viernes 18 de abril de 2008
Del Jubileo al Bassi Leo
Miguel Ángel Loma
E L año pasado se paseó por algunas localidades de Sevilla, con su subvencionado espectáculo «La Revelación», el supuesto cómico italiano Leo Bassi, un sujeto que saltó a la fama en las Crónicas Marcianas del avispado manipulador mediático Javier Sardá. Aunque Bassi vende que su obrita va contra la intolerancia de las religiones monoteístas, etc., etc., su manifiesta finalidad es intentar mofarse de la religión cristiana, del catolicismo, del Papa y de la Iglesia que, como es sabido, constituye hoy en España una actividad de tan alto riesgo y suprema valentía, que requiere la colaboración de lo más florido de la intelectualidad foránea, como es el caso de Bassi. Jugándola como se la juegan en sus burlas contra el catolicismo, se comprende que guarden un respeto exquisito hacia los musulmanes... La mínima oposición que este domesticado leoncete de colmillo subvencionado encontró a su espectáculo el pasado año, hizo que algunas de sus acordadas representaciones fueran suspendidas, como sucedió con la que iba a tener lugar en Utrera. Pero aunque el león se mostró en un principio bastante enfurecido con la suspensión, enseguida fue amansado por la música que le suministró el alcalde andalucista de la localidad, Francisco Jiménez, al asegurarle (según manifestó Bassi posteriormente) que su espectáculo se llevaría finalmente a cabo, pero más adelante; y que se vio obligado a cancelarlo fue por la presión recibida de «grupos ultracatólicos». (La terrible presión a la que se refería el alcalde, no era otra que la recepción en su correo electrónico de un envío masivo de cartas de denuncia por quienes considerábamos que el dinero público está para fines más útiles que subvencionar a quien ofende nuestras creencias; pero eso de recibir quejas a través de Internet debe ser algo insufrible para un político; pobrecito). En cualquier caso, garantizado su espectaculito para más tarde, Bassi dio por buena la excusa; que no está reñido gozar de un alma fiera y rebelde como la suya, con los comprensivos lametones a la mano que te subvenciona. Pero el auténtico trasfondo de aquella suspensión es algo más compleja, o más simple, según se mire... La obrita de Bassi coincidía con las Elecciones Municipales del 2007 y, sobre todo, con el Año Jubilar decretado por celebrarse el quinto centenario de la llegada de la imagen de Nuestra Señora de Consolación (Patrona de la ciudad) a Utrera. Dicho Jubileo llenó la ciudad de grandes actos cívicos y religiosos en honor de la Patrona, y ocioso es señalar que, en todos ellos, se contó con la muy activa presencia del señor alcalde. Y como lo de Bassi había provocado algo de revuelo, el alcalde debió de considerar que quedaba un poco feo estar participando muy pomposamente en los actos en honor de la Virgen, a la vez que subvencionaba un espectáculo que se burlaba manifiestamente de lo que ésta representa; con el posible perjuicio que tan incoherente actitud podría causarle ante las urnas. Pues bien, pasadas ya las Elecciones y reelegido el andalucista alcalde Jiménez, ahora se anuncia de nuevo el espectáculo del bufón italiano en Utrera; que si ayer tocó el Jubileo, hoy toca el Bassi Leo, y que viva el mamoneo que «Tó es bueno p'al convento», como decía el fraile que llevaba una puta al hombro. Lo de Bassi, pobre diablo que se cree valiente por verter sus babitas de odio sobre la religión mayoritaria de los españoles, incluidos los utreranos, es comprensible: sabe que en esta España plural y diversa (¡Capitán... mande firmes!) escupir sobre la fe cristiana es un acto tan cultural como subvencionado, y que el artículo 525, 1 de nuestro vigente Código Penal, que establece «Incurrirán en la pena de multa de ocho a doce meses los que, para ofender los sentimientos de los miembros de una confesión religiosa, hagan públicamente, de palabra, por escrito o mediante cualquier tipo de documento, escarnio de sus dogmas, creencias, ritos o ceremonias, o vejen, también públicamente, a quienes los profesan o practican», es pura letra muerta cuando el escarnio o la vejación tienen como objetivo el cristianismo y, más concretamente, el catolicismo. Ya digo: lo de Bassi, comprensible, y además le pagan. Más incomprensible resulta la doble moral del señor alcalde, subvencionando a quien viene de fuera para burlarse de la fe que profesa la mayoría de su pueblo. Pero este tipo de hipocresías es algo desgraciadamente muy habitual en la llamada Tierra de María Santísima.
http://www.vistazoalaprensa.com/firmas_art.asp?id=4572
viernes, abril 18, 2008
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