jueves, agosto 14, 2008

Ignacio San Miguel, El mensaje de David Cameron

jueves 14 de agosto de 2008
El mensaje de David Cameron

Ignacio San Miguel

E N su último discurso, Cameron advirtió que iba a pronunciar palabras que tal vez sonaran raras, sorpresivas. No porque dislocasen la realidad, sino porque, ateniéndose a ella, se llevaba mucho tiempo sin pronunciar. Dijo algo aproximado a esto: “Llevamos décadas de relativismo. Llevamos décadas en que se ha ido erosionando la responsabilidad, las virtudes sociales, la autodisciplina, el respeto mutuo, las conquistas a largo plazo a cambio de la satisfacción inmediata. Llevamos décadas en que no sabemos distinguir el bien del mal, lo que es bueno de lo que es malo…”

Lo más importante no es lo que piense Cameron, aunque también. Lo importante es que si fueron pronunciadas, es porque el político sabía serían bien acogidas. No hay ningún político que pronuncie un discurso que piense que desagradará a su público. Significa, por tanto, que hay mucha gente que está ya cansada de la predominancia del relativismo y de no tener um código de valores para distinguir lo que es bueno de lo que es malo.

Primero ocurrió con Nicolás Sarkozy, quien ganó las elecciones con un mensaje muy parecido. Y, ahora Cameron, quien será el próximo primer ministro del Reino Unido si no se tuercen mucho las cosas. La vieja Europa, la menos propicia al cambio, parece empezar a moverse. Mientras tanto, la pobre España, la mísera España, desea ponerse a la cabeza del relativismo, del progresismo….y de la necedad.

El relativismo es el cáncer de Occidente, acostumbraba a decir Julián Marías. Sin duda, el relativismo socava el pensamiento y disuelve las profundas convicciones. De ahí que el resultado sea no poder distinguir el bien del mal y lo malo de lo bueno. Esas sociedades relativistas sin convicciones son campo propicio para que colectivos con ideas firmes, fanáticas, impongan sus presupuestos. No encontrarán nunca la oposición debida, puesto que no existen las convicciones contrarias que pudieran oponérseles.

Los colectivos de feministas y homosexualistas han triunfado plenamente, hasta el punto de que el aborto se ha convertido en un negocio industrial muy floreciente y los homosexuales van alcanzando puestos importantes en todas las esferas de la actividad humana; y no habría nada que oponer si fuera siempre por mérito de las personas, y no por la presión del lobby.

No sé si en el discurso de Cameron se señalan estan cosas, pero están implícitas en las palabras entresacadas. Es de notar que el político inglés pertenece a una generación nacida en pleno relativismo, no conociendo de primera mano otra situación ideológica en la sociedad en que le ha tocado vivir. Eso aumenta el valor de sus palabras, pues estas no parten de la nostalgia de una época pasada que se recuerda con cariño. Parten del hastío de un atolladero del que no se sabe salir y que es síntoma de una decadencia horrorosa.

No creo que en su discurso mencionase a ninguna Iglesia. No creo que los clérigos tengan nada que ver con un tema de esta envergadura. Hasta ahora no han demostrado disposición a regeneración alguna. Antes bien, su desintegración moral es lamentable. La Iglesia anglicana es el mejor ejemplo del relativismo moral y de no saber distinguir entre el bien y el mal. El sacerdocio de las mujeres y su condescendencia con el homosexualismo son buena prueba de ello. Y esto no es una simple anécdota, pues está causando hondas convulsiones en la Iglesia. El sacerdocio de las mujeres ha provocado que bastantes miembros se hayan pasado a la Iglesia católica. Y en cuanto al homosexualismo, sus consecuencias están en las importantes secesiones de bloques de Iglesias anglicanas que se están dando. No era de personas medianamente inteligentes pensar que si un obispo, Gene Robinson, americano, se confiesa gay, celebra “matrimonio” con su pareja y se presenta con ella en todas partes, incluyendo ceremonias religiosas, no habría consecuencias. La sociedad está tremendamente embotada, pero todo tiene su límite. Hace escasas décadas, si alguien hubiera planteado siquiera esta situación, lo habrían tomado por demente. Pero, aún ahora, tampoco estas cosas se han aceptado buenamente. Ya hay varias Iglesias anglicanas que se han separado de la casa matriz por no haber expulsado al desvergonzado obispo.

Estas Iglesias podridas debieran desaparecer. Contar con ellas para un regeneración de la sociedad es un sinsentido. Pues, en realidad, lo que han hecho y siguen haciendo, es colaborar en su desmoralización. El ejemplo de Gene Robinson es tremendo, no sólo para la Iglesia Anglicana, sino para todas las Iglesias cristianas. Así como fue devastador el caso de los los numerosos casos de pederastia entre los curas católicos norteamericanos. Gracias a que en este caso se tomaron medidas severas aunque tardías.

No es extraño, pues, que los únicos llamados recios a la revitalización de los espíritus, a la vuelta a los altos ideales hayan provenido de políticos avezados y no de clérigos alelados. Esperar que estos despierten de su anestesia espiritual no es nada práctico. Pues no es ésta una posición siquiera natural, sino desgraciadamente deliberada, según se sospecha. Al sector secular corresponde salir por propia iniciativa del pantano relativista y nihilista en que se ha sumido.


http://www.vistazoalaprensa.com/firmas_art.asp?id=4779

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