miércoles, septiembre 10, 2008

Ferrand, Togas bordadas

Togas bordadas

M. MARTÍN FERRAND

Miércoles, 10-09-08
ESTAS líneas no las escribo al amparo de la libertad de expresión que reconoce la Constitución vigente. Me acojo, para redactarlas, al más consuetudinario y rotundo derecho al pataleo, el único que nos resta a los ciudadanos pacíficos cuando quienes dicen ser nuestros representantes olvidan sus compromisos electorales y anteponen, incluso chapuceramente, sus conveniencias partidarias a la más generalizada demanda social. La componenda pactada por el PSOE y el PP para, con dos años de retraso, renovar (?) el Consejo General del Poder Judicial, aparte de demostrar que los poderes del Estado han quedado reducidos a la voluntad pactada de los dos grandes partidos, sirve para difuminar la poca fe que los más ingenuos pudieran mantener en la Justicia.
Mal día fue para la democracia el del pasado mes de julio, en que Mariano Rajoy visitó, en La Moncloa, a José Luis Rodríguez Zapatero. Ambos, en lamentable compadraje, sentaron las bases del acuerdo que ahora han rematado sus portavoces parlamentarios. Con el interesado visto bueno de CiU y PNV, grandes raqueros de la Constitución, el PSOE y el PP se han repartido, mitad por mitad, la nómina del CGPJ en beneficio de jueces y juristas próximos a cada uno de los dos bloques que, en los hechos de cada día, dejan sin contenido los valores y principios propios de una democracia constitucional, parlamentaria y representativa.
El PSOE, al designar a «sus» miembros en el CGPJ, ha mantenido su línea, iniciada en los días del felipismo para tapar, en lo posible, los crímenes de Estado y la galopante corrupción del momento. El PP, por el contrario, ha renunciado a sus prédicas de «regeneración democrática», las que le proporcionaron la victoria electoral en 1996 y luego dejaron incumplidas. Ahora, tal para cual, los socialistas se han abrazado a su tribu judicial, Jueces para la Democracia, los populares a la suya, Asociación Profesional de la Magistratura, y, con una mutua concesión a la Asociación Francisco de Vitoria, más independiente, han dejado sin representación proporcionada en el Consejo a la mitad de los cuatro mil y pico jueces que ejercen en España y no están asociados en ninguna de ellas.
Sería procedente, en consecuencia, que los integrantes del CGPJ, para evitar equívocos y malas interpretaciones, mandaran bordar en la pechera de sus togas el símbolo de su partido de referencia. Un delicado bordado en hilo de oro fino, con la técnica del canutillo que le dé relieve, sobre el brillante raso que marca la tradición. Unos con la rosa y otros con la gaviota. Los de CiU y PNV con lo que se les antoje, como si se tratara de un Estatuto, y si alguno se siente independiente y puede, sin sonrojo, declarase como tal que se mande bordar un trébol de cuatro hojas. También deben reconocerse la suerte y la casualidad.

http://www.abc.es/20080910/opinion-firmas/togas-bordadas-20080910.html

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