lunes, noviembre 07, 2011

Magdalena del Amo, El show del debate Rajoy-Rubalcaba

El show del debate Rajoy-Rubalcaba.

06.11.11
Magdalena del Amo

Tengo miedo. Vivimos inmersos en la era audiovisual, pendientes de las ráfagas y los gestos que producen los píxeles, esos cuadritos que en las distancias cortas no son nada. Vivimos inmersos en la nada, en la superficialidad más absoluta, si me permiten la expresión. Y eso, hoy, sobre todo hoy, me causa cierta sensación de miedo y pesadumbre. Y no es porque hoy me duela la cabeza, o llueva o porque el domingo esté a punto de llevarse las últimas horas. Es por esta especie de locura desenfrenada que impregna los medios de comunicación: el debate tan publicitado y esperado entre Rajoy-Rubalcaba, planteado como una velada excepcional entre dos púgiles. Algunas cadenas emitirán el combate, perdón el debate, en directo. Más de 100 personas participan en la preparación del espacio y hay unos 300 periodistas acreditados. Qué duda cabe que periodísticamente es un tema de primera en el que toman protagonismo además el presentador, el realizador, el diseñador del plató y el gasto de medio millón de euros, que no es ninguna fruslería en una etapa de recortes y apretadas de cinturón.

El espacio prevé un share de más del 50 por ciento; los candidatos podrán interrumpirse, no habrá preguntas de periodistas ni antes ni después; luego vendrá la coda y los diferentes análisis y opiniones, extensibles en esta ocasión a las redes sociales. Los periodistas de los diferentes medios analizaremos los trajes, las corbatas, los relojes, las miradas, los escorzos, y todo cuanto subliminalmente haya podido influir en la mente del telespectador. ¿Quién ganó? será otra de las preguntas para derroche de las redes sociales, y seguro que por el ciberespacio correrán algunos “trending topic”. La situación, si nos dejamos de florituras y hacemos un análisis desde lo profundo, no puede ser más frívola y desoladora. Y lo es porque lo importante no es el contenido de las palabras sino el conjunto, la puesta en escena. Lo importante no es lo que es, sino lo que parece. Lo importante no es la racionalidad del telespectador, sino la sinergia o capacidad de seducción del panelista, debido la mayor parte de las veces a imponderables o a cierta subliminalidad prevista y programada para cautivar a los denominados públicos flotantes. Y aun admitiendo que estos tiempos nada tienen que ver con los de Hitler y Mussolini, y la tecnología del mercado tiene ciertas reglas que hay que asumir, no deja de ser un escenario triste. Porque es la ratificación viva de la ausencia de lo importante.

Todos conocemos el programa del Partido Socialista. El de siempre pero peor. Seguir con el proyecto de ingeniería social, ley de muerte digna al canto, aborto a petición, abolir el derecho a la objeción de conciencia, mujeres en los consejos de administración, controlar los medios de comunicación —véase lo que tienen preparado para regular prensa y TV— subir los impuestos a los ricos para poder contratar con fondos públicos, seguir fomentando la división entre españoles, la persecución a la Iglesia, aprobado general para todos, botellódromos y preservativos gratis para los jóvenes. Esto sin hablar del manipuleo de jueces, fiscales, guardias civiles y policías en su provecho. Conclusión: sabemos que el programa de Rubalcaba es un crisol con lo peor de los socialistas a lo largo de los tiempos, representado hoy en Felipe González, Alfonso Guerra y todas las viejas glorias resucitadas de la crionización, aglutinadas por Rubalcaba, como Dios manda, y por Blanco el del caso que lleva su nombre, el de la gasolinera de Guitiriz.

También conocemos el programa del Partido Popular. Varias medidas para generar empleo: una ley de emprendedores, reforma fiscal para beneficiar a pymes y autónomos, derogación de la ley del aborto, reforma de los sistemas judicial y educativo, gobernar para todos, pactos de Estado o no negociar con ETA. Pero el PP cuenta además con un aditivo importante que se sustancia en una palabra clave: CONFIANZA. Esto unido a lo anterior, ha ido creando la distancia de 15 puntos entre ambos partidos.

Rajoy no tiene nada que ganar con el debate. Haciendo un símil con el mus, a Rubalcaba sólo le queda la jugada del órdago a todo. En paso, ganaría “la chica”, pero no lleva pares ni juego. Rajoy lleva “la real” y es mano. Sólo podría perder queriendo el órdago a chica de Rubalcaba, cosa impensable. ¿Qué se espera entonces en este debate? Sólo la puesta en escena. Lo que ocurra en un momento. Y, créanme, no estamos para teatritos, ni exhibicionismos fútiles. No estamos para bromas ni para juegos. España se encuentra en una situación política, económica y moral sin precedentes en nuestra joven democracia. España no se puede permitir un gobierno socialista.

Como periodista, siento deseos de no entrar en lo intrascendente de las corbatas y demás temas superficiales, y de comentar si ganó uno u otro. Pero no me quedará más remedio que abordar incluso lo más frívolo, sabiendo, eso sí, que estoy cayendo en lo que denuesto. ¿Recuerdan el famoso debate Solbes-Pizarro? ¿Quién gano en aquella ocasión? Se dijo desde la parte socialista, que Solbes con un sólo ojo, pero lo cierto es que perdimos todos los españoles, especialmente los cinco millones de parados.

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Por Magdalena del Amo
Periodista y escritora
Directora de Ourense siglo XXI
Directora y presentadora de La Bitácora, de Popular TV
www.magdalenadelamo.com
✉ periodista@magdalenadelamo.com
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(6/11/2011)

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