martes, diciembre 02, 2008

Carlos Luis Rodriguez, Atlantic Highway

CARLOS LUIS RODRÍGUEZ
a bordo

Atlantic Highway

En relación con la otra gran batalla perdida, hay datos que obligan a decir que esta derrota ha sido peor. En torno a Fenosa se produjo al menos una lucha, inspirada por el presidente y el vicepresidente, y en la que midieron sus fuerzas las tropas de élite del capitalismo gallego. Aunque lo importante fuese ganar y no sólo participar, de todo aquello quedó la satisfacción de haber competido en la final.

En la pugna por la autopista, ni siquiera se sale a calentar. El poder autonómico está al margen de la operación y reacciona con estupefacción e impotencia ante la llegada del amigo americano. Los poderes financieros y empresariales ni siquiera hacen ademán de participar en la pugna por una infraestructura que define nuestro desarrollo. El fiasco es de mayor envergadura.

Y la amargura aumenta al analizar el negocio, para darnos cuenta de que sus protagonistas pertenecen a un capitalismo trucado que juega con reglas diferentes a las nuestras. ¿Qué es Citigroup sino un emporio que recibe del Gobierno estadounidense 16.000 millones de euros, parte de los cuales se destinará a comprar Itínere?

¿Y quién es Luis del Rivero, sino el empresario agraciado por la privatización de las autopistas que hace el PP, y favorecido después por el PSOE para entrar en el BBVA y Repsol? Ni el vendedor de la joya gallega ni el comprador encajan en las reglas que aquí seguimos respetando. Mientras unos siguen la senda de un capitalismo ingenuo dónde cualquier intervención pública es pecaminosa, Citigroup y Del Rivero ganan sus batallas gracias al apoyo arbitral.

Lo que enoja de la transacción no es que la sede de la autopista nuestra de cada día vaya a estar en Nueva York. No es bueno que los centros de decisión se alejen tanto, ni que cimientos básicos de la autonomía sean una pequeña pieza en un descomunal grupo empresarial, pero eso forma parte del juego que también permite que Pescanova tenga bases africanas; Calvo, factorías en El Salvador; e Inditex, tiendas en USA.

No; lo irritante es que la compra se haga con cobertura pública. Antes de que Washington le echara una mano (la mano "visible" no prevista por Adam Smith), Citigroup estaba al borde del desastre y no hubiera sido capaz de adquirir una de las casetas del peaje. Convenientemente dopada por el Tesoro, se hace con todo, gracias a la debilidad de un empresario del ladrillo mimado por varios gobiernos españoles.

Gobiernos que no supieron o quisieron proteger en los momentos fundamentales una autopista que es más que una autopista. Ni cuando se privatiza, ni cuando se prolonga la concesión, ni cuando se le permite a Sacyr remolonear con la ampliación, ni ahora que entra el Séptimo de Caballería. Se actúa en Endesa para defender los intereses político-empresariales de La Caixa, pero se deja la columna vertebral de Galicia a merced de un mercado distorsionado.

Sin embargo, no sería adecuado olvidarse de las responsabilidades que atañen al capitalismo autóctono. En los últimos años ha ido creciendo, logrando importantes plusvalías y haciendo concebir esperanzas de que podía actuar como un equipo en operaciones como ésta, en las que se puede combinar bien lucro y patriotismo.

Por el momento esa expectativa se frustra. Las cajas se obstinan en ver la fusión como algo indeseable, y el top de empresarios prefiere ser solista. Resultado de todo ello es que se escapa Fenosa, y se pierde una autopista, que sigue siendo del Atlántico aunque de la otra orilla.

http://www.elcorreogallego.es/index.php?idMenu=13&idEdicion=1085&idNoticiaOpinion=371276

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