Oriente próximo, en posiciones dominantes, así como judíos y una considerable masa esclava traída del África negra y de Europa del este (eslavos). La mayoritaria población autóctona se dividía entre cristianos o mozárabes, e islamizados o muladíes. Al principio los cristianos eran la inmensa mayoría, pero los muladíes crecerían hasta formar el grueso de la población dos o tres siglos después de Guadalete. El carácter levantisco de los muladíes lo compartían los magrebíes o beréberes y los árabes. En España, el conjunto de ellos, salvo los mozárabes, recibió el el término "moros". La palabra designaba desde tiempos de Roma a los habitantes de las Mauritanias, es decir, del Magreb, pero en la edad media se utilizaría para llamar, sin distinción, a los musulmanes, ya fueran muladíes (esto es, antiguos cristianos hispanos que perdían su condición al convertirse al islam), los propiamente moros, es decir, beréberes o magrebíes, y los árabes y sirios, muy alejados de los magrebíes por origen étnico, geográfico y cultural.

Tan variada composición social, cultural y religiosa, hizo de la guerra civil, más o menos extensa, un fenómeno permanente, que impidió a Córdoba sacar pleno fruto de su enorme superioridad material sobre los españoles. Esa inestabilidad interna causó otro fenómeno importante: los emires y luego los califas cordobeses, recelosos de sus súbditos, crearían ejércitos compuestos por mercenarios extranjeros y por esclavos, separados de la población poco amiga de ellos y leales solo al gobernante.

En contraste, el reino de Oviedo y los demás núcleos cristianos del norte mostraban mayor homogeneidad étnica y religiosa, y por tanto mayor cohesión (no sin frecuentes querellas internas, desde luego). Esa cohesión les permitía sacar mejor partido de su poder político y militar, pese a su debilidad material. La lucha contra el islam y la afluencia de mozárabes del sur decidió, como quedó indicado, la total cristianización de los pueblos de la cornisa cantábrica y la completa pérdida de sus lenguas ancestrales, si acaso estas persistían después de Roma. Permaneció solo el vascuence, si bien conforme los vascos se civilizaban harían del latín y el romance sus lenguas de cultura.

Se ha discutido a veces sobre la diversa actitud política implicada en los conceptos de España y Al Ándalus. La derivación lógica de la idea de España sería reconquista del reino anterior a la invasión, mientras que Al-Ándalus tendría un contenido más pasivo, referido a la parte controlada por los musulmanes en cada momento. No parece ello muy probable. En su primera ofensiva, los islámicos habían ocupado toda la península y parte de Francia, y si poco a poco renunciaron a mantener y ampliar sus posesiones solo se debió a su impotencia ante la tenaz oposición de los reinos hispanos y a su propia inestabilidad interna. Aun así, los estados cristianos españoles permanecerían durante siglos en muy grave peligro.

http://blogs.libertaddigital.com/presente-y-pasado/el-himno-mas-traducido-4032/

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