martes, noviembre 11, 2008

Ferrand, Estadista por un dia

Estadista por un día

M. MARTÍN FERRAND

Miércoles, 12-11-08
JOSÉ Luis Rodríguez Zapatero, el líder que siempre sabe lo que le conviene, prepara su viaje a Washington con el mimo y precisión con que la Nasa organiza sus exploraciones interplanetarias. Sospecho que ello no obedece al sabio principio de cuidar los detalles, algo a lo que no acostumbra el presidente, y tiene mucho que ver con el gesto propagandístico de su propia y bien ganada conquista al encontrar asiento en una mesa a la que, inicialmente, no había sido invitado y en la que, sin pertenecer al G-20, sólo puede argumentar derechos morales. Después de cambiar impresiones con los presidentes de los dos grandes Bancos nacionales y con los de las dos mayores Cajas -no conviene confundir instituciones financieras con accionistas con las que no tienen propietarios-, y tras entrevistarse con los representantes de la patronal y los sindicatos, el presidente del Gobierno recibió a Mariano Rajoy.
Como es lógico y prudente, es poco lo que ha trascendido de esa ronda de consultas presidenciales. Lo importante, para empezar, es que se hayan celebrado y que, aunque todo quedara en un gesto, Zapatero, gran especialista en monólogos políticos, escenifique una cierta disposición al diálogo. Algo conveniente cuando no se es el dueño de la finca nacional y su trabajo como capataz tiene la categoría laboral de un eventual discontinuo. Quiere ser ahora gran estadista internacional y lo será, el próximo sábado, «por un día», como las «reinas» que, hace cuarenta años en TVE, coronaban Mario Cabré y José Luis Barcelona.
Si nos atenemos a los hechos, el Banco de Santander parece tener más confianza en sus propios recursos que en el plan gubernamental para enfrentarse a la crisis. Acaba de anunciar una ampliación de capital de 7.200 millones, lo que constituye un acto de fe en el mercado y una razonable duda, expresada con el distanciamiento, de los recursos públicos que, sin que todavía conozcamos en su exacta cuantía y en sus procedimientos de adjudicación, anunció el Gobierno y aprobó el PP. Unos recursos «enmascarados» que merecen la sospecha de cuanto se teje entre bambalinas.
La aportación de Rajoy al viaje triunfal de Zapatero cabe deducirla de su intervención en el congreso del Instituto de la Empresa Familiar. Después de confesar que no le gustan las burbujas porque «acaban reventando siempre», el líder gallego sentenció que la inversión debe estar vinculada a los recursos propios, «lo que no excluye -añadió- un acceso razonable al crédito». Lo que en ningún caso conviene, dijo también el presidente del PP, convertido en sabio de las finanzas y maestro en Economía, es «repartir dividendos de manera alocada». Mientras Zapatero sueña y trabaja su condición de estadista mundial, Rajoy entrena como Nobel de Economía. A los dos les une la ambigüedad, la escasez y el control incontestado de una sigla

http://www.abc.es/20081112/opinion-firmas/estadista-20081112.html

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