martes, septiembre 16, 2008

German Yanke, Dia de nervios

martes 16 de septiembre de 2008
Día de nervios

Germán Yanke
La tranquilidad no es el resultado de los males previamente anunciados y, aunque durante el pasado fin de semana ya se especulaba con la quiebra de Lehman Brothers y los graves problemas de Merrill Lynch —marcas que pasaban por poderosísimas en las inversiones y sabias en los análisis del mercado para obtener siempre beneficios, el lunes fue un día de nervios a flor de piel en todos los mercados, incluido el español, con un descenso del Ibex en la Bolsa del 4,5%. Seguramente más de nervios como síntoma de que la falta de confianza se apodera de la economía más que como un efecto directo de la quiebra del famoso banco de inversiones norteamericano cuya incidencia en la economía española, según los analistas, es ciertamente limitada.
El Gobierno no necesitaba esta alarmante noticia para perder los nervios. Ya se había visto que ni tenían las recetas adecuadas ni se coordinaba eficazmente y que su respuesta a las críticas era más bien un patético “¿qué quieren que hagamos?” que un programa concreto de medidas y reformas. El garrafal error en el modo en que se explicó Solbes refiriéndose a una hipotética “limpieza” en la economía española causada por la crisis es una muestra más de ese nerviosismo. Y digo nerviosismo porque es evidente que una crisis económica como ésta sirve, en medio de las dificultades que trae y de las tragedias que ocasiona, para poner de manifiesto lo que de artificial había en nuestra bonanza, lo que precisaba reformas profundas hace ya tiempo. Pero todo eso es lo que no se ha hecho y la bonanza de tiempos pasados se ha utilizado no para los cambios necesarios —los que deben hacerse ahora— sino para un marketing gubernamental. El mismo que no quiso hacer público un diagnóstico honrado y el que se quiere mantener aún con la retórica (falsa) de nuestra “fortaleza”.

Malo sería que, al nerviosismo de los mercados y el Gobierno, se sumara también el de la oposición. Y las declaraciones de ayer del presidente del PP parecen apuntar en ese sentido. Tiene razón Rajoy en sus críticas a la descoordinación del equipo de Rodríguez Zapatero y en su insistencia en la ausencia de un programa de medidas y reformas razonable. La tiene también al subrayar el espanto que produce que, en estas circunstancias, el Presupuesto del 2009 pueda negociarse casi exclusivamente con un PNV lanzando al soberanismo anticonstitucional con el consiguiente traspaso de competencias y fondos. Pero el ejemplo utilizado para describir la crisis es, a mi juicio, totalmente desafortunado: “Hay 180.000 extranjeros cobrando seguro de desempleo y ya volvemos a tiempos pasados: hay 20.000 andaluces que han pedido trabajo en la vendimia francesa”. Incluso explicando cuántos había antes en una u otra situación, la equiparación de las dos cosas para dibujar la situación resulta escandalosa.

Lo es porque no se puede considerar en ningún caso, y menos en el Estado liberal que Rajoy defiende, el seguro de desempleo como una cuestión de nacionalidad, sino de un derecho que responde a las cotizaciones legalmente establecidas. Por ello, es perfectamente posible que un extranjero tenga derecho al seguro de desempleo y un español no. Es más, puestos a hacer comparaciones, en este momento hay muchos extranjeros cotizando y pagando impuestos para que algunos españoles puedan tener seguro de desempleo y otras prestaciones.

Si es un despiste, si Mariano Rajoy no quería decir eso, debe empezar por explicarse mejor. Que es bueno en todo momento e imprescindible los días de nervios.

http://www.estrelladigital.es/diario/articulo.asp?sec=opi&fech=16/09/2008&name=german

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