miércoles, noviembre 09, 2011

Francisco Muro de Iscar, Encuestas después del debate

Francisco Muro de Iscar - Encuestas después del debate

09.11.11

Francisco Muro de Iscar

¿A usted le llamaron para preguntarle quién había ganado? Muchos españoles vieron el debate sabiendo que le iban a llamar al término del mismo para responder a esa pregunta. Es decir, no sólo tenían que ver el debate sino valorarlo y responder a la llamada telefónica a eso de las doce de la noche. Aguantarlo entero tiene mérito, porque después del descanso publicitario, los dos candidatos hicieron méritos para que la audiencia se viniera abajo. Tuve la oportunidad de seguir el debate y el proceso de preguntas en la sede de una de estas empresas, sin duda una de las mejores, Metroscopia, acogido por José Juan Toharia, uno de los mejores sociólogos de la política y la justicia en España, de Silvia Bravo y de todo su excelente equipo.

Fue una gran experiencia ver como echaban fuego los teléfonos a eso de las doce menos cuarto y cómo en poco más de media hora, cerca de sesenta encuestadores hacían la radiografía de lo que los españoles pensaban sobre los dos candidatos. Limpia, en directo, viendo los datos incorporarse a la pantalla uno a uno, para llegar al resultado final que todas las encuestas señalan: ganó Rajoy, se desfondó Rubalcaba. Pero con matices: el candidato socialista pudo despertar ligeramente a su electorado y el candidato popular no ganó, tal vez tampoco perdió, ningún voto de los suyos.

Interesante la colaboración ciudadana. Si les preguntaran más, si se buscara más su participación -no por cauces como los del 15M, sino organizadamente, a través de colectivos sociales o profesionales-, si los políticos les escucharan no sólo cuando tienen que llamarles para ir a votar, todo iría mejor. Escucharles y hacerles caso. Y decirles la verdad. En el debate del lunes ninguno de los dos candidatos dijo la verdad que la sociedad necesita escuchar. Uno porque no fue capaz de hacer la menor autocrítica a una gestión desastrosa y el otro porque apenas apuntó algunas ideas de lo que va a hacer, de lo que tiene que hacer, de lo que puede hacer. De lo que hará. Uno trató de crear sospechas con poco peso y el otro no resolvió casi ninguna incertidumbre. ¿No se fían de los ciudadanos? Tengo dudas.

Sobró la última parte del debate, enredados los candidatos en hablar de las diputaciones, que es un tema que "apasiona" en bares y tertulias. Hablaron poco de la reforma de la educación, fueron muy demagógicos hablando de la sanidad y de las pensiones, olvidaron la justicia, el poder autonómico, la dependencia, los mayores.

Lo bueno es que si les dejan, estos dos líderes, gane quien gane, son capaces de hablar y llegar a acuerdos. Hay que esperar que el resultado lo permita, que el ganador sea generoso y que el perdedor piense en todos los ciudadanos y no sólo en restañar las heridas de su derrota. Necesitamos muchos pactos -en educación, en justicia, en la organización del Estado- aunque alguien tenga mayoría absoluta. De esta crisis no se sale sin sangre, sudor y lágrimas. Ya lo verán. francisco.muro@planalfa.es



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Pedro Calvo Hernando - Y ahora, la España plural
09.11.11 | 12:20. Archivado en Pedro Calvo Hernando


MADRID, 8 (OTR/PRESS)

Tras el debate, el 20-N se acerca más velozmente todavía. Ahora los españoles conocen mejor a los dos grandes candidatos y disponen de más elementos de juicio para la toma de su gran decisión en las urnas. En estos días se trata de corregir el efecto bipartidista del encuentro nocturno del lunes y prestar atención al debate plural del miércoles en TVE y de organizar otros encuentros también plurales, de manera que aquí todo el mundo tenga la oportunidad de mostrar sus proyectos y contrastarlos en los grandes medios de comunicación de masas. Eso y una buena utilización de la red pueden contribuir a que las eleccion4es del día 20 de este mes sean más democráticas, más justas y más propias de un país moderno. La verdad es que el mitin tradicional se va quedando obsoleto, por muy entrañable y cercano que nos parezca. El mitin vale para fortalecer el ego de los candidatos y los partidos pero cada vez sirve menos para transmitir a los millones de ciudadanos los mensajes completos y razonados de las propuestas de cada formación política.

