¿Qué supone el asilo político?
JOSÉ G. RAMÓN CASTILLO
Miércoles, 01-10-08
En el documento del Ministerio Interior en que se me concede el refugio político no se explica mi salida de Cuba directamente de la cárcel a España. Tampoco se hace alusión al estado de los derechos humanos en la isla ni a la gerontocracia castrista en el poder desde hace cincuenta años ni a ningún hecho destacable en mi persona ni circunstancial para tales efectos, pero me siento satisfecho y en el orden personal muy regocijado por la protección del Estado español.
No podía ser de otro modo, España es una nación civilizada y nunca se va dejar arrastrar por la pléyade de fanáticos que gobiernan en Cuba.
Creo que con mi caso, España reconoce la crítica situación en la isla y en sus mismas narices le espeta al régimen cubano que no basta con eliminar las prohibiciones absurdas sino que hay que ir al meollo del asunto: las transformaciones democráticas. España no está segura de una posibilidad real de cambios inmediatos, pero, al menos, los evoca subrepticiamente.
El Gobierno español parece tomarse las cosas con calma. A las claras lo dicen los recientes acuerdos tomados en La Habana en materia de cooperación, con el anuncio de 20 millones de euros para el desarrollo de la mujer, salud, educación, soberanía alimentaria.
Ni la probabilidad de elección de Obama como presidente de Estados Unidos, cosa que seguramente cambiará la política norteamericana hacia Cuba hace modificar la parsimonia oficial.
Por cierto, desde la época de Felipe González, se viene aplicando, con escasos resultados esta política con Cuba. En los años noventa, cuando fracasó el socialismo real en el mundo, el ex ministro de Economía Carlos Solchaga recorrió la isla con un paquete de medidas económicas bajo el brazo, para incentivar la pequeña y la mediana empresa. Fidel se lo «cargó» y le dijo a Felipe que le daría a Solchaga las lecciones económicas que no aprendió cuando cursó estudios en las Universidades de Madrid, Cambridge y Massachusetts.
http://www.abc.es/20081001/opinion-firmas/supone-asilo-politico-20081001.html
martes, septiembre 30, 2008
James D. Fernandez, ¡Que viene el lobo!
¡Que viene el lobo!
JAMES D. FERNÁNDEZ, PROFESOR DE LA NEW YORK UNIVERSITY
Miércoles, 01-10-08
ANÁLISIS DE CAMPAÑA
Hace tiempo que hemos sabido que los costes de la política «invasionista» de la administración de George W. Bush serían incalculables y de desconocida duración. En la columna del débito figuran no sólo los cientos de miles de muertos, las decenas de miles de heridos, y los billones de dólares que Estados Unidos ha gastado y seguirá gastando en la destrucción de armas inexistentes y en la «instalación» de una «democracia» (¿sería posible inventar una contradicción de términos más tajante que la de «instalación de la democracia»?). Estos días se nos ha presentado otra factura, quizá a la larga más costosa que la misma guerra en Irak y el rescate de Wall Street juntos.
«Señores, estamos ante una emergencia sin precedentes, nos encontramos al borde de un abismo. Necesitamos actuar inmediatamente; tenemos que suspender los procesos y los ritmos habituales de la política democrática, hace falta investir de autoridad más o menos ilimitada a un pequeño grupo de expertos, para salvarnos de la catástrofe que se avecina. ¡Que viene el lobo! Otra vez. Ahora sí de veras...»
Al fracaso del plan de rescate han contribuido muchos factores, entre ellos: las debilidades y opacidades del plan en sí, que ha sido criticado con comparable vehemencia desde la derecha y desde la izquierda; la falta de liderazgo y de disciplina al nivel de los partidos y al nivel del país; el miedo de los congresistas que se presentan a la reelección en menos de cuarenta días a registrar públicamente su aprobación de un plan que no comprenden y cuyos resultados son imprevisibles. De los 26 congresistas que no se presentan a la reelección en noviembre (y que, por lo tanto, tienen asegurado el escaño), sólo 2 votaron en contra del plan de rescate.
Pero en el fondo, el factor que subyace a todos los demás, es la profunda crisis de confianza que existe en la nación. El país desconfía: ya ha visto que las excepcionales medidas de emergencia se pueden convertir en inamovibles pilares del status quo, ya que la emergencia es perpetua, el estado de excepción, la norma.
En medio de esta crisis, en el primer debate presidencial, ni Obama ni McCain lograron inspirar mucha confianza. Los dos afirmaron que nos encontramos ante un precipicio sin precedentes, y expresaron su aprobación -como quien no quiere la cosa-del plan que se estaba fraguando en el Congreso. Pero ante un moderador atónito -y un público desorientado-inauguraron el debate negándose a articular cómo esta catástrofe, que supuestamente pone en peligro la misma economía del país, afectaría sus planes económicos, de ser elegidos. Parecía que el lobo -si es que de veras hay un lobo- venía desdentado.
James
D. Fernández
Profesor de la New
York University
http://www.abc.es/20081001/opinion-firmas/viene-lobo-20081001.html
JAMES D. FERNÁNDEZ, PROFESOR DE LA NEW YORK UNIVERSITY
Miércoles, 01-10-08
ANÁLISIS DE CAMPAÑA
Hace tiempo que hemos sabido que los costes de la política «invasionista» de la administración de George W. Bush serían incalculables y de desconocida duración. En la columna del débito figuran no sólo los cientos de miles de muertos, las decenas de miles de heridos, y los billones de dólares que Estados Unidos ha gastado y seguirá gastando en la destrucción de armas inexistentes y en la «instalación» de una «democracia» (¿sería posible inventar una contradicción de términos más tajante que la de «instalación de la democracia»?). Estos días se nos ha presentado otra factura, quizá a la larga más costosa que la misma guerra en Irak y el rescate de Wall Street juntos.
«Señores, estamos ante una emergencia sin precedentes, nos encontramos al borde de un abismo. Necesitamos actuar inmediatamente; tenemos que suspender los procesos y los ritmos habituales de la política democrática, hace falta investir de autoridad más o menos ilimitada a un pequeño grupo de expertos, para salvarnos de la catástrofe que se avecina. ¡Que viene el lobo! Otra vez. Ahora sí de veras...»
Al fracaso del plan de rescate han contribuido muchos factores, entre ellos: las debilidades y opacidades del plan en sí, que ha sido criticado con comparable vehemencia desde la derecha y desde la izquierda; la falta de liderazgo y de disciplina al nivel de los partidos y al nivel del país; el miedo de los congresistas que se presentan a la reelección en menos de cuarenta días a registrar públicamente su aprobación de un plan que no comprenden y cuyos resultados son imprevisibles. De los 26 congresistas que no se presentan a la reelección en noviembre (y que, por lo tanto, tienen asegurado el escaño), sólo 2 votaron en contra del plan de rescate.
Pero en el fondo, el factor que subyace a todos los demás, es la profunda crisis de confianza que existe en la nación. El país desconfía: ya ha visto que las excepcionales medidas de emergencia se pueden convertir en inamovibles pilares del status quo, ya que la emergencia es perpetua, el estado de excepción, la norma.
En medio de esta crisis, en el primer debate presidencial, ni Obama ni McCain lograron inspirar mucha confianza. Los dos afirmaron que nos encontramos ante un precipicio sin precedentes, y expresaron su aprobación -como quien no quiere la cosa-del plan que se estaba fraguando en el Congreso. Pero ante un moderador atónito -y un público desorientado-inauguraron el debate negándose a articular cómo esta catástrofe, que supuestamente pone en peligro la misma economía del país, afectaría sus planes económicos, de ser elegidos. Parecía que el lobo -si es que de veras hay un lobo- venía desdentado.
James
D. Fernández
Profesor de la New
York University
http://www.abc.es/20081001/opinion-firmas/viene-lobo-20081001.html
Laura Campmany, Paul Newman
Paul Newman
LAURA CAMPMANY
Miércoles, 01-10-08
Me van los lectores a perdonar, pero el pasado viernes se murió Paul Newman y una, que no es piedra, no puede escribir de otra cosa. Tenía ese hombre los ojos de un azul tan profundo, que no había forma de desazularlos. Cuando se le formaban como dos comisuras, llegabas a creer que sonreían. La primera vez que lo vi en el cine, siendo yo adolescente, aparecía unos segundos, al final de la película, haciéndole un guiño al público. Hubo, en aquella sala, suspiros, lipotimias y desmayos. Hay veces que uno quiere meterse en la pantalla, como en «La rosa púrpura de El Cairo».
A las cuarentonas, que le vimos en todo nuestro esplendor, y desde luego en el suyo, se nos ha ido algo más que un objeto bien fabricado. Aunque parezca idiota, siento que hemos perdido mucho más que el color de una leyenda: un modo de avanzar sabiendo adónde, un tejado con vistas al deseo, la dulce juventud, un as de picas, un golpe magistral, un tierno hoyuelo, una provocación, una promesa, un premio, un semidiós, un arquetipo. Es como si al David de Miguelángel le diera por romperse de repente.
Si se ha muerto Paul Newman, es que todo es posible. Deja, claro, su historia, sus planos y su vida. Yo creo que no era actor, sino otra cosa. Como siempre era él, he olvidado los nombres de sus cien personajes. Era Newman con cartas o a caballo. Era Newman buscando una salida. Tan hermoso y viril, que no me atrevo ni a llamarlo guapo. Él sabría, por dentro, cómo se lleva a cuestas un amor colectivo. Quizás fuera su cruz, y la cargó con hombro masculino. Era, de entre mil hombres, ése al que una mujer escogería. Lo siento, caballeros, pero más que un varón, era un destino.
http://www.abc.es/20081001/opinion-firmas/paul-newman-20081001.html
LAURA CAMPMANY
Miércoles, 01-10-08
Me van los lectores a perdonar, pero el pasado viernes se murió Paul Newman y una, que no es piedra, no puede escribir de otra cosa. Tenía ese hombre los ojos de un azul tan profundo, que no había forma de desazularlos. Cuando se le formaban como dos comisuras, llegabas a creer que sonreían. La primera vez que lo vi en el cine, siendo yo adolescente, aparecía unos segundos, al final de la película, haciéndole un guiño al público. Hubo, en aquella sala, suspiros, lipotimias y desmayos. Hay veces que uno quiere meterse en la pantalla, como en «La rosa púrpura de El Cairo».
A las cuarentonas, que le vimos en todo nuestro esplendor, y desde luego en el suyo, se nos ha ido algo más que un objeto bien fabricado. Aunque parezca idiota, siento que hemos perdido mucho más que el color de una leyenda: un modo de avanzar sabiendo adónde, un tejado con vistas al deseo, la dulce juventud, un as de picas, un golpe magistral, un tierno hoyuelo, una provocación, una promesa, un premio, un semidiós, un arquetipo. Es como si al David de Miguelángel le diera por romperse de repente.
Si se ha muerto Paul Newman, es que todo es posible. Deja, claro, su historia, sus planos y su vida. Yo creo que no era actor, sino otra cosa. Como siempre era él, he olvidado los nombres de sus cien personajes. Era Newman con cartas o a caballo. Era Newman buscando una salida. Tan hermoso y viril, que no me atrevo ni a llamarlo guapo. Él sabría, por dentro, cómo se lleva a cuestas un amor colectivo. Quizás fuera su cruz, y la cargó con hombro masculino. Era, de entre mil hombres, ése al que una mujer escogería. Lo siento, caballeros, pero más que un varón, era un destino.
http://www.abc.es/20081001/opinion-firmas/paul-newman-20081001.html
Edurne Uriarte, Un ministerio para croquetas
Un ministerio para croquetas
EDURNE URIARTE
Miércoles, 01-10-08
Las croquetas también ocupan un lugar en mi vida. No porque sepa cocinarlas como esa pobre Puri que acaba de ser censurada por Bibiana Aído, menos mal que su marido la adora precisamente por lo mismo que Aído la aborrece. Las croquetas de mi vida datan de una de las primeras reuniones del Foro de Ermua, hace unos cuantos años en Bilbao. Debatíamos apasionadamente, cuando una asistente, mujer, de izquierdas y feminista, desautorizó por lo bajo mi posición y la de otra compañera con un «Éstas mejor si se dedicaran a hacer croquetas».
No seguí su consejo y hoy es el día en que aún desconozco el noble arte de cocinar croquetas. Pero lo que no hubiera imaginado es que, diez años después, tendríamos en España un ministerio para defendernos a las mujeres de las croquetas. Que es más o menos su función, vigilar las cosas más inverosímiles, inútiles y estúpidas que a uno se le puedan ocurrir, las croquetas de Puri o las miembras. Lo que demuestra que, cuando nos esforzamos, las mujeres podemos alcanzar exactamente los mismos niveles de ineptitud que los hombres.
Y luego reprochan a Rajoy su arraigado aprecio por el concepto de sentido común. Le dicen que eso del sentido común es muy simplista o que el sentido común varía según valores e ideologías. Y he aquí a las croquetas de Puri demostrando que el sinsentido común es independiente de las ideologías. Y afecta tanto a las feministas y de izquierdas, como Bibiana Aído, como a las de derechas y no sé si feministas como la senadora del PP que empezó esta ridícula historia con su denuncia.
Y sobre todo, he aquí a las croquetas demostrando que el sinsentido común existe. Y consiste, por ejemplo, en que el ministerio de Igualdad prefiera ocuparse de ellas en lugar de los miles de ciudadanos que se manifiestan en Barcelona contra la discriminación del español en Cataluña.
Sugiero otra tarea al ministerio, que también censure el calendario que los bomberos de Bilbao acaban de perpetrar por segunda vez. Por fomentar el estereotipo sexista del bombero como objeto sexual. Que me disculpen los bomberos de Bilbao, pero el ministerio está para estas cosas.
http://www.abc.es/20081001/opinion-firmas/ministerio-para-croquetas-20081001.html
EDURNE URIARTE
Miércoles, 01-10-08
Las croquetas también ocupan un lugar en mi vida. No porque sepa cocinarlas como esa pobre Puri que acaba de ser censurada por Bibiana Aído, menos mal que su marido la adora precisamente por lo mismo que Aído la aborrece. Las croquetas de mi vida datan de una de las primeras reuniones del Foro de Ermua, hace unos cuantos años en Bilbao. Debatíamos apasionadamente, cuando una asistente, mujer, de izquierdas y feminista, desautorizó por lo bajo mi posición y la de otra compañera con un «Éstas mejor si se dedicaran a hacer croquetas».
No seguí su consejo y hoy es el día en que aún desconozco el noble arte de cocinar croquetas. Pero lo que no hubiera imaginado es que, diez años después, tendríamos en España un ministerio para defendernos a las mujeres de las croquetas. Que es más o menos su función, vigilar las cosas más inverosímiles, inútiles y estúpidas que a uno se le puedan ocurrir, las croquetas de Puri o las miembras. Lo que demuestra que, cuando nos esforzamos, las mujeres podemos alcanzar exactamente los mismos niveles de ineptitud que los hombres.
Y luego reprochan a Rajoy su arraigado aprecio por el concepto de sentido común. Le dicen que eso del sentido común es muy simplista o que el sentido común varía según valores e ideologías. Y he aquí a las croquetas de Puri demostrando que el sinsentido común es independiente de las ideologías. Y afecta tanto a las feministas y de izquierdas, como Bibiana Aído, como a las de derechas y no sé si feministas como la senadora del PP que empezó esta ridícula historia con su denuncia.
Y sobre todo, he aquí a las croquetas demostrando que el sinsentido común existe. Y consiste, por ejemplo, en que el ministerio de Igualdad prefiera ocuparse de ellas en lugar de los miles de ciudadanos que se manifiestan en Barcelona contra la discriminación del español en Cataluña.
Sugiero otra tarea al ministerio, que también censure el calendario que los bomberos de Bilbao acaban de perpetrar por segunda vez. Por fomentar el estereotipo sexista del bombero como objeto sexual. Que me disculpen los bomberos de Bilbao, pero el ministerio está para estas cosas.
http://www.abc.es/20081001/opinion-firmas/ministerio-para-croquetas-20081001.html
Antonio Burgos, Empanada de croquetas de Puri
Empanada de croquetas de Puri
ANTONIO BURGOS
Miércoles, 01-10-08
CADA vez lo entiendo menos. ¿Qué? ¿Pues qué va a ser? Todo. Y el caso es que si me pongo a considerarlo... lo entiendo menos todavía. Así que el mundo hundiéndose en la miseria, los ejecutivos de Wall Street buscando ventanas por las que tirarse, el Capitolio americano echando humo, Europa con una pulmonía doble porque Estados Unidos se resfrió, y aquí, ¿sabe usted a qué nos dedicamos? Pues a proclamar que Europa nos tiene envidia, a decirle a Sarkozy que se prepare, que lo vamos a adelantar en plan Fernando Alonso, y a prohibir el anuncio de las croquetas de Puri.
¿A que la culpa de la crisis, aparte de Bush y Aznar, la van a tener ahora las croquetas de Puri?
-No le quepa la menor duda. Los Estados Unidos están como están porque se han hartado de comer croquetas de Puri, cuando no tenían ni para un perrito caliente. Aquí, como las croquetas de Puri están prohibidas, ya ve usted nuestro esplendor económico. Envidia cochina es lo que nos tiene el orbe católico, pues somos la economía más fuerte de la comunidad internacional y de los grandes expresos europeos.
A todo esto, quizás usted no sepa qué es lo de Puri y sus croquetas, que parece una obra de Miguel Mihura y quizá lo sea. Resumen de lo publicado: en un anuncio de las Letras del Tesoro pagado por el Ministerio de Economía, un señor habla con su psicóloga, y cuando le recomienda que se marche del trabajo y se olvide de su mujer, que le absorbe su energía positiva, el tío salta como un basilisco: «¿Dejar a mi Puri? Pero ¡tú estás loca! ¡Si mi Puri es lo más grande! ¡Cómo se nota que no has probado las croquetas de mi Puri!».
Bueno, pues esta chuminada es lo que más preocupa en estos momentos de crisis mundial tanto al PP como al PSOE. El mundo hundiéndose, las mujeres de España mirando cómo van a poder llegar a fin de mes, que no van a tener ni para croquetas, y a una senadora del PP, a doña María Jesús Sainz, no se le ocurre a la buena señora otra cosa que denunciar por sexista el anuncio a otro genio del feminismo: a Bibiana Aído, la ministra de Igual Da (igual da que haya ese Ministerio o que no lo haya, total, para lo que sirve...). Y Bibiana, claro, ¡hala!, a instar a Solbes para que se deje de minucias tales como el Plan de Rescate y se dedique a lo que se tiene que dedicar: a retirar el anuncio de las croquetas de mi Puri. Yo creo que tanto la senadora del PP como la ministra de Igual Da detestan las croquetas, eso es lo que pasa. No es que el anuncio les haya parecido sexista y machista, es que comieron tantas croquetas de niñas que las han aborrecido para el resto de sus días.
Cuando yo propondría todo lo contrario: organizar un Homenaje Nacional a las Croquetas de Puri. Mirando si el anuncio es sexista o no lo es, se les ha ido la mejor: qué es lo que dicen que venden con las croquetas de Puri. ¿Y usted sabe lo que vendían? Pues Letras del Tesoro, tesoro mío. Eso no es de genios de la creatividad publicitaria: eso es de Laureada de San Fernando. O de ciencia ficción. Eso de creer que alguien, tal como estos tíos llevan la economía, va a ser tan iluso de invertir un solo euro en Letras del Tesoro. Ese Tesoro Público del que esa lumbrera que es Solbes resulta que vendió las reservas de oro, cuando este metal sí que está subiendo como la espuma y es lo único que no ha pegado el pellejazo. Ese Tesoro Público cuyo superávit se lo han fumado como si fuera una yerba marroquina, y les ha dado la risita de creer que con los 400 euros por cabeza iban a evitar la crisis.
No digo ya con las croquetas de mi Puri; ni con todas las angulas de Aguinaga, con todos los jamones de Jabugo, con todos los langostinos de Sanlúcar, con todas las langostas de Maine y con todo el caviar del Caspio pueden encontrar a alguien tan insensato que compre Letras del Tesoro.
Por el único lado por el que podría salvarse la retirada del anuncio es porque lo fueran a rehacer, actualizándolo. Porque en vista de cómo está el patio del Tesoro cuyas letras quieren vender con esa publicidad, han comprendido que más que de Croquetas de Puri, España está de Empanadilla de Encarna. Nuestra economía es una enorme Empanadilla de Encarna. Y como la Empanadilla de Encarna la han hecho Solbes en el Móstoles de Economía y Zapatero en el Móstoles de la Moncloa, pues eso no es sexista.
http://www.abc.es/20081001/opinion-firmas/empanada-croquetas-puri-20081001.html
ANTONIO BURGOS
Miércoles, 01-10-08
CADA vez lo entiendo menos. ¿Qué? ¿Pues qué va a ser? Todo. Y el caso es que si me pongo a considerarlo... lo entiendo menos todavía. Así que el mundo hundiéndose en la miseria, los ejecutivos de Wall Street buscando ventanas por las que tirarse, el Capitolio americano echando humo, Europa con una pulmonía doble porque Estados Unidos se resfrió, y aquí, ¿sabe usted a qué nos dedicamos? Pues a proclamar que Europa nos tiene envidia, a decirle a Sarkozy que se prepare, que lo vamos a adelantar en plan Fernando Alonso, y a prohibir el anuncio de las croquetas de Puri.
¿A que la culpa de la crisis, aparte de Bush y Aznar, la van a tener ahora las croquetas de Puri?
-No le quepa la menor duda. Los Estados Unidos están como están porque se han hartado de comer croquetas de Puri, cuando no tenían ni para un perrito caliente. Aquí, como las croquetas de Puri están prohibidas, ya ve usted nuestro esplendor económico. Envidia cochina es lo que nos tiene el orbe católico, pues somos la economía más fuerte de la comunidad internacional y de los grandes expresos europeos.
A todo esto, quizás usted no sepa qué es lo de Puri y sus croquetas, que parece una obra de Miguel Mihura y quizá lo sea. Resumen de lo publicado: en un anuncio de las Letras del Tesoro pagado por el Ministerio de Economía, un señor habla con su psicóloga, y cuando le recomienda que se marche del trabajo y se olvide de su mujer, que le absorbe su energía positiva, el tío salta como un basilisco: «¿Dejar a mi Puri? Pero ¡tú estás loca! ¡Si mi Puri es lo más grande! ¡Cómo se nota que no has probado las croquetas de mi Puri!».
Bueno, pues esta chuminada es lo que más preocupa en estos momentos de crisis mundial tanto al PP como al PSOE. El mundo hundiéndose, las mujeres de España mirando cómo van a poder llegar a fin de mes, que no van a tener ni para croquetas, y a una senadora del PP, a doña María Jesús Sainz, no se le ocurre a la buena señora otra cosa que denunciar por sexista el anuncio a otro genio del feminismo: a Bibiana Aído, la ministra de Igual Da (igual da que haya ese Ministerio o que no lo haya, total, para lo que sirve...). Y Bibiana, claro, ¡hala!, a instar a Solbes para que se deje de minucias tales como el Plan de Rescate y se dedique a lo que se tiene que dedicar: a retirar el anuncio de las croquetas de mi Puri. Yo creo que tanto la senadora del PP como la ministra de Igual Da detestan las croquetas, eso es lo que pasa. No es que el anuncio les haya parecido sexista y machista, es que comieron tantas croquetas de niñas que las han aborrecido para el resto de sus días.
Cuando yo propondría todo lo contrario: organizar un Homenaje Nacional a las Croquetas de Puri. Mirando si el anuncio es sexista o no lo es, se les ha ido la mejor: qué es lo que dicen que venden con las croquetas de Puri. ¿Y usted sabe lo que vendían? Pues Letras del Tesoro, tesoro mío. Eso no es de genios de la creatividad publicitaria: eso es de Laureada de San Fernando. O de ciencia ficción. Eso de creer que alguien, tal como estos tíos llevan la economía, va a ser tan iluso de invertir un solo euro en Letras del Tesoro. Ese Tesoro Público del que esa lumbrera que es Solbes resulta que vendió las reservas de oro, cuando este metal sí que está subiendo como la espuma y es lo único que no ha pegado el pellejazo. Ese Tesoro Público cuyo superávit se lo han fumado como si fuera una yerba marroquina, y les ha dado la risita de creer que con los 400 euros por cabeza iban a evitar la crisis.
