jueves, noviembre 06, 2008

Ismael Medina, Obama o el cambio para que muy poco cambie

viernes 7 de noviembre de 2008
Obama o el cambio para que muy poco cambie

Ismael Medina

L AS elecciones norteamericanas y el triunfo de Obama han provocado tal revuelo y polarizado la atención política y mediática que se me hace irresistible la tentación de no terciar en el tema, aún a costa de romper por una semana la continuidad de “Golpismo continuado”. Pido excusas por este paréntesis a los lectores de Vistazo a la Prensa.

El cineasta Ridley Scotto, director de “Blade Runner” (“Red de mentiras”), entre otras películas, dijo de Obama, en vísperas de las elecciones, que “es un gran actor: cálido, humano y preciso”. Y esa indudable capacidad escenográfica ha inclinado hacia él los votos necesarios para ganar la partida a McCain con una abultada mayoría de delegados, congresistas y senadores, aunque no tanto en el cómputo general de votos populares. Le ha favorecido, sin duda, su capacidad de actor en mundo caracterizado por la seducción de la imagen sobre una percepción objetiva de la calidad del personaje y de la validez del programa que se ofrece. Pero hay más.

LOS DECISIVOS RESPALDOS ELECTORALES DE OBAMA

LOS más poderosos grupos financieros, en particular el oligopolio petrolero, financiaron con holgura su campaña, generalmente a través de los tentáculos de sus fundaciones. Obama sobreactuó con poderoso efectismo mediático en su lucha contra Hilary Clinton, primero, y luego frente a MaCain. En ningún momento ofreció un programa presidencial consistente bajo el lema del “cambio”, un tópico muy repetido desde lejanos tiempos y de cuya hipócrita vaciedad conocemos sus efectos en España. Conviene recordar que el oligopolio norteamericano del petróleo se oponía a aumentar la producción norteamericana del oro negro y admitiría un ligero incremento con el fin de mantener el precio interior de los carburantes y su nivel de beneficios. Y que Obama adoptó ese mismo criterio, contrariamente al tandem McCain-Palin, partidarios de perforar las grandes reservas existentes en aguas de la costa sudeste del Pacífico y de Alaska. Se alineó con el criterio ecológico del aprovechado Al Gore respecto de las llamadas “energías alternativas” (lo apropiado sería denominarlas energías complementarias) aunque sin desdeñar la expansión de la energía nuclear.

Obama ha contado, asimismo, con el respaldo fervoroso de los más influyentes órganos mediáticos que se dedicaron al propio tiempo a denigrar la candidatura republicana. No es preciso que me detenga en un análisis minucioso de las dependencias financieras e ideológicas de dichos órganos mediáticos que en ocasiones anteriores respaldaron candidaturas republicanas o demócratas, según aconsejaran los intereses del gran poder financiero, o “poder oculto”, en unas u otras circunstancias. Alguien ha escrito (lamento no recordar su nombre) que dentro de diez años será juzgada la ejecutoria de Bush con criterios harto más favorables que hasta hoy, y cuya influencia ha contado mucho en la elección de Obama. Llegará el momento de analizarlo con frialdad. Pero puede afirmarse, como síntesis, que en lo económico satisfizo Bush las presiones del gran poder financiero y que deja a su sucesor un Irak en trance nada lejano de normalidad, autogobierno y autodefensa.

Obama no cambiará en lo sustancial la política exterior, una constante sea cual sea el signo de del partido dominante. Ya ha advertido Bush tras conocer el triunfo de Barack Obama que “algunas cosas no cambiarán. El gobierno seguirá vigilante, protegiendo al pueblo de los Estados Unidos”. Cambiarán los más superficiales, especialmente en política interior. Pero en lo esencial poco o nada cambiará. Bush y Obama han coincidido en calificar a los Estados Unidos de Norteamérica como una “gran nación”.

¿QUIÉN ES REALMENTE OBAMA?

¿PERO quien es realmente Obama? Conviene explorarlo para prever cual será su política una vez instalado en la Casa Blanca. A los datos contenidos en su biografía oficial han de añadirse los de su biografía “no autorizada”.

Primer dato a tomar en consideración: Obama fue “descubierto”, cuando estudiaba en la Universidad de Columbia, por Zbigniew Brzezinski, el asesor permanente en la sombra de su campaña electoral. Afinidad profunda que se consolidaría a lo largo de la meteórica carrera política de este “dandy” de Harvard, donde conoció a su mujer harto más ambiciosa y resolutiva que él. Difícilmente se resignará a ser tan solo la esposa del presidente. Sus intromisiones pueden convertirse en un problema para Obama.

