viernes, abril 18, 2008

Cesar Alonso, La Guerra del agua

viernes 18 de abril de 2008
La Guerra del agua

CÉSAR ALONSO DE LOS RÍOS
Julián Marías hablaba de la «España posible» como un modo de no imaginar lo «imposible» que podía ponerse la vida si no se terminaba con el terrorismo etarra, el alejamiento de la ciudadanía de todo lo que un día representó el sentir nacional, la deformación cultural de tres generaciones y la prohibición en los colegios del idioma común. No sólo nada de este se ha resuelto, sino que ha ido a más. El pancatalanismo avanza en Baleares de tal modo que ciertas figuras, como la del alcalde de Calviá, comienzan a ser heroicas. Pero ¿quién dijo apocalipsis? Para los que mandan desde los gobiernos o desde las oposiciones estas tres últimas décadas han sido tiempos gloriosos. Es cierto que Boadella se exilia de Cataluña, pero ¿cómo conseguir el contento de todos?
Y ahora llega lo del agua. La guerra del agua. Con ella se ha revelado el peor de los rostros de Zapatero. El de quien es capaz de andar sobre cadáveres. ¿De Zapatero digo? Debo hablar también de sus votantes. Quiero decir, de los energuménicos seres que le han votado en Murcia, Valencia y Aragón y que al hacerlo eran perfectamente conscientes de que estaban prefiriendo su orden socialista a la justicia y al bien común.
La guerra del agua es la última expresión del modelo de Estado confederal y antiespañol que vienen defendiendo los Rubalcaba, los Puigcercós, los Ibarreche, los Eguíbar, los Mas... descendientes de aquellos políticos turbios, correosos y toscos que fueron Pujol, Maragall, Arzalluz. La guerra del agua está en la lógica del odio, es decir, del motor del nuevo sistema, bien regulado por los socialistas... La guerra del agua recuerda a los españolitos de Goya que se aporrean medio enterrados para no poder escapar.
Tienen razón los que dicen que no es verdad que España se rompa. Simplemente volveremos a matarnos entre nosotros.
Y este chico llamado Camps, que va a preparar unas grandes manifestaciones en Valencia, ¿acaso no se apuntó con entusiasmo a un nuevo Estatuto porque le dejaron poner la famosa cláusula del «y yo más»?


http://www.abc.es/20080418/opinion-firmas/guerra-agua_200804180258.html

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