lunes 18 de agosto de 2008
Bombas destructoras en las bodegas institucionales
Ismael Medina
L AS pulmonías se llevaban por delante a muchos en los lejanos años de mi infancia. Tardarían en llegar las sulfamidas y luego la penicilina. Se trataban con ventosas y en las casas existía una reserva de vasitos de licor por si llegaba el caso. Se nos decía que la enfermedad hacía crisis cada siete días. Si se superaba el primer plazo había que esperar al segundo. Y el peligro había pasado si de éste se salía vivo.
También las naciones y los ciclos económicos sufren asaltos neumónicos y crisis periódicas. Las económicas son previsibles, al menos desde 1907 cuando fue provocada y evaluada la primera del siglo XX al socaire de un proceso de aceleración entrópica que en adelante sería reiterativo y cada vez más acusado. Su gravedad máxima reside en la coincidencia de la neumonía económica con la política. Algo así como si a un corazón aquejado de fibrilación se le se le colocara como remedio una microbomba de goma-2 en vez de un marcapasos. Es significativo en este aspecto que cada una de las crisis haya desembocado en esas terribles ventosas que son las guerras generalizadas o localizadas de variada amplitud. La historia parece empecinada en demostrarnos que la humanidad en general y los pueblos en particular precisan cada cierto tiempo una sangrienta purga. Los agentes de la próxima ya están activados en la plataforma mesopotámica con serios riesgos de contagio.
LOS PULMONES DE LA ECONOMÍA ESTÁN ENCHARCADOS
LOS pulmones de la economía mundial están encharcados. Aún más los europeos. Y los de España con muy escaso espacio para respirar. Es precisamente en tiempos de crisis cuando los pueblos necesitan consistentes hombres de Estado que hagan frente a la temible galerna política y económica sin otras ataduras que no sean las del servicio al bien común. Lo peor que puede ocurrir a una sociedad en tiempos de excepción es depender de políticos insolventes, arbitristas y tramposos como ahora nos sucede a los españoles. Pretenden curar con ventosas y cataplasmas retóricas las pulmonías políticas, económicas y de convivencia que ellos mismos han provocado.
Una parienta de mi madre murió de pelagra en Madrid durante la guerra. Su único alimento durante semanas y semanas era una sopa de harina de almortas que su marido se había agenciado. Las almortas, como es sabido, carecen prácticamente de valor nutritivo y por eso las llamadas gachas manchegas precisan cocinarse con la grasa de un consistente soporte de panceta de cerdo. El gobierno Rodríguez se esfuerza por esconder la gravedad de la recesión económica mediante las almortas de los eufemismos y las cabriolas mediáticas. Una actitud que me recuerda el recurso al tópico de las “retiradas estratégicas” en los partes de guerra del Ejército Rojo cuando las divisiones de Franco le daban estopa y le hacían retroceder.
De sopas de almortas y de retirada estratégica tienen mucho las más recientes puestas en escena de Rodríguez. Tomó la decisión de presidir por primera vez y como hecho excepcional la Comisión Económica, un ente compuesto por ministros que han demostrado su incompetencia hasta la saciedad. Pretende aparecer como el sabio de los sabios en la materia cuando es el más torpe, atrabiliario e ignorante de todos ellos. La Comisión estudió las medidas que Rodríguez debía llevar al Consejo de Ministros en convocatoria extraordinaria para su normal aprobación y consecuente normativa. Mucho ruido mediático y pocas nueces. Como siempre.
MEDIDAS ECONÓMICAS PARA LA IMAGEN Y LA TRAMPA
LAS medidas adoptadas de una cierta entidad son precisamente aquellas de menor calado que postuló el PP y que, como la supresión del impuesto sobre el Patrimonio, habían avanzado algunas taifas bajo control popular y que a estas alturas equivalen al manido chocolate del loro. Incluso el gobernador del Banco de España, pese a su filiación socialista, reclama medidas parejas a las de fondo que desde la pasada legislatura defiende la oposición popular. No es presumible que las asuma Rodríguez hasta tanto los grandes bancos no tiemblen y sean los que las reclamen. Lo de menos es que amplios sectores de la población se empobrezcan mientras buena parte de ella se deje alienar por la droga de unas “medidas sociales” que equivalen a colorear con pimentón dulce el puré de almortas.
