jueves, agosto 28, 2008

Pio Moa, Tesis sobre el terror en la guerra civil (I)

Tesis sobre el terror en la guerra civil (I)
28 de Agosto de 2008 - 17:49:19 - Pío Moa

La izquierda ha entendido muy bien el papel emocional y el valor político actual de las acusaciones de represión aplicadas a la derecha durante la guerra, y no ceja por ello en su fraudulenta propaganda a todos los niveles (la última, la del juzgador solitario). Lo hace con el silencio cómplice de los políticos rajoyanos, tan propensos a escupir sobre la tumba de sus padres y abuelos, por creer que así ganan votos. Por ello conviene insistir cuanto haga falta en unas cuantas verdades.

1.- El terror se plantea de dos formas: como un modo de paralizar la reacción del contrario (véanse las instrucciones del PSOE para la guerra civil, o las de Mola para el golpe militar) o como una “limpieza” a fondo de enemigos (véase a Araquistáin: “no va a quedar un fascista ni para un remedio”). En el primer caso, se busca abreviar la lucha y por tanto las víctimas, aunque en la práctica tienda a convertirse en un fin en sí mismo.


2.- Según los estudios más fiables, los de Ramón Salas Larrazábal corregidos por A. D. Martín Rubio, el número de víctimas del terror entre 1936 y 1939 fue ligeramente superior por parte de los nacionales, aunque proporcionalmente algo menor, al haberse aplicado sobre una población más amplia (el Frente Popular solo pudo hacerlo sobre algo más de la mitad del país). Los estudios de Salas y de Martín son a priori mucho más fiables que los descaradamente politizados y subvencionados por el poder socialista, tan abundantes estos años.



3.- La práctica igualdad cuantitativa entre los dos terrores no significa igualdad cualitativa. Por el contrario, existen profundas diferencias a considerar: ante todo, fueron las izquierdas, y no los nacionales, quienes empezaron a aplicar ese método ya en 1933-34, con el asesinato de numerosos derechistas, asaltos a locales de la CEDA, etc. Durante la insurrección de octubre del 34, el terror fue aplicado ampliamente allí donde la revuelta triunfó por algún tiempo, Asturias sobre todo (en torno a un centenar de asesinatos). Luego, tras las elecciones de febrero de 1936, las izquierdas volvieron a aplicar un terror sistemático, con más de 200 asesinatos en solo cinco meses, amparados por el gobierno. Este terror previo elevó más y más la exasperación de la derecha y constituyó uno de los factores de su réplica posterior, a menudo feroz.



4.- Una derivación política de la actitud izquierdista fue la gran campaña internacional sobre la represión derechista de Asturias, fundada en falsedades y exageraciones, pero aceptada por numerosos historiadores hasta hace poco. Baste decir que, una vez ganadas –anormalmente—las elecciones de 1936, entre otras cosas con la promesa de investigar dicha represión, el Frente Popular olvidó sus promesas y rechazó dichas investigaciones, demandadas por la CEDA. Sin embargo la campaña creó en la izquierda un clima de revancha muy proclive a aplicar el terror contra una derecha tan "criminal"; y en la derecha una indignación impotente, muy peligrosa en caso de explotar. Este factor -- la incidencia social de esta campaña--, nunca había sido debidamente analizada ni tomada en cuenta por los historiadores.


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Historia contra memoria

Cartas al director:

Campo de concentración de Castuera N
***Angel David Martín Rubio
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Durante el mes de julio pasado, historiógrafos y políticos han fantaseado en Castuera (Badajoz) sobre el campo de concentración que existió en esa localidad durante los primeros meses de la posguerra y al que paradójicamente se calificaba de "un campo en la retaguardia", calificativo que pierde su sentido cuando no existían los frentes y que oculta lo que en realidad fue: un centro provisional para la clasificación de los miles de prisioneros de guerra que provocó el final de la guerra, habilitado por poco tiempo con el régimen jurídico de una Prisión Central.
En las reseñas de prensa se alude a prisioneros y muertos, todo con la misma vaguedad que favorece la creación y difusión del mito pero... Hay otros muchos muertos y presos de los que nadie habla y también eran de Castuera o murieron allí. Me refiero a los asesinados por las milicias frentepopulistas en El Arenal, los quemados vivos en el apeadero de El Quintillo, los fusilados en el Cementerio, los presos en el Depósito municipal, los presos en la Ermita de los Mártires, los presos en los Campos de Trabajo establecidos por el Gobierno de la República mucho antes de la creación del Campo de Castuera, como ocurrió en Monterrubio, los centenares de soldados y voluntarios caídos en el frente de La Serena.
Por favor, que nos dejen a los historiadores estudiar nuestro pasado, que los políticos se dediquen a las gestiones que les corresponden y, por si puede servirnos la lección, que los españoles no olvidemos lo que ocurrió en 1936 cuando las izquierdas, con el Partido Socialista a la cabeza, dinamitaron el Estado de Derecho.
http://www.elperiodicoextremadura.com/noticias/noticia.asp?pkid=392787
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MEMORIA HISTORICA
Las fosas de Mérida
Angel David Martín Rubio
Mérida
La unilateral recuperación de la memoria histórica que se está llevando a cabo por la izquierda española ha vuelto a poner de actualidad unos enterramientos en el entorno del cementerio de Mérida que no eran ningún secreto para la historiografía que se ha ocupado de la Guerra Civil en Extremadura. Un informe del Ayuntamiento de Mérida fechado en la década de los cuarenta y publicado en mi libro Paz, piedad, perdón... y verdad afirma con toda claridad que "al ser liberada la ciudad por el Glorioso Ejército y con posterioridad a esto fueron sancionados por la autoridad aquellos que hicieron fuego contra las armas nacionales y cuyos cadáveres según noticias adquiridas por esta alcaldía fueron dados sepultura en las inmediaciones del cementerio". Si a ellos añadimos las ejecuciones de las sentencias dictadas por Consejos de Guerra, el total de muertes registradas en Mérida se sitúa algo por encima de las quinientas personas como se documentó en una memoria de licenciatura presentada por María del Mar Alvarez Román en la Uex (1989). Todo ello hace inexplicable el baile de cifras, a cual más disparatado, que se ha visto y leído en los medios regionales en los últimos días: unas veces eran mil, otras dos mil, otras cuatro mil...
Pero no son estas las únicas tumbas existentes en el cementerio de Mérida. Cuando las tropas nacionales entraron en la ciudad emeritense pusieron fin a los asesinatos que, por orden del comité frentepopulista habían comenzado el 7 de agosto y continuaron en los días siguientes.
Personalmente preferiría que se dejara reposar a todos los muertos de la Guerra Civil bajo una cruz que fuera símbolo de reconciliación, unidad y verdad pero si otros prefieren seguir manipulando la historia y emplearla como arma al servicio de su demoledor proyecto político, habrá que recordarles que fueron los ahora llamados --republicanos-- quiénes comenzaron a derramar la sangre de sus enemigos sobre Extremadura.

http://www.elperiodicoextremadura.com/noticias/noticia.asp?pkid=392203

*** "que nos dejen a los historiadores estudiar nuestro pasado", exhorta Martín Rubio. Pero a la mayoría de los historiadores no hay por dónde cogerlos, tanto se ha degradado la profesión en estos años. Son peores que los políticos.

http://blogs.libertaddigital.com/presente-y-pasado/tesis-sobre-el-terror-en-la-guerra-civil-i-3703/

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