Ahora necesitamos que se preste más atención a los partidos y grupos minoritarios, incluso a los que concurren por primera vez a unas elecciones. Porque uno de los grandes errores de nuestra democracia ha sido precisamente la inoculación masiva de bipartidismo en estado puro, que es una manera muy eficaz de engañar a los españoles y de perfilar una estructura política muy alejada de la realidad. España es un país demasiado vario y rico como para encorsetarlo o atenazarlo entre los brazos de los dos monstruos. Es absurdo tirar por la borda la riqueza de matices que adorna a España y a sus territorios. Estamos un poco ante la vía marcada por los indignados del movimiento 15-M y otras iniciativas ciudadanas, todas las cuales deberían esforzarse en convertirse en vehículos de transporte hacia e futuro de sus propias aportaciones tan enriquecedoras en los pasados meses. Quiero decir que deben ser algo más o mucho más que organizadores de manifestaciones y acampadas.



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Carmen Tomás - Un plan frente a la nada.
09.11.11 | 12:20. Archivado en Carmen Tomás


MADRID, 8 (OTR/PRESS)

Los españoles encuestados ayer por casi todos los medios de comunicación españoles dieron a Mariano Rajoy ganador en el debate electoral que mantuvieron los candidatos del PP y del PSOE. En mi opinión, no se equivocan. Seguramente a muchos nos hubiera gustado ver a un Mariano Rajoy más peleón, pero ese no era su debate. Con una ventaja de 17 puntos en las encuestas se trataba de mantener esa distancia. Más necesidad de convencer a los suyos tenía Rubalcaba y se le notaba. Vimos a un Rubalcaba nervioso, que se dio por derrotado, impreciso, demagógico, sin nada nuevo que ofrecer y mucha mochila a las espaldas. El candidato del PP, por el contrario, fue preciso en el diagnóstico de la situación y quien es el culpable, tranquilo, seguro en el manejo de los datos y con el único objetivo de generar confianza dentro y fuera de España.

El candidato socialista se dedicó a embarrar el campo, a sembrar dudas, a mentir, a lanzar insidias y me temo que ese discurso ya no se lo cree nadie. Los ciudadanos no quieren ni bronca ni pelea, quieren y necesitan soluciones. Cómo no se echaron de menos algunos asuntos candentes relacionados con la corrupción, las instituciones, los desafíos territoriales. Creo que el formato no lo permitía, bien porque está pensado para eso o porque lo pactaron. Es el problema de que haya un único debate y con un moderador que no hace de periodista. Los debates deberían ser el pan nuestro de cada día y el orden y las preguntas lo deberían poner periodistas aguerridos que metan cuchara. Pero, esa es otra historia. Con los mimbres que había, no hay duda de que Rajoy ofreció a los españoles un plan de gobierno para sacar a España de la crisis. Rubalcaba, sin embargo, al margen de subidas de impuestos y apelar a distintas organizaciones europeas para que nos saquen del pozo, poco más. El lastre que lleva a la espalda le resta toda credibilidad. No pudo quitárselo, aunque no nombrara ni a Zapatero ni al PSOE. Le acompaña como una losa y ni sus miradas a la cámara, ni los guiños a sindicatos y 15-M, ni sus pretendidas frases grandilocuentes lograron, creo, darle ni un voto.

Ni una sola vez pronunció Rubalcaba la palabra austeridad. Al contrario, quiere seguir gastando y pedir tiempo muerto a la Unión Europea. Nada tampoco de responsabilidades. Rajoy sin embargo fue quizás el término que más usó, porque es una de las demandas de los ciudadanos. En fin, un debate que generó más expectación que resultados. Un trámite democrático que hay que cambiar sí o sí de formato si quiere realmente llegar a los votantes.