Veinte mil millones de euros insuflará el gobierno hasta 2010 para reactivar la economía en varios frentes, entre ellos el acceso de los jóvenes a viviendas de protección oficial, casi tan prohibitivas ya como las de mercado y otorgar avales a las pymes. Un mecanismo que ha fracaso en otros países y que muy poco hará para la revitalización de sectores en alarmante regresión, como el industrial. Algo así como alimentar a un anémico en periodo agudo con un yogur diario. ¿Y de dónde sacarán esos millones? Con la caja del Estado en números rojos, la única escapatoria presumible, ya sugerida por Solbes, será aumentar la presión fiscal en el capítulo de los impuestos indirectos, siempre más onerosa para los que menos tienen.
La Abuela, mientras tanto, prosiguió su gira de rebañavotos por Centroamérica, sin descuidar a distancia su función de taparrabos político para la desnudez gubernamental. Se ha gastado ya 116 millones de euros del Erario Público, de los contribuyentes españoles, en el empeño de comprar la reciprocidad de algunos países en materia de elecciones municipales. Un recurso que, como anticipé, sólo beneficia al P(SOE). O eso creen Rodríguez y sus sicarios. También se ha convertido en portavoz internacional de la parida de la paridad. Pero le salió respondón el presidente de El Salvador cuando la Abuela pretendió convencerlo de que adoptase en su país esa mitad por mitad indiscriminada de sexos. Le respondió irónico el presidente que en el gobierno de su nación las mujeres que lo componían eran las más válidas. Las chorradas no cuelan en políticos inteligentes. Pero no se inmutó la Abuela que, recuerdo, la llama su amigo y correligionario Chávez. Es refractaria al ridículo. Tiene el cerebro tan resistente a la verdad como la piel de un rinoceronte. Como su propia piel de momia de pasarela.
El problema económico es tan atroz como la incapacidad del gobierno para aportar soluciones válidas a medio y largo plazo. Y la recesión española, según los analistas más atendibles, nos atosigará durante al menos cuatro años si no se adoptan medidas radicales y de obvia impopularidad que darían definitivamente al trate con las opciones electorales del P(SOE). Seguiremos con la misma política de emplastos y cucamonas en los que el agit-prop sociata ha demostrado indudable destreza. Rodríguez hace como los chinos en la Olimpiada que sacan a una niña mona para que mueva los labios mientras la fea canta desde un micrófono escondido entre bastidores. O epatan al mundo con un espectacular despliegue virtual de fuegos artificiales que fueron adobados, manipulados y grabados con anterioridad.
HAY PROBLEMAS MÁS GRAVES Y ACUCIANTES PARA ESPAÑA QUE EL ECONÓMICO
PERO aún siendo grave, muy grave, la situación económica, mucho más lo es su acompañamiento disgregador del Estado y de España como entidad política, cultural e histórica, acompañada de un hundimiento tanto más acusado en la escala de valores morales. La regresión económica (los últimos datos son apabullantes) está sirviendo de pantalla para ocultar aquellos otros que nos debería importar más aún: un proceso de descomposición tribal al que incluso se suma el Partido Popular, cuyo actual cuadro dirigente parece afectado por un virus autodestructivo al sumarse sus nuevos tentáculos taifales a los delirios nacionalistas del catalanismo, el vasquismo, el galleguismo e incluso a la pastaflora neobereber del Patio de Monipodio en que lo han convertido Chaves y su amplísima corte “andalusí” de insaciables manijeros del pringue.