No digo ya con las croquetas de mi Puri; ni con todas las angulas de Aguinaga, con todos los jamones de Jabugo, con todos los langostinos de Sanlúcar, con todas las langostas de Maine y con todo el caviar del Caspio pueden encontrar a alguien tan insensato que compre Letras del Tesoro.
Por el único lado por el que podría salvarse la retirada del anuncio es porque lo fueran a rehacer, actualizándolo. Porque en vista de cómo está el patio del Tesoro cuyas letras quieren vender con esa publicidad, han comprendido que más que de Croquetas de Puri, España está de Empanadilla de Encarna. Nuestra economía es una enorme Empanadilla de Encarna. Y como la Empanadilla de Encarna la han hecho Solbes en el Móstoles de Economía y Zapatero en el Móstoles de la Moncloa, pues eso no es sexista.
http://www.abc.es/20081001/opinion-firmas/empanada-croquetas-puri-20081001.html
Juan Bas, Maldito domingo
Maldito domingo
01.10.2008
JUAN BAS
S unday Bloody Sunday', aparte de la canción de U-2, así se tituló aquella olvidada película de 1971 dirigida por John Schlesinger en la que Peter Finch le comía los morros al cantante Murray Head, por lo cual la vimos por estos pagos unos cuantos años más tarde de su fecha de producción. Maldito domingo.
Cuenta el solvente escritor de novela negra Andreu Martín que una tarde de domingo, cuando era niño y ya se habían ido sus primos, con los que había jugado todas las horas que les dejaron y gozado de ese modo de una felicidad inmortal, le entró la angustia junto con el crepúsculo por la ventana. Se sentó en una silla de cara a la pared. Su hermana le preguntó por qué hacía eso y el pequeño Andreu le respondió que para aburrirse. Él había oído que cuando te aburres el tiempo transcurre más despacio. De ese modo, intentaba que se le hiciera más largo el final del domingo, trataba de estirar el tiempo, hacer más lejana la inevitable losa de volver el lunes al colegio.
De niño y de mayor, cada domingo por la tarde es una pequeña catástrofe. Todos tenemos que ir el lunes a algún tipo de colegio. En mi caso, me tocaba la cita con los feroces hermanos -¡joder, vaya hermanos!- maristas, que nos daban metódicamente de hostias desde el primero al último de la clase. Hoy en día no voy el lunes al colegio y mi trabajo es mi vocación y ni mando a nadie ni me mandan: trabajo solo; pero da igual. Los domingos por la tarde son lúgubres. El halo de tener que ir al día siguiente adonde no se quería ir te acompaña toda la vida. Hagas lo que hagas no te libras de ese estigma. En pocas cosas estaremos todos más de acuerdo: se trata de una congoja colectiva. Algo se muere en el fondo del corazón cada tarde de domingo y se apaga una brasa más, otra más, de las que forman el rescoldo de la antigua hoguera de las ilusiones y las esperanzas. Se tiene consciencia de lo implacable de la vida, tan inexorable como la llegada del lunes.
Me encuentro en el activo 'blog' llamado 'Escritores vascos' -les animo a visitarlo-, que capitanea a toda máquina Álex Oviedo, con un artículo de Verónica Portell cuya melancólica-y tocada por la gracia literaria- frase final podría servir para expresar toda la inercia resignada que se condensa en una maldita tarde de domingo. Dice: «Se ha instalado así entre nosotros la nostalgia más profunda; ésa que no tiene que ver con el pasado al recordarlo sino con el futuro al presagiarlo».
http://www.elcorreodigital.com/vizcaya/prensa/20081001/opinion/maldito-domingo-20081001.html
01.10.2008
JUAN BAS
S unday Bloody Sunday', aparte de la canción de U-2, así se tituló aquella olvidada película de 1971 dirigida por John Schlesinger en la que Peter Finch le comía los morros al cantante Murray Head, por lo cual la vimos por estos pagos unos cuantos años más tarde de su fecha de producción. Maldito domingo.
Cuenta el solvente escritor de novela negra Andreu Martín que una tarde de domingo, cuando era niño y ya se habían ido sus primos, con los que había jugado todas las horas que les dejaron y gozado de ese modo de una felicidad inmortal, le entró la angustia junto con el crepúsculo por la ventana. Se sentó en una silla de cara a la pared. Su hermana le preguntó por qué hacía eso y el pequeño Andreu le respondió que para aburrirse. Él había oído que cuando te aburres el tiempo transcurre más despacio. De ese modo, intentaba que se le hiciera más largo el final del domingo, trataba de estirar el tiempo, hacer más lejana la inevitable losa de volver el lunes al colegio.
De niño y de mayor, cada domingo por la tarde es una pequeña catástrofe. Todos tenemos que ir el lunes a algún tipo de colegio. En mi caso, me tocaba la cita con los feroces hermanos -¡joder, vaya hermanos!- maristas, que nos daban metódicamente de hostias desde el primero al último de la clase. Hoy en día no voy el lunes al colegio y mi trabajo es mi vocación y ni mando a nadie ni me mandan: trabajo solo; pero da igual. Los domingos por la tarde son lúgubres. El halo de tener que ir al día siguiente adonde no se quería ir te acompaña toda la vida. Hagas lo que hagas no te libras de ese estigma. En pocas cosas estaremos todos más de acuerdo: se trata de una congoja colectiva. Algo se muere en el fondo del corazón cada tarde de domingo y se apaga una brasa más, otra más, de las que forman el rescoldo de la antigua hoguera de las ilusiones y las esperanzas. Se tiene consciencia de lo implacable de la vida, tan inexorable como la llegada del lunes.
Me encuentro en el activo 'blog' llamado 'Escritores vascos' -les animo a visitarlo-, que capitanea a toda máquina Álex Oviedo, con un artículo de Verónica Portell cuya melancólica-y tocada por la gracia literaria- frase final podría servir para expresar toda la inercia resignada que se condensa en una maldita tarde de domingo. Dice: «Se ha instalado así entre nosotros la nostalgia más profunda; ésa que no tiene que ver con el pasado al recordarlo sino con el futuro al presagiarlo».
http://www.elcorreodigital.com/vizcaya/prensa/20081001/opinion/maldito-domingo-20081001.html
Ferrand, Un náufrago en la sopa
Un náufrago en la sopa
M. MARTÍN FERRAND
Miércoles, 01-10-08
EN algunas ocasiones, no muchas, Mariano Rajoy desciende de su acostumbrada situación ectoplásmica y, hecho carne mortal, se presenta ante su distinguida clientela. Ayer lo hizo en uno de esos desayunos que ya forman parte del nuevo casticismo madrileño, en el de Europa Press, y, para que no hubiera dudas sobre la solemnidad de su aparición, se hizo acompañar de María Dolores Cospedal, Alberto Ruiz-Gallardón, Manuel Fraga y varios ángeles, arcángeles, dominaciones, tronos y potestades de su peculiar y cambiante cumbre de poder. Querubines no asistieron al desayuno porque, parece, Javier Arenas gusta mejor el tejeringo que el churro y Soraya Sáenz de Santamaría, tan dinámica, prefiere hacer papeles a hacer bulto.
Sonaron, triunfales, los clarines anunciadores de tan singular plasmación, pero sólo fue para competir con el parto de los montes. Rajoy, revestido de gran jefe de la oposición, le dijo a los presentes con la solemnidad con la que Descartes pudiera haber pronunciado su Discours de la Methode: «He recibido la llamada del presidente, a las diez de la noche. Me dijo que teníamos que ponernos de acuerdo para fijar una fecha para hablar y le dije que estaba dispuesto a hablar». Eso son líderes y no los que asistieron a la Convención de Filadelfia o, más cercanos en el tiempo y en el espacio, los que pergeñaron y firmaron los Tratados de Roma.
La elocuencia descriptiva de Rajoy, pareja simétrica de la de José Luis Rodríguez Zapatero, se perfecciona con su análisis inmediato: «No quiero ir allí a hacerme una foto». El mundo se tambalea, una compleja crisis económica carcome, con la saña de las termitas, la estructura del mundo en que vivimos y el poder y su alternativa, como dos niños bonitos y desocupados dispuestos a compartir un gin-tonic, se hablan por teléfono y, sin entrar en materia, se dicen eso tan vago e impreciso, tan gastado e inane, como el «tenemos que hablar».
Álvaro de Laiglesia, gran titulador de novelas medianejas y divertidas, tuvo uno de sus grandes éxitos con Un náufrago en la sopa. ¿Se trataría de una premonición de Rajoy? Mal está que Zapatero y Pedro Solbes, que no supieron verla venir y que no aciertan por donde cogerla, anden dándole palos de ciego a una situación que exige fortaleza y criterio, decisiones enérgicas y capacidad para asumir medidas claramente impopulares. Ya sabemos quiénes son y lo que se puede esperar de ellos. Palabras huecas y gestos irritantes. Pero ésta era la ocasión para el lucimiento de Rajoy y de su teóricamente estelar equipo económico. Mientras crujen las bases en las que se sostiene nuestro mundo, Zapatero y Rajoy se verán próximamente «a falta de que busquemos un día y una hora entre los dos». Está por hacer el censo completo de los náufragos en la sopa del que depende nuestro futuro.
http://www.abc.es/20081001/opinion-firmas/naufrago-sopa-20081001.html
M. MARTÍN FERRAND
Miércoles, 01-10-08
EN algunas ocasiones, no muchas, Mariano Rajoy desciende de su acostumbrada situación ectoplásmica y, hecho carne mortal, se presenta ante su distinguida clientela. Ayer lo hizo en uno de esos desayunos que ya forman parte del nuevo casticismo madrileño, en el de Europa Press, y, para que no hubiera dudas sobre la solemnidad de su aparición, se hizo acompañar de María Dolores Cospedal, Alberto Ruiz-Gallardón, Manuel Fraga y varios ángeles, arcángeles, dominaciones, tronos y potestades de su peculiar y cambiante cumbre de poder. Querubines no asistieron al desayuno porque, parece, Javier Arenas gusta mejor el tejeringo que el churro y Soraya Sáenz de Santamaría, tan dinámica, prefiere hacer papeles a hacer bulto.
Sonaron, triunfales, los clarines anunciadores de tan singular plasmación, pero sólo fue para competir con el parto de los montes. Rajoy, revestido de gran jefe de la oposición, le dijo a los presentes con la solemnidad con la que Descartes pudiera haber pronunciado su Discours de la Methode: «He recibido la llamada del presidente, a las diez de la noche. Me dijo que teníamos que ponernos de acuerdo para fijar una fecha para hablar y le dije que estaba dispuesto a hablar». Eso son líderes y no los que asistieron a la Convención de Filadelfia o, más cercanos en el tiempo y en el espacio, los que pergeñaron y firmaron los Tratados de Roma.
La elocuencia descriptiva de Rajoy, pareja simétrica de la de José Luis Rodríguez Zapatero, se perfecciona con su análisis inmediato: «No quiero ir allí a hacerme una foto». El mundo se tambalea, una compleja crisis económica carcome, con la saña de las termitas, la estructura del mundo en que vivimos y el poder y su alternativa, como dos niños bonitos y desocupados dispuestos a compartir un gin-tonic, se hablan por teléfono y, sin entrar en materia, se dicen eso tan vago e impreciso, tan gastado e inane, como el «tenemos que hablar».
Álvaro de Laiglesia, gran titulador de novelas medianejas y divertidas, tuvo uno de sus grandes éxitos con Un náufrago en la sopa. ¿Se trataría de una premonición de Rajoy? Mal está que Zapatero y Pedro Solbes, que no supieron verla venir y que no aciertan por donde cogerla, anden dándole palos de ciego a una situación que exige fortaleza y criterio, decisiones enérgicas y capacidad para asumir medidas claramente impopulares. Ya sabemos quiénes son y lo que se puede esperar de ellos. Palabras huecas y gestos irritantes. Pero ésta era la ocasión para el lucimiento de Rajoy y de su teóricamente estelar equipo económico. Mientras crujen las bases en las que se sostiene nuestro mundo, Zapatero y Rajoy se verán próximamente «a falta de que busquemos un día y una hora entre los dos». Está por hacer el censo completo de los náufragos en la sopa del que depende nuestro futuro.
http://www.abc.es/20081001/opinion-firmas/naufrago-sopa-20081001.html
Ignacio Camacho, La emancipacion de Puri
La emancipación de Puri
IGNACIO CAMACHO
Miércoles, 01-10-08
«EL mundo se derrumba y nosotros nos enamoramos», le decía Bogart-Rick Blaine a una Ilsa Lund arrobada de pasión en medio de la catástrofe. Bibiana Aído no es Ingrid Bergman, pero mientras el capitalismo se desploma sabe permanecer atenta a los detalles que verdaderamente importan: ha logrado retirar de la circulación un anuncio machista y zafio de las Letras del Tesoro. Justo es anotar que esta clase de preocupaciones trascendentes en plena hecatombe financiera son políticamente transversales, como se dice ahora, y que la protesta partió de una senadora del PP; la policía de costumbres está a salvo de diferencias ideológicas. El caso es que Solbes, como tiene poco trabajo estos días, se ha visto obligado a despertar de su siesta de buda feliz para ordenar que cese el reclamo -casposo hasta la náusea- de «las croquetas de Puri». En la España del siglo XXI, la Arcadia feliz y próspera del igualitarismo, no hay sitio para otros estereotipos que los optimistas.
Aquí los bancos no pueden quebrar, ni el capitalismo hundirse, ni la gente tiritar bajo la inquietud de que se evaporen sus ahorros, ni Puri hacer croquetas para un marido imbécil. (Ni Solbes colocar Letras del Tesoro, pero ésa es otra historia). En realidad, Puri no es Puri; es Bibi, una mujer progresista llena de energía y futuro que en cualquier momento puede llegar a ministra. Y su marido es un cretino, sexista y rancio, que pronto irá al paro como el que creativo que alumbró la parida. Resulta profundamente enternecedor que nuestra clase política conserve bajo el fragor de los truenos una sensibilidad y un celo moral a la altura del mejor de los modelos de sociedad líquida.
A falta de otras tareas que emprender desde los Ministerios-burbuja (vacíos y flotantes) creados por el zapaterismo, la dirigencia pública se dedica a la vigilancia de los mantras que encierran la nueva filosofía del poder. Y lo hace con mucha más eficacia que la que presta a las rutinas de la gobernanza convencional. La inestabilidad financiera, el déficit público, el gasto social, la crisis de pánico popular y demás contingencias actuales son quincalla política secundaria ante la estricta observancia de los valores-fetiche del pensamiento dominante. Y en el peor de los casos, nos caeremos por el precipicio de la más negra ruina, pero con la dignidad de género intacta. Seremos pobres, pero decentes y, sobre todo, políticamente correctos.
Socialistas y populares colaboran con alegre entusiasmo en este clima tántrico. El procedimiento es de una eficiencia demoledora: la oposición denuncia una anomalía en el Senado, la ministra de turno recoge el testigo de la queja y a las pocas horas el departamento responsable de la irregularidad la corrige entonando la correspondiente disculpa. He aquí un modelo funcional de altísima efectividad; con tan imperativa energía aplicada en todo el orden político y administrativo de esta atribulada nación, la crisis nos duraría dos telediarios y Puri, la de las croquetas, sería en efecto una mujer felizmente emancipada.
http://www.abc.es/20081001/opinion-firmas/emancipacion-puri-20081001.html
IGNACIO CAMACHO
Miércoles, 01-10-08
«EL mundo se derrumba y nosotros nos enamoramos», le decía Bogart-Rick Blaine a una Ilsa Lund arrobada de pasión en medio de la catástrofe. Bibiana Aído no es Ingrid Bergman, pero mientras el capitalismo se desploma sabe permanecer atenta a los detalles que verdaderamente importan: ha logrado retirar de la circulación un anuncio machista y zafio de las Letras del Tesoro. Justo es anotar que esta clase de preocupaciones trascendentes en plena hecatombe financiera son políticamente transversales, como se dice ahora, y que la protesta partió de una senadora del PP; la policía de costumbres está a salvo de diferencias ideológicas. El caso es que Solbes, como tiene poco trabajo estos días, se ha visto obligado a despertar de su siesta de buda feliz para ordenar que cese el reclamo -casposo hasta la náusea- de «las croquetas de Puri». En la España del siglo XXI, la Arcadia feliz y próspera del igualitarismo, no hay sitio para otros estereotipos que los optimistas.
Aquí los bancos no pueden quebrar, ni el capitalismo hundirse, ni la gente tiritar bajo la inquietud de que se evaporen sus ahorros, ni Puri hacer croquetas para un marido imbécil. (Ni Solbes colocar Letras del Tesoro, pero ésa es otra historia). En realidad, Puri no es Puri; es Bibi, una mujer progresista llena de energía y futuro que en cualquier momento puede llegar a ministra. Y su marido es un cretino, sexista y rancio, que pronto irá al paro como el que creativo que alumbró la parida. Resulta profundamente enternecedor que nuestra clase política conserve bajo el fragor de los truenos una sensibilidad y un celo moral a la altura del mejor de los modelos de sociedad líquida.
A falta de otras tareas que emprender desde los Ministerios-burbuja (vacíos y flotantes) creados por el zapaterismo, la dirigencia pública se dedica a la vigilancia de los mantras que encierran la nueva filosofía del poder. Y lo hace con mucha más eficacia que la que presta a las rutinas de la gobernanza convencional. La inestabilidad financiera, el déficit público, el gasto social, la crisis de pánico popular y demás contingencias actuales son quincalla política secundaria ante la estricta observancia de los valores-fetiche del pensamiento dominante. Y en el peor de los casos, nos caeremos por el precipicio de la más negra ruina, pero con la dignidad de género intacta. Seremos pobres, pero decentes y, sobre todo, políticamente correctos.
Socialistas y populares colaboran con alegre entusiasmo en este clima tántrico. El procedimiento es de una eficiencia demoledora: la oposición denuncia una anomalía en el Senado, la ministra de turno recoge el testigo de la queja y a las pocas horas el departamento responsable de la irregularidad la corrige entonando la correspondiente disculpa. He aquí un modelo funcional de altísima efectividad; con tan imperativa energía aplicada en todo el orden político y administrativo de esta atribulada nación, la crisis nos duraría dos telediarios y Puri, la de las croquetas, sería en efecto una mujer felizmente emancipada.
http://www.abc.es/20081001/opinion-firmas/emancipacion-puri-20081001.html
Tomas Cuesta, De Velintonia a Catalonia
De Velintonia a Catalonia
TOMÁS CUESTA
Miércoles, 01-10-08
A mediados de julio de 1952, el señor Carles Riba se desplaza a Madrid a fin de entrevistarse con Gabriel Arias Salgado, ministro de Información del Régimen. Apenas un mes antes -en el transcurso de un mítico Congreso celebrado en Segovia por iniciativa de Santos Torroella- los grandes nombres de la poesía catalana, con Riba a la cabeza, habían compartido mesa, mantel y versos con sus colegas de más acá del Ebro cosechando un exitazo que ni José Tomás dejándose hincar el cuerno. ¿Había llegado el tiempo -se preguntaban muchos- de abandonar las covachuelas resistentes y presentar batalla en campo abierto? La figura de Riba iba de boca en boca, de tertulia en tertulia, de un cortadito a uno con leche. Se convirtió en antídoto contra el lirismo autárquico, funcionarial y espeso; contra la estática imperial (estática, no estética) y el complejo de culpa que, sin venir a cuento, acogotaba al poblachón manchego. No es raro, pues, que estuviese «triomfant», no sólo satisfecho. «Els catalans es van fer els amos», escribe Joan Oliver a raíz de la excursión a la meseta. Y se hicieron los amos, en efecto, ya que era de justicia rendirse a su talento. De justicia poética.
Un súbito ataque de autoestima explicaría por qué Riba, el Maestro, se plantó, aquel verano, en la garita de Gabriel Arias Salgado, el Centinela -¡Alerta!- de la moral y la decencia (Arias Salgado era tan meapilas y se tomaba a sí mismo tan en serio que se jactaba del número de almas que, gracias a su labor como censor, se habían salvado del infierno). Confiando en la tímida apertura que apadrinaba Ruiz-Giménez, el autor de «Elegies de Bierville» creyó que era viable que el franquismo otorgase, de pronto, el «nihil obstat» a una revista en catalán por muy lírica que fuera. Naturalmente, todo quedó en agua de borrajas y no se remató el soneto. (Bueno, no todo: a falta de otra cosa, Riba conseguiría que su hijo pudiera presentar la tesis doctoral saltándose los plazos académicos. Menos da una piedra).
Pocos días después, José Luis Cano, responsable de «Ínsula» (la nave capitana de la literatura de posguerra) se personó en el chalet de Velintonia a fin de hablar con Aleixandre de la necesidad imperiosa de continuar tendiendo puentes a los autores periféricos. El poeta se mostró dispuesto a ello sin ocultar, empero, sus recelos hacia el catalanismo, sus objetivos últimos y su auténtica meta: «Los catalanes -dice- no se contentarán con que se les autorice a imprimir libros en su lengua -algo a lo que, sin duda alguna, tienen pleno derecho-, sino que, en una nueva etapa, cuando la democracia llegue, si es que llega, querrán que en Cataluña sólo se enseñe el catalán y arrinconarán al castellano sistemáticamente».
Jordi Amat, en «Las voces del diálogo», un libro imprescindible si se pretende colocar los acontecimientos actuales dentro de su contexto, nos da cuenta cumplida de aquellas fechas y de aquellos hechos y todo lo anterior (excepto los errores, si acaso los hubiese) le pertenece por completo. Lo que aglutina a los personajes de su historia es que intentaron -lo mismo que Unamuno y Maragall en otra época- forjar un espacio en el que la confrontación se diluyera en el entendimiento. A Carles Riba le repugnaba Arias Salgado y, aún así, entróse en la caverna puesto que comprendió que la inacción y el victimismo desembocaban en una vía muerta. Vicente Aleixandre le vio el colmillo al lobo, la cola y las orejas, pero, aún así, empeñó su prestigio apoyando a la «llengua» frente a los desafueros.
Luego de medio siglo, el idioma de Riba, el de Manent, el del inmenso Foix («Sol, i de dol, y amb vetusta gonella...») ya no es un instrumento del espíritu, sino una herramienta que emplea sin recato -bien sea para aflojar la pela o bien para apretar las tuercas- una casta política voraz y analfabeta. Y, mientras los inquisidores medran y la estupidez campea, los creadores brillan por su ausencia. Al español se le ha expulsado de la escuela y el catalán carece de maestros. ¡Ay, don Vicente, y no quisieron creerle! De Velintonia a Catalonia. Este país es un poema.
http://www.abc.es/20081001/opinion-firmas/velintonia-catalonia-20081001.html
TOMÁS CUESTA
Miércoles, 01-10-08
A mediados de julio de 1952, el señor Carles Riba se desplaza a Madrid a fin de entrevistarse con Gabriel Arias Salgado, ministro de Información del Régimen. Apenas un mes antes -en el transcurso de un mítico Congreso celebrado en Segovia por iniciativa de Santos Torroella- los grandes nombres de la poesía catalana, con Riba a la cabeza, habían compartido mesa, mantel y versos con sus colegas de más acá del Ebro cosechando un exitazo que ni José Tomás dejándose hincar el cuerno. ¿Había llegado el tiempo -se preguntaban muchos- de abandonar las covachuelas resistentes y presentar batalla en campo abierto? La figura de Riba iba de boca en boca, de tertulia en tertulia, de un cortadito a uno con leche. Se convirtió en antídoto contra el lirismo autárquico, funcionarial y espeso; contra la estática imperial (estática, no estética) y el complejo de culpa que, sin venir a cuento, acogotaba al poblachón manchego. No es raro, pues, que estuviese «triomfant», no sólo satisfecho. «Els catalans es van fer els amos», escribe Joan Oliver a raíz de la excursión a la meseta. Y se hicieron los amos, en efecto, ya que era de justicia rendirse a su talento. De justicia poética.
