Burla consumada
Jueves, 21-08-08
LA mayoría de ocasión formada por el PSOE y algunas minorías consumó en la sesión de la Diputación Permanente del Congreso de los Diputados el blindaje del presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, quien finalmente evitará dar explicaciones por el caos de la financiación autonómica. Zapatero esquiva el control democrático del Congreso de los Diputados no por falta de iniciativa que lo permitiera, porque el Partido Popular mantuvo la suya, sino por el absurdo empecinamiento de otros grupos de no apoyar la propuesta popular, después de que Iniciativa por Cataluña retirara su petición de comparecencia. Las minorías han vuelto a desnaturalizar el sistema parlamentario y a comportarse como comodines del Ejecutivo, renunciando a facilitar su control, a pesar de que algunas como CiU ó ERC estaban de acuerdo con la presencia de Zapatero en el Congreso. Mientras la prioridad de estos grupos sea hacer de oposición a la oposición, la función parlamentaria de controlar al Ejecutivo estará falseada por los intereses tácticos que tengan en cada momento. La consecuencia es que el Gobierno se dedica a sobrevivir día a día, conformándose con no dar la cara en el Parlamento y aplazando los problemas gracias a pactos de simulación facilitados por unas acomodaticias minorías. Es cierto que la Diputación Permanente rechazó ayer comparecencias -de la vicepresidenta primera y de otros ministros, excepto de la habitual Magdalena Álvarez- que no tenían la urgencia propia que requiere el recurso a este órgano parlamentario. Pero tales peticiones habrían sido impertinentes con este criterio si existieran posibilidades de que fueran admitidas durante el periodo ordinario de sesiones, cosa que no ocurre fácilmente.
El Gobierno que elude al Parlamento elegido por las urnas no es más fuerte, sino más precario y vulnerable, porque, como el de Zapatero, hipoteca su estabilidad con votos oportunistas. Además, los ciudadanos toman buena nota de las actitudes de sus políticos y distinguen entre quienes asumen sus responsabilidades y quienes las evitan. La situación actual de España es incompatible con un Gobierno esquivo y temeroso. Requiere fortalecimiento institucional y generosidad política, pero Zapatero no quiere lo uno, porque rehuye cuanto puede el control parlamentario; ni lo otro, porque no quiere asumir el liderazgo que demandan la crisis económica y la discordia autonómica. El Gobierno tampoco gana tiempo escondiendo a Zapatero y dando cambiazo al Congreso con el vicepresidente económico, Pedro Solbes. Nada hace pensar que en los próximos meses la situación de crisis económica, telón de fondo del enfrentamiento entre gobiernos y autonomías, vaya a dar un respiro al Ejecutivo socialista. Mientras Zapatero se esconda, autocomplaciéndose con llevar el enfrentamiento a los socios del tripartito catalán y por arañar unas semanas a unas comparecencias que serán inevitables en las sesiones de control, el país perderá un tiempo precioso para adoptar medidas de recuperación y confianza.
http://www.abc.es/20080821/opinion-editorial/burla-consumada-20080821.html
miércoles, agosto 20, 2008
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