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Fernando Jáuregui - No te va a gustar - El cansancio (de usted y mío) tras el combate.
09.11.11 | 12:20. Archivado en Fernando Jáuregui


MADRID, 8 (OTR/PRESS)

El paisaje después de la batalla televisiva era, al menos en lo que yo lo pulsé ayer, como de cansancio. El "día después" del debate marcó el fin prematuro de la campaña electoral, que me parece que ya no interesa a casi nadie, porque, salvo sorpresas mayúsculas -a quién no le gusta una sorpresa mayúscula, si es para bien-, el veredicto de las urnas se puede anticipar sin demasiado riesgo de equivocarse. Bien, quedan algunos mítines, alguna encuesta, algún rifirrafe y me temo que ya pocas ideas nuevas. Como quedó patente en el espectáculo que este lunes por la noche contemplaron doce millones de españoles.

El avezado político de "aparato" Alfredo Pérez Rubalcaba debe pensar que un debate electoral ante la televisión es como una tertulia de La Noria: agresivo, fugaz, un pelín faltón, pero atractivo, que no aburre. En fin, ya saben ustedes. El bregado muchas veces ex ministro pero, sobre todo, triunfador en oposiciones de élite Mariano Rajoy debe creer que un debate es como cantar el temario ante el tribunal: mucho dato, si se puede, leyendo. Y así salió el encontronazo entre dos personalidades que son como el agua y el aceite: Rajoy iba a dar lecciones en su diagnóstico al desastre del Gobierno socialista y Rubalcaba le desconcertó inicialmente haciéndole preguntas que no estaban en las fichas que sus colaboradores habían entregado al presidente del PP y muy probable próximo presidente del Gobierno -porque este debate, sin duda, no servirá para dar un vuelco a las encuestas-.

Personalmente, debo decir que me aburrí algo, pese a la indudable "marcha" dialéctica que, en ocasiones, un Rubalcaba fugazmente insidioso, pero eficaz, imprimió al combate, que no lo fue tanto: Rajoy estuvo más elegante, y ni sacó a relucir ese "caso Blanco" que hace los titulares de algún periódico desde días atrás, ni habló de "caso Faisán" alguno, ni quiso mostrarse desdeñoso cuando su oponente le hostigaba a preguntas, como si aquello fuese una entrevista periodística. Ocurría que Rubalcaba se empeñó en atacar el programa del PP, mientras que Rajoy se empecinaba en atacar la trayectoria del Gobierno socialista, quizá porque ni ha leído el programa electoral del PSOE. Tan elegante fue el aspirante conservador que ni se fajó preguntando a Rubalcaba por qué no se implementaron las medidas que el socialista propone ahora cuando él era vicepresidente del Gobierno de Rodríguez Zapatero.

Siento parecer banal, pero es que banal fue el debate. Ni una sorpresa, ni un atisbo de vuelo de altura; cuando Europa tiembla, cuando el mundo entero se interroga sobre su futuro, cuando los españoles se asoman a una segunda transición, a la nueva era, cuando dos primeros ministros europeos se tambalean, R y R dedicaron minutos y minutos a hablar de las diputaciones provinciales y a no sé qué recurso sobre la ley de matrimonios homosexuales. El mundo mundial, como diría Felipe González, que está tan de moda, simplemente no parecía existir para los candidatos. Y menos mal que Rajoy dedicó cuarenta segundos a referirse a la importancia de la política exterior. Ninguna aportación nueva, ninguna consideración original que no fuese exigir una moratoria a Europa, una bajada de los tipos de interés al Banco Central Europeo y un "plan Marshall" al Banco Europeo de Inversiones para el Viejo Continente, exigencias planteadas por Rubalcaba y que, obviamente, en ningún caso dependen de la acción del próximo jefe del Ejecutivo español.

