lunes, noviembre 07, 2011

Villacañas, Apuntaciones sobre Franco, la monarquía y el juanista Ansón y sus semejantes

Apuntaciones sobre Franco, la monarquía y el juanista Ansón y sus semejantes
Antonio Castro Villacañas

1 . Sobre la "guerra incivil" y otras majaderías de Luis María Ansón.

No puedo ni quiero ocultar o disimular la distinta consideración que me merecen Stanley G. Payne y el diector de "El Cultural". El primero es un notable historiador; el segundo, un periodista especializado en tergiversar la realidad para contarla a sus lectores de la forma que más y mejor conviene a su partidismo borbónico. Con el primero se puede coincidir o discrepar en sus afirmaciones, pero sería absurdo negarle su altura intelectual, la categoría de sus investigaciones y su esfuerzo por parecer ser objetivo e imparcial. Del segundo únicamente se puede estimar una cierta calidad literaria en algunos de sus escritos, pues en otros -los que de modo total o incidental se refieren a la guerra civil española de 1936-1939 y al gobierno del general Franco- lo que más resalta es su apasionada parcialidad y su odio.

Payne ha publicado hace poco en España un libro interesante, "La Europa revolucionaria", en el que estudia la revolución y la guerra civil como formas de conflicto y repasa en la Europa del siglo XX los casos más agudos de enfrentamientos entre compatriotas: Rusia, España, Yugoslavia , Grecia, señala con su parcial perspicacia Ansón, que por su cuenta y conveniencia oculta Francia, Italia, Polonia... Tal vez no se haya cerrado todavía este tan estremecedor capítulo de la historia de nuestro viejo continente, pero por lo pronto Ansón se apresura a sacar del libro de Payne deducciones que favorecen su particular visión política: "De la contienda civil en Rusia surgió la dictadura comunista que se prolongó durante sesenta años. La guerra incivil española encumbró el fascismo en nuestro país, que luego, tras la victoria aliada en 1945, derivó hacia una espesa dictadura militar. España fue un país ocupado por su propio Ejército durante cuatro décadas", ha escrito Ansón en su "Cultural" del pasado 22-7-2011...

Puntualicemos.

1º. La guerra civil no es un fenómeno surgido en Europa al principio del siglo XX. Por desgracia, es un hecho histórico que se ha dado en todos los tiempos y en todos los lugares -simbólicamente así lo enseña la Biblia en el episodio que protagonizan Caín y Abel- lo que nos lleva a pensar que parece posible vuelva a producirse en cualquier lugar en cualquier momento, por lo que que también resulta indudable que una de las principales obligaciones de los humanos, sino es la primaria, radica en hacerla inviable mediante una adecuada política de convivencia en cada una de las células sociales -desde la familia a la humanidad entera- que conforman la vida de cada persona.

2º. La dictadura comunista rusa no surgió de la guerra civil que se produjo en aquel país tras perder la guerra europea declarada en 1914. Antes de que esta empezara ya existían en Europa y Rusia el comunismo, los comunistas, las personas y las cosas -por ejemplo, un sistema político y socioeconómico injusto o defectuoso- que incitaron y luego favorecieron el comienzo de aquella guerra civil y alentaron sus consecuencias en Rusia y fuera de ella.

3º. La guerra que hicimos y padecimos los españoles en los años 1936-1939 no fue ni más incivil ni menos civil que cualquiera de las sufridas en nuestro país, en la edad moderna, desde que en él se instaló la familia Borbón y comenzó a gobernarlo, y de modo especial por las habidas en el siglo XIX a causa del indeseable Fernando VII.

4º. La incivil guerra del 36 fue promovida por muy diversas causas, entre las que el fascismo -fenómeno italiano luego universal- no fue ni la principal ni la primera. Sin entrar en el análisis de todas ellas, ni en el de las a mi juicio fundamentales, conviene recordar que tras la pacífica implantación en 1931 de la II República Española fue la minoría monárquica quien en 1932 utilizó las armas para cambiar el rumbo de nuestra historia, sin lograr su intento por la falta de apoyo de la práctica totalidad del Ejército y del pueblo. En aquel momento no existía en España ninguna muestra viva de fascismo.

5º. En la gestación, la iniciación y los primeros pasos de la guerra 1936-1939 tuvieron mucha más participación -porque tenían mucho más dinero e influencia económica- las minoritarias y decadentes fuerzas monárquicas que las incipientes y crecientes fuerzas políticas que Ansón y sus semejantes pretenden hacer pasar por fascistas desde que el fascismo fué derrotado en la II Guerra Mundial. Alfonso XIII, que vivía en la Roma fascista de Mussolini desde 1931, fue quien puso en contacto a sus partidarios con las fuerzas italianas políticas y económicas capaces de ayudar por los medios más adecuados a las fuerzas españolas dispuestas a sublevarse contra la II República. Monárquicos fueron quienes pusieron a disposición del general Sanjurjo el avión que habría de llevarle a tomar el mando de los sublevados. Monárquicos destacados fueron también quienes pusieron a disposición del general Franco el avión encargado de llevarle desde Canarias, una vez que esta región se hubiera sublevado, al también ya alzado Marruecos español... Sin embargo, en lo que se refiere a participación popular en el Alzamiento, fueron muy escasas, muy minoritarias, las fuerzas que llevaban en su bandera y su ideario la restauración de la monarquía derribada el 14 de abril. Las únicas fuerzas monárquicas que tenían y movilizaron miles y miles de españoles fueron los requetés, partidarios de una monarquía muy distinta de la representada por Alfonso XIII y que encandila al señor Ansón. Pese a ello, la inmensa mayoría del pueblo sublevado o luego incorporado a la sublevación no era ni nunca fue monárquico si por ello se entiende el pretender la vuelta a España de Alfonso XIII y su familia en los puestos que perdieron en 1931. Lo que deseaba esa mayoría era una república nueva, distinta a la causante de la sublevación; una nueva república, popular y social. Gracias a pretender esa nueva república pudieron ganar "los nacionales" tan tremenda guerra civil.