Un súbito ataque de autoestima explicaría por qué Riba, el Maestro, se plantó, aquel verano, en la garita de Gabriel Arias Salgado, el Centinela -¡Alerta!- de la moral y la decencia (Arias Salgado era tan meapilas y se tomaba a sí mismo tan en serio que se jactaba del número de almas que, gracias a su labor como censor, se habían salvado del infierno). Confiando en la tímida apertura que apadrinaba Ruiz-Giménez, el autor de «Elegies de Bierville» creyó que era viable que el franquismo otorgase, de pronto, el «nihil obstat» a una revista en catalán por muy lírica que fuera. Naturalmente, todo quedó en agua de borrajas y no se remató el soneto. (Bueno, no todo: a falta de otra cosa, Riba conseguiría que su hijo pudiera presentar la tesis doctoral saltándose los plazos académicos. Menos da una piedra).
Pocos días después, José Luis Cano, responsable de «Ínsula» (la nave capitana de la literatura de posguerra) se personó en el chalet de Velintonia a fin de hablar con Aleixandre de la necesidad imperiosa de continuar tendiendo puentes a los autores periféricos. El poeta se mostró dispuesto a ello sin ocultar, empero, sus recelos hacia el catalanismo, sus objetivos últimos y su auténtica meta: «Los catalanes -dice- no se contentarán con que se les autorice a imprimir libros en su lengua -algo a lo que, sin duda alguna, tienen pleno derecho-, sino que, en una nueva etapa, cuando la democracia llegue, si es que llega, querrán que en Cataluña sólo se enseñe el catalán y arrinconarán al castellano sistemáticamente».
Jordi Amat, en «Las voces del diálogo», un libro imprescindible si se pretende colocar los acontecimientos actuales dentro de su contexto, nos da cuenta cumplida de aquellas fechas y de aquellos hechos y todo lo anterior (excepto los errores, si acaso los hubiese) le pertenece por completo. Lo que aglutina a los personajes de su historia es que intentaron -lo mismo que Unamuno y Maragall en otra época- forjar un espacio en el que la confrontación se diluyera en el entendimiento. A Carles Riba le repugnaba Arias Salgado y, aún así, entróse en la caverna puesto que comprendió que la inacción y el victimismo desembocaban en una vía muerta. Vicente Aleixandre le vio el colmillo al lobo, la cola y las orejas, pero, aún así, empeñó su prestigio apoyando a la «llengua» frente a los desafueros.
Luego de medio siglo, el idioma de Riba, el de Manent, el del inmenso Foix («Sol, i de dol, y amb vetusta gonella...») ya no es un instrumento del espíritu, sino una herramienta que emplea sin recato -bien sea para aflojar la pela o bien para apretar las tuercas- una casta política voraz y analfabeta. Y, mientras los inquisidores medran y la estupidez campea, los creadores brillan por su ausencia. Al español se le ha expulsado de la escuela y el catalán carece de maestros. ¡Ay, don Vicente, y no quisieron creerle! De Velintonia a Catalonia. Este país es un poema.
http://www.abc.es/20081001/opinion-firmas/velintonia-catalonia-20081001.html
Envejecimiento poblacional, economía y bienestar
Envejecimiento poblacional, economía y bienestar
01.10.2008
Mª TERESA BAZO| CATEDRÁTICA DE SOCIOLOGÍA EN LA UPV-EHU
JESÚS FERREROR ecientemente se ha hecho público un informe de la oficina estadística de la UE sobre el envejecimiento inexorable de la población europea (fenómeno que se produce también en el plano mundial), redundando en los datos y afinándolos, y pronosticando un descenso del número de habitantes para 2060. En 2008 la población de los 27 países que conforman la Unión es de 495 millones. Para 2035 se espera que aumente hasta alrededor de 521 millones y se prevé un declive gradual hasta bajar a casi 506 millones en 2060. En este panorama, las proyecciones sobre la edad media de los habitantes de la UE pasan de 40 años en la actualidad a 48 en 2060.
Una baja natalidad unida a un aumento de la esperanza de vida explican este incremento de la media de edad de la población europea, hasta el punto de que el grupo de mayores ocupa un lugar cada vez más relevante en su seno. Si en la actualidad existen en la UE 85 millones de personas de 65 y más años, ese volumen ascenderá hasta 152 millones en 2060. En medio siglo casi se duplicará, con lo que supone de aumento en su número absoluto, pero sobre todo en su importancia proporcional sobre el conjunto. Se pasará del 17% de hoy al 30% al final del periodo. Si se analiza el grupo de personas de más edad, las que conforman la 'gran ancianidad', es decir, las de 80 y más años, el ritmo de crecimiento es aún mayor. Se espera que su presencia se triplique en los 27 países de la Unión de aquí a 2060, al pasar de 22 a 61 millones. Si las proyecciones sobre personas mayores son fáciles de realizar, salvo que se produzca una hecatombe de proporciones gigantescas, algo más difícil es acertar respecto al número total de habitantes de la UE. Un dato que, dado que no se esperan grandes variaciones en las pautas de natalidad, dependerá de cómo se produzcan los flujos migratorios.
El envejecimiento poblacional no es sólo resultado del aumento de la esperanza de vida, como consecuencia del descenso de las tasas de mortalidad, sino sobre todo, y es preciso resaltarlo, del descenso de las tasas de natalidad. Y ambas circunstancias se han manifestado durante las últimas décadas. Vivir más años y en mejores condiciones económicas, de salud y sociales ha sido el gran logro a lo largo del siglo XX de las sociedades desarrolladas. Sin embargo, ante el panorama que se presenta es evidente que surja la preocupación sobre, al menos, una de las consecuencias de estos procesos demográficos: el descenso de la población en edad de trabajar (de 15 a 64 años) y por tanto el aumento del índice de dependencia por vejez.
Para 2060 el grupo de población potencialmente activa se estima que habrá disminuido en unos cincuenta millones de personas, mientras que el contingente de 65 y más años habrá aumentado en casi 67 millones. El índice de dependencia por vejez (proporción de personas de 65 y más años sobre la población considerada en edad de trabajar) crecerá de forma notable desde el 25% actual al 54% al final del periodo estudiado. Eso significa que en el conjunto de la UE, cada persona anciana, que es sostenida actualmente por cuatro personas en edad de trabajar, sólo contará, en 2060, con dos.
En este período de tiempo, y por el mantenimiento continuado de las tasas bajas de natalidad, el número de mujeres en edad de reproducirse será cada vez menor, por lo que irá disminuyendo el número de nacimientos, al tiempo que aumentará el de muertes (por el amplio volumen de personas ancianas y muy ancianas). Como resultado de esos procesos, el crecimiento natural de la población (nacimientos menos muertes) llegará a ser negativo.
En el escenario descrito, si el crecimiento de la población depende sólo del desarrollo natural se producirá un descenso. Sin embargo, si continúan los procesos migratorios que lleven a la entrada de personas en edad de trabajar, esta tendencia podría corregirse. La inmigración es, en la Unión Europea, la única esperanza, hoy por hoy, para sostener el aumento de población, aunque las estadísticas indican que a largo plazo su efecto no podrá subsanar el decrecimiento natural. En las proyecciones se observa que, a pesar de la inmigración, el volumen de la población europea irá descendiendo paulatinamente hasta 2060. En 2010 se espera un aumento de alrededor de casi dos millones de habitantes en la UE, pero ese crecimiento va haciéndose menor hasta ser nulo en 2035 y pasar luego a negativo, llegando a perderse desde esa fecha hasta 2060 algo más de un millón de habitantes.
España, se estima, contará en 2060 con casi siete millones más de habitantes que en 2010, es decir, casi 52 millones. El efecto positivo de la inmigración, calculado en más de once millones, compensará la pérdida de cinco millones de su demografía interna. Las estimaciones por décadas señalan el máximo número de habitantes en 2040, para ir descendiendo en las dos décadas siguientes. Obviamente, ese crecimiento por inmigración podrá ser posible si las condiciones socioeconómicas permanecen constantes: las personas tienden a desplazarse y emigrar a los países que pueden proporcionarles mejores condiciones de vida. En este contexto, el temor a la quiebra del sistema de pensiones, ante la falta de cotizantes y el aumento de los pensionistas, no carece de fundamento por la propia configuración del sistema, basado en la aportación de los trabajadores y de las empresas. Aunque hay recursos todavía por apurar.
Es esencial que las condiciones económicas permitan el pleno empleo, aunque existan altibajos, para que puedan trabajar realmente quienes se consideran estadísticamente 'población en edad laboral'. No todas las personas de 15 a 64 años se encuentran trabajando ni en esta recesión económica que empieza a manifestarse, ni en los tiempos de mayor bonanza. Si se analizan los llamados 'trabajadores mayores', se ve que muchos de ellos han sido expulsados del mercado laboral y han pasado de cotizar a la Seguridad Social a cobrar pensiones del fondo común. En las últimas décadas no se produce ese fenómeno por procesos de reestructuración industrial, como en la de los años 80, sino en empresas con beneficios millonarios. Y la sangría continúa. En Europa se estima que una cuarta parte de las personas del subgrupo de edad de 60 a 64 años ya se encuentra fuera del mercado de trabajo. En cuanto a las mujeres, no todas las potencialmente activas se encuentran trabajando. En España, según algunos informes internacionales, la proporción de mujeres empleadas se encuentra por debajo de los dos tercios. Y finalmente, si se analiza el desempleo juvenil, se concluye que el mayor desafío a las políticas en los países desarrollados es reducir el desempleo entre las personas de 18 a 24 años. Se entiende que la situación de la juventud en el mercado laboral no ha mejorado mucho durante las últimas décadas, tanto por los niveles de desempleo como por los bajos salarios. Ante el temor a la falta de cotizantes por causas demográficas, puede afirmarse que existe todavía un potencial notable para los próximos años en la mayor parte de los países desarrollados entre jóvenes, mujeres y trabajadores mayores. Parece, pues, claro que frente el envejecimiento irreversible de la población es imprescindible que aumente el número de personas empleadas que coticen a la Seguridad Social, si se quieren incrementar los niveles de vida de todos los grupos y mantener los sistemas de bienestar. Además de las posibilidades que a corto y medio plazo ofrece la inmigración, de cara al futuro no puede olvidarse el papel que ha jugado la tecnología desde la Revolución Industrial al aumentar la productividad, y no conocemos todavía todo su potencial.
Queda una cuestión fundamental, que el aumento de la riqueza que se está produciendo en el mundo repercuta en la mejora de las condiciones de vida y trabajo de todas las personas. Con la extensión mundial de los mercados de trabajo con mano de obra barata, y la domesticación de los trabajadores jóvenes en nuestras sociedades apoltronadas en el consumo y la frivolidad, no parece creíble que eso se vaya a producir por la sola voluntad de quienes controlan los recursos y el poder.
http://www.elcorreodigital.com/vizcaya/prensa/20081001/opinion/envejecimiento-poblacional-economia-bienestar-20081001.html
01.10.2008
Mª TERESA BAZO| CATEDRÁTICA DE SOCIOLOGÍA EN LA UPV-EHU
JESÚS FERREROR ecientemente se ha hecho público un informe de la oficina estadística de la UE sobre el envejecimiento inexorable de la población europea (fenómeno que se produce también en el plano mundial), redundando en los datos y afinándolos, y pronosticando un descenso del número de habitantes para 2060. En 2008 la población de los 27 países que conforman la Unión es de 495 millones. Para 2035 se espera que aumente hasta alrededor de 521 millones y se prevé un declive gradual hasta bajar a casi 506 millones en 2060. En este panorama, las proyecciones sobre la edad media de los habitantes de la UE pasan de 40 años en la actualidad a 48 en 2060.
Una baja natalidad unida a un aumento de la esperanza de vida explican este incremento de la media de edad de la población europea, hasta el punto de que el grupo de mayores ocupa un lugar cada vez más relevante en su seno. Si en la actualidad existen en la UE 85 millones de personas de 65 y más años, ese volumen ascenderá hasta 152 millones en 2060. En medio siglo casi se duplicará, con lo que supone de aumento en su número absoluto, pero sobre todo en su importancia proporcional sobre el conjunto. Se pasará del 17% de hoy al 30% al final del periodo. Si se analiza el grupo de personas de más edad, las que conforman la 'gran ancianidad', es decir, las de 80 y más años, el ritmo de crecimiento es aún mayor. Se espera que su presencia se triplique en los 27 países de la Unión de aquí a 2060, al pasar de 22 a 61 millones. Si las proyecciones sobre personas mayores son fáciles de realizar, salvo que se produzca una hecatombe de proporciones gigantescas, algo más difícil es acertar respecto al número total de habitantes de la UE. Un dato que, dado que no se esperan grandes variaciones en las pautas de natalidad, dependerá de cómo se produzcan los flujos migratorios.
El envejecimiento poblacional no es sólo resultado del aumento de la esperanza de vida, como consecuencia del descenso de las tasas de mortalidad, sino sobre todo, y es preciso resaltarlo, del descenso de las tasas de natalidad. Y ambas circunstancias se han manifestado durante las últimas décadas. Vivir más años y en mejores condiciones económicas, de salud y sociales ha sido el gran logro a lo largo del siglo XX de las sociedades desarrolladas. Sin embargo, ante el panorama que se presenta es evidente que surja la preocupación sobre, al menos, una de las consecuencias de estos procesos demográficos: el descenso de la población en edad de trabajar (de 15 a 64 años) y por tanto el aumento del índice de dependencia por vejez.
Para 2060 el grupo de población potencialmente activa se estima que habrá disminuido en unos cincuenta millones de personas, mientras que el contingente de 65 y más años habrá aumentado en casi 67 millones. El índice de dependencia por vejez (proporción de personas de 65 y más años sobre la población considerada en edad de trabajar) crecerá de forma notable desde el 25% actual al 54% al final del periodo estudiado. Eso significa que en el conjunto de la UE, cada persona anciana, que es sostenida actualmente por cuatro personas en edad de trabajar, sólo contará, en 2060, con dos.
En este período de tiempo, y por el mantenimiento continuado de las tasas bajas de natalidad, el número de mujeres en edad de reproducirse será cada vez menor, por lo que irá disminuyendo el número de nacimientos, al tiempo que aumentará el de muertes (por el amplio volumen de personas ancianas y muy ancianas). Como resultado de esos procesos, el crecimiento natural de la población (nacimientos menos muertes) llegará a ser negativo.
En el escenario descrito, si el crecimiento de la población depende sólo del desarrollo natural se producirá un descenso. Sin embargo, si continúan los procesos migratorios que lleven a la entrada de personas en edad de trabajar, esta tendencia podría corregirse. La inmigración es, en la Unión Europea, la única esperanza, hoy por hoy, para sostener el aumento de población, aunque las estadísticas indican que a largo plazo su efecto no podrá subsanar el decrecimiento natural. En las proyecciones se observa que, a pesar de la inmigración, el volumen de la población europea irá descendiendo paulatinamente hasta 2060. En 2010 se espera un aumento de alrededor de casi dos millones de habitantes en la UE, pero ese crecimiento va haciéndose menor hasta ser nulo en 2035 y pasar luego a negativo, llegando a perderse desde esa fecha hasta 2060 algo más de un millón de habitantes.
España, se estima, contará en 2060 con casi siete millones más de habitantes que en 2010, es decir, casi 52 millones. El efecto positivo de la inmigración, calculado en más de once millones, compensará la pérdida de cinco millones de su demografía interna. Las estimaciones por décadas señalan el máximo número de habitantes en 2040, para ir descendiendo en las dos décadas siguientes. Obviamente, ese crecimiento por inmigración podrá ser posible si las condiciones socioeconómicas permanecen constantes: las personas tienden a desplazarse y emigrar a los países que pueden proporcionarles mejores condiciones de vida. En este contexto, el temor a la quiebra del sistema de pensiones, ante la falta de cotizantes y el aumento de los pensionistas, no carece de fundamento por la propia configuración del sistema, basado en la aportación de los trabajadores y de las empresas. Aunque hay recursos todavía por apurar.
Es esencial que las condiciones económicas permitan el pleno empleo, aunque existan altibajos, para que puedan trabajar realmente quienes se consideran estadísticamente 'población en edad laboral'. No todas las personas de 15 a 64 años se encuentran trabajando ni en esta recesión económica que empieza a manifestarse, ni en los tiempos de mayor bonanza. Si se analizan los llamados 'trabajadores mayores', se ve que muchos de ellos han sido expulsados del mercado laboral y han pasado de cotizar a la Seguridad Social a cobrar pensiones del fondo común. En las últimas décadas no se produce ese fenómeno por procesos de reestructuración industrial, como en la de los años 80, sino en empresas con beneficios millonarios. Y la sangría continúa. En Europa se estima que una cuarta parte de las personas del subgrupo de edad de 60 a 64 años ya se encuentra fuera del mercado de trabajo. En cuanto a las mujeres, no todas las potencialmente activas se encuentran trabajando. En España, según algunos informes internacionales, la proporción de mujeres empleadas se encuentra por debajo de los dos tercios. Y finalmente, si se analiza el desempleo juvenil, se concluye que el mayor desafío a las políticas en los países desarrollados es reducir el desempleo entre las personas de 18 a 24 años. Se entiende que la situación de la juventud en el mercado laboral no ha mejorado mucho durante las últimas décadas, tanto por los niveles de desempleo como por los bajos salarios. Ante el temor a la falta de cotizantes por causas demográficas, puede afirmarse que existe todavía un potencial notable para los próximos años en la mayor parte de los países desarrollados entre jóvenes, mujeres y trabajadores mayores. Parece, pues, claro que frente el envejecimiento irreversible de la población es imprescindible que aumente el número de personas empleadas que coticen a la Seguridad Social, si se quieren incrementar los niveles de vida de todos los grupos y mantener los sistemas de bienestar. Además de las posibilidades que a corto y medio plazo ofrece la inmigración, de cara al futuro no puede olvidarse el papel que ha jugado la tecnología desde la Revolución Industrial al aumentar la productividad, y no conocemos todavía todo su potencial.
Queda una cuestión fundamental, que el aumento de la riqueza que se está produciendo en el mundo repercuta en la mejora de las condiciones de vida y trabajo de todas las personas. Con la extensión mundial de los mercados de trabajo con mano de obra barata, y la domesticación de los trabajadores jóvenes en nuestras sociedades apoltronadas en el consumo y la frivolidad, no parece creíble que eso se vaya a producir por la sola voluntad de quienes controlan los recursos y el poder.
http://www.elcorreodigital.com/vizcaya/prensa/20081001/opinion/envejecimiento-poblacional-economia-bienestar-20081001.html
Gary S. Becker, Mercados competitivos y discriminacion
miercoles 1 de octubre de 20008
ECONOMÍA
Mercados competitivos y discriminación
Por Gary S. Becker
El New York Times publicó el pasado mes de agosto un esclarecedor artículo acerca del influjo que sobre la vida de los intocables han tenido las reformas económicas emprendidas en los últimos tiempos en la India. Los intocables se encuentran en el escalón más bajo y pobre de la sociedad de aquel país, y han sido objeto de desprecio durante siglos.
El artículo se centraba sobre todo en el éxito alcanzado por el ex guerrillero maoísta Chandra Bhan Prasad. Las consecuencias positivas que para los intocables ha tenido la liberación de la economía india, que arrancó en 1991, llevaron a Prasad a creer firmemente que la única esperanza para los de su casta pasaba por los mercados abiertos y competitivos. Aunque el sistema de castas fue derogado en 1947, los intocables (que hoy suman unos 200 millones de personas) apenas consiguieron avanzar en los siguientes cuarenta años, durante los cuales la economía india estuvo sometida al socialismo.
¿Qué dice la teoría económica sobre la discriminación? Pues, para empezar, que hace subir los costes y bajar los beneficios, por lo que quienes la practican quedan en desventaja frente a los empresarios que optan por conseguir el máximo beneficio posible y, por ello, a la hora de contratar se fijan en la productividad de los trabajadores, no en su casta o en su raza.
Por otro lado, a las minorías suele irles mejor en industrias de nuevo cuño y en empresas de pequeño tamaño. Hubo un tiempo en que los judíos y los negros eran más fácilmente aceptados en Hollywood que en industrias establecidas como la del acero o la banca. Por cierto, a principios del siglo XX hubo judíos que dieron en fundar bancos luego de constatar que no podían conseguir trabajo en ninguno de los existentes.
La globalización y el auge del comercio internacional también empujan con fuerza contra la discriminación. Como dije antes, los costes de producción aumentan cuando los patronos discriminan a las minorías, situación de la que se aprovechan quienes no discriminan. Igualmente, los países discriminadores se ven mermados en el terreno de la competitividad.
El lento crecimiento del sur esclavista de Estados Unidos nos ilustra de los efectos negativos de la discriminación, y nos informa de por qué sus industrias eran menos competitivas que las del norte y el oeste del país.
En ocasiones, el rápido crecimiento del comercio mundial registrado en las últimas décadas y la creciente inclinación hacia el libre mercado acrecientan, en lugar de reducir, la desigualdad de ingresos, al menos por cierto tiempo. Sin embargo, el comercio y la competencia han hecho que la desigualdad dependa más de las diferencias en el capital humano que las diferencias relacionadas con el color de la piel, el sexo, la religión, etcétera. Esto no se suele apreciar, pero es una importante consecuencia de la globalización y del creciente intercambio comercial.
© AIPE
GARY S. BECKER, profesor de la Universidad de Chicago y Premio Nobel de Economía.
http://revista.libertaddigital.com/mercados-competitivos-y-discriminacion-1276235484.html
ECONOMÍA
Mercados competitivos y discriminación
Por Gary S. Becker
El New York Times publicó el pasado mes de agosto un esclarecedor artículo acerca del influjo que sobre la vida de los intocables han tenido las reformas económicas emprendidas en los últimos tiempos en la India. Los intocables se encuentran en el escalón más bajo y pobre de la sociedad de aquel país, y han sido objeto de desprecio durante siglos.
El artículo se centraba sobre todo en el éxito alcanzado por el ex guerrillero maoísta Chandra Bhan Prasad. Las consecuencias positivas que para los intocables ha tenido la liberación de la economía india, que arrancó en 1991, llevaron a Prasad a creer firmemente que la única esperanza para los de su casta pasaba por los mercados abiertos y competitivos. Aunque el sistema de castas fue derogado en 1947, los intocables (que hoy suman unos 200 millones de personas) apenas consiguieron avanzar en los siguientes cuarenta años, durante los cuales la economía india estuvo sometida al socialismo.
¿Qué dice la teoría económica sobre la discriminación? Pues, para empezar, que hace subir los costes y bajar los beneficios, por lo que quienes la practican quedan en desventaja frente a los empresarios que optan por conseguir el máximo beneficio posible y, por ello, a la hora de contratar se fijan en la productividad de los trabajadores, no en su casta o en su raza.
Por otro lado, a las minorías suele irles mejor en industrias de nuevo cuño y en empresas de pequeño tamaño. Hubo un tiempo en que los judíos y los negros eran más fácilmente aceptados en Hollywood que en industrias establecidas como la del acero o la banca. Por cierto, a principios del siglo XX hubo judíos que dieron en fundar bancos luego de constatar que no podían conseguir trabajo en ninguno de los existentes.
La globalización y el auge del comercio internacional también empujan con fuerza contra la discriminación. Como dije antes, los costes de producción aumentan cuando los patronos discriminan a las minorías, situación de la que se aprovechan quienes no discriminan. Igualmente, los países discriminadores se ven mermados en el terreno de la competitividad.
El lento crecimiento del sur esclavista de Estados Unidos nos ilustra de los efectos negativos de la discriminación, y nos informa de por qué sus industrias eran menos competitivas que las del norte y el oeste del país.
En ocasiones, el rápido crecimiento del comercio mundial registrado en las últimas décadas y la creciente inclinación hacia el libre mercado acrecientan, en lugar de reducir, la desigualdad de ingresos, al menos por cierto tiempo. Sin embargo, el comercio y la competencia han hecho que la desigualdad dependa más de las diferencias en el capital humano que las diferencias relacionadas con el color de la piel, el sexo, la religión, etcétera. Esto no se suele apreciar, pero es una importante consecuencia de la globalización y del creciente intercambio comercial.