El candidato socialista a La Moncloa y el candidato del PP a lo mismo son personas honorables, honradas, políticos experimentados y que no me cabe la menor duda de que quieren lo mejor para su país. Lo que ayer demostraron es que no son estadistas. Si me preguntan quién ganó, yo, aspirante a maestro benévolo, aun inclinándome más por la seriedad y la contención de formas de Rajoy, no podría dejar de apreciar el esfuerzo de Rubalcaba por hacer espectáculo vivaz de la política, que es algo que esta necesita también. Me gustaría una combinación de las características de ambos en un Gobierno presidido por Rajoy -le toca-- y con Rubalcaba en la sala de máquinas. Utopía, ya lo sé, imposible. Les pondría un cinco a ambos, para que vayan contentándose "ma non troppo". Pero, tras el 20-n, no les va a bastar, al menos a uno de ellos, con un aprobado raspado para contentar a lo que se ha dado en llamar "los mercados", ni a Angela Merkel ni, ya que estamos, a usted o a mí.



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Rafael Martínez-Simancas - Sin etiqueta - "Smokin" Joe.
09.11.11 | 12:20. Archivado en Rafael Martínez-Simancas


MADRID, 8 (OTR/PRESS)

Ahora que un cáncer de hígado acaba de tumbar sobre la lona definitivamente al que fuera gran campeón de los pesos pesados: Joe Frazer, me acuerdo de la frase de Cabrera Infante: "No mata el humo, mata la vida". Del boxeo, y de tipos como Frazer se escribe desde la épica porque se trata de personajes que marcaron la historia en un momento clave. A principios de los setenta, Estados Unidos vivía bajo los efectos de la Guerra del Vietnam (a la que Mohamed Alí se negó a ir) y de repente un tipo bajito para la talla que se usaba en los pesos pesados se plantó en el Madison de Nueva York y de un gancho de izquierda tumbó a la imagen de América en el decimoquinto asalto.

El boxeo es un deporte duro, no cabe ninguna duda, pero lleno de épica y de respeto por el rival. Una cosa es que se busque la eliminación del contrario por la vía rápida y otra muy distinta que no se reconozcan sus méritos o que no se choquen los guantes acabada la pelea en señal de amistad. Alí y "Smokin" Joe firmaron nuevos combates, entre ellos el mítico de Manila que sirvió a Alí para desquitarse del K.O. en Nueva York. Y desde entonces se formó entre ellos una sólida amistad y admiración que solo está a la altura de los campeones, de ahí la épica que rodea al boxeo.

Pero el tiempo pasa y castiga también a quienes tuvieron guantes de hormigón, la pegada cede y el hombre aparece con todas sus goteras, da igual que haya sido campeón del mundo o anónimo espectador de cualquiera de sus veladas.

A "Smokin" Joe le recordaremos por el gancho del Madison, pero sobre todo por haber hablado bien de su gran rival, algo que le honra a la hora de dejar este mundo. Ahora es Alí, aquejado también de otra mala enfermedad, el que se queda huérfano en esta foto sepia que nos sitúa a comienzos de los setenta en la ciudad de Nueva York (un poco antes de que se produjera la primera crisis del petróleo y aún cuando se prolongaban los efectos hippies de la década anterior).

Un cáncer de hígado, invisible pero atroz, ha tumbado por última vez al campeón que no volverá a posar con su sombrero de gánster y los anillos de campeón luciendo con descaro en sus manos negras. Su legado nos llama la atención por lo poco común que resulta encontrar un relato de caballeros en un mundo de bofetadas gratuitas y violencia absurda. Señores, se ha ido un gladiador del siglo XX, tengan la bondad de guardar un momento de silencio tanto por él como por nosotros.



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Julia Navarro - Escaño Cero - Y el ganador es...
09.11.11 | 12:20. Archivado en Julia Navarro


MADRID, 8 (OTR/PRESS)

Permitanme ir paso a paso porque "el debate", el esperado debate, ha tenido miga, mucha más de la que se esperaba. Para empezar, Alfredo Pérez Rubalcaba entró nervioso en el plató de la Academia de Televisión. Las cámaras de televisión a veces parecen capaces de reflejar el alma y, desde luego, los estados de ánimo. No es de extrañar que Pérez Rubalcaba estuviera cuanto menos inquieto. Las encuestas son unánimes: le dan como perdedor en las elecciones y no solo eso, incluso auguran los peores resultados que el PSOE va a obtener desde la instauración de la democracia.

