Honorio Feito, El foro de Alvarez Cascos

jueves 13 de octubre de 2011

El foro de Álvarez-Cascos

Honorio Feito

E L hastío que producen los grandes partidos ha hecho posible el triunfo de Foro Asturias, la formación que lidera don Francisco Álvarez-Cascos. Con ella irrumpió en las pasadas municipales y autonómicas consiguiendo 16 diputados en la Junta General y presencia en un buen número de ayuntamientos. Su llegada, a pesar de la reticencia de un sector de la prensa asturiana y de la prensa nacional, fue bien recibida por el electorado. Actualmente tiene unos trece mil afiliados y cuenta con infraestructura de partido en los 78 municipios del Principado. Es evidente que, para muchos asturianos, la nueva fuerza política representó una oportunidad para reconducir los principales asuntos de la política asturiana en una región, o autonomía, como prefieran, necesitada de infraestructuras y de ideas y sobrada de ineficacia política. Parte del discurso del nuevo partido fue bien interpretado por sus dirigentes, dando pie a una bandera regionalista aparentemente trasnochada, pero que puede ser válida si los responsables del partido saben explicarla a sus votantes.

Cuando hace unas semanas, el señor Álvarez-Cascos anunció la intención de presentar a su nueva formación política en las próximas generales, cuyos comicios se celebrarán, Dios mediante, el próximo 20 de noviembre, la duda sobre sus auténticas intenciones sacudió a los asturianos que habían depositado su confianza en él, porque pensaron que había utilizado Asturias, y las municipales y autonómicas, como vehículo para alcanzar el verdadero objetivo: Madrid. Algunos llegaron a pensar, incluso, que el señor Álvarez-Cascos se había sacado un partido de la bocamanga, como el tahur con oficio, para jugar con un comodín a la medida, dejando sin resolver parte de los muchos problemas que tiene Asturias. La maquinaria del partido, que ya para esta ocasión pasó a llamarse Foro de Ciudadanos, comenzó a tener presencia en la capital de España: abrió su sede de la calle Hilarión Eslava, en pleno barrio de Moncloa, y sus colaboradores, incluida la señora de Álvarez-Cascos, María Porto, ocuparon las calles pidiendo firmas y adhesiones para poder presentar los avales que el reglamento electoral exige.

Entre tanto, en el Principado siguen lidiando con una situación cercana al desastre, herencia de sus antecesores. En medio de la depresión económica, las pretensiones socialistas aparecen como dardos emponzoñados con efecto retardado: me refiero a la administración del centro cultural Niemeyer, en Avilés (con una inversión del Principado de 46 millones de euros); los problemas de la Universidad Laboral (esta es otra de las obras faraónicas del franquismo puestas al servicio de los obreros, cuyo edificio, en este caso en Gijón, podría competir en belleza con los colegios británicos de Harry Potter, por ejemplo), el nuevo gran hospital central de Asturias, que no aclara el futuro de los otros seis o siete hospitales comarcales, en una región donde la orografía es un problema al que hay que añadir las malas comunicaciones y la población dispersa. La televisión pública del Principado, la TPA, cuenta con dos canales y otro de alta definición que no emite. Según los responsables de Foro es un proyecto insostenible económicamente y el futuro, ahora en plena crisis económica, no parece muy prometedor de no aparecer alguna iniciativa privada. Estos son algunos de los problemas-trampa que los socialistas han dejado a sabiendas de que las decisiones más efectivas afectarán a la sensibilidad de muchos asturianos y lastrarán el prestigio del partido que se atreva a aplicarlas.

En la víspera del Día de la Raza, día de la Virgen del Pilar, día de la Fiesta Nacional, mientras el señor Álvarez-Cascos asistió, en un conocido hotel de la capital de España, invitado por la Asociación de Asturianos en Madrid (ASMA), a dar a conocer el contenido político de su partido, su portavoz en la Junta General del Principado, don Enrique Álvarez Sostres, historiador y con experiencia en la vida política y administrativa, comparecía ante el público en el salón Príncipe de Asturias del Centro Asturiano de Madrid, a la misma hora, para hacer otro tanto. No estoy muy seguro si el desafío era hacerlo en víspera de festivo, y con la selección española de fútbol a la misma hora, o el reto era tratar de explicar la cuadratura del círculo.

Deduzco, tras oír la interesante charla-exposición del señor Álvarez Sostres, que es el acto al que asistí, que actualmente la ideología no es el motor que mueve a los partidos políticos. Pero tampoco es la ideología, en este caso, lo que identifica o distingue a Foro del resto de los partidos. El motor que mueve a las formaciones políticas es la capacidad de sus miembros para gestionar el dinero, la manera de entender cómo gastarlo, en qué invertirlo, cómo rentabilizarlo. Dejando, pues, este punto a un lado debemos suponer que el resto, los conceptos sociales, religiosos, políticos o laborales son, más que diferencias entre partidos, matices en el mejor de los casos.

Álvarez Sostres ha venido a Madrid a decirnos qué es Foro de Ciudadanos, y ha venido a explicarnos por qué los responsables del partido han decidido dar el salto a nivel nacional. Y nos ha expuesto que, desde Foro Asturias, Madrid se considera el municipio número 79 de Asturias. La presencia asturiana en la capital de España hoy, según el censo, se cifra en aproximadamente 70.000 asturianos. Los responsables del partido creen que si la respuesta de los asturianos en Madrid es como la de los de Asturias, Foro podría tener representación parlamentaria en las nuevas Cortes que salgan de los comicios del 20-N, y todo esto lo ha dicho ante un público deseoso de cambiar la Constitución; de extirpar la corrupción de la vida pública; de alcanzar la democracia plena evitando que el poder judicial no dependa del legislativo o, por ejemplo, de limitar las transferencias cedidas a las Comunidades Autónomas para fortalecer el Estado central. Se acabó el café para todos porque la ronda ha salido cara. No se si esto lo tienen claro en Foro de Ciudadanos. En Madrid, el personal, parece que demasiado claro.


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