© AIPE
GARY S. BECKER, profesor de la Universidad de Chicago y Premio Nobel de Economía.
http://revista.libertaddigital.com/mercados-competitivos-y-discriminacion-1276235484.html
Iñaki Piñuel, La guerra de "nunca acabar"
La guerra de 'nunca empezar'
01.10.2008
IÑAKI PIÑUEL| PSICÓLOGO Y ESCRITOR
S eres aparentemente normales que se convierten en asesinos en masa. Vidas triviales banalmente segadas por un joven finlandés al que nadie prestaba atención y que quería hacerse famoso. Que nadie piense que está al abrigo de la violencia.
El genocidio nazi practicado por la nación más avanzada de la tierra de esa época, las matanzas masivas de civiles a manos de sus vecinos en Ruanda y Burundi en los años noventa o las más recientes barbaries y atrocidades en el corazón de Europa, en los territorios de la antigua Yugoslavia, nos señalan una y otra vez lo mismo: personas totalmente normales pueden, bajo ciertas circunstancias, verse inmersas en la comisión de actos de violencia extrema.
Desde Columbine hasta los sucesos de Kauhayoki (Finlandia), se vienen repitiendo actos violentos que se ofrecen a la opinión pública como misteriosos o aparentemente incomprensibles. Muchos llevan la reflexión sobre estos sucesos al estéril análisis de los 'violentos' como unos seres pervertidos de raíz o como unas patologías psiquiátricas descontroladas que, simplemente, se nos han ido de las manos. Declarar locos o psicópatas a los violentos no deja de ser un recurso fácil y superficial.
El principal error de la mayoría de los análisis sobre la violencia consiste en una tendencia a descontextualizar las conductas violentas tanto de sus causas como de sus efectos, siempre generadores de nuevas violencias en un ciclo sin fin. Se tiende a presentar el fenómeno 'acto de violencia' como el objeto mismo de la investigación psicosocial a abordar, del mismo modo que se investiga la existencia y composición de un átomo, un astro o una lejana galaxia. El 'acto de violencia' químicamente puro no existe aislado del espacio y del tiempo, por mucho que los telediarios nos presenten como incomprensibles, inesperados e inauditos los sucesos más violentos.
El narcisismo social es el antecedente más efectivo de muchos de los fenómenos de rivalidad, competitividad, maltrato, exclusión y violencia que vivimos hoy día.
Ser sofisticado, aparentar, rivalizar por el éxito, el aprecio, la imagen, la fama, la notoriedad son los metaprogramas que subyacen en las diferentes 'operaciones triunfo' de nuestro panorama televisivo y mediático. Todo un paradigma característico del despropósito educativo que nos invade.
Son muchos los jóvenes que, sometidos a semejante lavado de cerebro, quedan fascinados y desde muy temprana edad desean ser estrellas, gentes de éxito, antes muertos que sencillos. La sencillez en el comportamiento es rechazada como algo demodé y casposo de lo que uno debe avergonzarse. La envidia, la competencia, la rivalidad y el rechazo al que es diferente, al más débil, al más listo, o al que no da la talla se han instalado como las consecuencias necesarias y lamentables de la falta de visión educativa de una sociedad crecientemente narcisista.
Internet y 'You Tube' no hacen sino reforzar y exacerbar todo este proceso. Las nuevas tecnologías han convertido el mundo en un inmenso escaparate y en un espejo en el que cada cual se pregunta mientras se contempla en él: ¿Quién soy yo para los demás?
Todo el mundo clama contra la violencia en un mundo cada vez más escandalizado por sus periódicas encarnaciones: contra las guerras modernas, que concitan manifestaciones multitudinarias de condena como una alternativa que ya no es asumible éticamente; contra el terrorismo y contra la violencia nuestra de cada día, la que nos toca más de cerca y que podemos reconocer fácilmente en nuestras familias, colegios, vecindarios y en el mismo entorno laboral. Y sin embargo ninguno de los agentes sociales es capaz de reconocer su propia violencia. Se suele denunciar el carácter previo de la violencia del otro sin percibir la propia. Fue el otro el que empezó. Es el otro el que tiene envidia y viene a por mí. Yo tan sólo me defiendo.
Este mecanismo es fruto de la ilusión mimética que garantiza una percepción, a la vez sincera e ilusoria, de los participantes en un conflicto de que es la otra parte la que empezó las hostilidades. El atónito observador externo verifica una y otra vez esta dificultad de establecer las causas primeras en la violencia nuestra de cada día.
En las querellas y rivalidades entre vecinos, parejas, colegas o compañeros de pupitre, cada uno acusa al otro de ser autor e iniciador de la violencia. Cualquiera que desee profundizar en la naturaleza de la violencia se encuentra con la dificultad de establecer un principio desde el que poder contener y detener el inicio del ciclo violento. Un ciclo en el que la violencia siempre llama a más violencia. Por ello fallan las prescripciones ingenuas que señalan equivocadamente que para frenar la violencia es suficiente con renunciar a ejercer la iniciativa de ésta. Nadie se reconoce en el origen de la violencia. Ello no es el resultado de la mala fe (excepto en el caso de personalidades psicopáticas), sino del desconocimiento del origen mimético de la violencia.
Desde la teoría mimética, René Girard explica como, técnicamente hablando, nadie inicia la violencia. Por eso es imposible encontrar a los responsables primeros de haber comenzado las hostilidades en las guerras, la violencia doméstica, escolar o laboral. 'Es el otro el que comenzó', reclaman las partes justificando así represalias que serán violentas a su vez. La forma de frenar la violencia radica no tanto en 'no iniciar las hostilidades', como en 'no continuarlas', es decir, en renunciar a las represalias, renunciando a la venganza.
El 'no violento' no es por lo tanto el que no empieza una guerra, sino el que no la prosigue, esto es, aquél que renuncia a vengarse. Aquél que, como dice el Evangelio, «pone la otra mejilla». Sólo una persistente ceguera narcisista nos impide ver la realidad de nuestra violencia, atribuyéndola de manera proyectiva sobre el otro. La paz social nace de esta reconciliación que es siempre efecto de una tolerancia máxima, propia de quien es capaz de perdonarlo todo.
Toda violencia es una 'sincera' guerra de 'nunca empezar'. Todos tienen razón. Todos se equivocan. Con ello lo que nos garantizamos es que la violencia nuestra de cada día finalmente sea la guerra de 'nunca acabar'.
http://www.elcorreodigital.com/vizcaya/prensa/20081001/opinion/guerra-nunca-empezar-20081001.html
01.10.2008
IÑAKI PIÑUEL| PSICÓLOGO Y ESCRITOR
S eres aparentemente normales que se convierten en asesinos en masa. Vidas triviales banalmente segadas por un joven finlandés al que nadie prestaba atención y que quería hacerse famoso. Que nadie piense que está al abrigo de la violencia.
El genocidio nazi practicado por la nación más avanzada de la tierra de esa época, las matanzas masivas de civiles a manos de sus vecinos en Ruanda y Burundi en los años noventa o las más recientes barbaries y atrocidades en el corazón de Europa, en los territorios de la antigua Yugoslavia, nos señalan una y otra vez lo mismo: personas totalmente normales pueden, bajo ciertas circunstancias, verse inmersas en la comisión de actos de violencia extrema.
Desde Columbine hasta los sucesos de Kauhayoki (Finlandia), se vienen repitiendo actos violentos que se ofrecen a la opinión pública como misteriosos o aparentemente incomprensibles. Muchos llevan la reflexión sobre estos sucesos al estéril análisis de los 'violentos' como unos seres pervertidos de raíz o como unas patologías psiquiátricas descontroladas que, simplemente, se nos han ido de las manos. Declarar locos o psicópatas a los violentos no deja de ser un recurso fácil y superficial.
El principal error de la mayoría de los análisis sobre la violencia consiste en una tendencia a descontextualizar las conductas violentas tanto de sus causas como de sus efectos, siempre generadores de nuevas violencias en un ciclo sin fin. Se tiende a presentar el fenómeno 'acto de violencia' como el objeto mismo de la investigación psicosocial a abordar, del mismo modo que se investiga la existencia y composición de un átomo, un astro o una lejana galaxia. El 'acto de violencia' químicamente puro no existe aislado del espacio y del tiempo, por mucho que los telediarios nos presenten como incomprensibles, inesperados e inauditos los sucesos más violentos.
El narcisismo social es el antecedente más efectivo de muchos de los fenómenos de rivalidad, competitividad, maltrato, exclusión y violencia que vivimos hoy día.
Ser sofisticado, aparentar, rivalizar por el éxito, el aprecio, la imagen, la fama, la notoriedad son los metaprogramas que subyacen en las diferentes 'operaciones triunfo' de nuestro panorama televisivo y mediático. Todo un paradigma característico del despropósito educativo que nos invade.
Son muchos los jóvenes que, sometidos a semejante lavado de cerebro, quedan fascinados y desde muy temprana edad desean ser estrellas, gentes de éxito, antes muertos que sencillos. La sencillez en el comportamiento es rechazada como algo demodé y casposo de lo que uno debe avergonzarse. La envidia, la competencia, la rivalidad y el rechazo al que es diferente, al más débil, al más listo, o al que no da la talla se han instalado como las consecuencias necesarias y lamentables de la falta de visión educativa de una sociedad crecientemente narcisista.
Internet y 'You Tube' no hacen sino reforzar y exacerbar todo este proceso. Las nuevas tecnologías han convertido el mundo en un inmenso escaparate y en un espejo en el que cada cual se pregunta mientras se contempla en él: ¿Quién soy yo para los demás?
Todo el mundo clama contra la violencia en un mundo cada vez más escandalizado por sus periódicas encarnaciones: contra las guerras modernas, que concitan manifestaciones multitudinarias de condena como una alternativa que ya no es asumible éticamente; contra el terrorismo y contra la violencia nuestra de cada día, la que nos toca más de cerca y que podemos reconocer fácilmente en nuestras familias, colegios, vecindarios y en el mismo entorno laboral. Y sin embargo ninguno de los agentes sociales es capaz de reconocer su propia violencia. Se suele denunciar el carácter previo de la violencia del otro sin percibir la propia. Fue el otro el que empezó. Es el otro el que tiene envidia y viene a por mí. Yo tan sólo me defiendo.
Este mecanismo es fruto de la ilusión mimética que garantiza una percepción, a la vez sincera e ilusoria, de los participantes en un conflicto de que es la otra parte la que empezó las hostilidades. El atónito observador externo verifica una y otra vez esta dificultad de establecer las causas primeras en la violencia nuestra de cada día.
En las querellas y rivalidades entre vecinos, parejas, colegas o compañeros de pupitre, cada uno acusa al otro de ser autor e iniciador de la violencia. Cualquiera que desee profundizar en la naturaleza de la violencia se encuentra con la dificultad de establecer un principio desde el que poder contener y detener el inicio del ciclo violento. Un ciclo en el que la violencia siempre llama a más violencia. Por ello fallan las prescripciones ingenuas que señalan equivocadamente que para frenar la violencia es suficiente con renunciar a ejercer la iniciativa de ésta. Nadie se reconoce en el origen de la violencia. Ello no es el resultado de la mala fe (excepto en el caso de personalidades psicopáticas), sino del desconocimiento del origen mimético de la violencia.
Desde la teoría mimética, René Girard explica como, técnicamente hablando, nadie inicia la violencia. Por eso es imposible encontrar a los responsables primeros de haber comenzado las hostilidades en las guerras, la violencia doméstica, escolar o laboral. 'Es el otro el que comenzó', reclaman las partes justificando así represalias que serán violentas a su vez. La forma de frenar la violencia radica no tanto en 'no iniciar las hostilidades', como en 'no continuarlas', es decir, en renunciar a las represalias, renunciando a la venganza.
El 'no violento' no es por lo tanto el que no empieza una guerra, sino el que no la prosigue, esto es, aquél que renuncia a vengarse. Aquél que, como dice el Evangelio, «pone la otra mejilla». Sólo una persistente ceguera narcisista nos impide ver la realidad de nuestra violencia, atribuyéndola de manera proyectiva sobre el otro. La paz social nace de esta reconciliación que es siempre efecto de una tolerancia máxima, propia de quien es capaz de perdonarlo todo.
Toda violencia es una 'sincera' guerra de 'nunca empezar'. Todos tienen razón. Todos se equivocan. Con ello lo que nos garantizamos es que la violencia nuestra de cada día finalmente sea la guerra de 'nunca acabar'.
http://www.elcorreodigital.com/vizcaya/prensa/20081001/opinion/guerra-nunca-empezar-20081001.html
Demetrio Pelaez, Un yogurcito y una manzana para la cena
miercoles 1 de octubre de 2008
DEMETRIO PELÁEZ CASAL
AILOLAILO
Un yogurcito y una manzana para la cena
Hay gente que lleva toda la vida en crisis. Quizá ya el médico que los trajo al mundo no les dio los obligados cachetillos para reaccionar, sino una malleira en toda regla. "Para que espabiles pronto, chavalín". A veces entras en el súper y ves cómo algunos abueletes se encaminan a la caja sólo con un yogur y una manzana en la mano. No es que estén a régimen porque les preocupa lucir mal tipo en el gimnasio, es que la pensión de 400 euros no les da para más alegrías. Infinidad de parias llevan también muchas décadas en crisis permanente y por eso contemplan la actual con cara de póker. Malamente puede afectarles la subida galopante del euríbor si jamás pudieron plantearse la compra de una vivienda, ni siquiera de un chabolo. Aun sin llegar a esos extremos, muchos miles de familias humildes están viendo que la hipoteca les acogota cada vez más, que el pisito que compraron donde Nicanor perdió el tambor se les lleva ya el 70% del escaso dinero que entra en casa y que los cobradores del frac del banco están a punto de llamar a su puerta.
Todo ese conglomerado humano debe estar analizando con grandes dosis de sorna, o de cabreo in crescendo, ciertas noticias que aparecen machaconamente desde hace unas semanas, como la que destaca el batacazo que se ha metido el turismo en agosto, también en Santiago, y los malos tiempos que corren para el sector. Eso quiere decir, interpretan, que las clases más acomodadas ya no están en condiciones de pasarse todo el verano viajando por ahí, vaya por Dios, ni de pagar 6.000 euros por el alquiler de un apartamentillo con vistas al mar, y a lo peor hasta don Pedro, su señora y sus dos hijos tendrán que cambiar el spa de cinco estrellas que habían reservado en Canarias para pasar el puente de la Constitución por un vulgar hotelito de tres estrellas, con lo mucho que le gustaba a Pedrito, mecachis, el desayuno tipo buffet servido al lado del jacuzzi.
Claro que el turismo se está resintiendo. Y también la venta de coches de lujo, y la de apartamentos en la costa, y muchos ya han echado el freno a las comilonas constantes en restaurantes caros, aunque seguramente deberíamos centrar nuestra preocupación en quienes realmente las están pasando canutas, no en los que tendrán que recortar su presupuesto turístico.
Seguro que recuerdan la noticia: el pasado martes por la noche, un cocinero en paro, cuarentón y amenazado de desahucio pilló por banda una bombona de butano e hizo estallar en mil pedazos la pequeñísima buhardilla en la que vivía en Santiago. No murió él, ni se llevó por delante a varios vecinos, porque Alá es grande. Dicen que podría estar mal de la cabeza. Quizá, pero deberíamos empezar a acostumbrarnos a ver más este tipo de sucesos, sobre todo después de que Solbes haya afirmado que no debemos temer por nuestros ahorros. Ufff, qué miedo.
http://www.elcorreogallego.es/index.php?idMenu=13&idEdicion=1023&idNoticiaOpinion=348465
DEMETRIO PELÁEZ CASAL
AILOLAILO
Un yogurcito y una manzana para la cena
Hay gente que lleva toda la vida en crisis. Quizá ya el médico que los trajo al mundo no les dio los obligados cachetillos para reaccionar, sino una malleira en toda regla. "Para que espabiles pronto, chavalín". A veces entras en el súper y ves cómo algunos abueletes se encaminan a la caja sólo con un yogur y una manzana en la mano. No es que estén a régimen porque les preocupa lucir mal tipo en el gimnasio, es que la pensión de 400 euros no les da para más alegrías. Infinidad de parias llevan también muchas décadas en crisis permanente y por eso contemplan la actual con cara de póker. Malamente puede afectarles la subida galopante del euríbor si jamás pudieron plantearse la compra de una vivienda, ni siquiera de un chabolo. Aun sin llegar a esos extremos, muchos miles de familias humildes están viendo que la hipoteca les acogota cada vez más, que el pisito que compraron donde Nicanor perdió el tambor se les lleva ya el 70% del escaso dinero que entra en casa y que los cobradores del frac del banco están a punto de llamar a su puerta.
Todo ese conglomerado humano debe estar analizando con grandes dosis de sorna, o de cabreo in crescendo, ciertas noticias que aparecen machaconamente desde hace unas semanas, como la que destaca el batacazo que se ha metido el turismo en agosto, también en Santiago, y los malos tiempos que corren para el sector. Eso quiere decir, interpretan, que las clases más acomodadas ya no están en condiciones de pasarse todo el verano viajando por ahí, vaya por Dios, ni de pagar 6.000 euros por el alquiler de un apartamentillo con vistas al mar, y a lo peor hasta don Pedro, su señora y sus dos hijos tendrán que cambiar el spa de cinco estrellas que habían reservado en Canarias para pasar el puente de la Constitución por un vulgar hotelito de tres estrellas, con lo mucho que le gustaba a Pedrito, mecachis, el desayuno tipo buffet servido al lado del jacuzzi.
Claro que el turismo se está resintiendo. Y también la venta de coches de lujo, y la de apartamentos en la costa, y muchos ya han echado el freno a las comilonas constantes en restaurantes caros, aunque seguramente deberíamos centrar nuestra preocupación en quienes realmente las están pasando canutas, no en los que tendrán que recortar su presupuesto turístico.
Seguro que recuerdan la noticia: el pasado martes por la noche, un cocinero en paro, cuarentón y amenazado de desahucio pilló por banda una bombona de butano e hizo estallar en mil pedazos la pequeñísima buhardilla en la que vivía en Santiago. No murió él, ni se llevó por delante a varios vecinos, porque Alá es grande. Dicen que podría estar mal de la cabeza. Quizá, pero deberíamos empezar a acostumbrarnos a ver más este tipo de sucesos, sobre todo después de que Solbes haya afirmado que no debemos temer por nuestros ahorros. Ufff, qué miedo.
http://www.elcorreogallego.es/index.php?idMenu=13&idEdicion=1023&idNoticiaOpinion=348465
Tonia Etxarri, Servir desde la oposicion
Servir desde la oposición
01.10.2008
TONIA ETXARRI
L a reflexión en voz alta que formuló Mariano Rajoy, en su comparecencia en un foro de Madrid ante empresarios, políticos y periodistas, cuando criticaba los Presupuestos del presidente Zapatero, viene a cuento del concurso que los políticos suelen hacer de su sentido patriota de la vida. «Desde la oposición también se puede servir a España», dijo el líder popular. Como si quisiera contrarrestar el concepto del servicio a la patria como potestad exclusiva del gobierno.
¿Quién sirve más a los ciudadanos?, ¿el que tiene el deber de gestionar o quien controla los abusos del poder? Cuando Euskadiko Ezkerra llegó al Gobierno vasco y a muchos puristas se les cayó la imagen idílica de su partido, el portavoz de la época, Xabier Markiegi, aclaró la cuestión: «nuestro partido también tiene aspiraciones de poder». Lógico. ¿Y quien no? . Al líder de Ezker Batua (antes Izquierda Unida), Javier Madrazo, le tentó un día el PNV para sentarlo en el trono gubernamental y lleva ya unos cuantos años cobijado en la sombra de Ajuria Enea. Tan a gustito y permitiéndose criticar la política «antisocial» del PNV de Vizcaya como si se tratase de un partido distinto al que le da de comer a él en las instituciones de Vitoria.
Pero la cuestión reside en no menospreciar la labor de la oposición. Bien desde Ajuria Enea o desde La Moncloa, a nuestros gobernantes les incordia que la oposición cumpla con su deber de leerles la cartilla. Un deber que no pasa por la actitud domesticada de no poner reparos a la gestión del gobierno sino de controlarlo. Una labor tan digna como otras; un servicio a la ciudadanía tan importante como el de quien ostenta el poder.
Otra cosa es servir a quienes nos gobiernan. Que también tenemos mucho de eso. El apoyo de la oposición socialista a la política presupuestaria del gobierno de Ibarretxe, por ejemplo, ha requerido de no pocas explicaciones a modo de justificación. El PSE ha dicho que era por «sentido de la responsabilidad» no sólo cada vez que ha apoyado las cuentas públicas del Gobierno vasco sino todos los pactos suscritos para que salieran adelante las iniciativas de esta legislatura (todas las leyes menos 3, según recordaba el propio Patxi López).
Una excusa muy bien armada para justificar una oposición que, lejos de poner en aprietos al lehendakari, le ha ayudado a salir del atolladero en infinidad de ocasiones. En el caso de los presupuestos del Ejecutivo de Zapatero, que con tanta parsimonia presentó ayer el vicepresidente Solbes en el Congreso de los Diputados, el PNV aportará su «grano de arena», en expresión del propio Urkullu. Eso sí, a cambio de la Política Activa de Empleo y de la Investigación al Desarrollo; que la oposición se puede poner muy mercantilista a la hora de hacer valer su voto. Una actitud de intercambio que muchos observan como una contraprestación. Un favor en Vitoria por otro en Madrid. De cualquier forma, lo que parece incuestionable es que si la oposición no existiera, habría que inventarla.
http://www.elcorreodigital.com/vizcaya/prensa/20081001/politica/servir-desde-oposicion-20081001.html
01.10.2008
TONIA ETXARRI
L a reflexión en voz alta que formuló Mariano Rajoy, en su comparecencia en un foro de Madrid ante empresarios, políticos y periodistas, cuando criticaba los Presupuestos del presidente Zapatero, viene a cuento del concurso que los políticos suelen hacer de su sentido patriota de la vida. «Desde la oposición también se puede servir a España», dijo el líder popular. Como si quisiera contrarrestar el concepto del servicio a la patria como potestad exclusiva del gobierno.
¿Quién sirve más a los ciudadanos?, ¿el que tiene el deber de gestionar o quien controla los abusos del poder? Cuando Euskadiko Ezkerra llegó al Gobierno vasco y a muchos puristas se les cayó la imagen idílica de su partido, el portavoz de la época, Xabier Markiegi, aclaró la cuestión: «nuestro partido también tiene aspiraciones de poder». Lógico. ¿Y quien no? . Al líder de Ezker Batua (antes Izquierda Unida), Javier Madrazo, le tentó un día el PNV para sentarlo en el trono gubernamental y lleva ya unos cuantos años cobijado en la sombra de Ajuria Enea. Tan a gustito y permitiéndose criticar la política «antisocial» del PNV de Vizcaya como si se tratase de un partido distinto al que le da de comer a él en las instituciones de Vitoria.
Pero la cuestión reside en no menospreciar la labor de la oposición. Bien desde Ajuria Enea o desde La Moncloa, a nuestros gobernantes les incordia que la oposición cumpla con su deber de leerles la cartilla. Un deber que no pasa por la actitud domesticada de no poner reparos a la gestión del gobierno sino de controlarlo. Una labor tan digna como otras; un servicio a la ciudadanía tan importante como el de quien ostenta el poder.
Otra cosa es servir a quienes nos gobiernan. Que también tenemos mucho de eso. El apoyo de la oposición socialista a la política presupuestaria del gobierno de Ibarretxe, por ejemplo, ha requerido de no pocas explicaciones a modo de justificación. El PSE ha dicho que era por «sentido de la responsabilidad» no sólo cada vez que ha apoyado las cuentas públicas del Gobierno vasco sino todos los pactos suscritos para que salieran adelante las iniciativas de esta legislatura (todas las leyes menos 3, según recordaba el propio Patxi López).