Mariano Rajoy entró tranquilo, o al menos eso aparentaba, seguramente confortado por los augurios de las encuestas que le dan como ganador.

Ahora, si me preguntan que quién ganó el debate mi respuesta es que Pérez Rubalcaba no lo perdió. Es más, consiguió claramente su objetivo: demostrar a los ciudadanos que los modelos del PSOE y del PP son bien distintos, y que el PSOE garantiza el mantenimiento del Estado del bienestar. Y, una vez tranquilizado, también demostró su dominio de las "tablas" acorralando a su rival haciéndole preguntas que éste evitaba como si de un campo de minas, que lo eran, se tratara.

Otra virtud de Rubalcaba: tener un discurso bien estructurado, interiorizado, aprendido, amén de su extraordinaria capacidad para exponerlo sin tener que leerlo, lo que aumentaba la convicción de sus palabras.

Yo creo que Alfredo Pérez Rubalcaba ha conseguido algo importante en el debate, que ha sido volver a conectar con el electorado de izquierdas, progresista, ese electorado desencantado, harto del gobierno Zapatero. Pero ¡ojo!, conectar no es convencer, porque el quid de la cuestión es que aunque la letra y la música de Pérez Rubalcaba sea totalmente del gusto del electorado progresista otra cosa es si a estas alturas tiene suficiente credibilidad o no. Eso sí, Rubalcaba se comprometió definiendo claramente su programa, los pasos concretos que daría en caso de ser presidente. Creo que su intervención, sobre todo, sirvió para remover la conciencia de ese electorado que venía votando al PSOE. Claro que llama la atención de cómo es posible que el suyo sea un programa radicalmente distinto en materia económica al del gobierno Zapatero, del que él ha formado parte hasta hace unos meses. Dicho sea de paso, yo prefiero el programa de Rubalcaba al programa de Zapatero. Lo cierto es que en algún momento Rubalcaba logró desconcentrar a Mariano Rajoy. La cámara lo mostraba.

Eso sí, Mariano Rajoy mantuvo el tipo sin perder los papeles. Ofreció una imagen de político moderado, invitando a los votantes, a los suyos y a los que no lo son, a que le acompañen para lograr un cambio que saque a España de la crisis. No definió ninguna de las políticas que piensa hacer en caso de ser presidente, solo nos dejó unos cuantos enunciados de buenas intenciones, de manera que logró evitar despertar recelos en ese electorado de centro que es a la postre quien decide el color del Gobierno.

Rajoy hizo un alarde de sensatez, de político que puede llevar el timón sin provocar sobresaltos y, por lo tanto, en el que se puede confiar. En mi opinión, Mariano Rajoy cometió un error (no sé como se lo permitieron sus asesores de imagen) que fue leer sus intervenciones, porque eso restaba rotundidad y consistencia a sus palabras. Y es que si a estas alturas de su vida política no es capaz de enunciar qué piensa hacer si gobierna, sin necesidad de leerlo en un papel, es que mal anda.

Pero tampoco sería cierto decir que Rajoy perdió el debate. Yo creo que los suyos, sus votantes, se quedaron encantados, y que en el electorado centrista tampoco defraudó. Esto no significa que Rajoy ganara el debate, ni mucho menos, sobre todo porque no olvidemos que Rubalcaba entró como perdedor y según avanzaba el debate se fue creciendo y creciendo hasta, como decía antes, zarandear a ese electorado que está deshojando la margarita para decidir si vuelve a dar una oportunidad al PSOE o le da la espalda.

En mi opinión, Rubalcaba hizo un buen debate, un debate eficaz y que cumplió con creces todas las expectativas que podía desear. Lo que no sé es si eso se va a traducir en votos o sencillamente en parar la sangría de votos que le anuncian las encuestas.

¡Ah! y me parece una exageración el como se han vivido los prolegómenos del debate como si se tratara de un acontecimiento excepcional cuando es simplemente parte del ritual de la democracia. Como me parece un despilfarro que el montaje del debate haya costado más de medio millón de euros cuando TVE tiene platós excelentes, independientemente de que fuera la Académica de TV quien se encargara de la organización y puesta en escena del debate.

