viernes, agosto 29, 2008

Europa debe parar los pies a Moscú

Europa debe parar los pies a Moscú

Viernes, 29-08-08

EL reconocimiento de la independencia de Osetia del Sur y Abjasia por parte de Moscú constituyó el punto de inflexión que convierte una crisis en la antesala de un conflicto grave. Como dejaron dicho los ministros de Asuntos Exteriores de la Alianza Atlántica, las relaciones no pueden seguir como si nada hubiera pasado, porque la decisión anunciada por el presidente Dimitri Medvédev constituye un paso cualitativo cuyas consecuencias deben ser anuladas -en la medida de lo posible- antes de cualquier normalización. Afortunadamente, China no ha atendido las peticiones de apoyo incondicional por parte de Moscú y se ha negado a secundar el reconocimiento de la independencia de estas dos regiones georgianas, lo que hubiera sido un elemento extraordinariamente comprometido. Hasta ahora, al margen de que hay países con mayor o menor cercanía política con Rusia. Por ahora, Moscú se ha quedado solo ante esta arriesgada maniobra.
Sin embargo, desde que se produjo ese reconocimiento diplomático, la situación no ha dejado de agravarse, hasta el punto de que hemos regresado a los escenarios de la guerra fría, con demostraciones de fuerza en aguas del Mar Negro entre la flota rusa y una flotilla de la OTAN que oficialmente se encuentra realizando «maniobras rutinarias» en las proximidades de la costa de Georgia. Rusia siempre se ha encontrado con la oposición firme de Estados Unidos y la OTAN, y la Unión Europea tiene la ocasión de pronunciarse el próximo lunes, en la cumbre extraordinaria de presidentes que ha convocado Nicolas Sarkozy. Puesto que la mayor parte de miembros de la UE lo son también de la Alianza, es muy probable que utilicen un lenguaje similar sobre el conflicto a pesar de las diferentes implicaciones de una y otra organización . Las relaciones de la UE con Rusia ya eran bastante complicadas, marcadas por una vecindad conflictiva de algunos países y el significativo comercio de la energía, y ahora es previsible que se volverán aún más complejas. En términos esenciales, si la UE decide aplicar sanciones contra Rusia por su comportamiento en Georgia, es probable que Moscú responda con medidas de reciprocidad utilizando la energía que nos suministra, a pesar de que con este intercambio obtiene también el grueso de sus ingresos, aunque dado que todavía no dispone de infraestructuras para ofrecer el gas de Siberia a otros clientes potenciales, como China, es posible que en el Kremlin sea reticente a utilizarlo como arma en este caso.
En todo lo demás, se diría que si esta situación ha sido planificada desde el Kremlin, el momento no podía ser más prejudicial para Occidente: en medio de una crisis económica causada en parte precisamente por el encarecimiento del petróleo, con la Casa Blanca en periodo de interinidad en plena campaña electoral y además en puertas del invierno. Y pese a ello, es necesario que la UE responda con toda la firmeza posible para hacer saber a Moscú que ha rebasado una línea al romper con la legalidad internacional y abrir la caja de Pandora de la revisión de todas las fronteras enteras en el espacio ex soviético. El cambio de Alemania -principal consumidor del gas ruso- hacia las posiciones más críticas, hace prever que la reacción europea será contundente. No es solamente Georgia, sino que si se aceptase lo que ha pasado en Georgia, se dejaría vía libre para que otros territorios en Moldavia, Ucrania o incluso Kazajistán, siguiesen el mismo camino. No es posible permitir que el mundo vuelva a ser el lugar donde se imponen las fronteras por la fuerza. Desgraciadamente, la debilidad de la posición occidental viene del hecho de que casi todos los países aceptaron en su día la independencia de Kosovo, conflicto con el que existen ciertos paralelismos en cuanto a la falta de respeto al Derecho Internacional. En Kosovo fueron países occidentales, empezando por Estados Unidos, los que dieron un paso cuyas peores consecuencias estamos viendo ahora.

http://www.abc.es/20080829/opinion-editorial/europa-debe-parar-pies-20080829.html

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