martes 4 de noviembre de 2008
Malvados marmolillos
M. MARTÍN FERRAND
NO todos los que parecen necios, especialmente en el territorio de la política, lo son de verdad. La partitocracia ha rebajado tanto el nivel de los cuadros de las distintas formaciones, en lo que a preparación e inteligencia respecta, que son muchos quienes se hacen pasar por mentecatos para no perder opciones y oportunidades. El talento produce rechazo y genera desconfianza y, por el contrario, un estúpido bien jaleado por sus próximos y amparado por los medios puede llegar a lo más alto del reconocimiento y la representación. Lo que no conviene es ser, y mucho menos parecer, más aptos y capacitados que el jefe de filas, sea cual fuere el talante del jefe y el color de la fila.
María Dolores de Cospedal, Esteban González Pons y, en menor medida, Soraya Saénz de Santamaría han significado con su incorporación a la cúspide rectora del PP un notable enriquecimiento para el partido al que votan los conservadores y en el que pretenden lucirse varios líderes, especialmente autonómicos, con tentaciones socialdemócratas y/o nacionalistas. Los tres son, sin duda, personas de más clara identidad, mejor formación y mayor aceptación por parte de quienes les votaron que sus predecesores. Sin embargo, ese conventillo conspirador en el que se acuartela Mariano Rajoy no deja de conspirar contra ellos y, en muchas ocasiones, esconder la mano tras arrojar las piedras que, con más ruido que daños, tanto alteran la estabilidad y la imagen pública del partido que encarna y monopoliza la condición alternativa.
En las últimas horas, tratando de obtener frutos marginales a la absurda polémica desatada en torno a un libro sobre la Reina, en el seno del PP se ha tratado con saña innecesaria y suicida la figura de González Pons. Incluso su predecesor en el cargo, que no en la función, se ha referido a él con rabia tan improcedente como inelegante. Parece razonable que en el PSOE se trabajen por deslucir los méritos del PP; pero ese afán cainita que rige los rumbos populares, además de chocante, es una bobalicona inversión en mecanismos autodestructores. Algo que sobrepasa la necedad y no es fruto de una especial cerrazón de mollera: más bien parece el resultado de una perversión contumaz.
Tenemos un Gobierno incapaz de enfrentarse a la realidad y tratar de aliviar los problemas que nos afligen. Un Gobierno que deja en dichos y gestos lo que no sabe convertir en acciones y resultados. Justamente por eso parece imprescindible el fortalecimiento del gran partido de la oposición, aparentemente entregado a las luchas intestinas y a la descalificación de sus mejores nombres. Para mayor perplejidad, Rajoy camina sobre esas aguas turbulentas sin una sola salpicadura. Es como si gozara con el piar de los malvados marmolillos que ocupan el nido de la gaviota y son incapaces, por sí mismos, de emprender vuelo alguno.
http://www.abc.es/20081104/opinion-firmas/malvados-marmolillos-20081104.html
martes, noviembre 04, 2008
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