Yo resumiría diciendo que Rubalcaba entró como perdedor y salió con la cabeza alta y que Mariano Rajoy salió lo mismo que entró.



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Fermín Bocos - Sesión de control al gobierno Rajoy.
09.11.11 | 12:20. Archivado en Fermín Bocos


MADRID, 8 (OTR/PRESS)

Cerca de 11 millones de espectadores siguieron el debate entre Rubalcaba y Rajoy a través de la televisión. La medición no incluye a las personas que estuvieron pendientes del cara a cara entre los dos políticos siguiéndolo por la radio o en las redes sociales. En el anterior debate (Zapatero Vs Rajoy) fueron alrededor de 13 millones los telespectadores. ¿Qué nos indican estas cifras? En primer lugar, que la política interesa. Sea como reflejo de la crisis económica que padecemos, sea por obra de otro tipo de impulsos, lo cierto es que la gente no se desentiende de la cosa pública. En ese sentido, el debate habría cumplido uno de sus cometidos: hablar a la gente de los problemas que tiene, no de los líos en los que andan metidos los políticos.

De ahí que la intervención de Mariano Rajoy estuviera centrada en el paro, su origen, consecuencias -cinco millones de vidas angustiadas- y posibles formas de atajarlo caso de ganar el PP las elecciones, mientras que Alfredo Pérez Rubalcaba, antiguo miembro del Gobierno que no supo acertar con las medidas para enfrentar la descomunal caída del empleo, optara por atacar a su rival con preguntas más propias de un aspirante a gobernar que alguien que venía de ser vicepresidente y ministro. Por decirlo gráficamente: Rubalcaba debutó como líder de la futura oposición parlamentaria avanzando la que, si las encuestas no se equivocan al pronosticar una victoria amplia de los populares, serán las sesiones de control al Gobierno presidido por Mariano Rajoy.

En ese sentido, el debate fue muy ilustrativo porque, como digo, Rubalcaba dio por sentado que Rajoy sería el próximo inquilino de La Moncloa, situándose él, ya, en el papel de líder de la oposición parlamentaria. Oposición necesitada de un buen Grupo Parlamentario. Por eso se dirigió a su parroquia animándola a que el próximo día 20 no se quedara en casa, invitándola a que perdonaran los errores del Gobierno de un Rodríguez Zapatero a quien ni siquiera mencionó a lo largo de la hora y media que duró el debate.



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Homilía funeral sobre el socialismo español
08.11.11 | 12:50. Archivado en Roberto Malestar Rodríguez


Queridísimos hermanos, camaradas amantísimos, deudos todos del próximo difunto: jornada aciaga donde las haya, hic et nunc, nos encontramos hoy ante el cuerpo insepulto, trémulamente palpitante todavía, del socialismo español.

Qué decir, qué deciros a vosotros: Marías Antonias, Enrics y Margaritas, Pepes Bonos, Pepes Blancos, Peces-Barbas, fraternales Gabilondos, Chaconas y Pajines, camarados y camaradas; Bibianos todos de la high life parasitaria; heteróclita e incongruente carcoma del legado de nuestro santo laico —“ora pro nobis”— don Pablo Iglesias: cristianosocialistas, opusocialistas, republicanomonárquicos siempre del sol que más calienta (con Franco y sin él).

Os agradezco de veras que hayáis pensado en mi alocución al convocarme en tan infausta circunstancia. Mas para qué, ¿para qué me convocáis ahora, en la hora declinante de las postrimerías? ¿Qué deseáis, en rigor, escuchar de mí? ¿Acaso el como eco de vuestras patéticas consignas y reiteradas oquedades verbales? He de deciros, de ser así, que vuestra parroquia ha errado con el oficiante elegido.