6º. La guerra española 1936-1939 fue -como todas las civiles- una gran tragedia, pero también tuvo mucho de positivo. Entre otras cosas
significó -para lo bueno y para lo malo- el darle al pueblo español un papel mucho más ilusionante, activo y responsable en orden a la gobernación del país que el de simple echador de cartas en esas ruletas que son las urnas electorales. También fue ejemplar el ánimo de servicio y sacrificio existente en el ámbito de las dos zonas combatientes, que fue creciendo en eficacia y amplitud en la nacional y por lógica minorizándose en la roja. En ambas se dieron también notables diferencias en lo que se refiere al orden público y la destrucción de bienes culturales, pues en la "franquista" no existieron ni las checas, ni las matanzas, ni los incendios y destrucciones que hasta el último momento tuvieron lugar en la "republicana marxista".

7º. La familia Borbón participó de modo activo y amplio a favor del general Franco desde que los generales sublevados le eligieron en
octubre de 1936 como mando supremo de las fuerzas militares y civiles participantes en su alzamiento. Buena y significativa prueba de ello es que el infante don Juan quiso formar parte de la tripulación del crucero "Baleares", en su condición de marino de guerra, cuando dicha nave comenzó a navegar. Hay otros casos notorios, entre ellos algunos heroicos. Don Juan -y Alfonso XIII- agradecieron a Franco que no aceptara esa voluntaria oferta de servicio, sobre todo por el argumento utilizado para rechazarla: el Generalísimo decía en su carta que don Juan debía reservarse para ejercer las altas funciones que algún día le correspondería desempeñar. Franco demostró desde el principio de la guerra y a lo largo de ella sus convicciones monárquícas y su respeto y consideración por la familia Borbón. Ello hizo creer a esta y a sus partidarios que Alfonso XIII recuperaría el trono abandonado en 1931 inmediatamente después de que la guerra se ganara. Como no fue así, debido fundamentalmente a dos motivos, uno exterior -la tensión internacional que derivó muy pronto en la II Guerra Mundial- y otro interior -la escasísima adhesión popular a la restauración de la Corona- los monárquicos comenzaron a dejar de ser franquistas y a buscar procedimientos para sustituir a Franco directamente por su Rey. Entre esos procedimientos estuvieron los pactos concertados con Inglaterra y Alemania -como es lógico, en distintas fechas y con diferentes protagonistas- para asegurar la ayuda española a esas naciones en la guerra que estaban disputando, siempre y cuando previamente hubieran instalado en el trono a quien ellos nombraban Juan III. Todos ellos fracasaron, razón por la cual los "juanistas" siguieron siendo oficialmente franquistas hasta la victoria aliada en 1945. Ese fue el momento en que el conde de Barcelona, aconsejado por sus más sectarios seguidores, requirió públicamente a Franco para que abandonara el Poder y se lo entregara a él con objeto de que pudiera reinar en España con un gobierno patrocinado por Inglaterra y constituído por Indalecio Prieto y José María Gil Robles, jefes respectivos de sendas facciones socialistas y democristianas. La proclama de don Juan no fue atendida ni por Franco ni por la práctica totalidad del pueblo español, lo que trajo consigo una mayor demora en la posible restauración monárquica prevista por el Generalísimo y el notorio enfriamiento de las cordiales relaciones que hasta entonces mantenían el pretendiente al Trono y el Jefe del Estado Español.

8º. El fracaso de esta pretensión juanista hizo, según Ansón y sus semejantes, que el régimen de Franco "derivase hacia una espesa dictadura militar" y que "España fuese un país ocupado por su propio Ejército durante cuatro décadas", afirmaciones que por su falsedad no comparte ningún historiador serio o analista jurídico-político sensato, pero que de ser ciertas no explican ni mucho menos justifican el que durante las tres -no cuatro- décadas siguientes el pretendiente aceptara el trato de favor que le dispensaron en todos esos años cada uno de los sucesivos gobiernos "franquistas" respecto a las semiregias vivienda y minicorte mantenidas por don Juan en Estoril a lo largo del tiempo, que entregara a Franco la educación y custodia de su hijo Juan Carlos, o que este aceptara el gozar de los privilegios que tuvo durante sus estudios de bachillerato, semiuniversitarios y militares, culminados con el de ser nombrado sucesor de Franco a título de Rey cuando aquél muriese o no pudiera ejercer la Jefatura del Estado, eso sí, tras jurar dos veces de modo público y solemne que llegado ese momento y durante su reinado mantendría los principios fundamentales del Movimiento y el Estado fundados por Franco.

9º. Termino ya. Estas apuntaciones han salido demasiado largas. Es una injuria de los juanistas ansonistas para todos los españoles en general, y muy particularmente para los tres Ejércitos, el pensar y decir que durante cuatro décadas España estuvo gobernada por "una espesa dictadura militar" y "fuera un país ocupado por su propio Ejército". Eso es mentira. Verdad es en cambio que el Ejército español actual es el único de todo el mundo y de toda la historia que ha perdido una guerra -tras ganarla con heroísmo, sacrificio y esfuerzo- por seguir con lealtad las órdenes y las instrucciones de su Mando.

http://www.vistazoalaprensa.com/firmas_art.asp?id=6284

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