Se hacen eco los medios del enfrentamiento entre el gobierno Rodríguez y el tripartito que preside Montilla, un indocumentado charnego que en el independentismo busca superar su evidente complejo de inferioridad respecto de la alta burguesía barcelonesa del dinero, la que realmente maneja los hilos partitocráticos según convenga a sus intereses y según pinte la coyuntura política y económica española. El grosero chantaje del Estatuto y de la financiación autonómica privilegiada lo aprovecha el gobierno Rodríguez para simular una posición de fortaleza. Pero asoman las orejas del juego sucio cuando se escarba detrás de las palabras y de la imagen virtual.
Los nacionalistas catalanes, a cuyo radicalismo se suman CiU y el PP se asoma por el costado, extreman sus reivindicaciones para negociar rebajas moderadas, mientras el gobierno se pone la careta de la fortaleza para luego presumir de que ha hecho tascar el freno a Montilla y su cohorte. Existe la convicción en unos y otros de que el artificioso retraso de la sentencia del Tribunal Constitucional ofrecerá cobertura legal al enjuague. Todo está pactado en la trastienda. Pero no con los montillanos y compañía, sino con los capitostes del poder financiero catalán, una vez más sanguijuelas que chupan la sangre dineraria del resto de España. Imperialismo financiero bajo el caparazón cavernícola de la imposición lingüista, una forma inequívoca de racismo si por tal entendemos, como enseña la moderna sociología, una mera acumulación de prejuicios infundados.
TAMBIÉN HAY SUCIA CONNIVENCIA ENTRE RODRÍGUEZ Y LA ANTIESPAÑA
TAMBIÉN el gobierno se enmascara tras la imagen de un cambio de actitud frente al bandolerismo terrorista. Pero los hechos demuestran lo contrario. No sólo le dijo Rodríguez a Elcoreca (no estoy dispuesto a asumir las ortografías ni la nomenclatura de los secesionismos) que seguía abierta la puerta para una eventual negociación con la banda criminal. Durante las últimas semanas hemos asistido a excarcelaciones y trato de favor a los asesinos etarras respaldados por la nada sospechosa benevolencia de la Fiscalía del Estado. Pero cuando la AVT interpone recursos contra tales desmanes judiciales, la Fiscalía exige en cada unos de ellos 2.000 euros de fianza.
Ni el poder gubernativo ni la Fiscalía toman iniciativa alguna cuando son insultadas y agredidas las heroicas ediles del PP que todavía aguantan pese al procaz desmoche de íntegros patriotas a que también se ha dado el equipo de Rajoy en Vascongadas. Poder gubernativo y poder fiscal consideran que la coerción de los desmanes corresponde al gobierno taifal de Ibarreche, uno de tantos energúmenos taifales que han prosperado y se han envalentonado merced a la conspiración disgregadora de Rodríguez.
Ahora se ha sabido que el gobierno taifal de Ibarreche ha delimitado sus propias aguas territoriales, competencia del Estado, y prohíbe que faenen en ella los pesqueros santanderinos (eso de Cantabra me suena también a pachanga). Un paso más de robada soberanía real. Tampoco la mayoría de los pesqueros vascongados enarbolan la bandera de España, sino la nacionalista. Es común, por ejemplo en los atuneros que faenan en caladeros lejanos. Era la bandera que llevaba el secuestrado frente a las costas de Somalia y motivo de que, al no figurar la misma en los códigos marítimos internacionales, se abstuvieran de intervenir en su ayuda barcos de guerra de otros países que navegaban por en las proximidades para defender a los suyos. Siempre serán banderas piratas las no existentes en dichos códigos.
Pero mientras todo eso sucede, una riada vascongada, sobre todo bilbaína (los “iñaquis” que les llaman los invadidos con creciente enojo), se aposenta tierra adentro de las costas y el interior santanderinos. Si las cosas siguen como hasta ahora entre el gobierno Rodríguez y su apéndice lopecesco con el PNV y sus brazos radicales y terrorista, no pasará mucho tiempo sin que Ibarreche, o quien le suceda, eche mano de los ejemplos balcánicos para reclamar la apropiación de esos territorios.
