martes 1 de abril de 2008
La ‘Fitna’ del Islam y Europa
José María Moncasi de Alvear (*)
L ES confieso. El pasado viernes visioné la polémica película dirigida y producida por el político conservador holandés Geert Wilders que el día anterior se estrenaba en Internet. Si usted quiere verlo, le será imposible al menos en Liveleak.com, el primer portal que lo difundió. Dicha web ha decidido retirado por amenazas graves a sus trabajadores. Un día triste, sin duda, para la libertad de expresión. El documental, realizado desde los hechos que son la realidad consisten, dicho sea de paso, en un corta y pega de imágenes de amenazas y atentados terroristas intercalados con “suras” que son capítulos del Corán en los que se llama a lucha implacable contra todo aquel que no se someta a la voluntad de Alá. La Europa de los veintisiete que se emplearon las horas siguientes al estreno en reiterar su absoluto rechazo por equiparar al Islam con la violencia aunque, matizaban, su difusión esta amparada por la libertad de expresión. Intuyo que Europa, y medio mundo, tiene miedo al Islam. Ya saben que nuestro viejo continente alberga a más de cincuenta y cuatro millones de musulmanes, viviendo en Holanda un millón de ellos. Una cifra para nada despreciable si se tiene en cuenta que su población total ronda los dieciséis millones. A mí esta numerosa población, la reacción de la Unión Europea y Fitna me han puesto los pelos de punta. El país de los tulipanes, del Ajax club de fútbol y de la libertad, y todas sus representaciones diplomáticas, está estos días en situación de máxima alerta ante lo que pueda convertirse en una oleada de actos de violencia similares a los que se originaron tras la publicación de unas caricaturas de Mahoma en un periódico danés. Precisamente Fitna comienza y acaba con una caricatura de estas, con la del turbante del profeta en forma de bomba y que al final se sugiere una explosión de dicha prenda. También se insta a los musulmanes a arrancar los ‘versos llenos de odio’ del Corán. Me encanta el caso de Magdi Cristiano Allam, subdirector del rotativo italiano Corriere Della Sera y procedente del Islam, que fue bautizado con el nombre de ‘Cristiano’ por Benedicto XVI en la Vigilia de Pascua. Su conversión tiene su sentido. Para el periodista, según ha reconocido, su alma ha sido ‘liberada’ de las tinieblas, de una predicación donde el odio y la intolerancia hacia el diferente, condenado como enemigo, priman sobre el amor y el respeto hacia el prójimo, que es siempre persona. Su opinión transfiere posos de autoridad moral cuando se sabe que Magdi Cristiano vive bajo protección policial desde hace un lustro por el único motivo de defender públicamente la libertad de cualquier musulmán en convertirse al cristianismo sin amenazas ni chantajes. ¿Por qué el cristiano que se convierte en musulmán puede manifestar tranquilamente su fe, mientras el musulmán que se hace cristiano vive en el miedo más absoluto?” La apostasía en el Islam está penada con la muerte (Corán. Surah 4, verso 81). El político holandés, autor de Fitna, ha ejercido su derecho de opinar libremente y amparándose en la ley que le protege. Les soy sincero si les digo que lo verdaderamente preocupante es la actitud de censura por parte de la UE hacía la libertad de opinión de uno de sus ciudadanos. A esto lo llamo autocensura. Para apaciguar la reacción del otro. Históricamente y a la larga, esta decisión traerá problemas. (*) Consultor de comunicación
http://www.vistazoalaprensa.com/contraportada.asp
martes, abril 01, 2008
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