jueves 6 de marzo de 2008
Armas de destrucción masiva
POR DARÍO VALCÁRCEL
WARREN Buffet, primera autoridad entre los inversores privados, define así la situación: muchos paquetes anónimos, de millones de créditos, titulizados, indescifrables, «actúan en la economía mundial como armas financieras de destrucción masiva». Nicolas Sarkozy añade: si los agentes privados no ponen orden en un sistema financiero que parece fuera de control, «estamos preparados para considerar alternativas regulatorias». Un resumen de 50 líneas puede leerse en las páginas azules de Informe Semanal de Política Exterior. Los bancos europeos no pueden precisar el grado de envenenamiento producido por las hipotecas subprime, procedentes de Estados Unidos. Hasta hoy, la banca europea ha reconocido pérdidas de 36.000 millones de dólares. La infección, sin embargo, puede ir mucho más allá. Se han puesto en circulación, añade el Informe, elementos poco o nada regulados: los CDO, collateralized debt obligations, activos titulizados comercializables; los SIV, structured investment vehicles; y los más peligrosos, los conduit, no anotados en los balances.
Se pide a los reguladores que vigilen un sistema mucho más complejo que el que existía cuando se redactaron las normas por las que ellos mismos, los reguladores, se rigen. Dicho de otro modo: las instancias responsables de vigilar son menos ágiles que los especuladores. A ello se une una balcanización de la regulación (la define así el director ejecutivo del Banco de Pagos de Basilea).
El mes pasado, el ministro de Hacienda alemán, Peer Steinbrück, advertía del alcance de los desfalcos. Una parte de la masa dineraria circula por vía regular. Otra no. La banca contabiliza pérdidas globales de 150.000 millones de dólares. Faltan 280.000 millones por contabilizar. Los auditores externos caen sobre los bancos y aseguradoras de Wall Street. Pero hay innumerables entidades medianas y pequeñas en la nueva lista de sospechosos.
La riqueza acumulada en el mundo es grande. Pero el daño moral es incalculable. Los bancos afectados (UBS, Merril Lynch, Citigroup, por ejemplo) tienen un futuro difícil. Arthur Andersen, contaminado por Enron, no se pudo recuperar. Los grandes bancos españoles, dicho sea sin amabilidad, se mantienen poco contaminados, tanto por su prudencia interior como por la vigilancia del Banco de España.
Claude Bébear, patrón de AXA, el gran grupo asegurador francés, ha alzado la voz para denunciar la oscuridad de muchas reglas contables internacionales, dictadas no para defender al inversor sino para promover la volatilidad. La llegada de ciertos hedge funds, denuncia Bébear, acompañados de exóticos instrumentos como las collateralized debt obligations, han hecho crecer los efectos perversos. El 28 de febrero, Buffet retiraba su plan de rescate de las aseguradoras de bonos, a las que ofreció hace un mes una inyección de liquidez de 5.000 millones. El hombre sabio de Omaha recurría a la ironía, no sin indignación: Wall Street tenía un buen repertorio de mecanismos para perder dinero; no comprendemos por qué pone en marcha nuevos procedimientos cuando los antiguos funcionaban a la perfección.
Ante las amenazas de quiebra, algunos fondos soberanos, Abu Dhabi, Qatar, Singapur, Kuwait, han tomado posiciones en empresas financieras americanas. Los fondos chinos y rusos tratan de cubrir otros huecos. Unos y otros coinciden en afirmar un mismo propósito salvador: no tratamos de explotar la situación en beneficio propio. He aquí a unas hermanas de la caridad movidas por el deseo de hacer el bien.
Los paraísos fiscales de Liechtenstein, Andorra o Mónaco han sido calificados por una alta autoridad del Fondo Monetario como principados de mierda. La Unión Europea propone la inmediata creación de un regulador comunitario centralizado. Entre tanto, Ben Bernanke, patrón de la Fed, pide a los bancos americanos un poco de paciencia ante los impagos de las familias.
Guillermo De la Dehesa publicaba el 3 de marzo una lección de semántica taxonómica, eran sus palabras, para aclarar algunos términos confusos del lenguaje financiero: crisis, estanflación, crash... Pero, era curioso, ni por un momento mencionaba otros vocablos, también actuales, por ejemplo la locución subprime.
http://www.abc.es/20080306/opinion-firmas/armas-destruccion-masiva_200803060249.html
jueves, marzo 06, 2008
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