martes 11 de noviembre de 2008
Afganistán más allá de la farsa
Lorenzo Contreras
Al final, Zapatero logró una silla en la Cumbre financiera de Washington, e incluso Obama le dedicó por teléfono nada menos que diez minutos. Oro puro de tiempo. Y cuando el hombre -ZP- hacía resonar las primeras campanas de su glorioso jubileo político, ha tenido la mala suerte de que los talibanes le han matado a dos militares en Afganistán y le han herido a unos cuantos más. O sea, que le han devuelto un poco a la dura realidad, que es la que, en términos de sangre, llega a la sensibilidad de la opinión. Sin embargo, conseguir la silla frente a los malos espíritus de Bush ya es algo, aunque en relación a esa presencia zapateril, una cosa es el efecto de estar y otra el procedimiento pordiosero para estar, por más que el presidente del Gobierno español haya usado de sus artimañas para intentar vanamente dar la impresión de que una parte de la cumbre va a ser él, nada menos que él, con sus sugerencias y propuestas de millonario en ideas.
El azar ha querido que la tragedia de Afganistán no haya coincidido directamente con la programación del viaje del Príncipe de Asturias a la convulsa zona de la actividad islamista. Por fortuna Don Felipe visitaba a soldados españoles en el Líbano y no en Afganistán, que todo pudo ocurrir en la orquestación de este tipo de peregrinaciones políticas. Se ha sabido, por ejemplo, que al mismo tiempo hubo en este territorio de Oriente Próximo un tiroteo con un muerto en un campo de refugiados palestinos.
De su conversación con Obama, dicen las referencias que ZP comunicó al presidente electo norteamericano una revelación sensacional y de primera categoría: el "enorme impacto" que su victoria había causado en España. Como la llamada de Obama fue de cortesía y sólo duró unos minutos (¿nada menos que diez o fueron menos?) para agradecer la felicitación del mandatario español, sería temerario especular con alguna oferta relámpago de éste para incrementar la presencia militar española en el escenario donde se ventilan las guerras emprendidas por Bush. Pero la predisposición de Zapatero en tal sentido es fácilmente detectable pues formaría parte del pago de las deudas españolas en concepto de amistad. Afganistán, quizá más peligroso que Iraq, está en ese "agujero" que Obama considera de difícil salida. Una urgente petición de más tropas europeas para Afganistán figura en los cálculos de muchos analistas de política internacional.
Una impresión al respecto la proporciona el mismo Obama cuando manifiesta que "el frente central de la guerra contra el terrorismo está en Afganistán y Pakistán", y para confirmar esa preocupación ha defendido durante la campaña electoral el envío de unos diez mil soldados de refuerzo al primero de esos países, que es donde el problema más arde. Además Obama tiene prisa porque estima que tal refuerzo debe decidirse "inmediatamente", lo cual significa que el compromiso militar norteamericano con los aliados europeos es prioritario.
Afganistán es un escenario especialmente complejo, y no sólo como guerra clásica, sino sobre todo como lo que Claude Erben, antiguo vicepresidente de Associated Press, sitúa en la cima de problemas geopolíticos por resolver. Recuerda que Obama lleva años diciendo que Afganistán es campo de batalla clave contra el terrorismo, y que el presidente electo espera de los aliados la aportación que "les toca para nuestra mutua seguridad". Y eso que en dicho país hay en la actualidad setenta mil militares extranjeros, que no sólo han de hacer frente a escaramuzas de talibanes, sino también a la represión de un enorme tráfico de drogas que involucra al vecino Pakistán y contribuyen a desestabilizarlo, y más cuando tras la caída de Musharraf, los llamados insurgentes pueden utilizar más y mejor las bases fronterizas que Islamabad tolera o no reprime lo bastante.
Este tremendo teatro de peligro y conflicto es el que acaba de costar la vida a dos militares españoles, que se suman a los muchos que han ido cayendo en tiempos recientes. La ministra de Defensa, Carme Chacón, en su ejercicio de celo por el cargo, se ha asomado al escenario bélico, cada día más convertido en "tinglado de la antigua farsa" si se piensa en la imposibilidad de sostener que allí nuestros militares desarrollan meras tareas humanitarias. A ver qué nos cuenta la ministra a partir del momento en que Zapatero, en su luna de miel con el Washington de Obama, abra la espita de su entusiasmo colaborante para su mayor gloria y para superior riesgo de los soldados enviados a colaborar en la defensa de los intereses norteamericanos, esta vez bajo la nueva Administración sucesora de la encabezada por el lamentable Bush. No parece exagerado prever que doña Carme Chacón habrá de efectuar más de un viaje a la zona.
http://www.estrelladigital.es/ED/diario/52819.asp
martes, noviembre 11, 2008
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