La barra libre autonómica
JOSÉ MARÍA CARRASCAL
Miércoles, 12-11-08
CON la vista puesta en Washington y en la crisis económica, el presidente del Gobierno ha hablado con banqueros, sindicatos, empresarios, con el jefe de la oposición incluso, al que no venía haciendo el menor caso. Pero se ha olvidado de quien hubiese tenido que ser su primer interlocutor: las Autonomías, un modelo de despilfarro, irresponsabilidad y egocentrismo, con presupuestos que triplican, cuadruplican e incluso quintuplican el crecimiento previsto por el Gobierno, como si la crisis no fuera con ellas.
¿En qué se gastan las Autonomías las ingentes cantidades de dinero que manejan? Ustedes lo saben tan bien como yo: en coches oficiales, en despachos palaciegos, en viajes a los lugares más exóticos, en banquetes suntuosos, en festivales de todo tipo, en asesores de todos los pelajes, en canales de televisión controlados, en cadenas de radio adictas y, últimamente, siguiendo el ejemplo de Cataluña, en representaciones en el extranjero, donde se coloca, con sueldos espléndidos, a familiares o amigos. En caso de que la comunidad tenga lengua propia, se destinan también sumas importantes a enseñarla en el extranjero, mientras a los niños de casa se les niega la enseñanza del español. En esto ha devenido el Estado de las Autonomías, en una auténtica hemorragia de medios y dinero, que, si en tiempos de bonanza económica pasaba desapercibida, en tiempos de crisis viene a ser lo que una sangría a un tísico. «¿Necesita España 17 parlamentos autonómicos?», se pregunta The Economist en su último número, con cierto cachondeo. Desde luego, estos parlamentos autonómicos que tenemos, nidos de paniaguados que no representan a nadie sino a sí mismos, los necesitamos tanto como una bala en la cabeza.
Habrá que empezar a dar razón a los que piden una reforma constitucional, pero no en el sentido que proponen, de más descentralización, sino de más control y democracia. La democracia es un delicado equilibrio entre libertad y responsabilidad. Nuestras Comunidades Autónomas hacen lo que les da la gana sin responsabilizarse ante nadie. Disparan con pólvora del rey, y además, con salvas cada vez de mayor calibre, sabiendo que otros van a pagar la factura. Los proyectos faraónicos de los presidentes autonómicos, y en esto no hay diferencia a qué partido pertenecen, son una prueba de lo que digo. Con el aplauso del público, todo hay que decirlo, pues los españoles seguimos sin enterarnos de que el «dinero del Estado» es en realidad el nuestro. La única solución es cortárselo, excepto para lo fundamental. Y si quieren más, que suban sus propios impuestos, como ocurre en todas las democracias dignas de ese nombre. Ya verían entonces esos políticos de vía estrecha cómo reacciona el personal cuando tiene que rascarse el bolsillo.
Antes de ir a Washington a arreglar la crisis mundial, no estaría nada mal que Zapatero nos arreglase esta crisis doméstica
http://www.abc.es/20081112/opinion-firmas/barra-libre-autonomica-20081112.html
martes, noviembre 11, 2008
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