martes 1 de abril de 2008
Al final ha sido Soraya...
José Oneto
Tal como adelantaba este cronista en su crónica de ayer, Soraya Sáenz de Santamaría ha sido elegida portavoz del Partido Popular para defender los intereses de la oposición en la legislatura que hoy se abre en la carrera de San Jerónimo en Madrid.
La Junta Directiva Nacional del Partido, reunida en un hotel madrileño ante la incapacidad de la sede de Génova de reunir ante tantos representantes, ha dado el visto bueno a la propuesta de Mariano Rajoy de designar a Soraya Sáenz de Santamaría como portavoz en el Congreso en sustitución de Eduardo Zaplana y a Pío García Escudero como portavoz en el Senado.
Soraya Sáenz de Santamaría, abogado del Estado de 37 años e íntima colaboradora del presidente del PP Mariano Rajoy, no sólo se había hecho ilusión de ocupar el puesto sino que, en las últimas conversaciones de Mariano Rajoy con dirigentes del partido, el presidente del PP había insistido en que tenía que darle ese cargo. “Sino —decía Rajoy— se puede ver muy decepcionada”.
Soraya, una de las colaboradoras de más confianza de Rajoy, estaba convencida de que sería ella la designada ante un Esteban González Pons, un hombre de Camps, con un currículo brillante como político y como portavoz parlamentario que fue en el Senado y ante un Manuel Pizarro protegido de Esperanza Aguirre y fichaje estrella para asuntos económicos del partido.
Pero para no decepcionar a Soraya Rajoy ha decepcionado a la mayoría del grupo parlamentario, que ha aplaudido el nombramiento por puro compromiso, frente a los aplausos que ha cosechado Pío García Escudero cuando su candidato para la portavocía en el Senado fue acogida con general complacencia.
Rajoy, que ha tardado más de tres semanas en hacer pública su decisión ante el desconcierto y el desencanto de los militantes y de los dirigentes, ha querido comportarse como si fuese José María Aznar, sin tener el apoyo y el carisma del ex presidente del Gobierno.
El actual Partido Popular es fruto del trabajo partidario de Aznar. Aznar triunfó en las elecciones generales de 1996 y del 2000 cuando consiguió mayoría absoluta y se retiró del poder sin querer presentarse a un tercer mandato.
El actual presidente del PP fue nombrado a dedo por Rajoy sin debate y sin contraste de opiniones. La historia se repite porque Fraga fue designado por Franco. Fraga designa a su vez como sucesor primero a Antonio Hernández Mancha y posteriormente a José María Aznar, que a su vez, entre el ex vicepresidente económico del Gobierno Rodrigo Rato y el ministro del Interior Jaime Mayor Oreja, designó a Mariano Rajoy después de su paso por varios ministerios y la vicepresidencia del Gobierno.
Ahora Rajoy designa a su vez a Soraya Sáenz de Santamaría y a Pío García Escudero ante el aplauso general de la Junta Directiva Nacional. Pero ni Rajoy es Aznar ni el partido que tenía José María Aznar es el que tiene en estos momentos Mariano Rajoy.
Aznar era un político triunfador y Rajoy, por el contrario, fracasó en las elecciones del 2004 y ha vuelto a fracasar el pasado 9 de marzo aunque algunos de sus consejeros le hayan convencido de que estuvo a punto de ganar.
Rajoy todavía no ha hecho una autocrítica de lo que ocurrió el 9 de marzo, se ha sentido obligado a seguir y ha anunciado su candidatura para el 2012, un auténtico desastre político ya que a partir del próximo año tiene una serie de elecciones locales en Cataluña, País Vasco y Cataluña y unas al Parlamento europeo que le trastocarán todos sus planes.
¿Qué tipo de candidatura puede presentar Rajoy si pierde algunas de esas elecciones o algún debate sobre el estado de la nación? ¿Tendrá tiempo el PP de improvisar un candidato ante el fracaso político de Rajoy? Ésas son las dos grandes cuestiones con las que se tienen que enfrentar las bases y la dirigencia del Partido Popular, un partido que han votado más de diez millones de españoles.
http://www.estrelladigital.es/diario/articulo.asp?sec=opi&fech=01/04/2008&name=oneto
martes, abril 01, 2008
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario