Sin sociedad civil no hay democracia"
Graciano Palomo
Miembro, entre otras organizaciones, de la influyente Comisión Trilateral, Antonio Garrigues Walker dedica buena parte de sus esfuerzos a promover las iniciativas de la sociedad civil como contrapeso a los poderes públicos.
"El miedo al poder en España sigue siendo muy alto"
"Hace falta crear una Fundación contra el Sectarismo"
Y dicho y hecho. Este abogado de renombre internacional es el español del momento que más se ha distinguido por tirar de ese carro que todo el mundo pregona pero pocos defienden.24 de abril de 2006. La revista Fundalia, en su recién aparecido número 5, publica una extensa y premonitoria entrevista con el abogado Antonio Garrigues Walker que preside el Bufete Garrigues Abogados y Asesores Tributarios, la Fundación Ortega y Gasset, la Fundación Consejo España-Japón, la Fundación Consejo España-Estados Unidos, la Fundación Consejo España-China, y es miembro de la Comisión Trilateral.Y, además, hermano de aquel inolvidable Joaquín cuya muerte quitó a España una pieza fundamental para que este país no estuviera en dos trincheras permanentes. Antonio Garrigues es ante todo el representante de la defensa intelectual y práctica de una democracia de calidad, avanzada y donde el ciudadano sea el rey.De la libertad, en suma.¿Cómo definiría el momento de las fundaciones en nuestro país?En primer lugar hay que decir que en la dictadura el movimiento fundacional era inexistente, como no podía ser de otra forma teniendo en cuenta que no había libertad. Durante la primera etapa de la Transición nos consumimos todos para que existiera una Ley que facilitara la creación de fundaciones. En este momento, existe un ordenamiento jurídico para el sector que no es perfecto, como casi nada, pero es una buena ley, bastante liberal y más tolerante con el Movimiento Fundacional. El problema, a mi entender, es otro.¿Cúal?Es el momento justo de que el ciudadano español se sienta como tal, como ciudadano en el amplio sentido de la palabra, que decida a organizarse en movimientos fundacionales. ¿Usted cree, señor Garrigues, tal y como está la cosa…?Pues precisamente por eso. Para que su voz se escuche de manera clara y nítida porque el debate en un país moderno, serio y avanzado no se circunscribe, ni se puede circunscribir a los partidos políticos. No, señor. Éste es el momento adecuado de nuestra historia como pueblo y como organización social. Esto lo tienen que tener claro los ciudadanos.¿Por qué no se hace?Por el miedo. Hay miedo, mucho miedo. Y esto es lo peor que nos puede ocurrir como nación civilizada. Tenga usted una cosa clara: la calidad de la democracia depende de la sociedad civil, de su capacidad para organizarse, de su capacidad para hacerse escuchar por los poderes públicos interesados en meter miedo a los ciudadanos para perpetuarse en el poder, aunque yo tengo mis dudas de que ese proceder lleve precisamente a perpetuarse en ese poder.Algo tendrán que ver en ello también las propias fundaciones…Naturalmente. Yo insisto mucho en la transparencia. El oscurantismo perjudica mucho al movimiento fundacional. Transparencia, transparencia, transparencia. Distinguir muy bien entre fundaciones pagadas con dinero público o dinero privado. Porque si se paga con dinero público, léase la Fundación Elcano o la Fundación Carolina, desde luego no son independientes. Serán lo que quieran, pero en absoluto independientes. Y no digo que no tengan esa condición, simplemente estoy afirmando que el que paga manda y esto lo tienen que saber los ciudadanos y la opinión pública. Nosotros, por ejemplo, en la Fundación Ortega y Gasset, no aceptamos más de un 20% de financiación pública para nuestros programas. El poder político en España, como un leviatán permanente…Sí. Nunca he entendido que los ciudadanos pongan todos sus intereses en manos de los políticos. Yo, en cualquier caso, contemplo el poder con todo tipo de reservas y prevenciones. Porque ya se sabe, el poder tiende a lo absoluto para perpetuarse. La situación es más bien triste y sigue ocurriendo: el que critica al gobierno, pues a galeras. No se les puede conceder la patente de nuestra soberanía. Bien es cierto que esta situación se da en estos momentos, incluso, en países históricamente de gran sociedad civil como los Estados Unidos, pero con otros matices. En España hay temor al poder, esto es algo manifiesto y evidente.Volvamos a las Fundaciones. Daría la sensación de que las fundaciones públicas son justamente la antítesis de la idea primigenia…Bueno, en sentido conceptual desde luego. Pero se puede entender que para lograr determinados fines, para superar trabas burocráticas se vaya por el camino de las fundaciones. Pero lo que es esencial es decirlo, anunciarlo para no confundir a la gente. Las verdaderas fundaciones son sin duda aquellas que están financiadas íntegramente por la sociedad civil. Insisto: no podemos ser tolerantes con la confusión y con la utilización de una figura tan señera como las fundaciones para cubrir otro tipo de objetivos ya sean personales o colectivos.Se dice que en España hay mucha fundación de un día para otro…Creo que sí, en efecto. Ya he dicho antes que en nuestro país tenemos que asociarnos para defender la sociedad civil en serio. Pero en serio. Muy en serio, para defender nuestros puntos de vista y nuestras opciones de todo tipo. Pero es claro que los datos reflejan una alta mortandad de las fundaciones en España. En muchos casos se busca cuando se crea una fundación la vanagloria personal, y claro, a los pocos días, el cierre. Mantener una fundación es complicado, igual que una empresa. Hay que ser serios con las fundaciones, rigurosos en su contabilidad y aplicar principios del Buen Gobierno; igual que en las empresas. Claro que si se crean fundaciones u ONG para satisfacer la vanidad personal… luego pasa lo que pasa. Esto crea muy mala imagen para el movimiento fundacional. Es peligroso porque la gente percibe que no es verdad.O sea, que hay que entonar el "mea culpa"…Yo creo que sí, en muchas fundaciones. Un auténtico mea culpa.¿Qué países podrían ser referentes en este movimiento para España?Bueno, hay dos mundos claramente diferenciados. Las fundaciones tienen una raíz anglosajona clara como Gran Bretaña y Estados Unidos en cabeza. Han surgido y se han integrado en la sociedad, porque hay sociedad civil, justamente. En Estados Unidos en el más mínimo pueblo hay una organización civil, integrada en su colectividad y con espíritu de entrega y servicio. Todo el mundo asume que hay que ocuparse de los demás, y devolver una parte de lo que la sociedad te ha dado. Ahí está el ejemplo señero de Bill Gates. El latino no cree en esto. Poco a poco se van introduciendo elemento de este tipo, pero cuesta mucho, no es algo que esté en el corazón de la sociedad española.¿Habría que cambiar algún aspecto de la actual Ley de Fundaciones?Yo creo que no es absolutamente indispensable. Basta con explotar bien sus posibilidades tanto en lo que se refiere a los beneficios fiscales como a la simplificación burocrática. Es una buena ley, lo cual no quiere decir que sea perfecta. Pero el asunto clave está en nosotros mismos, en los que apoyamos y divulgamos esta movimiento: transparencia y con crítica, pero con afecto y positividad.¿Qué fundación habría que fundar que no exista?Una muy clara Fundación contra el Sectarismo. Esta fundación debería explicar a toda la sociedad el coste económico, social y de déficit democrático de los sectarismos en España y también otra que fomente el bipartidismo. Desde luego toda aquella que luche contra la corrupción. Ya sé que de un mes a otro no podemos cambiar la sociedad. Pero hay que trabajar a corto, medio y largo plazo por transformarla. Le vuelvo a repetir lo que le he dicho a lo largo de la entrevista: las fundaciones no pueden hacer trampas, no se pueden camuflar. ¿Usted me entiende?Perfectamente.Pues eso.
domingo, abril 23, 2006
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