Si todo moribundo merece el máximo respeto, no seré yo quien prive del suyo a este socialismo de casi cuerpo presente. Porque es un hecho cierto que el socialismo español, cuya originaria autenticidad ha venido siendo histórica y progresivamente expropiada por un atajo de estafadores de la vida pública causantes de gravísimos perjuicios patrimoniales a su propio pueblo mediante engaño y con ánimo de lucro, precisamente por ello, se bate hoy consigo mismo, a horcajadas de la vida y la muerte, postrado en la ultimidad de sus estertores. Tal que un sucedáneo del chocolate, un socialismo declinado en “socialdemocracia” —como no podía ser menos cuando, inexorable, la Historia misma le vapuleó las narices con su clase media— y que viviendo, entre otros cuentos, del cuento de un inexistente pasado ético precisa hoy de la bufonada extemporánea de pañuelos rojos e “Internacionales” —cánticos de beata rancia para enmascarar su obsceno, tantas veces endogámico, insultante y ya indisimulable señoritismo.

Hay muertos que mueren de pura ofensa. Y según la doctrina esparcida por Madame Necker en las jornadas precursoras de la Revolución Francesa, las palabras ofenden más que las acciones, el tono más que las palabras y el aire más que el tono, como lúcidamente recordaba el noventayochista Grandmontagne, en su sugestivo ensayo sobre «El cariño y el amor». Pues que precisamente de ello, y al margen de su exacerbado cariño por lo crematístico, de amor —auténtico amor social y por la patria, es decir, por los compatriotas que integran su cuerpo social— es de lo que, agónico, adolece nuestro socialismo; hoy, tan ex-obrero como español a beneficio de inventario: “socialismo” pura, dura y sangrantemente financiero: paradoxa paradoxorum, socialismo capitalista; “socialismo” donde no cabe otro progreso que el de los horteras nuevos ricos. ¡He ahí, amadísimos cofrades, bajo la pública periferia de los capullos, las espinas de la rosa!


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Desde Somines - BUSCANDO TAJO [Hambre y socialismo].
07.11.11 | 18:29. Archivado en Dámaso Mayarias


BUSCANDO TAJO

Hastiado de la nada y su ajetreo
deambulo por las calles cual despojo.
El cinturón se me escurre de flojo,
crujen las tripas, me viene un mareo.

Las luces del semáforo no veo.
¿Estará el disco en verde, estará en rojo?
Ante el dilema el movimiento escojo
roto por coche a mitad de paseo.

Cuán gritan los hermanos peatones
ante la vista de mi cuerpo yerto
sospechando, sin duda, que estoy muerto.
 
Mi cadáver soporta discusiones
con gélido desdén hacia el enjambre
que no intuye que estoy muerto de hambre.

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_________________
Dámaso Mayarias
✉ siarayam@gmail.com
☆ Suscripción gratuita
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El rincón del soneto - PATXI LÓPEZ.
07.11.11 | 17:00. Archivado en Salvador Freixedo


Revisando las dos legislaturas socialistas
.

PATXI LÓPEZ

Te oigo y siento que voy a vomitar.
Eres un resumen del socialismo:
toneladas de odio y de cinismo
que me causan tristeza y malestar.

A ti nada te importa el traicionar
a las mil víctimas del terrorismo
y tampoco te importa el pesimismo
que a tu gente le acabas de causar.

Aunque los batasunos a ti te hechicen
mil huérfanos y viudas te maldicen.
Muy poco te importa cuánto han sufrido;

los has engañado con mil entuertos;
canallescamente les has mentido,
y ahora traicionas a todos sus muertos.

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___________________
Por Salvador Freixedo
✉ freixedo@terra.es
☆ Suscripción gratuita
(7/11/2011)



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A la memoria de Laura Pollán y en defensa de las damas de blanco y su combate ejemplar.
07.11.11 | 12:26. Archivado en Miguel Cancio


José Martí (gran líder y referente cubano; 1853-1895): Los bárbaros que todo lo confían a la fuerza y a la violencia, nada construyen, porque sus simientes son de odio.

Escribo este escrito a la memoria de la ejemplar ciudadana cubana Laura Pollán y en defensa de las ejemplares Damas de Blanco cubanas y de su combate ejemplar, de todos los que luchan dentro y fuera de Cuba por la dignidad, libertad y democracia con garantías para todos los cubanos de dentro y fuera de Cuba, pues, al hacerlo, al arriesgar su tranquilidad, trabajo y salud, su vida y la de sus familiares, están luchando por la dignidad, libertad y justicia en la vida y el mundo.

