jueves, septiembre 18, 2008

Kepa Aulestia, Sin mecanismo de cierre

Sin mecanismo de cierre

18.09.2008 - KEPA AULESTIA

L a salida de prisión de Arnaldo Otegi, con su recurrente anuncio de una próxima negociación, se está encontrando esta semana con el inapelable contrapunto de la paulatina liquidación judicial de lo que queda de la izquierda abertzale. Anteayer ANV, Gestoras ayer, y muy probablemente EHAK hoy o mañana, han pasado a engrosar la lista de las estructuras desmanteladas por los tribunales. Ni siquiera el más fanatizado de los radicales puede hoy obviar los rotos que la Ley y la Justicia han ido provocando en las redes manejadas por ETA. Basta percatarse de la impotencia en la que parecen haberse sumido tanto sus dirigentes más veteranos como sus reclutas más bisoños. Su bolsa de votos continuará mermándose bajo la ilegalidad.
Pero sobre todo es su activismo el que más sufre las consecuencias de la presión general, porque incluso el éxodo permanente que protagonizan los entusiastas a la busca de la «tierra sin mal» acaba padeciendo los efectos de un andar desnortado y descreído. Si siguen en sus trece no es sólo por terquedad; mucho menos por coherencia. Es porque ETA y la izquierda abertzale carecen de un mecanismo de cierre que permita y asegure su desaparición por decisión propia.
Esto, que encierra el gran secreto de la perpetuación etarra, de su capacidad para transitar de la dictadura a la democracia, de su facilidad para metabolizar los más terribles crímenes, se convierte también en la causa que mantiene su inercia, aunque cada día más ralentizada.
Ayer las Gestoras convocaron concentraciones y manifestaciones que, más que nunca, iban orientadas hacia ninguna parte, hacia ningún fin. Ni siquiera parecían pensadas para preservar la cohesión entre los más fieles. Para qué, si tampoco tienen a donde ir, si no es a casa. De igual manera que el alistamiento representa un impulso primario que la agitación posterior reviste de soflamas, nadie se libra de las ataduras que le han mantenido vinculado a la inercia radical porque cambie de pensamiento: antes cambia de sentimientos.
Y el primero surge de los perjuicios que descubre padecer de pronto. A estas alturas, eso sería suficiente para que se produjera una desbandada general de presos en busca de otro abogado, de familiares intentando hallar alguna salida particular a los suyos, de recién encuadrados que aprovechan la confusión para darse de baja sin que nadie se entere. Si no ocurre así es porque hasta los más hastiados, antes de ponerse en evidencia, prefieren esperar a que alguien se decida a echar la persiana y clausurar para siempre el tinglado. Pero ese alguien no existe, nunca ha existido, porque tampoco hay persiana. Ni ellos son capaces de dotarse de una, ni los demás podemos proveerles el cierre.

http://www.elcorreodigital.com/vizcaya/prensa/20080918/politica/mecanismo-cierre-20080918.html

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