jueves 6 de marzo de 2008
Gallardón y Aznar
Hemos visto a John McCain en las puertas de la Casa Blanca, recibiendo el apoyo del presidente Bush y su reconocimiento como candidato oficial del Partido Republicano en las elecciones presidenciales del próximo mes de noviembre. Ha sido un acto político y mediático de primera magnitud, en el que ambos políticos han intercambiado elogios y no han eludido ninguna de las preguntas que les plantearon los informadores, incluso aquellas más embarazosas para Bush sobre el deterioro de su liderazgo y la mala imagen que puede proyectar sobre McCain en la campaña electoral si participa en ella, lo que con firmeza y cortesía ha anunciado y agradecido el candidato republicano.
En España, en el flanco conservador de la política, es Aznar —aunque esté oficialmente fuera del escenario político— quien representa el modelo y el desgaste que ha tenido Bush en su país, ambos especialmente, por la guerra de Iraq. Con el añadido de que Aznar, además, fue la persona que impuso en el PP a Rajoy como su sucesor. Y decimos esto porque en el seno de los populares, y ante los pronósticos de las encuestas y los rumores de derrota del PP, ya han comenzado a hacerse cábalas sobre qué va a pasar en el día después del 9 de marzo si Rajoy vuelve a perder. Naturalmente, habrá que ver si se confirma dicho presagio, y a qué diferencia de escaños se queda el líder del PP de su adversario, Zapatero, en caso de derrota.
Pero si llega la derrota del PP —lo que ayer mismo no se atrevía a confirmar Zapatero, temeroso del nivel de participación—, hay que saber que Aznar, en un congreso del PP, puede tener una participación decisiva a favor de uno u otro de los posibles candidatos en liza, que sólo pueden ser tres: Gallardón, Aguirre y Rato. Si Rajoy pierde por mucho, la candidatura de Aguirre será muy difícil que prospere, por cuanto la madrileña fue responsable directa de la expulsión de Gallardón de la lista de Madrid. Sobre Rodrigo Rato nada se sabe porque el ex vicepresidente del Gobierno sigue sin desvelar —ayer reapareció en un mitin de Rajoy en Cataluña— si tiene o no la ambición de liderar el PP. El que sí la tiene es Gallardón, aunque el alcalde de Madrid es consciente que en el aparato del partido, y en el Congreso del PP, no tiene muchos apoyos, y en todo caso puede tener menos que Aguirre o que Rato, si uno de los dos fueran sus adversarios.
Sin embargo, Gallardón sabe que si contara con el apoyo de Aznar (el de Fraga ya lo tiene) sus posibilidades de liderar el PP serían muy altas, por más que Aguirre insista en ser ella la sucesora de Rajoy. Y ¿qué es lo que podría influir en Aznar para apoyar a Gallardón? Pues, simplemente, la necesidad de contar con un líder que tenga ascendencia en el centro de la política y que no esté contaminado con los errores que han provocado la derrota del 2004 y la posible derrota del 2008. Es decir, Aznar apostaría a caballo ganador con Gallardón, siempre y cuando Rato no esté en carrera.
Puede que, en las últimas horas o días, Aznar y Gallardón hayan acercado posiciones, quizás con la mediación de Ana Botella, porque hemos visto al alcalde de Madrid haciendo gestos de rectificación —cantó a su amor al PP— de aquellas primeras declaraciones en las que, tras ser descabalgado de la lista del PP por Madrid, afirmó que tras las elecciones se tomaría un tiempo de reflexión sobre su futuro político. ¿Acaso Gallardón ha cambiado ya de opinión?
Si fuera cierto que Gallardón está a favor de una reforma democrática y de otras maneras de hacer política, quizás lo mejor para él, y para la política española, sería que intente una opción de centro en las elecciones europeas del 2009, que son de circunscripción única, y por tanto favorables para el inicio de cualquier nuevo proyecto político. Porque la necesaria reforma del sistema políticos español en pos de una democracia plena no se podrá hacer desde el PP, donde tantos, que aportan poco, viven de la política, y donde el virus partitocrático de la mediocridad está enquistado como en el PSOE.
Pero el alcalde de Madrid da la impresión de que ha visto en la mano de Aznar una manzana tentadora al alcance de su boca, y todo apunta a que, si es así, no se va resistir la tentación de ir a un Congreso del PP a guerrear. Sin embargo, y como le ocurrió en la lista de Madrid, a Gallardón lo pueden volver a engañar con promesas que no se cumplen, si por ejemplo al final salta Rato a la palestra, o Aznar cambia de opinión a favor de Aguirre, o incluso si Aznar decidiera volver él mismo al primer rango del PP.
A Gallardón lo pueden engañar, entre otras cosas porque en el PP más de uno cree saber o sospecha que Gallardón puede estar meditando la idea de liderar un tercer partido de centro, y sus adversarios ya tienen planes para abortar esa operación haciéndole creer que el presidente del PP puede ser él. A sabiendas de que si el alcalde no rompe con el PP en los días inmediatos a las elecciones del 9 de marzo (a lo más tardar después de Semana Santa), ya no tendría argumentos para escapar con una cierta dignidad.
De manera que atención a los últimos mensajes de amor eterno al PP de Gallardón, y a la trampa de elefantes que le están tendiendo a sus pies. Es verdad que aún es pronto para especular sobre el futuro del PP, pero sólo faltan tres días para que se levante el telón del escenario nacional.
http://www.estrelladigital.es/diario/articulo.asp?sec=opi&fech=06/03/2008&name=marcello
jueves, marzo 06, 2008
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