Demetrio Pelaez, Se van los vecinos y vienen las cucarachas

DEMETRIO PELÁEZ CASAL
ailolailo

Se van los vecinos y vienen las cucarachas

Los amantes de los insectos están de enhorabuena. El caso es que esos simpáticos y negruzcos bichejos llamados cucarachas se han instalado masivamente en un supercéntrico callejón del casco histórico, al lado de un sinfín de restaurantes visitados por cientos de vecinos y turistas, y todo indica que no tienen ningunas ganas de irse. ¿Por qué? Porque les mola mucho rebozarse en la mierda, y porquería, en esa zona, sobra, al igual que en otros muchos callejones húmedos y oscuros que se han convertido en una especie de oasis para meones, cagones, grafiteros, botelloneros propensos a la vomitona y todo tipo de cerdos urbanos.

Dichos ejemplares adictos a la guarrería, a dejarlo todo hecho una mierda, acabarán provocando un éxodo masivo de la zona vieja, pero aquí seguimos disculpándolos con un tono paternalista que ya atufa tanto como sus meadas y rechina más que sus pintadas sobre la represom y otras mandangas. Son jóvenes, tienen derecho a divertirse, es normal que hagan ruido hasta las tantas, tampoco es anormal que siembren la Alameda con varias toneladas de residuos y cristales rotos, y si les entra el apretón en plena calle, ¿por qué no van a poder aliviarse en cualquier rinconcito?

En cuanto a las pintadas, más de lo mismo, porque quienes las hacen son izquierdistas o independentistas reprimidos por un sistema opresor. Vamos, que a los muchachuelos les sobran los motivos para soltar su rabia de alguna forma, y si apoyas una campaña de mano dura y multas a discreción es que tienes un ramalazo facha muy poco edificante.

Con esta mentalidad dominante, no es de extrañar que cada vez más familias, vecinos, hosteleros y comerciantes del casco viejo estén tomando las de Villadiego. Ellos se van y su lugar lo ocupan las cucarachas. Que viva la modernidad.

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