lunes, noviembre 07, 2011

Honorio Feito, Un pais de pillos

lunes 7 de noviembre de 2011

Un país de pillos

Honorio Feito

E STE es un país de pillos. De pillos y de víctimas. Los primeros hacen y presumen de ello y las segundas se enfurecen pero pagan ( a su manera) y se joden. Y a esto hemos llegado. Comienza a ser práctica habitual que muchas grandes – y no tan grandes- compañías incluyan partidas sin fundamento en sus facturas, incrementando el importe total en unos cuantos euros sin que el titular de la misma advierta la desfachatez. Imagínense cuando los titulares de la cuenta que soporta el pago son personas mayores o, incluso, cuando quienes deberían comprobar la cuenta de su Banco, y los pagos que se efectúan desde la misma, lo toman como un trabajo áspero y pesado fijándose únicamente en el importe total sin más. Y es mal asunto que las grandes –y no tan grandes- compañías facturen sin fundamento porque crean inseguridad y desamparo entre sus clientes. Probablemente las que peor concepto han generado son las compañías de telefonía móvil.

Las multas de tráfico, especialmente en las grandes ciudades como Madrid, son más que un castigo por una infracción, un ejercicio de desafío porque están exentas de transparencia. En la mayor parte de las ocasiones, a ver quien es el que puede recordar lo que hizo hace un mes y diecisiete días, a una hora concreta, con su minuto y todo, y en un lugar de habitual concurrencia… El Ayuntamiento (el de Madrid, por eso va con mayúscula), y algunas otras organizaciones públicas también crean desconfianza entre los españoles. En las democracias de verdad, el ciudadano puede y debe defenderse contra los abusos del Estado.

Vivimos en un estado de inquietud permanente donde únicamente sobrevive el que vende, aunque sea humo, sin que en su práctica se observe código alguno o reglamento capaz de poner límites al concepto. El afán por vender ha llevado a eliminar, de nuestra convivencia, un valor tan respetable como el de la fidelidad. El mundo de hoy obliga a las personas a la infidelidad. El Banco, el comercio, la compañía de Seguros, la de la telefonía móvil, la gran superficie… todos y todo son del último que llega. Y en ese caldo de cultivo se cría y se desarrolla el pillo. Me inquieta que, de seguir así, las personas honestas se conviertan también en pillos, aunque sólo sea por el afán de sobrevivir.

http://www.vistazoalaprensa.com/firmas_art.asp?id=6285

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Hola, soy el autor del artículo, solo que no tengo una cuenta en blogger para dejar firmado este comentario. En todo caso, muchas gracias por citarme, y si tenéis algún comentario que hacer sobre el mismo o sobre la situación, os leeré encantado. El tema es muy serio.

Murcielago dijo...

Seria un placer añadirle a mi cuenta del blog, solo tiene que mandarme su correo y le añadiré saludos y gracias por dejarme subir sus articulos a mi blog