Segundo: Obama entró en la Comisión Trilateral de la mano de Brzezinski, su fundador. La Comisión Trilateral, que superaría pronto en poder e influencia al Club de Bilberberg, fue ideada por Brzezinski y promovida por David Rockefeller para sentar las bases de un Nuevo Orden Mundial y servirse de ella para una política de cerco a la Unión Soviética.Y a Rusia tras su hundimiento. También para controlar el espectacular desarrollo económico de Europa y Japón en la postguerra mundial. En cada delegación de las naciones euroasiáticas, también en la española, se inscriben influyentes representantes de grupos políticos progresistas, conservadores y liberales, amén de representantes significativos de los poderes financiero, mediático y cultural. Permanecen en su cabecera dos o tres miembros de máxima confianza y los restantes son sustituidos periódicamente por otros que representan a idénticos grupos de influencia.

Tercero: Obama está ligado de la Fundación Ford, de cuyos fines participa. Desde la muerte de Edsel Ford desapareció toda conexión con la familia y la empresa Ford. Su objetivos declarados son promover la democracia, la libertad, la educación, la cultura, el arte y los derechos humanos, muy en la línea de la Secretaría General de las Naciones Unidas y con evidente ideología neomalthusiana, en cuyo ámbito se le acusa de favorecer el aborto.

Se considera que las decisiones de Obama en determinados espacios conflictivos guardarán estrecha relación con la estrategia definida por Brzezinski para quien el fin justifica los medios.

Es indispensable, por tanto, conocer la ejecutoria política de Brzezinski y sus ideas, sobre todo en política exterior, para prevenir cuales serán las líneas maestras de la próxima ejecutoria presidencial, una de cuyas claves residirá en quienes elija para gobernar junto a él. Habrá algún negro (Obama no es negro sino mulato) y algún hispano. Pero en todos los gobiernos, fueran republicanos o demócratas, siempre hubo, y en puestos clave, al menos tres representantes del lobby judío, amén de que la mayoría de sus integrantes pertenecían al CFR, a la Trilateral, al Bilberberg u otras organizaciones de la Orden, incluso a dos o más de ellas. Obama ha ofrecido a Emmanuel Rahn el puesto de máxima confianza en la Casa Blanca. Rahn, de origen israelí, sirvió como militar en el Tsahal y en los Estados Unidos ascendió rápidamente como reputado consejero político.


LA DOCTRINA ESTRATÉGICA DE BRZEZINSKI

ZBIGNIEW BRZEZINSKI, polaco de nacimiento e hijo de un diplomático, contrajo matrimonio con una hija de Eduardo Benes, el que fuera presidente de la Checoeslovaquia de entreguerras. Desde los diez años, en Canadá, adquirió más tarde la nacionalidad norteamericana. Su fama de analista en materia de política internacional le condujo a una rápida ascensión en los ámbitos universitarios (fue profesor de Obama en la Universidad de Columbia como señalé anteriormente) y en las estructuras de la Aministración. Primero como miembro de planificación política del Departamento de Estado. Formó parte del equipo de campaña del candidato Humpfrey y más tarde miembro determinante del equipo creado por Rockefeller en apoyo de la elección para la presidencia de Jimmy Carter, junto al que se entregaría al diseño y aplicación de la política exterior. Fue notable su influencia sobre la secretaria de Estado Madeleine Albright, de origen judeo-europeo e hija de un colaborador de Benes. También fichó como colaboradores a Hungtinton y Lewis, a quienes se debe el diseño estratégico del “Choque de civilizaciones”. Pero acaso la expresión más acabadas respecto de sus objetivos fue la creación de la Comisión Trilateral (USA, Europa y Japón) para concordar en su seno una política unitaria frente a la Unión Soviética. Por eso interesan sobre todo sus ideas, las cuales impregnan los comportamientos políticos de la organización y de la Casa Blanca a lo largo de varias legislaturas.

El principio básico de lo que podría denominarse la doctrina Brzezinski, no muy alejada de la de Kissinger y que caracterizó la política exterior de Carter, podría sintetizarse en la necesidad insoslayable de la supervivencia y el poder de los Estados Unidos mediante la conquista de Eurasia. Su traducción esquemática sería en términos actuales: impedir que crezca el potencial de Rusia impulsado por Putin; defensa a ultranza del Estado de Israel frente a las amenazas de sus vecinos; control norteamericano del Oriente Medio y anulación de las amenazas que suponen Irán y Paquistán, sobre todo; lucha denodada contra el terrorismo islámico, forzar una implicación resolutiva de la OTAN y Europa, un apoyo generalizado a los procesos de dependiente democratización uniformadora y una política de contemporización con China que ya inició Nixon, amén de preservar en el espacio mesopotámico los intereses de las grandes compañías petroleras norteamericanas.