Una excusa muy bien armada para justificar una oposición que, lejos de poner en aprietos al lehendakari, le ha ayudado a salir del atolladero en infinidad de ocasiones. En el caso de los presupuestos del Ejecutivo de Zapatero, que con tanta parsimonia presentó ayer el vicepresidente Solbes en el Congreso de los Diputados, el PNV aportará su «grano de arena», en expresión del propio Urkullu. Eso sí, a cambio de la Política Activa de Empleo y de la Investigación al Desarrollo; que la oposición se puede poner muy mercantilista a la hora de hacer valer su voto. Una actitud de intercambio que muchos observan como una contraprestación. Un favor en Vitoria por otro en Madrid. De cualquier forma, lo que parece incuestionable es que si la oposición no existiera, habría que inventarla.
http://www.elcorreodigital.com/vizcaya/prensa/20081001/politica/servir-desde-oposicion-20081001.html
Agapito Maestre, La tradicion anticlerical (y 2)
miercoles 1 de octubre de 2008
EL ARTE DE (SOBRE)VIVIR
La tradición anticlerical (y 2)
Por Agapito Maestre
Ortega tendrá buen cuidado de matizar, especialmente en el comienzo de los años treinta, que sus posiciones laicistas están lejos del anticlericalismo. Es una forma de suavizar las consecuencias prácticas de su ateísmo religioso y laicismo estatal.
Tanta es su insistencia en este quitar hierro a las consecuencias de su posición atea que cae en la reiteración; es como si quisiera borrar alguna de sus declaraciones pasadas, asunto más que sospechoso, grave, sobre todo si pensamos que Ortega es un hombre que sabe no sólo del poder de las palabras bien dichas, sino que el abuso de una de ellas las vacía inexorablemente de su fuerza y contenido. No puedo dejar de ver detrás de tanta insistencia para no ser confundido con el peculiar "crimen" anticlerical, el analfabetismo, el intento orteguiano por tapar no sólo viejos radicalismos contra la Iglesia Católica, sino una contradicción, en realidad, una paradoja dramática en la obra filosófica de Ortega, que alcanza su máxima expresión en el año 1932.
Pero el dramatismo de esa paradoja orteguiana, es decir, la defensa del laicismo por un lado, y la condena del anticlericalismo por otro, no debería llevar a sus estudiosos a clasificar a Ortega entre los filósofos que han hecho del combate contra la religiosidad en general, y contra el catolicismo en particular, el principal eje de su pensamiento. En la España de 1953, bajo el influjo de un catolicismo demasiado constatinizado, que no veía con buenos ojos al pensador ateo Ortega y Gasset, Julián Marías, uno de sus grandes discípulos, mostró con sencillez y eficacia que Ortega no era un "martillo de obispos y sacerdotes", un anticlerical, alguien que hubiera hecho de la crítica al catolicismo el hilo conductor de su pensamiento.
Bastó a Julián Marías citar unos cuantos textos de Ortega para sugerir que no tenía fundamento hablar "de la peligrosidad religiosa de Ortega". Además, concluía Marías, el hecho innegable es que el pensamiento de Ortega ha tenido en España frutos católicos. El mismo Julián Marías es un ejemplo de la imposibilidad de comprender su filosofía, a todas luces católica, sin la obra de Ortega. Marías es contundente:
La inmensa mayoría de los discípulos de Ortega, los más representativos, más dedicados a la función intelectual, son enérgica y claramente católicos. No siempre podría decirse lo mismo de otros maestros, incluso de instituciones religiosas, sea cualquier su buena voluntad; porque la peligrosidad puede venir también de otras potencias del alma.
Tampoco se olvida Marías de recordar que Ortega, según manifestó ante tres mil oyentes, no halla mejor definición, más profunda, científica y verdadera, que hasta ahora se ha dado del mundo que la que se reza en la Salve: el Mundo, sí, es un valle de lágrimas.
Entre los textos que pudieran citarse, siguiendo a Marías, que demostrarían que el pensamiento de Ortega es compatible con la religión católica son de épocas muy maduras del filósofo madrileño, y tienen más un carácter de crítica a los católicos españoles y franceses que al catolicismo en general, incluso destaca el famoso texto de 1933, recogido en En torno a Galileo, que muestra la imposibilidad de comprender el socialismo español sin previo paso por el cristianismo. Mientras que los dos primeros son textos de análisis sobre las repercusiones intelectuales del catolicismo, el tercero parece desbordar los límites de lo intelectual para referirse, según Marías, a lo estrictamente religioso. Merece la pena releer esos textos, porque nos da otra dimensión del ateo Ortega.
El primero, es un fragmento del Espíritu de la letra, se refiere así al catolicismo patrio:
El catolicismo español está pagando deudas que no son suyas, sino del catolicismo español. Nunca he comprendido cómo falta en España un núcleo de católicos entusiastas resueltos a liberar el catolicismo de todas las protuberancias, lacras y rémoras exclusivamente españolas que en aquél se han alojado y deforman su claro perfil. Ese núcleo de católicos podía dar cima a una noble y magnífica empresa: la depuración fecunda del catolicismo y la perfección de España. Pues tal como hoy están las cosas, mutuamente se dañan: el catolicismo va lastrado con vicios españoles, y viceversa, los vicios españoles se amparan y fortifican con frecuencia tras una máscara insincera de catolicismo. Como yo no creo que España pueda salir a la alta mar de la historia si no ayudan con entusiasmo y pureza a la maniobra los católicos nacionales, deploro sobremanera la ausencia de ese enérgico fermento en nuestra Iglesia oficial. Y el caso es que el catolicismo significa hoy, dondequiera, una fuerza de vanguardia, donde combaten mentes clarísimas, plenamente actuales y creadoras. Señor, ¿por qué no ha de acaecer los mismo en nuestro país? ¿Por qué en España ha de ser admisible que muchas gentes usen el título de católicos como una patente que les excusa de refinar su intelecto y su sensibilidad y los convierte en rémora y estorbo para todo perfeccionamiento nacional? Se trata de construir España, de pulirla y dotarla magníficamente para el inmediato porvenir. Y es preciso que los católicos sientan el orgullo de su catolicismo y sepan hacer de él lo que fue en otras horas: un instrumento exquisito, rico de todas las gracias y destrezas actuales, apto para poner a España "en forma" ante la vida presente.
El segundo texto vuelve a distinguir entre la profundidad del mensaje cristiano, por un lado, y la carencia de talento de algunos católicos para hacerse merecedores de esta tradición religiosa por otro. Aquí es el catolicismo francés el objeto de la crítica frente a la renovación del catolicismo germánico. Ortega no tiene mayor objetivo en estas palabras que mostrar la grandeza intelectual del cristianismo, de la fe cristiana, frente a otras religiones, porque exige, por encima de cualquier otra consideración, el desarrollo de la razón. Fe y ciencia se complementan. Es la grandeza del cristianismo frente a las demás religiones:
Nunca se plantea serenamente un problema y se intenta su solución. Nunca se repiensa con noble y efectivo esfuerzo la magnífica tesis católica, a fin de aproximarla a nuestra mente actual, o bien con ánimo de mostrar su fertilidad en tal o cual cuestión. Semejante catolicismo es un comodín que justifica la ignavia. Contrasta superlativamente con la egregia labor que durante estos mismos años están haciendo los católicos alemanes. Hombres como Scheler, Guardini, Przywara se han tomado el trabajo de recrear una sensibilidad católica partiendo del alma actual.
No se trata de renovar el catolicismo en su cuerpo dogmático ("modernismo"), sino de renovar el camino entre la mente y los dogmas. De este modo han conseguido, sin pérdida alguna del tesoro tradicional, alumbrar en nuestro propio fondo una predisposición católica, cuya latente vena desconocíamos. Una obra así es propia de auténticos pensadores. Los escritores franceses del catolicismo parecen más bien gente política. Atacan y defiende; no meditan. Insultan y enconan; no investigan. Usan del catolicismo como de una maza. Se ve demasiado pronto que su afán no es el triunfo de la verdad, sino apetito de mando. La actitud que han tomado la han aprendido de los sindicalistas, comunistas, etc. Porque hubo un tiempo en que como ahora a ciertos católicos les basta con declararse católicos para asumir todas las sabidurías, los socialistas extremos creían poseer en cifra todas las verdades y desdeñaban la ciencia burguesa. También entonces había una crítica literaria socialista donde volcaban toda su miseria mental y todo su rencor las almas menos bellas del tiempo.
Cuando se dice que el catolicismo nos introduce en el centro de la realidad, se ampara en un equívoco. Esa realidad, ese centro y esa introducción entiéndanse religiosamente, y entonces su afirmación es congruente. Pero entonces no se añade que el católico, como tal, "sabe" lo que es la realidad y posee un ejemplar doctrinal de estética. De la religión no se deriva una filosofía ni, en general, una ciencia; menos aún una estética y todavía menos una crítica literaria. No basta ser católico para hallarse en posesión de tan espléndido patrimonio. Ni hay idea que los verdaderos católicos debieran perseguir con mayor denuedo que ésta. Precisamente, la suma originalidad del catolicismo frente a todas las demás religiones consiste en que separa de manera radical la fe de la ciencia y a la vez postula la una para la otra sin allanar violentamente su fecunda diferencia. La fides quaerens intellectum de San Anselmo es acaso el lema más fértil que se ha inventado y el que más agudamente define la mente del hombre. La fe que siente su propia plenitud en forma de enorme ser de intelecto; he ahí la audacia admirable del catolicismo. La fe no se contenta consigo misma; exige pruebas de la existencia de Dios, pruebas racionales, por a más b. No es una fe holgazana, no exonera de la fatiga intelectual, no nos da la ciencia, sino que, al revés, la exige.
El tercer texto de Ortega, en la línea de pensamiento de Marías, pertenece al ya citado libro En torno a Galileo, una obra definitiva, sin duda alguna, para evaluar la posición de Ortega con el cristianismo. Esta obra contiene conceptos determinantes del pensamiento de Ortega, por ejemplo, misión y responsabilidad, que son de clara urdimbre cristiana, según reconoce explícitamente el propio Ortega. Sin embargo, también es cierto que en ese mismo contexto intelectual Ortega se define personalmente como no católico. En cualquier caso, desde el ámbito estrictamente religioso, el texto que aporta Marías es relevante no tanto para hacerse cargo del respeto que guarda Ortega por el cristianismo cuanto por la defensa que emprende de una religión sometida al salvajismo socialista de la época. Aquí están recogidas las famosas palabras que aluden a Indalecio Prieto, cuando era ministro socialista de la Segunda República:
Señores, quiera o no el ministro socialista, eso es esencial al cristianismo; es cristianismo hueco. Si no hubiera habido cristianismo no se le habría ocurrido a este hombre dedicar su vida a algo… Descubrir, caer en la cuenta de que la vida en su última sustancia consiste en tener que ser dedicada a algo, no es ocuparse de eso o de lo otro dentro de la vida, que eso sería lo contrario, meter en la vida algo que se considera valioso, sino tomar en vilo nuestra existencia entera y entregarla a algo, de-dedicarla… ésa es la averiguación fundamental del cristianismo, lo que indeleblemente ha puesto en la historia, es decir, en el hombre… Desde el cristianismo el hombre, por ateo que sea, sabe, ve, no ya que la vida humana debe ser entrega de sí misma, vida como misión premeditada y destino interior –todo lo contrario que aguante de un extenso destino–, sino que lo es, queramos o no. Díganme ustedes qué otra cosa significa la frase tan repetida del Nuevo Testamento y como casi todo el Nuevo Testamento tan paradójico: "El que pierde su vida es el que la gana". Es decir, da tu vida, enajénala; entrégala; entonces es verdaderamente tuya; la ha asegurado, ganado, salvado. Y esta concepción de la vida como dedicación de sí misma a algo, como misión y no simplemente como uso discreto de algo que nos hubiesen regalado y dado ya hecho, tiene un reverso: que entonces la vida es en su propia esencia responsabilidad de sí misma. ¿Quién sino el cristianismo ha hecho este descubrimiento de la vida como consistiendo en responsabilidad?
A pesar de las matizaciones que esos textos introducen en la visión simplista de Ortega como un pensador ateo, que construye su obra frente al cristianismo, tampoco puede decirse que pongan en cuestión de modo concluyente el ateísmo religioso y el laicismo estatal que Ortega exhibe a lo largo de toda su obra. Quien se acerque con un poco de detenimiento a las empresas políticas y periodísticas de Ortega, podrá evaluar con justeza la dureza de esas posiciones laicistas con la propuesta demócrata cristiana de un Ángel Herrera Oria. Ortega, en efecto, mantiene que los católicos son imprescindibles para sacar adelante a España, pero en su filosofía de la historia, al contrario que Marías, no le da importancia al catolicismo moderno de la época. Pero esto es una cuestión que exige otra reflexión.
http://revista.libertaddigital.com/la-tradicion-anticlerical-y-2-1276235482.html
EL ARTE DE (SOBRE)VIVIR
La tradición anticlerical (y 2)
Por Agapito Maestre
Ortega tendrá buen cuidado de matizar, especialmente en el comienzo de los años treinta, que sus posiciones laicistas están lejos del anticlericalismo. Es una forma de suavizar las consecuencias prácticas de su ateísmo religioso y laicismo estatal.
Tanta es su insistencia en este quitar hierro a las consecuencias de su posición atea que cae en la reiteración; es como si quisiera borrar alguna de sus declaraciones pasadas, asunto más que sospechoso, grave, sobre todo si pensamos que Ortega es un hombre que sabe no sólo del poder de las palabras bien dichas, sino que el abuso de una de ellas las vacía inexorablemente de su fuerza y contenido. No puedo dejar de ver detrás de tanta insistencia para no ser confundido con el peculiar "crimen" anticlerical, el analfabetismo, el intento orteguiano por tapar no sólo viejos radicalismos contra la Iglesia Católica, sino una contradicción, en realidad, una paradoja dramática en la obra filosófica de Ortega, que alcanza su máxima expresión en el año 1932.
Pero el dramatismo de esa paradoja orteguiana, es decir, la defensa del laicismo por un lado, y la condena del anticlericalismo por otro, no debería llevar a sus estudiosos a clasificar a Ortega entre los filósofos que han hecho del combate contra la religiosidad en general, y contra el catolicismo en particular, el principal eje de su pensamiento. En la España de 1953, bajo el influjo de un catolicismo demasiado constatinizado, que no veía con buenos ojos al pensador ateo Ortega y Gasset, Julián Marías, uno de sus grandes discípulos, mostró con sencillez y eficacia que Ortega no era un "martillo de obispos y sacerdotes", un anticlerical, alguien que hubiera hecho de la crítica al catolicismo el hilo conductor de su pensamiento.
Bastó a Julián Marías citar unos cuantos textos de Ortega para sugerir que no tenía fundamento hablar "de la peligrosidad religiosa de Ortega". Además, concluía Marías, el hecho innegable es que el pensamiento de Ortega ha tenido en España frutos católicos. El mismo Julián Marías es un ejemplo de la imposibilidad de comprender su filosofía, a todas luces católica, sin la obra de Ortega. Marías es contundente:
La inmensa mayoría de los discípulos de Ortega, los más representativos, más dedicados a la función intelectual, son enérgica y claramente católicos. No siempre podría decirse lo mismo de otros maestros, incluso de instituciones religiosas, sea cualquier su buena voluntad; porque la peligrosidad puede venir también de otras potencias del alma.
Tampoco se olvida Marías de recordar que Ortega, según manifestó ante tres mil oyentes, no halla mejor definición, más profunda, científica y verdadera, que hasta ahora se ha dado del mundo que la que se reza en la Salve: el Mundo, sí, es un valle de lágrimas.
Entre los textos que pudieran citarse, siguiendo a Marías, que demostrarían que el pensamiento de Ortega es compatible con la religión católica son de épocas muy maduras del filósofo madrileño, y tienen más un carácter de crítica a los católicos españoles y franceses que al catolicismo en general, incluso destaca el famoso texto de 1933, recogido en En torno a Galileo, que muestra la imposibilidad de comprender el socialismo español sin previo paso por el cristianismo. Mientras que los dos primeros son textos de análisis sobre las repercusiones intelectuales del catolicismo, el tercero parece desbordar los límites de lo intelectual para referirse, según Marías, a lo estrictamente religioso. Merece la pena releer esos textos, porque nos da otra dimensión del ateo Ortega.
El primero, es un fragmento del Espíritu de la letra, se refiere así al catolicismo patrio:
El catolicismo español está pagando deudas que no son suyas, sino del catolicismo español. Nunca he comprendido cómo falta en España un núcleo de católicos entusiastas resueltos a liberar el catolicismo de todas las protuberancias, lacras y rémoras exclusivamente españolas que en aquél se han alojado y deforman su claro perfil. Ese núcleo de católicos podía dar cima a una noble y magnífica empresa: la depuración fecunda del catolicismo y la perfección de España. Pues tal como hoy están las cosas, mutuamente se dañan: el catolicismo va lastrado con vicios españoles, y viceversa, los vicios españoles se amparan y fortifican con frecuencia tras una máscara insincera de catolicismo. Como yo no creo que España pueda salir a la alta mar de la historia si no ayudan con entusiasmo y pureza a la maniobra los católicos nacionales, deploro sobremanera la ausencia de ese enérgico fermento en nuestra Iglesia oficial. Y el caso es que el catolicismo significa hoy, dondequiera, una fuerza de vanguardia, donde combaten mentes clarísimas, plenamente actuales y creadoras. Señor, ¿por qué no ha de acaecer los mismo en nuestro país? ¿Por qué en España ha de ser admisible que muchas gentes usen el título de católicos como una patente que les excusa de refinar su intelecto y su sensibilidad y los convierte en rémora y estorbo para todo perfeccionamiento nacional? Se trata de construir España, de pulirla y dotarla magníficamente para el inmediato porvenir. Y es preciso que los católicos sientan el orgullo de su catolicismo y sepan hacer de él lo que fue en otras horas: un instrumento exquisito, rico de todas las gracias y destrezas actuales, apto para poner a España "en forma" ante la vida presente.
El segundo texto vuelve a distinguir entre la profundidad del mensaje cristiano, por un lado, y la carencia de talento de algunos católicos para hacerse merecedores de esta tradición religiosa por otro. Aquí es el catolicismo francés el objeto de la crítica frente a la renovación del catolicismo germánico. Ortega no tiene mayor objetivo en estas palabras que mostrar la grandeza intelectual del cristianismo, de la fe cristiana, frente a otras religiones, porque exige, por encima de cualquier otra consideración, el desarrollo de la razón. Fe y ciencia se complementan. Es la grandeza del cristianismo frente a las demás religiones:
Nunca se plantea serenamente un problema y se intenta su solución. Nunca se repiensa con noble y efectivo esfuerzo la magnífica tesis católica, a fin de aproximarla a nuestra mente actual, o bien con ánimo de mostrar su fertilidad en tal o cual cuestión. Semejante catolicismo es un comodín que justifica la ignavia. Contrasta superlativamente con la egregia labor que durante estos mismos años están haciendo los católicos alemanes. Hombres como Scheler, Guardini, Przywara se han tomado el trabajo de recrear una sensibilidad católica partiendo del alma actual.
No se trata de renovar el catolicismo en su cuerpo dogmático ("modernismo"), sino de renovar el camino entre la mente y los dogmas. De este modo han conseguido, sin pérdida alguna del tesoro tradicional, alumbrar en nuestro propio fondo una predisposición católica, cuya latente vena desconocíamos. Una obra así es propia de auténticos pensadores. Los escritores franceses del catolicismo parecen más bien gente política. Atacan y defiende; no meditan. Insultan y enconan; no investigan. Usan del catolicismo como de una maza. Se ve demasiado pronto que su afán no es el triunfo de la verdad, sino apetito de mando. La actitud que han tomado la han aprendido de los sindicalistas, comunistas, etc. Porque hubo un tiempo en que como ahora a ciertos católicos les basta con declararse católicos para asumir todas las sabidurías, los socialistas extremos creían poseer en cifra todas las verdades y desdeñaban la ciencia burguesa. También entonces había una crítica literaria socialista donde volcaban toda su miseria mental y todo su rencor las almas menos bellas del tiempo.
Cuando se dice que el catolicismo nos introduce en el centro de la realidad, se ampara en un equívoco. Esa realidad, ese centro y esa introducción entiéndanse religiosamente, y entonces su afirmación es congruente. Pero entonces no se añade que el católico, como tal, "sabe" lo que es la realidad y posee un ejemplar doctrinal de estética. De la religión no se deriva una filosofía ni, en general, una ciencia; menos aún una estética y todavía menos una crítica literaria. No basta ser católico para hallarse en posesión de tan espléndido patrimonio. Ni hay idea que los verdaderos católicos debieran perseguir con mayor denuedo que ésta. Precisamente, la suma originalidad del catolicismo frente a todas las demás religiones consiste en que separa de manera radical la fe de la ciencia y a la vez postula la una para la otra sin allanar violentamente su fecunda diferencia. La fides quaerens intellectum de San Anselmo es acaso el lema más fértil que se ha inventado y el que más agudamente define la mente del hombre. La fe que siente su propia plenitud en forma de enorme ser de intelecto; he ahí la audacia admirable del catolicismo. La fe no se contenta consigo misma; exige pruebas de la existencia de Dios, pruebas racionales, por a más b. No es una fe holgazana, no exonera de la fatiga intelectual, no nos da la ciencia, sino que, al revés, la exige.
El tercer texto de Ortega, en la línea de pensamiento de Marías, pertenece al ya citado libro En torno a Galileo, una obra definitiva, sin duda alguna, para evaluar la posición de Ortega con el cristianismo. Esta obra contiene conceptos determinantes del pensamiento de Ortega, por ejemplo, misión y responsabilidad, que son de clara urdimbre cristiana, según reconoce explícitamente el propio Ortega. Sin embargo, también es cierto que en ese mismo contexto intelectual Ortega se define personalmente como no católico. En cualquier caso, desde el ámbito estrictamente religioso, el texto que aporta Marías es relevante no tanto para hacerse cargo del respeto que guarda Ortega por el cristianismo cuanto por la defensa que emprende de una religión sometida al salvajismo socialista de la época. Aquí están recogidas las famosas palabras que aluden a Indalecio Prieto, cuando era ministro socialista de la Segunda República:
Señores, quiera o no el ministro socialista, eso es esencial al cristianismo; es cristianismo hueco. Si no hubiera habido cristianismo no se le habría ocurrido a este hombre dedicar su vida a algo… Descubrir, caer en la cuenta de que la vida en su última sustancia consiste en tener que ser dedicada a algo, no es ocuparse de eso o de lo otro dentro de la vida, que eso sería lo contrario, meter en la vida algo que se considera valioso, sino tomar en vilo nuestra existencia entera y entregarla a algo, de-dedicarla… ésa es la averiguación fundamental del cristianismo, lo que indeleblemente ha puesto en la historia, es decir, en el hombre… Desde el cristianismo el hombre, por ateo que sea, sabe, ve, no ya que la vida humana debe ser entrega de sí misma, vida como misión premeditada y destino interior –todo lo contrario que aguante de un extenso destino–, sino que lo es, queramos o no. Díganme ustedes qué otra cosa significa la frase tan repetida del Nuevo Testamento y como casi todo el Nuevo Testamento tan paradójico: "El que pierde su vida es el que la gana". Es decir, da tu vida, enajénala; entrégala; entonces es verdaderamente tuya; la ha asegurado, ganado, salvado. Y esta concepción de la vida como dedicación de sí misma a algo, como misión y no simplemente como uso discreto de algo que nos hubiesen regalado y dado ya hecho, tiene un reverso: que entonces la vida es en su propia esencia responsabilidad de sí misma. ¿Quién sino el cristianismo ha hecho este descubrimiento de la vida como consistiendo en responsabilidad?
A pesar de las matizaciones que esos textos introducen en la visión simplista de Ortega como un pensador ateo, que construye su obra frente al cristianismo, tampoco puede decirse que pongan en cuestión de modo concluyente el ateísmo religioso y el laicismo estatal que Ortega exhibe a lo largo de toda su obra. Quien se acerque con un poco de detenimiento a las empresas políticas y periodísticas de Ortega, podrá evaluar con justeza la dureza de esas posiciones laicistas con la propuesta demócrata cristiana de un Ángel Herrera Oria. Ortega, en efecto, mantiene que los católicos son imprescindibles para sacar adelante a España, pero en su filosofía de la historia, al contrario que Marías, no le da importancia al catolicismo moderno de la época. Pero esto es una cuestión que exige otra reflexión.
http://revista.libertaddigital.com/la-tradicion-anticlerical-y-2-1276235482.html
Luis Pousa, Un debate desfasado
miercoles 1 de octubre de 2008
LUIS POUSA
CELTAS SIN FILTRO
Un debate desfasado
Estoy por decir que el debate, adelantado y sin datos, sobre el monto que los presupuestos generales del Estado para el próximo año destinará a inversiones en infraestructuras en Galicia, está desfasado respecto a las actuaciones prioritarias que marca la lucha contra la crisis económica mundial, y al nuevo modelo de crecimiento económico que surgirá de las cenizas de un sistema financiero que sobrevoló la economía real colocando ladrillos en el cielo con tecnología financiera de hipotecas de alto riesgo, para luego, incapaz de controlar el babel, dejarlo a la suerte de la ley de la gravedad.
