martes, abril 01, 2008

Valentin Puig, De Paracuellos al Grupo Mixto

martes 1 de abrill de 2008
De Paracuellos al Grupo Mixto

POR VALENTÍ PUIG
LA patada de los electores de la izquierda arcaica al PP en parte acabó en las posaderas de IU. Le llaman voto útil y tuvo, en este caso, la utilidad de mantener a Zapatero en el poder y de descabalgar a Gaspar Llamazares. Con dos escaños, IU intenta formar un «grupo técnico» con ERC, aunque la suma de ambas formaciones demediadas no alcanza al 5 por ciento preceptivo para tener retén parlamentario. El choque de casuísticas reglamentistas será notable porque para el PSOE la existencia de ese grupo técnico favorece de forma determinante su estrategia de voto en Comisión. Para qué hablar de los fondos a que se tienen derecho en caso de formar grupo. Nafarroa Bai flota en tesis contrapuestas.
A la espera de tener algo más que la fracción de discurso parlamentario que corresponde a los miembros del Grupo Mixto, IU queda en manos de una gestora y en plena temporada de reproches, arrepentimientos, personajes críticos que resucitan como Lázaro, tentaciones de trasvase al PSOE y la conocida crítica a una ley electoral que, con casi un millón de votos, deja a los eco-comunistas en sólo dos escaños. Lo cierto es que, con la misma ley electoral, los comunistas habían obtenido resultados mucho más favorables. Entre tanto llanto y crujir de dientes, es comprensible que a IU se le olvide preguntarse si tiene algo que hacer en este principio de siglo. Ahora mismo importa más estar que tener razón de ser.
Recién legalizado, el PCE obtiene diecinueve escaños en 1977, con La Pasionaria y Rafael Alberti. Aspiraban a más. Son veintitrés escaños en 1979 y pasan a cuatro en 1982. A los cuatro años, con el empuje de la campaña anti-OTAN, la formación de IU con Gerardo Iglesias como espolón de proa llega a los siete escaños. Con Julio Anguita, un ser pedagógico y providencialista, IU obtiene diecisiete escaños en 1989, uno más en 1993 y veintiuno en 1996, cuando Aznar llega al poder. En las siguientes elecciones generales, el pacto preelectoral del PSOE de Almunia y la IU de Frutos da la mayoría absoluta al PP. IU bajaba a ocho escaños. Aparece entonces Llamazares. En 2004, suma sus tres escaños a los dos de IC-Verds. La crisis en la VIII Asamblea Federal era ineluctable. Con dos escaños, Llamazares anuncia su retirada en la noche del 9-M. Algo concluye en la historia de aquel PCE que estuvo tan activo en la iniquidad de Paracuellos del Jarama, abrió las puertas de la guerra civil a Stalin y en los años del franquismo tanto luchó por el comunismo y tan poco por la democracia o la libertad. Aunque parezca paradójico, uno de los grandes méritos de Adolfo Suárez fue legalizar el partido de Santiago Carrillo a la muerte de Franco. Uno de los pocos méritos de Mitterrand fue incorporar comunistas al gobierno de Francia para luego negarles oxígeno.
Ahora, a toro pasado, Llamazares -transfigurado por lo que llama «tsumani» bipartidista- reconoce que fue un error dar su apoyo a las alcaldías de ANV. Llama a eso «decisión desafortunada». Es duro tener que subir tantos peldaños para sentarse en el Grupo Mixto y dejarse mecer por los mitos anticapitalistas. En Cataluña, los socios de IU al menos están en el tripartito, liderados por Joan Saura, consejero de Interior y una de las nulidades políticas más ilustrativas de nuestro tiempo. Estos días anda con lo del trasvase del Segre y con la ley reguladora de la apertura de fosas comunes. Rosa Aguilar, alcaldesa de Córdoba, deshoja la margarita -en sentido italiano- y exculpa a Llamazares. El programa es de sesión continua. Rosa Aguilar habla de «fase terminal» de IU.
Al fallecer hace unos días Arthur Clarke, se recordaba su comentario sobre los ovnis: «No nos explican nada sobre la inteligencia en cualquier otro lugar del universo, pero dan fe de lo escasa que es la inteligencia en la Tierra». ¿Puede lo que queda de IU ser alternativa de algo? Incluso los movimientos antiglobalización están perdiendo aliento. No existe un espacio político radicalmente anticapitalista que pueda articularse como ejercicio democrático. Ahí ya operan los nuevos populismos. Queda la tesis de la democracia directa, que es la antítesis de la democracia representativa. Para eso no hace falta ni «grupo técnico».
vpuig@abc.es

http://www.abc.es/20080401/opinion-firmas/paracuellos-grupo-mixto_200804010255.html

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