Obama, conviene recordarlo, postuló inicialmente la retirada escalonada de Irak. Pero ya muy avanzada la campaña puso a ésta un plazo de dos años, precisamente el anunciado por la Administración Bush, si prospera de la manera prevista la consolidación de un gobierno democrático, el compromiso de colaboración pacífica entre sunitas, chiítas y kurdos. Y el fortalecimiento de su ejército y su policía. Pero no habrá una retirada total mientras subsista el peligro de Irán, Paquistán siga siendo un peligro incluso superior al iraní y no se pacifique militarmente Afganistán. Es previsible por tanto una aumento de la fricción con Rusia en el área crítica de las repúblicas mediorientales desgajadas de la URSS y las prosoviéticas colindantes.

El gobierno Rodríguez decidió en las inminencias de las elecciones ampliar el volumen de la presencia de tropas españolas en zonas conflictivas y, sobre todo, suprimir el tope establecido de 3.000 efectivos en Afganistán. Una maniobra encaminada a un acercamiento con Obama y conseguir la ansiada fotografía en la Casa Blanca. ¿Y qué quedará del buñuelo de viento de la Alianza de Civilizaciones si en el despacho oval si impone, como se da por seguro, el “Choque de Civilizaciones” de Hungtinton y Lewis que desde los años setenta respaldan Brzezinski y Rockefeller?

La creación de la Trilateral, que Rockefeller encargó a Brzezinski, deslumbrado por la brillantez de su diseño estratégico para superar la debilidad registrada tras al fracaso de Vietnam, se sustentaba en dos pilares: usar del FMI para orillar los efectos de la crisis petrolera de 1973 que afectaba principalmente a los países emergentes y especialmente a los de la Europa continental; y actuar contra el poder soviético. Al natural recelo histórico de los polacos hacia Rusia, unía Brzezinski su encendido patriotismo norteamericanos y el empeño en rescatar en plenitud la posición de primera potencia global.

Fue Brzezinski quien, por ejemplo, tendió una trampa a la URSS para forzarla a intervenir en Afganistán y, una vez conseguido, armar hasta los dientes a los afganos, incluidos los talibanes, para que Moscú tuviera su Vietnam. Entonces, y también bajo Bush, Una de la piezas utilizadas para este juego ha sido Chechenia. Y asimismo la utilización de Georgia, de Ucrania y de otras repúblicas exsoviéticas de la zona para provocar reacciones defensivas e intempestivas de Putin con el objeto de dar carnaza a los poderes mediáticos para presentar como totalitario el actual régimen ruso y como un peligro imperialista para Europa, los Estados Unidos y la paz mundial. Ahí reside también la clave de la imprudente y acelerada ampliación de la UE hacia el Este llevándola incluso hasta alejadas repúblicas exsoviéticas.

TAMPOCO CAMBIARÁ EN LO ESENCIAL LA POLÍTICA ECONÓMICA

¿Y cómo hará frente Obama a la crisis financiera norteamericana y económica mundial? La clave nos la dará la figura elegida para el departamento del Tesoro. Pero no conviene olvidar dos cuestiones: que la Reserva Federal es mitad pública y mitad privada con participación de los más poderosos banqueros de los Estados Unidos, esos que acrecen su influencia tras cada crisis; y que también el FMI sirve a parejos intereses. Estoy persuadido de que, bajo otra envoltura dialéctica, Obama seguirá la política de rescate iniciada por Bush, la cual se impondrá en la reunión de Washington del G-8 y del G-20, presidida por el todavía inquilino de la Casa Blanca. Obama la enmascarará con la aplicación limitada de la “medidas sociales” aventadas durante la campaña, una vez que las disponibilidades financieras son escasas para cumplirlas mientras dure la recesión.

Y puesto que detrás de Brzezinski, maestro y asesor de Obama, está David Rockefeller parece obligado exhumar la conferencia que pronunció en diciembre de 1996 en el Círculo Económico de Nueva York. Y cuyo contenido reproduje y comenté en más de una crónica: un Nuevo Orden en el que las funciones de los Estados las asumirían las grandes empresas y sus fundaciones la cobertura de los servicios sociales. No otra cosa será, a la postre, la política de centro anunciada por la demócrata presidente del Congreso para la era Obama.

“América somos todos”, ha pontificado Obama en la misma línea que Bush. Y sólo admitirá como socios a los gobiernos que sigan los dictados de la Casa Blanca y del centro neoyorquino de poder financiero de la Orden. Europa pierde con la elección de Obama, con tan desmesurado entusiasmo recibida, la coartada de un Bush titular de todos los males que afligen al mundo.

http://www.vistazoalaprensa.com/firmas_art.asp?id=4906

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Sensato artículo

Anónimo dijo...

Sensato articulo