Una mirada al interior de la economía gallega nos muestra que los sectores y las empresas que mejor están tirando y soportando el huracán de Wall Street son aquellas que han ido avanzado en la conquista de los mercados internacionales no sobre las vías de inexistentes altas velocidades, sino sobre los raíles del saber hacer bien las cosas, incorporar los avances tecnológicos, ser innovadores, gozar de una buena organización y, de resultas de todo ello, obtener mejoras de la productividad que garantizan la competitividad en los mercados abiertos.
Resulta obvio que Galicia debe redondear el proceso de modernización de sus infraestructuras con la conexión por AVE con la Meseta, enlazar el Eje Atlántico con Oporto y Lisboa, y asegurar una vía alternativa de acceso a la Europa central por la cornisa cantábrica. El aspecto geoestratégico del conjunto no es discutible desde el ángulo gallego.
Ahora bien, una cosa es eso y otra el supuesto de que las infraestructuras del transporte son el mejor aliado que necesita la mano invisible para que la economía gallega crezca a ritmo asiáticos.
Tal creencia, en la que unos cuantos principios ideológicos se entremezclan con presentimientos esotéricos, fue defendida por quienes apostaron por un modelo de crecimiento, ya periclitado, basado en la construcción masiva de vivienda residencial en la costa gallega, destinada a gente de Madrid y otras grandes ciudades. Ni que decir tiene que para atraer esa demanda, el acortamiento del tiempo del viaje es un factor de mucho peso.
A su vez, las infraestructuras del transporte son uno de los negocios de mayor fuste de las grandes constructoras, y el sector no duda en presionar a las Administraciones públicas para que gran parte de los presupuestos sean destinados a obra pública. Por cierto que ya veremos en qué quedan, en el escenario de la postcrisis, ciertas fórmulas de financiación privada de las vías de alta capacidad, pues no es descartable que el Estado se vea obligado a ir al rescate de ellas.
La posición política que vinculaba el AVE con un modelo de crecimiento que tenía como motor al sector inmobiliario y que, consecuentemente, se oponía (aún se opone) a la ley de medidas urgentes de protección del litoral y a una ordenación que racionalice los usos del territorio y los someta a las premisas de equilibrio con el medioambiente y el paisaje, a fin de configurar el marco de un crecimiento sostenible, se encuentra hoy sin modelo y sin referentes exteriores por los que guiarse. Se dirá que, al menos, defiende el AVE. Sí, pero ¿por qué y para qué lo defienden, más allá de la confrontación sobre las hojas del calendario? Sin un modelo de crecimiento económico no hay respuesta.
http://www.elcorreogallego.es/index.php?idMenu=13&idEdicion=1023&idNoticiaOpinion=348421
LUIS POUSA
CELTAS SIN FILTRO
Un debate desfasado
Estoy por decir que el debate, adelantado y sin datos, sobre el monto que los presupuestos generales del Estado para el próximo año destinará a inversiones en infraestructuras en Galicia, está desfasado respecto a las actuaciones prioritarias que marca la lucha contra la crisis económica mundial, y al nuevo modelo de crecimiento económico que surgirá de las cenizas de un sistema financiero que sobrevoló la economía real colocando ladrillos en el cielo con tecnología financiera de hipotecas de alto riesgo, para luego, incapaz de controlar el babel, dejarlo a la suerte de la ley de la gravedad.
Una mirada al interior de la economía gallega nos muestra que los sectores y las empresas que mejor están tirando y soportando el huracán de Wall Street son aquellas que han ido avanzado en la conquista de los mercados internacionales no sobre las vías de inexistentes altas velocidades, sino sobre los raíles del saber hacer bien las cosas, incorporar los avances tecnológicos, ser innovadores, gozar de una buena organización y, de resultas de todo ello, obtener mejoras de la productividad que garantizan la competitividad en los mercados abiertos.
Resulta obvio que Galicia debe redondear el proceso de modernización de sus infraestructuras con la conexión por AVE con la Meseta, enlazar el Eje Atlántico con Oporto y Lisboa, y asegurar una vía alternativa de acceso a la Europa central por la cornisa cantábrica. El aspecto geoestratégico del conjunto no es discutible desde el ángulo gallego.
Ahora bien, una cosa es eso y otra el supuesto de que las infraestructuras del transporte son el mejor aliado que necesita la mano invisible para que la economía gallega crezca a ritmo asiáticos.
Tal creencia, en la que unos cuantos principios ideológicos se entremezclan con presentimientos esotéricos, fue defendida por quienes apostaron por un modelo de crecimiento, ya periclitado, basado en la construcción masiva de vivienda residencial en la costa gallega, destinada a gente de Madrid y otras grandes ciudades. Ni que decir tiene que para atraer esa demanda, el acortamiento del tiempo del viaje es un factor de mucho peso.
A su vez, las infraestructuras del transporte son uno de los negocios de mayor fuste de las grandes constructoras, y el sector no duda en presionar a las Administraciones públicas para que gran parte de los presupuestos sean destinados a obra pública. Por cierto que ya veremos en qué quedan, en el escenario de la postcrisis, ciertas fórmulas de financiación privada de las vías de alta capacidad, pues no es descartable que el Estado se vea obligado a ir al rescate de ellas.
La posición política que vinculaba el AVE con un modelo de crecimiento que tenía como motor al sector inmobiliario y que, consecuentemente, se oponía (aún se opone) a la ley de medidas urgentes de protección del litoral y a una ordenación que racionalice los usos del territorio y los someta a las premisas de equilibrio con el medioambiente y el paisaje, a fin de configurar el marco de un crecimiento sostenible, se encuentra hoy sin modelo y sin referentes exteriores por los que guiarse. Se dirá que, al menos, defiende el AVE. Sí, pero ¿por qué y para qué lo defienden, más allá de la confrontación sobre las hojas del calendario? Sin un modelo de crecimiento económico no hay respuesta.
http://www.elcorreogallego.es/index.php?idMenu=13&idEdicion=1023&idNoticiaOpinion=348421
Carlos Semprun Maura, ETA mata
miercoles 1 de octubre de 2008
CRÓNICAS COSMOPOLITAS
ETA mata
Por Carlos Semprún Maura
"ETA hace lo que le da la gana", escribía yo hace poco, para ir a contracorriente del discurso oficial, apoyado por numerosos columnistas –Antonio Elorza entre ellos–, que, basándose en las detenciones de varios cabecillas de la banda terrorista, por la policía francesa y en Francia, anunciaban a bombo y platillo el fin de ETA, o que estaba de capa caída, incapaz de casi nada.
Lo que pretendían era crear optimismo, dar la impresión de que la "política antiterrorista gubernamental", apoyada por el PP, era perfecta; proclamar que todo iba bien, vaya, y que el problema etarra podía archivarse, y podíamos pasar a cosas serias, como la financiación de las Autonomías y la crisis económica. Tuvieron incluso el cinismo de considerar que si ETA cometió, durante su campaña "contra el turismo", varios atentados que no dejaron víctimas, fue porque estaba tan debilitada que era incapaz de matar.
Pero resulta que estos últimos días ETA ha vuelto a matar; y demostrado, repito, que hace lo que le da la gana.
La realidad, como siempre, nada tiene que ver con la propaganda oficial. Pese a lo que afirmaron tirios y troyanos, si la campaña "contra el turismo" no fue sangrienta se debió a que la banda terrorista así lo decidió, para no cerrar definitivamente las puertas a las negociaciones secretas con el Gobierno. Pero ahora que el Supremo ha ilegalizó a ANV y al PCTV, ETA considera que Zapatero se ha pasado de la raya y, en respuesta, mata. Este cinismo criminal, este chantaje asesino que juega con las vidas humanas, la clase política española, de hecho, lo acepta, y se limita a las ceremonias de luto y los consabidos pésames.
La nueva campaña terrorista de ETA tiene sus fallos, como esa bomba-lapa bajo el coche de un policía que no explotó, de milagro y por suerte, pero esos percances ocurren siempre, y hasta ocurre que los terroristas se maten con la bomba que destinaban a no se sabe quién porque, felizmente, explotó antes de lo previsto. Lástima que no ocurra con más frecuencia.
Varias cosas me han llamado la atención en los comentarios a esta nueva oleada de atentados etarras. Pese a que el protagonismo en la lucha contra ETA lo tienen la policía y los jueces franceses, Rubalcaba y sus trompetistas hacen como si fuera cosa suya, o a lo sumo admiten los "buenos resultados" de la "cooperación" entre las policías francesa y española. Pero cabe preguntarse si Rubalcaba está realmente contento con los éxitos de la policía gala en su acción antiterrorista; en todo caso, no lo parece.
Es cierto que Francia sigue siendo la retaguardia activa de ETA, aunque muchos etarras hayan prudentemente abandonado los Pirineos Atlánticos para buscar refugio en otras regiones. Las últimas detenciones no se han realizado en Bayona, ni en Hendaya, sino en el departamento del Loira, en el centro de Francia. Hay otros ejemplos. Pero en aquella región vasconfrancesa la policía acaba de organizar una redada contra los cómplices de ETA en la que han caído jefecillos de Batasuna (legal en el Hexágono) como Xabi Larralde o Jean Claude Aguerre. A la hora de escribir estas líneas –el jueves 25– son doce los batasunos detenidos, y se discute sobre la oportunidad de ilegalizar Batasuna en Francia. O sea que la acción contra ETA, a este lado de los Pirineos, es una realidad.
Los medios zapateristas, y El País, que en esta ocasión ha vuelto al redil, se felicitan de que, y ¡por primera vez!, el PP se muestre solidario y colabore plenamente con el Gobierno en política antiterrorista. ¡Que viva el PP, Rajoy y la madre que le parió!
Aparte del simple dato de que tal política no existe, yo recuerdo las multitudinarias manifestaciones contra ETA celebradas en Madrid y encabezadas por José María Aznar y Felipe González, rodeados de dirigentes de ambos partidos. Y recuerdo que, si hubo "crispación", como dicen los cursis, no faltaban motivos: Zapatero, su Gobierno y su partido (no unánimemente) habían entablado negociaciones con ETA, en las que prometieron a la banda terrorista mucho más de lo que podían dar: Navarra y toda una región francesa, calificada por los nacionalistas vascos de "Euzkadi Norte". En tales circunstancias, y ante semejante aquelarre político, lo mínimo que podía hacer el PP, y cualquier persona con sentido común, era oponerse tajantemente, y manifestarse por su cuenta contra el terrorismo etarra y, claro, contra la política del Gobierno de rendición ante los terroristas. Dichas manifestaciones, muchas veces convocadas por la AVT, fueron gigantescas: 700.000, 800.000, más de un millón de manifestantes, como fueron gigantescos los insultos, calumnias y canalladas proferidos contra el PP y la AVT. El ideólogo en jefe, y el amo de Javier Pradera, Miguel Ángel Aguilar y demás basura, Jesús de Polanco, las calificó de "franquismo puro y duro". (Y me echaron de La Razón por criticar a Polanco).
Hoy las cosas parecen haber cambiado; y el PP, en todo caso, lo ha hecho. Las negociaciones con ETA se han interrumpido oficialmente (no me lo creo), y un ambiente hipócrita de union sacrée reina. Pero, no sé si se han dado cuenta, el caso es que nadie convoca la menor manifestación contra ETA, pese a que ETA ha vuelto a matar.
Después de cuarenta años de terrorismo etarra, de manifestaciones de luto, o de indignación, de entierros, y de declaraciones oficiales embusteras, el terrorismo etarra sigue matando; los nacionalistas moderados, escudándose en esa violencia, exigen cada vez más, y yo no veo más solución para acabar con ETA que la militar. Bueno, militar, policial y judicial. Como hicieron los diferentes gobiernos del Reino Unido en Irlanda del Norte: la guerra duró años, hubo tremendas matanzas, pero el IRA se rindió y entregó sus armas, y la situación ha cambiado radicalmente.
Pese a las enormes diferencias históricas, nacionales y políticas, entre ambos casos y ambos países, no veo otra solución para liquidar a ETA. Y no veo, en España, alguien capaz de entablar una acción tan arriesgada. El cuento de nunca acabar.
http://revista.libertaddigital.com/eta-mata-1276235479.html
CRÓNICAS COSMOPOLITAS
ETA mata
Por Carlos Semprún Maura
"ETA hace lo que le da la gana", escribía yo hace poco, para ir a contracorriente del discurso oficial, apoyado por numerosos columnistas –Antonio Elorza entre ellos–, que, basándose en las detenciones de varios cabecillas de la banda terrorista, por la policía francesa y en Francia, anunciaban a bombo y platillo el fin de ETA, o que estaba de capa caída, incapaz de casi nada.
Lo que pretendían era crear optimismo, dar la impresión de que la "política antiterrorista gubernamental", apoyada por el PP, era perfecta; proclamar que todo iba bien, vaya, y que el problema etarra podía archivarse, y podíamos pasar a cosas serias, como la financiación de las Autonomías y la crisis económica. Tuvieron incluso el cinismo de considerar que si ETA cometió, durante su campaña "contra el turismo", varios atentados que no dejaron víctimas, fue porque estaba tan debilitada que era incapaz de matar.
Pero resulta que estos últimos días ETA ha vuelto a matar; y demostrado, repito, que hace lo que le da la gana.
La realidad, como siempre, nada tiene que ver con la propaganda oficial. Pese a lo que afirmaron tirios y troyanos, si la campaña "contra el turismo" no fue sangrienta se debió a que la banda terrorista así lo decidió, para no cerrar definitivamente las puertas a las negociaciones secretas con el Gobierno. Pero ahora que el Supremo ha ilegalizó a ANV y al PCTV, ETA considera que Zapatero se ha pasado de la raya y, en respuesta, mata. Este cinismo criminal, este chantaje asesino que juega con las vidas humanas, la clase política española, de hecho, lo acepta, y se limita a las ceremonias de luto y los consabidos pésames.
La nueva campaña terrorista de ETA tiene sus fallos, como esa bomba-lapa bajo el coche de un policía que no explotó, de milagro y por suerte, pero esos percances ocurren siempre, y hasta ocurre que los terroristas se maten con la bomba que destinaban a no se sabe quién porque, felizmente, explotó antes de lo previsto. Lástima que no ocurra con más frecuencia.
Varias cosas me han llamado la atención en los comentarios a esta nueva oleada de atentados etarras. Pese a que el protagonismo en la lucha contra ETA lo tienen la policía y los jueces franceses, Rubalcaba y sus trompetistas hacen como si fuera cosa suya, o a lo sumo admiten los "buenos resultados" de la "cooperación" entre las policías francesa y española. Pero cabe preguntarse si Rubalcaba está realmente contento con los éxitos de la policía gala en su acción antiterrorista; en todo caso, no lo parece.
Es cierto que Francia sigue siendo la retaguardia activa de ETA, aunque muchos etarras hayan prudentemente abandonado los Pirineos Atlánticos para buscar refugio en otras regiones. Las últimas detenciones no se han realizado en Bayona, ni en Hendaya, sino en el departamento del Loira, en el centro de Francia. Hay otros ejemplos. Pero en aquella región vasconfrancesa la policía acaba de organizar una redada contra los cómplices de ETA en la que han caído jefecillos de Batasuna (legal en el Hexágono) como Xabi Larralde o Jean Claude Aguerre. A la hora de escribir estas líneas –el jueves 25– son doce los batasunos detenidos, y se discute sobre la oportunidad de ilegalizar Batasuna en Francia. O sea que la acción contra ETA, a este lado de los Pirineos, es una realidad.
Los medios zapateristas, y El País, que en esta ocasión ha vuelto al redil, se felicitan de que, y ¡por primera vez!, el PP se muestre solidario y colabore plenamente con el Gobierno en política antiterrorista. ¡Que viva el PP, Rajoy y la madre que le parió!
Aparte del simple dato de que tal política no existe, yo recuerdo las multitudinarias manifestaciones contra ETA celebradas en Madrid y encabezadas por José María Aznar y Felipe González, rodeados de dirigentes de ambos partidos. Y recuerdo que, si hubo "crispación", como dicen los cursis, no faltaban motivos: Zapatero, su Gobierno y su partido (no unánimemente) habían entablado negociaciones con ETA, en las que prometieron a la banda terrorista mucho más de lo que podían dar: Navarra y toda una región francesa, calificada por los nacionalistas vascos de "Euzkadi Norte". En tales circunstancias, y ante semejante aquelarre político, lo mínimo que podía hacer el PP, y cualquier persona con sentido común, era oponerse tajantemente, y manifestarse por su cuenta contra el terrorismo etarra y, claro, contra la política del Gobierno de rendición ante los terroristas. Dichas manifestaciones, muchas veces convocadas por la AVT, fueron gigantescas: 700.000, 800.000, más de un millón de manifestantes, como fueron gigantescos los insultos, calumnias y canalladas proferidos contra el PP y la AVT. El ideólogo en jefe, y el amo de Javier Pradera, Miguel Ángel Aguilar y demás basura, Jesús de Polanco, las calificó de "franquismo puro y duro". (Y me echaron de La Razón por criticar a Polanco).
Hoy las cosas parecen haber cambiado; y el PP, en todo caso, lo ha hecho. Las negociaciones con ETA se han interrumpido oficialmente (no me lo creo), y un ambiente hipócrita de union sacrée reina. Pero, no sé si se han dado cuenta, el caso es que nadie convoca la menor manifestación contra ETA, pese a que ETA ha vuelto a matar.
Después de cuarenta años de terrorismo etarra, de manifestaciones de luto, o de indignación, de entierros, y de declaraciones oficiales embusteras, el terrorismo etarra sigue matando; los nacionalistas moderados, escudándose en esa violencia, exigen cada vez más, y yo no veo más solución para acabar con ETA que la militar. Bueno, militar, policial y judicial. Como hicieron los diferentes gobiernos del Reino Unido en Irlanda del Norte: la guerra duró años, hubo tremendas matanzas, pero el IRA se rindió y entregó sus armas, y la situación ha cambiado radicalmente.
Pese a las enormes diferencias históricas, nacionales y políticas, entre ambos casos y ambos países, no veo otra solución para liquidar a ETA. Y no veo, en España, alguien capaz de entablar una acción tan arriesgada. El cuento de nunca acabar.
http://revista.libertaddigital.com/eta-mata-1276235479.html
Democracia americana y crisis
Democracia americana y crisis
Miércoles, 01-10-08
LA gestión política de la grave crisis financiera que agita a las economías más fuerte del mundo es fiel reflejo de las profundas diferencias entre el sistema democrático americano y el europeo. De hecho, el rechazo por la Cámara de Representantes al proyecto de rescate patrocinado por Bush y aceptado por republicanos y demócratas exige ahora intensas negociaciones políticas, cuyo final es todavía incierto. En Europa -incluyendo, por supuesto a España- basta con el acuerdo de las cúpulas de los partidos para que una decisión pueda darse por definitiva. En cambio, los miembros del Congreso de los Estados Unidos (nombre conjunto del poder legislativo, integrado por el Senado y la Cámara de Representantes) se sienten más ligados con sus propias circunscripciones que con la disciplina de partido y provocan situaciones que demuestran la vitalidad de la democracia en la única superpotencia contemporánea. Basta recordar que el plan de Bush fue rechazo por una mayoría formada por 133 republicanos y 95 demócratas, es decir, 228 votos en contra frente a los 205 a favor. Lo más curioso es que el bicameralismo americano está desequilibrado en beneficio del Senado, pero resulta que es la Cámara Baja, aunque su peso político sea inferior, la que frena la propuesta presidencial provocando un derrumbe histórico en Wall Street.
Con independencia del resultado final de este proceso, la democracia sale ganando cuando los parlamentarios atienden directamente a los criterios de sus representados y no están al servicio exclusivo del interés partidista. Bush estuvo poco afortunado al dar por supuesto que bastaba el consenso de alto nivel para salvar el plan de choque diseñado por Paulson, sin preocuparse de asegurar uno por uno los apoyos políticos imprescindibles. Ahora se encuentra maniatado para hacer frente a una crisis que él mismo presentó en términos apocalípticos y que complica hasta límites insospechados sus últimos meses de mandato y la propia campaña electoral de cara al 4-N. La mentalidad «liberal» -en el sentido europeo del término, opuesto al que se utiliza en Estados Unidos- hace difícil que los ciudadanos acepten sin más las medidas intervencionistas, porque el mercado libre es el que da y quita razones de manera que no se acepta que el dinero público venga al rescate de los perdedores. Por eso, hace falta una notable labor pedagógica para explicar a la gente el carácter excepcional de la situación y convencer de ello a unos representantes muy pegados al terreno y a las necesidades de sus electores. Como es notorio, las cosas son más fáciles en Europa, con un sector público más fuerte y una larga tradición de protagonismo estatal en la vida económica. Es curioso que algunos medios hablen irónicamente de «los Estados Unidos de Francia» para describir la realidad de unas nacionalizaciones que chocan con una visión muy arraigada de las relaciones entre lo público y lo privado.
McCain y Obama tienen el deber inevitable de adaptar su mensaje electoral a las nuevas circunstancias en lugar de eludir los aspectos más conflictivos como hicieron en el debate reciente. Mientras, en Europa, Sarkozy convoca una cumbre para refundar el sistema financiero y evitar un efecto dominó en el continente de las quiebras bancarias americanas. Rodríguez Zapatero no ha sido convocado a París y estará ausente una vez más de los grandes foros de decisión internacional, a pesar de la fortaleza de la banca española. Es la consecuencia lamentable de una política exterior basada en tópicos absurdos que condena a nuestro país a una irrelevancia política que no se corresponde con el sólido prestigio de nuestras entidades financieras y grandes empresas. A diferencia de lo que sucede en Washington, nadie duda de que la decisión de los líderes en la cumbre de París será efectiva en sus respectivos parlamentos. El largo trecho que separa al modelo partitocrático de una democracia basada en las instituciones y los ciudadanos es una de las enseñanzas que deben extraerse de una crisis que no sólo amenaza los cimientos del mundo financiero, sino que afecta a la lógica del modelo democrático.
http://www.abc.es/20081001/opinion-confidencial/democracia-americana-crisis-20081001.html
Miércoles, 01-10-08
LA gestión política de la grave crisis financiera que agita a las economías más fuerte del mundo es fiel reflejo de las profundas diferencias entre el sistema democrático americano y el europeo. De hecho, el rechazo por la Cámara de Representantes al proyecto de rescate patrocinado por Bush y aceptado por republicanos y demócratas exige ahora intensas negociaciones políticas, cuyo final es todavía incierto. En Europa -incluyendo, por supuesto a España- basta con el acuerdo de las cúpulas de los partidos para que una decisión pueda darse por definitiva. En cambio, los miembros del Congreso de los Estados Unidos (nombre conjunto del poder legislativo, integrado por el Senado y la Cámara de Representantes) se sienten más ligados con sus propias circunscripciones que con la disciplina de partido y provocan situaciones que demuestran la vitalidad de la democracia en la única superpotencia contemporánea. Basta recordar que el plan de Bush fue rechazo por una mayoría formada por 133 republicanos y 95 demócratas, es decir, 228 votos en contra frente a los 205 a favor. Lo más curioso es que el bicameralismo americano está desequilibrado en beneficio del Senado, pero resulta que es la Cámara Baja, aunque su peso político sea inferior, la que frena la propuesta presidencial provocando un derrumbe histórico en Wall Street.
