miércoles, marzo 05, 2008

Pablo Sebastian, Ganó Rouco

miercoles 5 de marzo de 2008
Ganó Rouco

Pablo Sebastián
No hubo milagro, y en la Conferencia Episcopal ganó la presidencia el candidato oficial del Vaticano, es decir, del Papa Benedicto XVI, que no era otro que el cardenal Rouco Varela, que vuelve por donde solía y ya estuvo otras dos veces, excepción hecha del paréntesis de monseñor Blázquez, que ha perdido por poco pero de manera suficiente —con el gambito del nuevo obispo cordobés, que alguien movió con sigilo—, y puede que también por no haber ocupado, como debiera, la presidencia de la Conferencia, de la que se adueñaron por vía de los hechos consumados, a lo largo los últimos años, Rouco y Cañizares.
Blázquez no se sentó, como era su obligación, en el sillón de la presidencia episcopal y, ante el sitial vacío, otros con más ímpetu y decisión se alzaron con el santo y la limosna y, al final, se han llevado el gato al agua bendita. Y todo anuncia que nos espera un nuevo frente de tensión entre la Iglesia y el Estado en la próxima legislatura. Porque si Zapatero gana las elecciones, como parece, y es verdad que el ministro Bermejo “no olvida”, como dice, y su departamento es el encargado de esa relación, que se prepare Rouco. Porque puede que en la próxima legislatura la relación con el Vaticano no la lleve la vicepresidenta De la Vega porque tuvo poco éxito, después de tantos paños calientes y brindis en Roma —¡monseñor, qué ceremonia más emocionante!”, dijo zalamera—, al final, los prelados le tomaron el pelo, y de lo lindo. Como tampoco ha triunfado —y eso era de esperar, por ser cuña de la misma madera— el embajador Vázquez ante el Vaticano, que debería regresar a su Coruña natal.

El que tampoco va a perdonar será Zapatero, que ha prometido ponerle a la Conferencia Episcopal “los puntos sobre la íes”, lo que traducido en el lenguaje del talante o del diálogo quiere decir que ponto se reformará la ley del aborto, para introducir los plazos, se abrirá la puerta de la eutanasia, se revisará la situación de los profesores de religión y, finalmente, también la financiación de la Iglesia, y algún que otro apartado de los acuerdos entre la Iglesia y el Estado. Sobre todo una vez que el Vaticano, que es también un Estado, depositario de esos pactos, ha roto su obligada imparcialidad, y ha entrado en campaña electoral y otras batallas, que nada tienen que ver con los terrenos de Dios, con la caridad y la evangelización. Escúchese la COPE cualquier día de éstos, y se verá cómo las gastan, mañana, tarde y noche, los locutores protegidos del cardenal Rouco —el pastor protestante de la noche y el pastor alemán de la mañana—, quien acaba de asumir, con ayuda y bendición del Papa Benedicto XVI, esta nueva presidencia de la Conferencia Episcopal española. Una misión que, seguramente, no tendrá nada que envidiar a la nunciatura del Vaticano en Bagdad, si es que existe.

Es decir, que muy pronto vamos a ver cómo acaba lo del caldito del nuncio Monteiro con Zapatero en la Embajada del Vaticano. Porque si Zapatero, como apuntan todas las encuestas y las distintas cábalas sobre los pactos para la formación del Gobierno, se queda en el palacio de la Moncloa, no tardará en decir a los obispos que el pueblo español ha hablado en las urnas y desautorizado el discurso político episcopal, sus recomendaciones de voto, y las soflamas radiofónicas de la COPE. De manera que ya tenemos, como en el campo económico, otro frente político abierto, que se sumará al autonómico e institucional, a completar con la imparable ocupación por el PSOE del Poder Judicial. Y a los cardenales Rouco, Cañizares y García Gasco más les vale que el huracán sonriente que se les viene encima les pille confesados, porque las cosas no quedarán como están.

http://www.estrelladigital.es/diario/articulo.asp?sec=opi&fech=05/03/2008&name=manantial

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