El protervo trato favorable a los criminales etarras y a sus agresivos brazos políticos, unos legalizados por el gobierno Rodríguez a través de la Fiscalía General del Etado, convertida en comisariado político del P(SOE) y otros consentidos, ha provocado reacciones airadas entre sus víctimas y una mayoría de españoles. El gobierno, sus fiscales, sus magistrados y sus abogados del Estado se pasan por el arco de triunfo el cumplimiento íntegro de las penas establecido bajo el gobierno de Aznar. Recurren a triquiñuelas legales para justificar inhibiciones y manga ancha viciosamente ligadas a la determinación de Rodríguez incluir la negociación de “paz” con el bandolerismo etarra en el paquete de la desintegración confederal de España que reclama el poder oculto a que se debe.
Y nada de admitir la mera posibilidad de implantación de la cadena perpetua como se clama desde muy diversos ámbitos sociales. Es como mentar la bicha a uno de los antiguos gitanos. Hasta los jueces conservadores aducen su inconveniencia. No sería constitucional. ¿Y no lo son las incontables vulneraciones constitucionales que ha protagonizado el gobierno y que cometen día tras día las taifas secesionistas? El arbitrismo no es sólo cosa del poder político. Ha corroído también las instituciones básicas de un Estado de Derecho, convirtiéndolo en Estado de deshecho.
UNA JUSTICIA SOMETIDA A LAS VELEIDADES GUBERNAMENTALES
EL Tribunal de Derecho Humanos dictó sentencia favorable en el recurso presentado por el ex magistrado Gómez de Liaño, cuyo delito no fue otro que el de aplicar la ley con rectitud en el caso Sogecable. Tuvo la osadía de no plegarse a la presión delictiva del todopoderoso Jesús Polanco y de su aventajado discípulo Juan Luís Cebrián para que pasara por alto lo que a todas luces tenía visos de estafa. La sentencia inapelable del tribunal europeo va aun más allá de amparar los derechos vulnerados y restablecer el honor mancillado de Gómez de Liaño. Acusa de prevaricación a los magistrados del Tribunal Supremo que lo condenaron. Había materia para encausarlos a tenor de la sentencia del Tribunal de Derechos Humanos. Pero les ampara la impunidad política con que el gobierno y sus tentáculos progresistas protegen a quienes le son fieles.
También una juez vitriólica ha impuesto al periodista Jiménez los Santos una multa desmesurada de 100.000 euros por injurias al también periodista Zarzalejos, ex director del “AVC” de Vocento. La agresividad dialéctica de Jiménez Losantos es de sobra conocida. Y se endureció sin duda a tenor de la defensa a ultranza de la versión oficial de la matanza de los trenes de Atocha, hoy desmantelada incluso judicialmente, que protagonizó Zarzalejos. Y en la que se embarcaron no pocos de sus columnistas con improperios nada complacientes hacia Jiménez Lozanitos y la COPE. Pero se pasan por alto o se castigan con sospechosa benevolencia injurias contra España, quemas de la Bandera Nacional, llamar asesinos e incluso agredir a quienes no se avienen con los asesinos o hacen frente a la deriva nacionalista, amén de otras acciones delictivas perfectamente definidas por el Código Pena, pese a al cepillado permisivo y sectario que le dio el socialista Belloch. ¿Acaso vale más el honor presuntamente mancillado de Zarzalejos que el de España o el de las víctimas de la barbarie “progresista”?
Esta es la crónica de una semana en que de nuevo prevalecen el engaño, la trampa y la traición. HAY BOMBA de acción retardada y gran poder destructivo en las bodegas institucionales de un Estado que todavía se dice español. Los detonadores están en las manos de Rodríguez. ¡Dios salve a España!
http://www.vistazoalaprensa.com/firmas_art.asp?id=4782
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5 comentarios:
Magistral artículo
Magistral artículo
"Insult law" ucedea
Verdades a medias, como gusta a la parroquia, a los acólitos no hace falta convencerles ya lo vienen de casa.
Verdades verdaderas
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