Con independencia del resultado final de este proceso, la democracia sale ganando cuando los parlamentarios atienden directamente a los criterios de sus representados y no están al servicio exclusivo del interés partidista. Bush estuvo poco afortunado al dar por supuesto que bastaba el consenso de alto nivel para salvar el plan de choque diseñado por Paulson, sin preocuparse de asegurar uno por uno los apoyos políticos imprescindibles. Ahora se encuentra maniatado para hacer frente a una crisis que él mismo presentó en términos apocalípticos y que complica hasta límites insospechados sus últimos meses de mandato y la propia campaña electoral de cara al 4-N. La mentalidad «liberal» -en el sentido europeo del término, opuesto al que se utiliza en Estados Unidos- hace difícil que los ciudadanos acepten sin más las medidas intervencionistas, porque el mercado libre es el que da y quita razones de manera que no se acepta que el dinero público venga al rescate de los perdedores. Por eso, hace falta una notable labor pedagógica para explicar a la gente el carácter excepcional de la situación y convencer de ello a unos representantes muy pegados al terreno y a las necesidades de sus electores. Como es notorio, las cosas son más fáciles en Europa, con un sector público más fuerte y una larga tradición de protagonismo estatal en la vida económica. Es curioso que algunos medios hablen irónicamente de «los Estados Unidos de Francia» para describir la realidad de unas nacionalizaciones que chocan con una visión muy arraigada de las relaciones entre lo público y lo privado.
McCain y Obama tienen el deber inevitable de adaptar su mensaje electoral a las nuevas circunstancias en lugar de eludir los aspectos más conflictivos como hicieron en el debate reciente. Mientras, en Europa, Sarkozy convoca una cumbre para refundar el sistema financiero y evitar un efecto dominó en el continente de las quiebras bancarias americanas. Rodríguez Zapatero no ha sido convocado a París y estará ausente una vez más de los grandes foros de decisión internacional, a pesar de la fortaleza de la banca española. Es la consecuencia lamentable de una política exterior basada en tópicos absurdos que condena a nuestro país a una irrelevancia política que no se corresponde con el sólido prestigio de nuestras entidades financieras y grandes empresas. A diferencia de lo que sucede en Washington, nadie duda de que la decisión de los líderes en la cumbre de París será efectiva en sus respectivos parlamentos. El largo trecho que separa al modelo partitocrático de una democracia basada en las instituciones y los ciudadanos es una de las enseñanzas que deben extraerse de una crisis que no sólo amenaza los cimientos del mundo financiero, sino que afecta a la lógica del modelo democrático.
http://www.abc.es/20081001/opinion-confidencial/democracia-americana-crisis-20081001.html
Carlos Luis Rodriguez, A la sombra del chiringuito
miercoles 1 de octubre de 2008
CARLOS LUIS RODRÍGUEZ
a bordo
A la sombra del chiringuito
Tiene Quintana un Movemento pola Base que le da la lata dentro, y otro que lo ayuda desde fuera. Fuera están esos alcaldes del PP que hace poco le pidieron reintegrarse en el Consorcio do Benestar, arrojando sobre él un sinnumero de alabanzas en las que sólo faltó el título de gran timonel, tan usado por el maoísmo marinero.
Aunque la peripecia es bastante reciente, se puede refrescar de forma breve. Resulta que la dirección galaica del Partido Popular, pensando que los ediles eran pura infantería, lanza una campaña de hostigamiento contra los organismos montados por Vicepresidencia, en los que ve una pegajosa tela de araña, mediante la cual el nacionalismo se infiltraría en municipios conservadores de toda la vida.
Ocurre sin embargo que los regidores razonan como tales y deciden no mirarle el diente a la galescola o el centro de día que les lleve don Anxo. Las altas instancias les requieren para que resistan como Moscardó en el Alcázar, pero sin tener las esperanza de un rescate. Total, que firman tan contentos y engrosan la larga y plural lista de concellos asociados al Consorcio.
El Movemento pola Base del Partido Popular se indisciplinó para hacer lo que debe hacer cualquier municipalista: llevarse bien hasta con el diablo, y recibir como a Mr. Marshall a cualquiera que llegue con inversiones. Es una doctrina cuya paternidad se debe al hoy embajador en el Vaticano, y que ya se ha generalizado por todas las latitudes e ideologías. Es una forma de actuar que rompe un poco la estrecha disciplina impuesta por los aparatos, y nos emparenta felizmente con esa democracia americana en la que los congresistas hacen lo que les dicta su conciencia y el interés del elector.
Hay que entender los problemas de la diputada popular que sacaron al ring parlamentario para golpear la ley de servizos sociais del vicepresidente. Si hace unos días su compañero se enfrentaba al plan eólico, lastrado por el peso de los megas del pasado, ahora ella tiene el hándicap de todos esos alcaldes del PP que se pusieron a la sombra en los chiringuitos del BNG.
Es patente el divorcio entre un PP teórico, que labora en el Parlamento y el aparato, y otro práctico, que reside sobre todo en los ayuntamientos pequeños y medianos. Algo parecido sucede en el nacionalismo con ese Movemento pola Base que quiere amargar con su ausencia la nominación del Obama blanco del BNG. Sus miembros son ese apéndice radical y asambleario que ya no pega hoy en día.
Son estos regidores populares los que se han adelantado al flirteo con el Bloque que ahora propone Feijóo y tolera Rajoy. Si de verdad se quiere pasar de los guiños e ir al grano, el camino es el que marcan los alcaldes metidos en el Consorcio. De ese roce puede salir algo en el futuro. Poco a poco, el nacionalista y el popular podrán superar las barreras y quizá llegar a entenderse algún día. Son los alcaldes del PP quienes están tendiendo un puente.
Es curioso que este municipalismo popular esté más próximo al vicepresidente que el Movemento pola Base. Los regidores herederos del galego coma ti se sienten a gusto en el Consorcio, mientras que los asamblearios nostálgicos de autodeterminaciones boicotean la asamblea del BNG. Le defiendo, señor Quintana, como la única persona capaz de presidir los destinos de Galicia. A lo mejor alguien le dice esto a don Anxo en su proclamación; no sería original porque estas palabras ya fueron escritas por el alcalde popular de Vilamartín de Valdeorras.
http://www.elcorreogallego.es/index.php?idMenu=13&idEdicion=1023&idNoticiaOpinion=348275
CARLOS LUIS RODRÍGUEZ
a bordo
A la sombra del chiringuito
Tiene Quintana un Movemento pola Base que le da la lata dentro, y otro que lo ayuda desde fuera. Fuera están esos alcaldes del PP que hace poco le pidieron reintegrarse en el Consorcio do Benestar, arrojando sobre él un sinnumero de alabanzas en las que sólo faltó el título de gran timonel, tan usado por el maoísmo marinero.
Aunque la peripecia es bastante reciente, se puede refrescar de forma breve. Resulta que la dirección galaica del Partido Popular, pensando que los ediles eran pura infantería, lanza una campaña de hostigamiento contra los organismos montados por Vicepresidencia, en los que ve una pegajosa tela de araña, mediante la cual el nacionalismo se infiltraría en municipios conservadores de toda la vida.
Ocurre sin embargo que los regidores razonan como tales y deciden no mirarle el diente a la galescola o el centro de día que les lleve don Anxo. Las altas instancias les requieren para que resistan como Moscardó en el Alcázar, pero sin tener las esperanza de un rescate. Total, que firman tan contentos y engrosan la larga y plural lista de concellos asociados al Consorcio.
El Movemento pola Base del Partido Popular se indisciplinó para hacer lo que debe hacer cualquier municipalista: llevarse bien hasta con el diablo, y recibir como a Mr. Marshall a cualquiera que llegue con inversiones. Es una doctrina cuya paternidad se debe al hoy embajador en el Vaticano, y que ya se ha generalizado por todas las latitudes e ideologías. Es una forma de actuar que rompe un poco la estrecha disciplina impuesta por los aparatos, y nos emparenta felizmente con esa democracia americana en la que los congresistas hacen lo que les dicta su conciencia y el interés del elector.
Hay que entender los problemas de la diputada popular que sacaron al ring parlamentario para golpear la ley de servizos sociais del vicepresidente. Si hace unos días su compañero se enfrentaba al plan eólico, lastrado por el peso de los megas del pasado, ahora ella tiene el hándicap de todos esos alcaldes del PP que se pusieron a la sombra en los chiringuitos del BNG.
Es patente el divorcio entre un PP teórico, que labora en el Parlamento y el aparato, y otro práctico, que reside sobre todo en los ayuntamientos pequeños y medianos. Algo parecido sucede en el nacionalismo con ese Movemento pola Base que quiere amargar con su ausencia la nominación del Obama blanco del BNG. Sus miembros son ese apéndice radical y asambleario que ya no pega hoy en día.
Son estos regidores populares los que se han adelantado al flirteo con el Bloque que ahora propone Feijóo y tolera Rajoy. Si de verdad se quiere pasar de los guiños e ir al grano, el camino es el que marcan los alcaldes metidos en el Consorcio. De ese roce puede salir algo en el futuro. Poco a poco, el nacionalista y el popular podrán superar las barreras y quizá llegar a entenderse algún día. Son los alcaldes del PP quienes están tendiendo un puente.
Es curioso que este municipalismo popular esté más próximo al vicepresidente que el Movemento pola Base. Los regidores herederos del galego coma ti se sienten a gusto en el Consorcio, mientras que los asamblearios nostálgicos de autodeterminaciones boicotean la asamblea del BNG. Le defiendo, señor Quintana, como la única persona capaz de presidir los destinos de Galicia. A lo mejor alguien le dice esto a don Anxo en su proclamación; no sería original porque estas palabras ya fueron escritas por el alcalde popular de Vilamartín de Valdeorras.
http://www.elcorreogallego.es/index.php?idMenu=13&idEdicion=1023&idNoticiaOpinion=348275
Diez magníficos hechos que ocurrirán si fracasa el Plan Bush
miercoles 1 de octubre de 2008
Diez magníficos hechos que ocurrirán si fracasa el Plan Bush
Eulogio López (Hispanidad.com)
C ERCA de un centenar de congresistas demócratas y 2 de cada 3 republicanos votaron no al Plan Bush para salvar bancos con dinero público.
O sea, que según los medios zapatistas, más de la mitad de la Cámara de Representantes USA son ultraconservadores o, simplemente, “ultras”. Bueno, y también, según El Mundo, es decir, el progresismo de derechas español, aún más lelo que el de izquierdas. Concluyendo, que USA es un país de fascistas. Dicen los progres que lo que ha ocurrido es que los congresistas tienen miedo a perder su escaño en las elecciones del 4 de noviembre -no sólo se renueva la Casa Blanca, sino también las cámaras-. Pues no lo entiendo: si el Plan es tan bueno para el pueblo, ¿por qué habría de molestar al pueblo? A lo mejor es que el Plan Bush sólo beneficia a los rentistas, pero no a los ciudadanos, que son la gran mayoría, en cuyo caso, los congresistas rebeldes estarán haciendo justamente lo que tenían que hacer.
Tengo para mí que, al final, el presidente Bush impondrá su lamentable plan, pero si el rescate de los ricos con el dinero de los pobres fracasara, podrían suceder cosas maravillosas. Verbigracia:
1. Los especuladores tendrían que convertirse en sujetos dispuestos a producir un bien u ofrecer un servicio, es decir, pasarían a la economía real y comenzarían a trabajar, fuera en la economía industrial o a la financiera, que también esta última puede ser economía real. Por ejemplo, dar créditos a las empresas para invertir o al ciudadano para que se compre su vivienda es economía real. Convertir en bonos ese paquete de créditos a las empresas o ese paquete de créditos a los ciudadanos ya no es economía real: es pura especulación, que en nada beneficia ni a la industria ni a la vivienda.
2. Los ahorradores exigirán saber dónde se coloca su dinero especialmente a los gestores de fondos de inversión y fondos de pensiones, y las autoridades y reguladores castigarán a los gestores que se burlen de sus clientes.
3. Si fracasa el Plan superaremos el tópico de que “si se hunde un banco, se hunde el ‘sistema de pagos del país’”. Ocurrirá lo mismo que cuando se hunde una empresa de patatas fritas: los trabajadores a la calle y el empresario embargado para pagar sus deudas. Es triste, pero necesario. Desde luego, el Estado no ayudará con 700.000 millones a salvar al sector de fabricantes de patatas fritas, un sector estratégico para la alimentación humana, como es sabido.
4. Fiscalmente, comenzará a distinguirse entre inversión y especulación, con la esperanza de que a la segunda se le empiece a freír a impuestos y a liberar a la primera, y este punto se convierta en la clave de la política fiscal.
5. El mercado primario, esencia de las bolsas, ya no representará el 1% de todo el flujo de dinero que se mueve en las bolsas, sino el 50%, que seria lo lógico. De la misma forma, volverá a premiarse el mantenimiento en el tiempo de la inversión en acciones de una empresa para cobrar su dividendo, y no digamos nada la participación en ampliaciones de capital.
6. Los jinetes del Apocalipsis (derivados, estructurados y capital–riesgo -siempre nos olvidamos de esta última rémora- así como los juegos con acciones, especialmente ventas a préstamos) serán prohibidos o gravados con dureza.
7. Los directores financieros dejarán de ser los amos de las compañías, ingenieros y comerciales tomarán el relevo.
8. El apalancamiento de empresas se reducirá, y los gestores pasarán a comportarse como las amas de casa: si ingresan 10 no gastan 20.
9. Esos mismos gestores desarrollarán estrategias tendentes, no a reducir los gastos, sino a aumentar los ingresos.
10. Lo más importante: ningún especulador esperará será salvado por el Estado. Para proteger al ahorrador más indefenso, se arbitrarán los fondos de garantía necesarios, dotados, naturalmente, por los propios intermediarios.
http://www.vistazoalaprensa.com/contraportada.asp
Diez magníficos hechos que ocurrirán si fracasa el Plan Bush
Eulogio López (Hispanidad.com)
C ERCA de un centenar de congresistas demócratas y 2 de cada 3 republicanos votaron no al Plan Bush para salvar bancos con dinero público.
O sea, que según los medios zapatistas, más de la mitad de la Cámara de Representantes USA son ultraconservadores o, simplemente, “ultras”. Bueno, y también, según El Mundo, es decir, el progresismo de derechas español, aún más lelo que el de izquierdas. Concluyendo, que USA es un país de fascistas. Dicen los progres que lo que ha ocurrido es que los congresistas tienen miedo a perder su escaño en las elecciones del 4 de noviembre -no sólo se renueva la Casa Blanca, sino también las cámaras-. Pues no lo entiendo: si el Plan es tan bueno para el pueblo, ¿por qué habría de molestar al pueblo? A lo mejor es que el Plan Bush sólo beneficia a los rentistas, pero no a los ciudadanos, que son la gran mayoría, en cuyo caso, los congresistas rebeldes estarán haciendo justamente lo que tenían que hacer.
Tengo para mí que, al final, el presidente Bush impondrá su lamentable plan, pero si el rescate de los ricos con el dinero de los pobres fracasara, podrían suceder cosas maravillosas. Verbigracia:
1. Los especuladores tendrían que convertirse en sujetos dispuestos a producir un bien u ofrecer un servicio, es decir, pasarían a la economía real y comenzarían a trabajar, fuera en la economía industrial o a la financiera, que también esta última puede ser economía real. Por ejemplo, dar créditos a las empresas para invertir o al ciudadano para que se compre su vivienda es economía real. Convertir en bonos ese paquete de créditos a las empresas o ese paquete de créditos a los ciudadanos ya no es economía real: es pura especulación, que en nada beneficia ni a la industria ni a la vivienda.
2. Los ahorradores exigirán saber dónde se coloca su dinero especialmente a los gestores de fondos de inversión y fondos de pensiones, y las autoridades y reguladores castigarán a los gestores que se burlen de sus clientes.
3. Si fracasa el Plan superaremos el tópico de que “si se hunde un banco, se hunde el ‘sistema de pagos del país’”. Ocurrirá lo mismo que cuando se hunde una empresa de patatas fritas: los trabajadores a la calle y el empresario embargado para pagar sus deudas. Es triste, pero necesario. Desde luego, el Estado no ayudará con 700.000 millones a salvar al sector de fabricantes de patatas fritas, un sector estratégico para la alimentación humana, como es sabido.
4. Fiscalmente, comenzará a distinguirse entre inversión y especulación, con la esperanza de que a la segunda se le empiece a freír a impuestos y a liberar a la primera, y este punto se convierta en la clave de la política fiscal.
5. El mercado primario, esencia de las bolsas, ya no representará el 1% de todo el flujo de dinero que se mueve en las bolsas, sino el 50%, que seria lo lógico. De la misma forma, volverá a premiarse el mantenimiento en el tiempo de la inversión en acciones de una empresa para cobrar su dividendo, y no digamos nada la participación en ampliaciones de capital.
6. Los jinetes del Apocalipsis (derivados, estructurados y capital–riesgo -siempre nos olvidamos de esta última rémora- así como los juegos con acciones, especialmente ventas a préstamos) serán prohibidos o gravados con dureza.
7. Los directores financieros dejarán de ser los amos de las compañías, ingenieros y comerciales tomarán el relevo.
8. El apalancamiento de empresas se reducirá, y los gestores pasarán a comportarse como las amas de casa: si ingresan 10 no gastan 20.
9. Esos mismos gestores desarrollarán estrategias tendentes, no a reducir los gastos, sino a aumentar los ingresos.
10. Lo más importante: ningún especulador esperará será salvado por el Estado. Para proteger al ahorrador más indefenso, se arbitrarán los fondos de garantía necesarios, dotados, naturalmente, por los propios intermediarios.
http://www.vistazoalaprensa.com/contraportada.asp
Encuentro de apariencias
Encuentro de apariencias
Miércoles, 01-10-08
Con los Presupuestos Generales del Estado presentados ya en el Congreso y prácticamente amarrados con el probable apoyo del PNV, la próxima reunión entre el presidente del Gobierno y Mariano Rajoy parece abocada a ser un nuevo episodio de la política de charla de sobremesa que practica el Ejecutivo en su relación con la oposición cuando se trata de hablar de la crisis económica. Esta convocatoria súbita a Rajoy es un gesto de Zapatero que no tiene coherencia con el desprecio que viene exhibiendo hacia las propuestas económicas del PP ni con la exclusión de esta formación en los contactos previos del Gobierno con los grupos parlamentarios para recabar apoyos. Además de incoherente, parece un poco tarde para que el Gobierno realmente emprenda una política de Estado contra la crisis económica, aunque aún sería posible si Zapatero se comprometiera públicamente a pactar con el PP los Presupuestos Generales del próximo año y un paquete de medidas urgentes para fortalecer la economía española. Rajoy, a quien no se le puede pedir más sentido de la responsabilidad, ha estado acertado al proponer algo tan elemental como un trabajo de campo entre expertos del Gobierno y del PP que analicen la situación y concreten las propuestas. Probablemente el PSOE lo acepte, pero sería un error si lo enfocara como una nueva estrategia para vender humo. El papel de los líderes no es el de crear apariencias para luego defraudarlas y si Zapatero quiere jugar a ser Bush, mejor hará en tomar el ejemplo en su integridad y empezar a tratar lealmente a la oposición.
http://www.abc.es/20081001/opinion-editorial/encuentro-apariencias-20081001.html
Miércoles, 01-10-08
Con los Presupuestos Generales del Estado presentados ya en el Congreso y prácticamente amarrados con el probable apoyo del PNV, la próxima reunión entre el presidente del Gobierno y Mariano Rajoy parece abocada a ser un nuevo episodio de la política de charla de sobremesa que practica el Ejecutivo en su relación con la oposición cuando se trata de hablar de la crisis económica. Esta convocatoria súbita a Rajoy es un gesto de Zapatero que no tiene coherencia con el desprecio que viene exhibiendo hacia las propuestas económicas del PP ni con la exclusión de esta formación en los contactos previos del Gobierno con los grupos parlamentarios para recabar apoyos. Además de incoherente, parece un poco tarde para que el Gobierno realmente emprenda una política de Estado contra la crisis económica, aunque aún sería posible si Zapatero se comprometiera públicamente a pactar con el PP los Presupuestos Generales del próximo año y un paquete de medidas urgentes para fortalecer la economía española. Rajoy, a quien no se le puede pedir más sentido de la responsabilidad, ha estado acertado al proponer algo tan elemental como un trabajo de campo entre expertos del Gobierno y del PP que analicen la situación y concreten las propuestas. Probablemente el PSOE lo acepte, pero sería un error si lo enfocara como una nueva estrategia para vender humo. El papel de los líderes no es el de crear apariencias para luego defraudarlas y si Zapatero quiere jugar a ser Bush, mejor hará en tomar el ejemplo en su integridad y empezar a tratar lealmente a la oposición.
http://www.abc.es/20081001/opinion-editorial/encuentro-apariencias-20081001.html
Gasto productivo
Gasto productivo
01.10.2008 -
L a presentación ayer en el Congreso por el vicepresidente Solbes de los Presupuestos para 2009 permitió verificar su carácter restrictivo, acorde al período de fuerte desaceleración que sufre la economía española y a una reducción de los ingresos del Estado que los equipara a los de hace tres años. El resultado es un recorte generalizado del gasto, la elevación hasta el 1,9% del déficit previsto para el conjunto de las administraciones públicas y una ampliación de la deuda pública, lo que confirma la obligada apuesta del Ejecutivo por una política contracíclica sin que la incierta coyuntura pueda llevar a asegurar que este proyecto presupuestario bastará para reaccionar eficazmente ante las dificultades. La fijación como prioridades de la cobertura de las nuevas prestaciones de desempleo y del desarrollo de infraestructuras subraya el objetivo del Gobierno de responder a los efectos más gravosos de la crisis. Pero es más cuestionable que esa voluntad de resistencia se vea complementada por las medidas precisas para reanimar la inversión y avanzar hacia un patrón de crecimiento sustentado en bases más sólidas.
La política de ahorro de los últimos años deja margen al Estado para un endeudamiento superior al previsto, que podría ser preciso si persisten las restricciones de las empresas para poder acceder al crédito y el enfriamiento de la inversión privada. Junto a ello, es dudoso que el mantenimiento de la devolución de los 400 euros dote de efectividad a una medida que ha consumido este año ya una parte sustancial del superávit disponible sin reactivar el consumo. El Gobierno está obligado a reaccionar ante las exigencias más perentorias de la crisis, pero este condicionamiento no le debería llevar a renunciar a desplegar todo el gasto productivo que permita nuestra economía. Aunque la relevancia concedida en los Presupuestos a las inversiones en obra pública, en I+D+i y en el desarrollo de la Ley de Dependencia propiciará nuevas infraestructuras físicas, tecnológicas y de progreso social imprescindibles para poder reorientar los cimientos económicos, la sensible disminución de las partidas disponibles ralentizará los avances. Avances que requieren, en todo caso, de una urgente recuperación de la confianza, lo que interpela a Rodríguez Zapatero y a Rajoy para que den contenido real a los contactos que deberían desembocar en una reunión favorable al entendimiento leal y no a la discrepancia.
http://www.elcorreodigital.com/vizcaya/prensa/20081001/opinion/gasto-productivo-20081001.html
01.10.2008 -
L a presentación ayer en el Congreso por el vicepresidente Solbes de los Presupuestos para 2009 permitió verificar su carácter restrictivo, acorde al período de fuerte desaceleración que sufre la economía española y a una reducción de los ingresos del Estado que los equipara a los de hace tres años. El resultado es un recorte generalizado del gasto, la elevación hasta el 1,9% del déficit previsto para el conjunto de las administraciones públicas y una ampliación de la deuda pública, lo que confirma la obligada apuesta del Ejecutivo por una política contracíclica sin que la incierta coyuntura pueda llevar a asegurar que este proyecto presupuestario bastará para reaccionar eficazmente ante las dificultades. La fijación como prioridades de la cobertura de las nuevas prestaciones de desempleo y del desarrollo de infraestructuras subraya el objetivo del Gobierno de responder a los efectos más gravosos de la crisis. Pero es más cuestionable que esa voluntad de resistencia se vea complementada por las medidas precisas para reanimar la inversión y avanzar hacia un patrón de crecimiento sustentado en bases más sólidas.
