viernes 18 de noviembre de 2011
¿La actual crisis está programada por el N.O.M?
Ernesto Ladrón de Guevara
E VIDENTEMENTE hay indicios probados de que se está produciendo una inducción de la crisis desde el fenómeno de la globalización que ha alejado a los ciudadanos de los centros de control. Sin duda.
La disolución de las soberanías nacionales es ya un hecho probado. Ahora los gobiernos nacionales no regulan los procesos económicos, sino los poderes transnacionales como el BCE, el BM y el FMI, y quienes, sobre todo, están tras ellos (Bildeberg…) en las decisiones estratégicas. Incluso, no cabe duda, de que tras las agencias de calificación que provocan los diferenciales de deuda hay intereses no aclarados, induciendo ánimos y procesos que están más en la órbita psicológica que en la real, pero que provocan colapsos en la economía, como la que actualmente padecemos.
Analizar lo que hay tras esas intenciones y desarrollos de estrategias da para un libro y habría que desvelar lo que realmente hay detrás. Evidentemente así se produce un abaratamiento de activos, que son adquiridos por esos poderes. Lo vemos, por ejemplo con la adquisición por Morgan Stanley de activos tóxicos del Banco Santander a precio impensable hace poco tiempo. Etc.
Está claro que como efecto de este tipo de cosas hay una acumulación de capital y de riqueza en unas pocas manos, mientras que se nos empobrece y en muchos casos arruina. Somos, para esa gente que acuerda esas estrategias, meros números demográficos, sin valor personal. Se destrozan muchas vidas mientras los flujos económicos convergen en unos pocos focos de concentración económica. Activos bancarios que han sido desahuciados, dejando a gente en la calle, pasan así –paradojas de la vida- a los mismos que generaron en origen la crisis. Cosas curiosas que dan para pensar.
En la crisis de España, sin duda, hay elementos intrínsecos como son la deuda desmedida, un desmantelamiento del sector productivo para beneficiar al eje franco-alemán, capitaneado por los socialistas (F.González, Solves…) en la fase de reestructuración industrial de los años ochenta, los acuerdos de la PAC para el sector primario, siempre desfavorables para la producción agraria española, los acuerdos de pesca, siempre dañina para los pescadores españoles, etc. Y también un balance comercial negativo, un déficit público brutal, un sistema fiscal expropiatorio para financiar gastos en gran parte prescindibles, una gestión presupuestaria demencial, una estructura territorial e institucional con duplicación competencial que generan un déficit estructural creciente, etc. Es decir, hay factores que se han de corregir para desarrollar una gestión acorde con nuestras posibilidades y hacer una reestructuración del Estado cambiando de modelo político. Podemos achacar los problemas españoles a factores exógenos y quedarnos tan anchos, sin poner nada de nuestra parte para cambiar las causas propias que generan el agujero. O se hacen reformas estructurales o no hay nada que hacer.
Europa es un fraude desde su configuración genuina. No hay Europa económica ni social. Para que hubiera una estructura sostenible y consistente, que impidiera los problemas que hoy sufrimos, debería haber una estructura política confederal con un gobierno europeo con poderes, un sistema fiscal homogéneo… Ello implicaría un banco con capacidad para emitir eurobonos que financiara los problemas de los estados miembros, al tiempo que se establecieran criterios homogéneos en materia fiscal y financiera y se impidieran desviaciones en los parámetros económicos comunes. Para hacerlo no cabe otra alternativa que un poder centralizado y regulatorio de las políticas comunes. La supuesta homogenización económica y social, para una ciudadanía europea ha sido otro fraude y un mero eslogan sin eficacia práctica.
Se me puede decir que este análisis de necesidades es contradictorio con una crítica a los procesos y fenómenos que suceden en la globalización económica que aleja el poder de influencia de los ciudadanos sobre las decisiones que afectan a sus vidas, y es cierto. Pero lo contrario supone volver a los estados nacionales, a los aranceles y monedas propias y a las autarquías del sálvese el que pueda, y en el actual estado de las cosas eso supondría multiplicar por los problemas hasta el infinito.
Sin duda es un dilema, pero en el estado actual de las cosas no hay soluciones intermedias. O se va hacia un modelo o se va hacia otro. Lo que hay que hacer, bajo todo punto de vista, es unificar acciones para enfrentarse abiertamente contra quienes conspiran para convertirnos en títeres y clones, vaciando nuestra autonomía como ciudadanos. Y ello exige organización en lobbys que resistan y denuncien las maniobras de esos poderes ocultos. Pero eso no impide acometer con realismo los fenómenos que nos asfixian.
http://www.vistazoalaprensa.com/firmas_art.asp?id=6298
viernes, noviembre 18, 2011
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