Chejov de Tangarog (Rusia), Larico y Naina da Veiga-Vegadeo-La Vega (Asturias-España): Al luchar, de forma honrada, humilde, rigurosa y permanente (y, se cadra-si cuadra, a ser posible, sin olvidar el amor, el humor, la buena poesía, ironía y filosofía), por mi dignidad y libertad, la de los míos y de mi pueblo, lucho por la dignidad, la libertad de la vida y del mundo; y al luchar de la misma manera, mediante el juego limpio, por la dignidad y libertad de la vida y del mundo, lucho por la mejora, por el bien de mi pueblo, de mi patria chica y grande, de los míos y de mi.

Todos los cubanos de bien de dentro y fuera de Cuba, todos los ciudadanos de bien, todos los agentes, líderes, grupos, fuerzas sociales e instituciones del mundo que defienden la dignidad, la libertad y la justicia, los derechos humanos, democráticos y ciudadanos, la democracia con seguridad, garantías y principios, deberían rendirle homenaje a la ejemplar cubana y ciudadana del mundo Laura Pollán y deberían apoyar activamente, a todos los niveles, a Las Damas de Blanco, a todos los que en Cuba comunista (y otros países) luchan pacíficamente por la libertad, la dignidad y la democracia para Cuba y para otros países.

En consecuencia con este apoyo, los agentes, grupos, fuerzas, líderes e instituciones nacionales e internacionales, que dicen defender, que su obligación (esta obligación figura de forma preferente en las leyes nacionales e internacionales democráticas con seguridad y garantías, con principios) es defender la libertad, dignidad, justicia y democracia con principios, de juego limpio, los derechos humanos, democráticos y ciudadanos, deberían tomar, y cuanto antes, todas las medidas necesarias para hacer posible, con la mayor urgencia, la democracia con seguridad y garantías en Cuba y otros países.


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Carlos Carnicero - El PSOE en la subasta de emociones.
07.11.11 | 12:20. Archivado en Carlos Carnicero


MADRID, 06 (OTR/PRESS)

El pasado cotiza al alza en un universo en el que se ha intentado borrar hasta no dejar huella. Me refiero, naturalmente al PSOE. Diez años de duro intento de José Luis Rodríguez Zapatero y de los suyos (entre ellos, en primera línea Alfredo Pérez Rubalcaba) para terminar resucitando la pareja González-Guerra como salvavidas de Rubalcaba.

Nostalgia en Dos Hermanas de lo que fue y nunca jamás será. No me imagino al PP sacando a pasear a Manuel Fraga y a Jorge Verstryngge para salvar al PP.

Cada uno hace la campaña que puede. Y Rubalcaba ha elegido por subastar emociones solo porque no tiene crédito para proponer lo contrario de lo que ha hecho desde el Gobierno. Esconder a ZP, prometer lo imposible y jugar a tope con la emotividad de los militantes del partido que fundó Pablo Iglesias.

Este ejercicio es para tratar de no bajar en escaños por debajo del umbral de la flotación política. Me parece bien, es lo que corresponde, pero yo ya no compro más veces una mercancía tan averiada.

Pienso que España necesita un socialismo fuerte, socialdemócrata, responsable y comprometido con la justicia social. Y esa ensoñación ya se ha volatizado. No se reinventan las realidades con sueños del pasado sino con proyectos de futuro. Y si lo que tiene que enseñar Rubalcaba es a Felipe y a Guerra tendrá que aguantar la consecuencia de que en su equipo no tiene nada que sirva para el escaparate. Primera vez en la historia que el secretario general del un partido recibe la orden de meterse en la buhardilla y además de no hacer ruido.

Para mí que es más útil empezar a pensar en la reconstrucción y regeneración del socialismo a partir de un inmenso ERE que se aplique a todos los que le han dicho amén a Zapatero durante once años.

http://blogs.periodistadigital.com/opinion.php/

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