La política de ahorro de los últimos años deja margen al Estado para un endeudamiento superior al previsto, que podría ser preciso si persisten las restricciones de las empresas para poder acceder al crédito y el enfriamiento de la inversión privada. Junto a ello, es dudoso que el mantenimiento de la devolución de los 400 euros dote de efectividad a una medida que ha consumido este año ya una parte sustancial del superávit disponible sin reactivar el consumo. El Gobierno está obligado a reaccionar ante las exigencias más perentorias de la crisis, pero este condicionamiento no le debería llevar a renunciar a desplegar todo el gasto productivo que permita nuestra economía. Aunque la relevancia concedida en los Presupuestos a las inversiones en obra pública, en I+D+i y en el desarrollo de la Ley de Dependencia propiciará nuevas infraestructuras físicas, tecnológicas y de progreso social imprescindibles para poder reorientar los cimientos económicos, la sensible disminución de las partidas disponibles ralentizará los avances. Avances que requieren, en todo caso, de una urgente recuperación de la confianza, lo que interpela a Rodríguez Zapatero y a Rajoy para que den contenido real a los contactos que deberían desembocar en una reunión favorable al entendimiento leal y no a la discrepancia.
http://www.elcorreodigital.com/vizcaya/prensa/20081001/opinion/gasto-productivo-20081001.html
Pio Moa, ¿Que legaron los visigodos?
miercoles 1 de octubre de 2008
HISTORIA
¿Qué legaron los visigodos?
Por Pío Moa
Con frecuencia leemos opiniones despectivas sobre la herencia visigoda en España: la reducen a un puñado de palabras y niegan su influencia sobre la historia posterior, dentro de la tendencia semitizante de Américo Castro u otras similares. Como observa Serafín Fanjul de otras parecidas, tales opiniones, expresadas con más emocionalidad que fundamento, solo "patentizan de modo dramático la indigencia documental y discursiva de alguno [yo diría muchos, muchísimos] gurús omnipresentes en la inculta cultura española actual".
Ciertamente, los godos dejaron muy poco léxico en las lenguas peninsulares, lo cual testimonia, con la mayor probabilidad, la pronta pérdida del idioma germánico inicial. Este fenómeno forma parte de otro: la rápida aculturación de los visigodos en el mundo latino-español. Incluso los nobles, seguramente los más renuentes, abandonaron su religión y gran parte de sus costumbres, y documentos como la Institutionum disciplinae indican cómo en la formación de sus jóvenes pesaba más la tradición católica y clásica que las reminiscencias germánicas, aun no siendo éstas desdeñables.
El hecho, muy poco dudoso, es que, al revés que los árabes, los godos se latinizaron profundamente en España, y que sus rasgos ancestrales quedaron reducidos a un cierto estilo y tendencias secundarias. También queda muy poco de su arte, pues la mayor parte de sus edificios fueron destruidos; quizá dejaron el arco de herradura, que los árabes llevarían a su perfección. De su literatura oral nada queda, aunque seguramente existió, porque nadie la recopiló, como sí hicieron siglos más tarde algunos escritores con diversos relatos de la época (Los Nibelungos, Beowulf, los relatos del rey Arturo o, posteriormente, las sagas vikingas).
Más interés tiene otro tipo de herencia: los visigodos o tervingios, de origen escandinavo, peregrinaron durante siglos por el este y el sur de Europa, hasta afincarse en Hispania. Durante una larga etapa permanecieron aquí como un grupo social separado, que habría podido seguir emigrando, por ejemplo al norte de África, adonde habían ido vándalos y alanos y habían intentado marchar los mismos visigodos. Pero a partir de Leovigildo su identificación con el país donde vivían no hizo más que crecer, hasta terminar disolviéndose en la población romana.
No sabemos cómo se produjo ello, ni si al comenzar la Reconquista permanecían núcleos significativos de godos separados, pero el proceso ocurrió, sin duda. Algunos han sostenido que fueron trasladados a Galicia, en el siglo IX o X, donde se extinguirían entre la población local, pero suena dudoso. Parece probable que el proceso de mezcla étnica estuviera ya muy avanzado antes de la invasión árabe, durante el largo periodo (un siglo y cuarto) desde la abolición de la prohibición de matrimonios entre ambas poblaciones.
No menos importancia tiene la herencia onomástica personal. Los nombres de origen germánico alcanzaron una enorme difusión desde los primeros tiempos de la Reconquista –llegando a superar incluso a los de origen latino–, tendencia persistente hasta hoy mismo. Y si, como sostienen algunos, los apellidos terminados en -ez tienen origen godo (se forman generalmente con nombres germánicos), la gran mayoría de los españoles, en todas las provincias, reflejan esa influencia. Influencia no étnica, pues la población goda no debió de pasar de un 5 a un 10% de la hispanorromana, sino debida, por una parte, al prestigio social de su nobleza, pues el término godo hacía referencia sobre todo a su oligarquía, más bien que a los tervingios de a pie, culturalmente más atrasados que los romanos; y por otra, y sobre todo, a un espíritu de identificación popular con la España perdida, la España hispanogoda.
Este fenómeno de identificación apunta al principal legado de los visigodos: el político. Con ellos –y con impulso decisivo del episcopado– tomó forma la primera nación política española, culminando la unificación cultural latina y cristiana; permanecieron también sus leyes, muy romanizadas, y una larga serie de reminiscencias, en parte mitológicas pero con un sustrato histórico muy sólido y emocionalmente motivador. De no ser por ese sustrato e identificación popular, el legado hispano-godo pudo haber quedado sepultado para siempre cuando los árabes conquistaron prácticamente toda la península. Entonces pudo consolidarse definitivamente Al Ándalus, un país musulmán, arabizado y africano, y desaparecer España, país cristiano, latino y europeo, tal como desaparecieron las sociedades cristianas y latinizadas del norte de África.
No parece una especulación arbitraria afirmar que si España no siguió el mismo derrotero histórico de África del Norte se debió, precisamente, a la herencia política hispano-tervingia. Solo esta interpretación casa con los hechos conocidos. Asunto diferente es que algunos deseen reintegrar la península en el ámbito musulmán-mogrebí y, por odio a cuanto signifique España, traten de borrar de la historia los hechos que les disgustan.
http://revista.libertaddigital.com/que-legaron-los-visigodos-1276235477.html
HISTORIA
¿Qué legaron los visigodos?
Por Pío Moa
Con frecuencia leemos opiniones despectivas sobre la herencia visigoda en España: la reducen a un puñado de palabras y niegan su influencia sobre la historia posterior, dentro de la tendencia semitizante de Américo Castro u otras similares. Como observa Serafín Fanjul de otras parecidas, tales opiniones, expresadas con más emocionalidad que fundamento, solo "patentizan de modo dramático la indigencia documental y discursiva de alguno [yo diría muchos, muchísimos] gurús omnipresentes en la inculta cultura española actual".
Ciertamente, los godos dejaron muy poco léxico en las lenguas peninsulares, lo cual testimonia, con la mayor probabilidad, la pronta pérdida del idioma germánico inicial. Este fenómeno forma parte de otro: la rápida aculturación de los visigodos en el mundo latino-español. Incluso los nobles, seguramente los más renuentes, abandonaron su religión y gran parte de sus costumbres, y documentos como la Institutionum disciplinae indican cómo en la formación de sus jóvenes pesaba más la tradición católica y clásica que las reminiscencias germánicas, aun no siendo éstas desdeñables.
El hecho, muy poco dudoso, es que, al revés que los árabes, los godos se latinizaron profundamente en España, y que sus rasgos ancestrales quedaron reducidos a un cierto estilo y tendencias secundarias. También queda muy poco de su arte, pues la mayor parte de sus edificios fueron destruidos; quizá dejaron el arco de herradura, que los árabes llevarían a su perfección. De su literatura oral nada queda, aunque seguramente existió, porque nadie la recopiló, como sí hicieron siglos más tarde algunos escritores con diversos relatos de la época (Los Nibelungos, Beowulf, los relatos del rey Arturo o, posteriormente, las sagas vikingas).
Más interés tiene otro tipo de herencia: los visigodos o tervingios, de origen escandinavo, peregrinaron durante siglos por el este y el sur de Europa, hasta afincarse en Hispania. Durante una larga etapa permanecieron aquí como un grupo social separado, que habría podido seguir emigrando, por ejemplo al norte de África, adonde habían ido vándalos y alanos y habían intentado marchar los mismos visigodos. Pero a partir de Leovigildo su identificación con el país donde vivían no hizo más que crecer, hasta terminar disolviéndose en la población romana.
No sabemos cómo se produjo ello, ni si al comenzar la Reconquista permanecían núcleos significativos de godos separados, pero el proceso ocurrió, sin duda. Algunos han sostenido que fueron trasladados a Galicia, en el siglo IX o X, donde se extinguirían entre la población local, pero suena dudoso. Parece probable que el proceso de mezcla étnica estuviera ya muy avanzado antes de la invasión árabe, durante el largo periodo (un siglo y cuarto) desde la abolición de la prohibición de matrimonios entre ambas poblaciones.
No menos importancia tiene la herencia onomástica personal. Los nombres de origen germánico alcanzaron una enorme difusión desde los primeros tiempos de la Reconquista –llegando a superar incluso a los de origen latino–, tendencia persistente hasta hoy mismo. Y si, como sostienen algunos, los apellidos terminados en -ez tienen origen godo (se forman generalmente con nombres germánicos), la gran mayoría de los españoles, en todas las provincias, reflejan esa influencia. Influencia no étnica, pues la población goda no debió de pasar de un 5 a un 10% de la hispanorromana, sino debida, por una parte, al prestigio social de su nobleza, pues el término godo hacía referencia sobre todo a su oligarquía, más bien que a los tervingios de a pie, culturalmente más atrasados que los romanos; y por otra, y sobre todo, a un espíritu de identificación popular con la España perdida, la España hispanogoda.
Este fenómeno de identificación apunta al principal legado de los visigodos: el político. Con ellos –y con impulso decisivo del episcopado– tomó forma la primera nación política española, culminando la unificación cultural latina y cristiana; permanecieron también sus leyes, muy romanizadas, y una larga serie de reminiscencias, en parte mitológicas pero con un sustrato histórico muy sólido y emocionalmente motivador. De no ser por ese sustrato e identificación popular, el legado hispano-godo pudo haber quedado sepultado para siempre cuando los árabes conquistaron prácticamente toda la península. Entonces pudo consolidarse definitivamente Al Ándalus, un país musulmán, arabizado y africano, y desaparecer España, país cristiano, latino y europeo, tal como desaparecieron las sociedades cristianas y latinizadas del norte de África.
No parece una especulación arbitraria afirmar que si España no siguió el mismo derrotero histórico de África del Norte se debió, precisamente, a la herencia política hispano-tervingia. Solo esta interpretación casa con los hechos conocidos. Asunto diferente es que algunos deseen reintegrar la península en el ámbito musulmán-mogrebí y, por odio a cuanto signifique España, traten de borrar de la historia los hechos que les disgustan.
http://revista.libertaddigital.com/que-legaron-los-visigodos-1276235477.html
Jorge Trias Sagnier, Las memorias de Suárez o el silencio de la Transición
Las memorias de Suárez o el silencio de la Transición
JORGE TRIAS SAGNIER
Miércoles, 01-10-08
ARMAS Marcelo escribió el otro día en la Tercera de este diario una pieza literaria sobre la debilitada memoria de Adolfo Suárez y lo que pudieron ser, y no fueron, sus memorias. Suárez, como todo el mundo que le conoció sabe, no escribió, probablemente, ni una sola cuartilla en su vida, a no ser las de las asignaturas de la carrera de derecho que aprobó a trancas y barrancas. Pero el ex presidente del Gobierno tenía unas dotes naturales extraordinarias. Y una visión política de España que le llevó a escalar las más altas cimas de nuestra Nación. Se parecía, en esto de escribir, bastante al Rey, que no ha juntado demasiados renglones en su vida, aunque ambos han sabido asumir y recitar las estrofas más convenientes para nuestra patria. Quizás esa fuese la razón de la sintonía que hubo entre ambos personajes, aunque en algunas épocas y momentos los desencuentros fuesen muy notables. Precisamente fueron esos trozos de nuestra historia los que siempre se resistió a contar Suárez.
Junto al presidente de la Transición trabajó un núcleo de personas que luego continuaron unidas durante algún tiempo en el despacho de Antonio Maura. Traté poco a Suárez, concretamente en una ocasión siendo Secretario General del Movimiento y otras dos, ya de presidente del Gobierno, cuando le visitamos la Lliga de Catalunya. Yo fui Secretario, durante un tiempo, de ese partido catalanista que luego se asoció a la Federación de Partidos Demócratas y Liberales que lideraban Joaquín Garrigues y Antonio Fontán. Esas personas eran su cuñado Aurelio Delgado, el famoso «Lito», Eduardo Navarro, José Luis Graullera, Josep Meliá y Alberto Aza. Y Amores, el hombre más fiel del presidente, aunque no se dedicase a la política sino a protegerle. Todos ellos ocuparon cargos de relevancia con Suárez aunque ninguno llegó a ministro. Excepto Meliá todos están vivos, y eran personas, a excepción de «Lito» y de Amores, muy preparadas, que le ayudaron al presidente a no equivocarse gravemente. Digo gravemente porque equivocarse se equivocó en muchas ocasiones, pero en ninguna, al menos que yo conozca, gravemente. Por ejemplo, le hicieron desistir de esa peregrina idea, heredada de ese resabio falangistoide y antisemita trasnochado que siempre tuvo, de enrolar a España en el grupo de países no alineados. Pero, en cambio, no pudieron parar la visita de Arafat, al que dio un monumental abrazo con pistolón al cinto, lo que le alejó, definitivamente, de Israel y de su posible interlocución en el conflicto de Oriente Medio. Errores de ese calibre no los cometió jamás Felipe González ni, por supuesto, Aznar. Esa tentación de juntarnos con los países no democráticos ha vuelto, en cambio, con Zapatero.
El grupo del despacho de Suárez se deshizo. Eso no era un despacho de abogados ni siquiera de influencias. Derecho sabían todos, alguno, como Eduardo, era un finísimo jurista formado en su día en Bolonia. Todos eran sensatos y brillantes políticos. Meliá se fue a Mallorca y ejerció entonces la profesión hasta su prematura muerte. Aza volvió a la carrera diplomática y hoy es el Jefe de la Casa del Rey. Y Eduardo y Graullera continuaron al lado del «Jefe» hasta que la insólita aventura del CDS se estampó en las urnas. Después Graullera fue durante varios años Presidente de AESMIDE (Asociación de Empresas Suministradoras del Ministerio de Defensa) y ahora, también, ejerce la profesión de abogado. Y Eduardo Navarro estuvo con Suárez hasta el último minuto de lucidez del ex presidente y, lo que es el destino, está aquejado de una enfermedad parecida a la de su jefe. Eduardo nunca se llevó bien con Adolfo Suárez Yllana, el hijo del presidente que se presento, ingenuamente, como candidato en las elecciones de Castilla-La Mancha nada menos que contra Bono. Pero volvamos a las memorias.
A Eduardo Navarro lo conozco desde que tengo uso de razón pues trabajó, como Secretario General en la Comisaría General de Urbanismo de Madrid, cuando mi padre, entre 1959 y 1965 era el Comisario General. A los demás los conocí por Eduardo y con alguno de ellos guardo una buena relación de amistad. Navarro, que además de ser un hombre bueno sacaba a veces bastante mala leche, cuando le preguntaba que por qué no escribía sus memorias, las suyas, me contestaba sin dudarlo que él ya escribía «con un seudónimo que se llamaba Adolfo Suárez». Efectivamente, es probable que no puedan atribuirse a Eduardo Navarro todos, absolutamente todos los escritos, conferencias o discursos del gran presidente de la Transición, pero un buen número considerable de ellos, sí. ¿Y qué había de las memorias? Yo puedo hablar de lo que he visto y tocado. Las notas esas que decía Suárez que había escrito y que recoge Armas Marcelo en su artículo puede que sean las aproximadamente más de un centenar de cuartillas escritas por Eduardo Navarro, que yo he tenido en mis manos, y que probablemente estén ahora a buen resguardo. Sé que Adolfo Suárez hijo no coincidía con lo escrito por Navarro y muy probablemente esas cuartillas, con datos históricos interesantes y otros no tanto, no vean nunca la luz. Ahora pretende darse una imagen idílica sobre las relaciones entre el Rey y Suárez, y eso, aunque Suárez Yllana se empeñe en ello, no fue siempre así. Suárez y el Rey tuvieron desencuentros, por no hablar de enfrentamientos, muy considerables, sobre todo en los meses anteriores al golpe de estado del 23 de febrero.
Eduardo no dejó que me sacara una fotocopia de sus cuartillas, escritas con esa letra suya tan característica y primorosa. Ni siquiera me dejó leerlas. Sabía de sobra que si las leía y tomaba notas no dudaría en publicarlas. Me decía que un día a lo mejor las publicaba él, pero lo iba dejando siempre para más adelante, hasta que se le fue la cabeza, como a Suárez, y en ese estado triste y deplorable se encuentran ambos ahora con sus memorias perdidas. El día que alguien quiera adentrarse en las entrañas de la transición, deberá hacerlo, también, en las entrañas de Navarro, Aza, Graullera, Meliá, «Lito» y Amores; y en los papeles que dejaron, si los dejaron y nos los enseñan, o que escriban en el futuro. Aza, Graullera, «Lito» y Amores están en perfecto estado de salud y bien podría decirse de ellos que son el silencio de la Transición. Les brindo la idea a los historiadores, aunque los interesados me maldigan, a que acudan a ellos, a ver si son capaces de sacarles algo, no vaya a ser que un día, también, se pierda la memoria de tan esclarecidos personajes.
JORGE TRIAS SAGNIER
http://www.abc.es/20081001/opinion-tercera/memorias-suarez-silencio-transicion-20081001.html
JORGE TRIAS SAGNIER
Miércoles, 01-10-08
ARMAS Marcelo escribió el otro día en la Tercera de este diario una pieza literaria sobre la debilitada memoria de Adolfo Suárez y lo que pudieron ser, y no fueron, sus memorias. Suárez, como todo el mundo que le conoció sabe, no escribió, probablemente, ni una sola cuartilla en su vida, a no ser las de las asignaturas de la carrera de derecho que aprobó a trancas y barrancas. Pero el ex presidente del Gobierno tenía unas dotes naturales extraordinarias. Y una visión política de España que le llevó a escalar las más altas cimas de nuestra Nación. Se parecía, en esto de escribir, bastante al Rey, que no ha juntado demasiados renglones en su vida, aunque ambos han sabido asumir y recitar las estrofas más convenientes para nuestra patria. Quizás esa fuese la razón de la sintonía que hubo entre ambos personajes, aunque en algunas épocas y momentos los desencuentros fuesen muy notables. Precisamente fueron esos trozos de nuestra historia los que siempre se resistió a contar Suárez.
Junto al presidente de la Transición trabajó un núcleo de personas que luego continuaron unidas durante algún tiempo en el despacho de Antonio Maura. Traté poco a Suárez, concretamente en una ocasión siendo Secretario General del Movimiento y otras dos, ya de presidente del Gobierno, cuando le visitamos la Lliga de Catalunya. Yo fui Secretario, durante un tiempo, de ese partido catalanista que luego se asoció a la Federación de Partidos Demócratas y Liberales que lideraban Joaquín Garrigues y Antonio Fontán. Esas personas eran su cuñado Aurelio Delgado, el famoso «Lito», Eduardo Navarro, José Luis Graullera, Josep Meliá y Alberto Aza. Y Amores, el hombre más fiel del presidente, aunque no se dedicase a la política sino a protegerle. Todos ellos ocuparon cargos de relevancia con Suárez aunque ninguno llegó a ministro. Excepto Meliá todos están vivos, y eran personas, a excepción de «Lito» y de Amores, muy preparadas, que le ayudaron al presidente a no equivocarse gravemente. Digo gravemente porque equivocarse se equivocó en muchas ocasiones, pero en ninguna, al menos que yo conozca, gravemente. Por ejemplo, le hicieron desistir de esa peregrina idea, heredada de ese resabio falangistoide y antisemita trasnochado que siempre tuvo, de enrolar a España en el grupo de países no alineados. Pero, en cambio, no pudieron parar la visita de Arafat, al que dio un monumental abrazo con pistolón al cinto, lo que le alejó, definitivamente, de Israel y de su posible interlocución en el conflicto de Oriente Medio. Errores de ese calibre no los cometió jamás Felipe González ni, por supuesto, Aznar. Esa tentación de juntarnos con los países no democráticos ha vuelto, en cambio, con Zapatero.
El grupo del despacho de Suárez se deshizo. Eso no era un despacho de abogados ni siquiera de influencias. Derecho sabían todos, alguno, como Eduardo, era un finísimo jurista formado en su día en Bolonia. Todos eran sensatos y brillantes políticos. Meliá se fue a Mallorca y ejerció entonces la profesión hasta su prematura muerte. Aza volvió a la carrera diplomática y hoy es el Jefe de la Casa del Rey. Y Eduardo y Graullera continuaron al lado del «Jefe» hasta que la insólita aventura del CDS se estampó en las urnas. Después Graullera fue durante varios años Presidente de AESMIDE (Asociación de Empresas Suministradoras del Ministerio de Defensa) y ahora, también, ejerce la profesión de abogado. Y Eduardo Navarro estuvo con Suárez hasta el último minuto de lucidez del ex presidente y, lo que es el destino, está aquejado de una enfermedad parecida a la de su jefe. Eduardo nunca se llevó bien con Adolfo Suárez Yllana, el hijo del presidente que se presento, ingenuamente, como candidato en las elecciones de Castilla-La Mancha nada menos que contra Bono. Pero volvamos a las memorias.
A Eduardo Navarro lo conozco desde que tengo uso de razón pues trabajó, como Secretario General en la Comisaría General de Urbanismo de Madrid, cuando mi padre, entre 1959 y 1965 era el Comisario General. A los demás los conocí por Eduardo y con alguno de ellos guardo una buena relación de amistad. Navarro, que además de ser un hombre bueno sacaba a veces bastante mala leche, cuando le preguntaba que por qué no escribía sus memorias, las suyas, me contestaba sin dudarlo que él ya escribía «con un seudónimo que se llamaba Adolfo Suárez». Efectivamente, es probable que no puedan atribuirse a Eduardo Navarro todos, absolutamente todos los escritos, conferencias o discursos del gran presidente de la Transición, pero un buen número considerable de ellos, sí. ¿Y qué había de las memorias? Yo puedo hablar de lo que he visto y tocado. Las notas esas que decía Suárez que había escrito y que recoge Armas Marcelo en su artículo puede que sean las aproximadamente más de un centenar de cuartillas escritas por Eduardo Navarro, que yo he tenido en mis manos, y que probablemente estén ahora a buen resguardo. Sé que Adolfo Suárez hijo no coincidía con lo escrito por Navarro y muy probablemente esas cuartillas, con datos históricos interesantes y otros no tanto, no vean nunca la luz. Ahora pretende darse una imagen idílica sobre las relaciones entre el Rey y Suárez, y eso, aunque Suárez Yllana se empeñe en ello, no fue siempre así. Suárez y el Rey tuvieron desencuentros, por no hablar de enfrentamientos, muy considerables, sobre todo en los meses anteriores al golpe de estado del 23 de febrero.
Eduardo no dejó que me sacara una fotocopia de sus cuartillas, escritas con esa letra suya tan característica y primorosa. Ni siquiera me dejó leerlas. Sabía de sobra que si las leía y tomaba notas no dudaría en publicarlas. Me decía que un día a lo mejor las publicaba él, pero lo iba dejando siempre para más adelante, hasta que se le fue la cabeza, como a Suárez, y en ese estado triste y deplorable se encuentran ambos ahora con sus memorias perdidas. El día que alguien quiera adentrarse en las entrañas de la transición, deberá hacerlo, también, en las entrañas de Navarro, Aza, Graullera, Meliá, «Lito» y Amores; y en los papeles que dejaron, si los dejaron y nos los enseñan, o que escriban en el futuro. Aza, Graullera, «Lito» y Amores están en perfecto estado de salud y bien podría decirse de ellos que son el silencio de la Transición. Les brindo la idea a los historiadores, aunque los interesados me maldigan, a que acudan a ellos, a ver si son capaces de sacarles algo, no vaya a ser que un día, también, se pierda la memoria de tan esclarecidos personajes.
JORGE TRIAS SAGNIER
http://www.abc.es/20081001/opinion-tercera/memorias-suarez-silencio-transicion-20081001.html
Suscribirse a:
Entradas (Atom)